Italia

 

Un terremoto político sacude a Italia

Página 12, 22/02/07

Romano Prodi dimitió tras perder una votación en el Senado sobre política exterior. Dos senadores de la coalición no votaron y dos se abstuvieron e hicieron perder la votación en la que el gobierno se jugaba a todo o nada. Era para mantener las tropas en Afganistán y ampliar una base militar de EE.UU. El presidente llamó a consultas para formar un nuevo gobierno.

Roma.– Prodi dimitió ayer y sumió a Italia en una crisis política. El primer ministro decidió presentar su renuncia al presidente Giorgio Napolitano, después de perder una pulseada crucial en el Senado sobre el futuro de la política exterior del país. El revés se debió al malestar que venía creciendo dentro de los sectores de izquierda de la heterogénea coalición gubernamental, La Unión, que aglutina desde comunistas hasta demócratas cristianos. Napolitano no quiso aceptar la renuncia del premier todavía y se limitó a llamar a consultas a todos los partidos políticos con representación parlamentaria a partir de las diez de la mañana de hoy. Estas negociaciones permitirán determinar si Prodi sigue manteniendo una coalición lo suficientemente grande para formar un nuevo gobierno o si será necesario llamar a elecciones adelantadas. En medio de la incertidumbre, el ex premier Silvio Berlusconi y sus aliados festejaron.

Todo comenzó cuando el canciller italiano Massimo D’Alema defendió ante el Senado la extensión de la misión en Afganistán y la ampliación de la base estadounidense en Vicenza, en el norte del país. “Sólo estando allí Italia puede contribuir con el trabajo por la paz”, había dicho. Pero los esfuerzos del ministro no estaban dirigidos a convencer a la oposición como siempre, sino a un sector importante de La Unión, que desde hace meses rechaza la continuación de la alianza con la Casa Blanca, forjada durante el gobierno de Berlusconi. D’Alema hizo énfasis en diferenciar el conflicto de Afganistán del de Irak. “Nosotros no nos habríamos sumado a la política neoconservadora de la administración estadounidense y no habríamos mandado soldados a Irak”, sostuvo el canciller, intentando desmarcarse de la política exterior de Berlusconi.

Pero el discurso no convenció a la izquierda italiana y el gobierno se quedó dos votos por debajo de la mayoría que necesitaba. En las últimas elecciones generales, La Unión había ganado el Senado por un pequeño margen, lo que lo obligaba a mantener un consenso estricto dentro de su coalición en cada votación. Sin embargo, el sentimiento antiestadounidense que impera en la izquierda italiana pudo más que la fidelidad partidaria. Los votos que le faltaron a Prodi fueron los de dos senadores comunistas que no quisieron ir a votar y dos vitalicios que decidieron abstenerse. El resultado final fue 158 votos a favor, 136 en contra y 24 abstenciones. En el Parlamento italiano, las abstenciones se suman a los votos en contra.

La lectura del resultado tuvo una reacción inmediata entre los senadores. Los de Forza Italia, la coalición dirigida por Berlusconi, no dudaron en estallar en aplausos y empezar a pedir a gritos la renuncia del gobierno. Berlusconi también aprovechó la oportunidad para retomar su protagonismo. “Prodi tiene la obligación de dimitir, por razones de coherencia política, constitucional y ética”, sostuvo el ex premier. Los senadores oficialistas, en tanto, estaban desconcertados. Y no era para menos. El canciller D’Alema ya había advertido que si el Senado no apoyaba su política exterior, el gobierno presentaría su renuncia. Y eso fue lo que hizo Prodi apenas conoció el resultado de la votación. Reunió a sus ministros, les comunicó su decisión y, más tarde, se reunió con Napolitano.

