Europa

 

Francia

El gobierno achaca la sublevación juvenil a la poligamia

El Gobierno dice que los niños criados en estas familias son proclives a “actitudes antisociales”

Los grupos antirracistas califican el discurso de "nauseabundo", mientras
Le Pen muestra su satisfacción

Por Montse Capdevila
Corresponsal en París
El Periódico, 17/11/15

Varios responsables políticos franceses de derechas consideran que el estallido de violencia en los suburbios obedece a la práctica de la poligamia entre los inmigrantes así como a la política de reagrupación familiar, que hace que "vivan hacinados". El primero en abrir esta caja de los truenos fue el jefe del grupo parlamentario de la gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP), Bernard Accoyer. El político lamentó además el "gran laxismo" de las autoridades ante este fenómeno.

El ministro delegado de Empleo, Gérard Larcher, también declaró al periódico británico Financial Times que "la poligamia, oficialmente prohibida en Francia", es seguramente "una de las causas" del estallido de violencia. Larcher aseguró que, aunque desde 1993 sólo se conceden visados para una sola esposa por familia, las otras mujeres suelen entrar de manera clandestina en el país.

Problemas de vivienda

Accoyer señaló que la poligamia constituye una "negación" de los derechos de la mujer e impide una "educación necesaria en una sociedad organizada", pero además plantea problemas de vivienda. "Varias decenas de personas no pueden vivir en un mismo apartamento", dijo. Por su parte, el responsable de Empleo aseguró que las familias polígamas llevan a veces a un "comportamiento antisocial" de los jóvenes ––que carecen de modelo paterno––, lo que disuade a las empresas a la hora de reclutar a miembros de las minorías étnicas.

Estas declaraciones han provocado una ola de protestas por parte de las asociaciones de lucha contra el racismo. "Este tipo de discursos sólo sirven para reforzar la xenofobia y el racismo", se indignó la Liga de los Derechos Humanos. "Al señalar con el dedo a un grupo específico y ultraminoritario de la población, los políticos los excluyen y rechazan a riesgo de agravar la situación", estimó por su parte el MRAP (Movimiento de Refugiados y Apátridas).

El ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, terció y dijo que "no hay por qué luchar contra la poligamia puesto que está prohibida en Francia". Lo que en realidad le preocupa son "las condiciones de aplicación de la reagrupación familiar". El presidente, Jacques Chirac, recomendó, en su alocución del lunes, la "estricta aplicación" de las reglas de la reagrupación familiar, una política que él lanzó en los 70, cuando era primer ministro del entonces presidente, Valéry Giscard D'Estaing.

En un comunicado, el presidente del ultraderechista Frente Nacional, Jean–Marie Le Pen, se felicitó de que por fin "haya caído uno de los tabús sobre el desastre de la inmigración incontrolada" gracias a esta crisis.

Para la Liga de los Derechos Humanos, "ni la poligamia, cuyas primeras víctimas son las mujeres, ni el derecho a vivir en familia, explican la actual crisis social". La organización tachó de "nauseabundo e irresponsable atribuir la responsabilidad de la situación a los extranjeros".


La derecha y el gobierno vinculan disturbios y poligamia

Las explicaciones de fondo sobre las causas de la ola de violencia en los barrios periféricos de las ciudades francesas – fracaso escolar, paro, discriminación, crisis de identidad...– han dado paso a otras más específicas, si no anecdóticas. Un ministro y dos diputados de la UMP vincularon los disturbios con la poligamia.

Por Lluís Uría
Corresponsal en París
La Vanguardia, 17/11/05

La persistencia de la poligamia en Francia, una práctica legalmente prohibida pero muy extendida en ciertos colectivos de inmigrantes, pasó ayer a situarse en el centro del debate político sobre las causas que han contribuido a la explosión social en los barrios periféricos de las aglomeraciones urbanas. El ministro de Empleo, Gerard Larcher, fue quien levantó el banderín de salida en unas controvertidas declaraciones al diario británico Financial Times, en las que atribuye a la poligamia, y a la consecuente pérdida de un referente paterno fuerte, el "comportamiento antisocial" de muchos jóvenes de origen inmigrante y la coloca, por extensión, como "una de las causas" de los disturbios de las dos últimas semanas en las banlieues de las ciudades de todo el país.