La base de Vicenza

La base estadounidense de Vicenza se hizo mundialmente conocida el sábado pasado cuando una gran multitud protestó en esa ciudad del nordeste de Italia contra el aumento de tropas estadounidenses –1.800 soldados que se suman a los 2.750– y la política exterior del gobierno de Romano Prodi. Lo que sorprendía no era la manifestación sino quienes participaban de ella. Gran parte de la coalición de Prodi estaba allí presente. Representantes de Refundación Comunista, Comunistas Italianos, Verdes –el ala de izquierda de La Unión– y parlamentarios de los Demócratas de Izquierda y de La Margarita –partidos de centroizquierda– se unieron bajo un mismo sentimiento antiestadounidense, el mismo que ayer boicoteó la sesión del Senado. Pero la base de Vicenza tiene una importancia para Italia que excede a su relación con Washington. Es la única sede del programa multilateral Operación de Paz Global (Global Peace Operation Iniciative), liderado por Estados Unidos y financiado por las potencias industrializadas del G–8. El objetivo es entrenar soldados africanos para operaciones de paz. Este compromiso, como la misión en Afganistán, son acuerdos que Roma hizo, no bilateralmente con la Casa Blanca, sino con sus pares europeos dentro de la OTAN y del G–8.

El presidente es un hombre de Prodi, por lo que no quiso aceptarle la renuncia inmediatamente. En cambio, le pidió que se mantenga en funciones mientras se arregla la situación y llamó a consultas para los próximos dos días a todas las fuerzas políticas del Parlamento. Con esta movida, Napolitano intenta formar un nuevo gobierno, sin tener que llamar a elecciones, en donde según las encuestas el favorito sería el ex premier Berlusconi. Prodi tiene entonces sólo un par de días para volver a juntar a La Unión, o quizá formar un alianza aún más grande, y conseguir un voto de confianza en ambas Cámaras.

Si el premier no logra reconstruir su base parlamentaria o construir una nueva, el presidente Napolitano tiene dos opciones. Una es darle el nuevo mandato a otra coalición que goce del apoyo suficiente en el Parlamento actual. La otra es convocar a elecciones adelantadas. Por ahora, ninguna de las dos parecen probables. La primera, porque la oposición no tiene una mayoría propia ni posibles aliados para sumar a su proyecto, y la segunda, porque supone que La Unión está muerta. En la votación de ayer no todos los comunistas le dieron la espalda a Prodi y todavía no está claro si los senadores vitalicios –ex presidentes cercanos al Vaticano y Estados Unidos– mantendrán la postura de ayer o decidirán apoyar al premier como lo venían haciendo en todas las votaciones anteriores.

De todas maneras, el problema de Prodi no terminará con la formación de un nuevo gobierno. Su mayoría en el Senado seguirá siendo muy débil, al igual que su continuidad en el poder. La demostración de poder que hicieron ayer los dos senadores comunistas sentará un peligroso precedente para futuras controversias al interior de La Unión. Cada vez que el Parlamento vote un proyecto del gobierno, en realidad estará expresando un voto de confianza al primer ministro. Ni un nuevo gobierno ni unas elecciones adelantadas podrán evitar volver a caer en esta inestabilidad política.


El aumento de tropas en la base norteamericana de Vicenza motivó la movilización de más de cien mil personas en protesta, recuerda el analista político Franco Castiglioni

“Más que Afganistán, el motivo de la caída fue la base de Vicenza”

Reportaje de Mercedes López San Miguel
Página 12, 22/02/07

Cuando asumió Romano Prodi en mayo de 2006 al frente de un gabinete multipartidario, su primera resolución fue retirar las tropas de Irak, como lo hiciera José Luis Rodríguez Zapatero al llegar a la jefatura de España. Dentro de la coalición del centroizquierda italiana ayer no le perdonaron que no se debatiera el tema de ampliar la base militar estadounidense de Vicenza, después de la protesta del sábado pasado. “Es sugestivo que el gobierno caiga por la política exterior: no fue por las tropas en Afganistán, el eje está en Vicenza”, advirtió el analista político Franco Castiglioni, entrevistado por Página/12.

–¿Cómo se llegó a esta crisis?