La idea fue apoyada enseguida por el jefe del grupo parlamentario de la derechista UMP – el partido del Gobierno– en la Asamblea Nacional, Bernard Accoyer, quien consideró que la poligamia es "seguramente una de las causas" de la ola de violencia en las barriadas, y lamentó la "laxitud" de las autoridades a la hora de combatir esta práctica, particularmente de los gobiernos socialistas. Y otro diputado de la UMP, y alcalde de Chantelouples–Vignes, una ciudad de los alrededores de París, declaró a su vez que los jóvenes delincuentes más difíciles en su población procedían "a menudo de familias polígamas".

La derecha está empezando a cultivar un estado de opinión en este sentido. El diario Libération reproducía ayer unas declaraciones efectuadas por la historiadora y académica Hélène Carrère d¿Encausse a la cadena rusa de televisión NTV, donde exponía con gran llaneza este mismo punto de vista: "Todo el mundo se asombra, ¿por qué los niños africanos están en la calle y no en la escuela?, ¿por qué sus padres no pueden comprar un apartamento? Está claro por qué: muchos de esos africanos son polígamos". La proliferación de estos comentarios coincide con la constatación de que los protagonistas de los disturbios en las últimas jornadas han sido cada vez más jóvenes negros – autodenominados Blacks– y menos jóvenes de origen magrebí – los Beurs–

Los partidos de izquierda y ecologistas salieron inmediatamente al paso de tales opiniones, que consideraron en el mejor de los casos infundadas y en el peor, racistas. Manuel Valls, dirigente socialista y alcalde de Evry, subrayó que la poligamia es minoritaria y añadió que "dar a entender que los problemas actuales de las banlieues están directamente ligados a la poligamia es insoportable". Pero incluso la centrista UDF, por boca del diputado Jean–Christophe Lagarde, alcalde de Drancy, consideró semejante interpretación una "absurdidad".

La preocupación por la persistencia de la poligamia no es nueva. De entrada, tiene – o tenía– una directa repercusión en el flujo de inmigrantes que entraba en el país por la vía del reagrupamiento familiar. Y comporta también graves problemas en materia de vivienda, básicamente de hacinamiento.

La poligamia está castigada en Francia con penas de hasta un año de prisión y multa de 45.000 euros. Pero en la práctica persiste cierta tolerancia y no impide que haya en el país entre 20.000 y 30.000 familias polígamas, sobre todo procedentes de Mali, Mauritania, Senegal y Gambia. Hasta 1993, hubo una total permisividad ante este fenómeno, al permitirse la entrada, por la vía del regraupamiento familiar, de todas las esposas que fueran legales en el país de origen. La ley Pasqua terminó con ello, al prohibir el reagrupamiento en estos casos y denegar la concesión o renovación del permiso de residencia a los polígamos. Paralelamente, las autoridades y determinadas asociaciones fomentan la denominada descohabitación – la separación de las esposas–, pero este proceso se enfrenta a la escasez de viviendas sociales.

La polémica sobre la poligamia coincide con la intención del Gobierno de endurecer las condiciones legales del reagrupamiento familiar, con el fin de frenar el principal flujo de entrada de inmigrantes. Mientras el debate político crece, la violencia decrece. La noche del martes registró un nuevo descenso en el número de incidentes, con un total de 163 vehículos incendiados (27 en la región de París) y 50 detenidos. Pese a ello, el Gobierno mantiene el estado de urgencia, cuya prórroga de tres meses fue avalada ayer por el Senado. Unas 2.000 personas se manifestaron anoche en el centro de París en protesta por el mantenimiento de las medidas de excepción.

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