–Es sugestivo que un gobierno italiano que no está en guerra caiga por su política exterior, en general los motivos son domésticos. Pero en esta votación el canciller D’Alema había puesto un ultimátum. Es decir, que la votación sería fundamental para seguir o irse a casa. Constitucionalmente Prodi no tendría que haber renunciado, pero D’Alema, socio fundamental de la coalición, puso en juego el apoyo a su gobierno. Esto forzó la renuncia del premier. En 1998, cuando cayó el primer gobierno de Prodi por una votación sobre el presupuesto, fue distinto: el líder de Refundación comunista –Fausto Bertinotti– le retiró su voto de confianza y D’Alema lo reemplazó. Además, que se caiga el gobierno por una cuestión de política exterior muestra un grado de irresponsabilidad muy grande de los dos senadores de la izquierda radical.

–¿Podría plantearse que Prodi no se corrió de una Italia derechizada por los años de Berlusconi?

–Puesto en su conjunto, es un gobierno progresista. La coalición dio pasos adelante. Gobernó sin hacer grandes enunciados a nivel nacional e internacional, todas las tropas salieron de Irak; aprobó un presupuesto donde el equilibro de entradas y gastos se hace con una maniobra de política económica netamente progresista, apoyada por los sindicatos y contestada por la derecha que llegó a manifestarse en la plaza. Aprobó –en el consejo de ministros– la unión de la parejas de hecho; la unión civil. Aquí tuvo en contra la parte de centro–católica de la coalición. No es como la ley de España –no se habla de matrimonio–, pero para quienes observan la situación italiana, donde la presencia del Vaticano es permanente, se avanzó. Por otro lado, la política exterior cuestionada en el voto de ayer se basaba en el envío de tropas al Líbano y a Afganistán: que ya estaba presente como misión de la ONU. Por lo tanto, el compromiso es con Naciones Unidas. En España, con una derecha muy dura como en Italia, Zapatero cuando salió de Irak fue aumentando el envío de tropas a Afganistán.

–Esa es una parte de la cuestionada política exterior, la otra es la ampliación de la base de Vicenza.

–Así como el gobierno de Prodi enfrentó a la derecha aumentándoles los impuestos a los ricos, en este punto se quedó en el statu quo, eso es un problema para Italia. El aumento de tropas en Vicenza llevó a una manifestación de 100 mil personas en contra el sábado pasado, mostrando que hay en Italia en general una posición antimilitar. Y respecto a esas tropas es complicado porque el gobierno no va a volver atrás con esa medida, acordada con EE.UU. ¿Por qué hizo ese acuerdo? Dentro de El Olivo dicen: “Al perder la guerra en el ’45, Italia pagó con restricciones a su política exterior, una de ellas es que la política de defensa quede en manos de Estados Unidos y la OTAN”. La tesis de la democracia cristiana por años ha sido que mientras le concedan a Washington una soberanía para instalar las bases y una inmunidad, a cambio Italia podrá destinar los recursos militares a la cuestión social y económica. La pregunta es por qué Italia aumenta la cantidad de tropas en Vicenza, cuando la política exterior de EE.UU. está siendo muy criticada. Lo fundamental es que el centroizquierda no hizo un debate y expuso a Italia a ser un blanco de los enemigos de Estados Unidos. La reacción no fue tanto a la política exterior con Afganistán, sino a la duplicación de tropas en Vicenza. ¿Por qué seguir cediendo soberanía? Esta instancia de las tropas era para discutir. Italia podría haber mantenido la posición actual.

–¿Podrá Prodi rearmar una coalición o, en última instancia, habrá elecciones anticipadas (que favorece a la derecha)?

–La sola imagen de Berlusconi festejando es motivo de que se unan, aunque no será el mismo Prodi de hace nueve meses. El asunto será cómo se conforma la mayoría nuevamente. Uno de los dos senadores a los que llamo “francotiradores” ya anticipó que le da el voto de confianza a Prodi. Se puede volver a la coalición y mantenerse con trabajosas negociaciones en el Senado. Sin embargo, creo que habrá que discutir algunas cuestiones, como las tropas en Vicenza. Y el gobierno va a tener que exigirles a sus miembros que no lo dejen a merced de la oposición. Puede volver un Prodi 3, aunque la derecha va ser muy dura, como el PP de Rajoy, y hará lo imposible por bajar al gobierno estatista de Prodi.