Género

 

XXII Encuentro de la Mujer, en la ciudad de Córdoba, Argentina

El ritual de la derrota se derrumba

Hacer efectivo el plan de lucha

Las Rojas
Socialismo o Barbarie, periódico, 01/11/07

Al regreso de Córdoba recibimos una carta anónima dirigida a Las Rojas, que es un buen “botón de muestra” de la ideología con que están dirigidos los Encuentros de Mujeres y nos ayuda a ordenar un balance.

“Una vez más compruebo que ustedes le hacen el juego a la derecha de la iglesia y al kirchnerismo. Son divisionistas, trataron todo el tiempo de romper el encuentro de mujeres en Córdoba y por suerte y gracias a todas las que defendemos este espacio ustedes fracasaron. Espero que hayan aprendido este año algo de lo que significan para las mujeres los encuentros y que nunca podrán romperlos ni dividirlos porque saben que ustedes son minoría. ¿Se dieron cuenta que no pueden? ¿Que se creen más avanzadas que el resto de las mujeres? ¿Será que ustedes son las más atrasadas que no entienden nada de unidad? El plan de lucha que quieren sacar es totalmente divisionista. En muchas cosas podemos coincidir pero el encuentro no es el lugar de presionar para que todas aprobemos su plan de lucha. Creo que deben aprender a trabajar en unidad y sobre todo a respetar la opinión de las mayorías. Espero que en Córdoba hayan aprendido cómo se debate, cómo las mujeres pese a todo intento de ruptura de todos los sectores lo defendimos y ganamos…”

 

 

Plan de Lucha Nacional para conseguir la aprobación del Proyecto de Ley presentado en el Congreso el 28/05 por el Derecho al Aborto Libre, Legal, Seguro y Gratuito

25/11/07: Día contra la violencia hacia la mujer

10/12/07: Día Internacional de los Derechos Humanos

23/02/08: A 5 años de su detención, por la libertad inmediata a Romina Tejerina

08/03/08: Día Internacional de la mujer trabajadora

01/05/08: Comienzo de las sesiones legislativas

Adjetivos antipáticos aparte, es útil detenerse en las palabras que subrayamos. ¿Por qué es divisionista un plan de lucha por la legalización del aborto? ¿Qué mayor respeto por la opinión de las mayorías que proponer en ese Encuentro un objetivo con el que la abrumadora mayoría está de acuerdo? Si un encuentro donde se reúnen 30.000 mujeres de todo el país no es el lugar para resolver un plan de lucha, ¿qué es entonces ese encuentro? Y sobre todo: ¿por qué las propuestas de un sector minoritario, como en efecto es la izquierda organizada, produce en la dirección del Encuentro esta sensación de ataque bélico masivo (“intento de ruptura de todos los sectores”)?

La posición defensiva que aparece en esta carta, durante el Encuentro llegó a una verdadera actitud de gato panza arriba. Salieron corriendo de una asamblea que ellas mismas convocaron (ver más abajo), intentaron simular ataques físicos de nuestra parte que nunca existieron, amenazaron con no dejar entrar a la izquierda a los talleres.

La explicación, de fondo de esta actitud está, a nuestro entender, en lo que fue el pico de esta confrontación política, la asamblea convocada por fuera de los talleres para discutir los pasos a seguir en la lucha por el aborto legal. Aquí una breve reseña de la misma.

La asamblea del sábado

La “Campaña por el derecho al aborto” (dirigida por el PCR, la CTA y feministas históricas) llamó a una asamblea, al término de los debates del sábado, para decidir cómo sigue la campaña por la aprobación del proyecto de ley presentado el 28/5 en el Parlamento.

Las Rojas le dimos mucha importancia a esta asamblea. Uno de los graves problemas de estos Encuentros es que no hay prevista en ellos ninguna instancia de decisión. Los debates terminan sólo en “conclusiones”, pero no se puede votar, ni siquiera se hace constar si tal o cual conclusión es de la mayoría o de una minoría. Tampoco hay, luego de los talleres, una instancia plenaria donde resolver alguna acción en común.

Este método (pensado con toda intención para esterilizar las ideas y desmovilizar al movimiento por parte de un feminismo institucional cooptado por el gobierno y el Banco Mundial, con la anuencia del increíble PCR y la inefable CTA) empezó a ser fuertemente cuestionado, desde hace algunos años, por amplios sectores de las asistentes a los Encuentros, además de, por supuesto, la izquierda y muchos movimientos sociales.

El llamamiento a asamblea (más allá de las maniobras de la dirección de la “Campaña” para esterilizarla también) podía ser visto por muchas mujeres como ese “momento de decisiones” siempre negado. Además, el tema de la legalización del aborto (aunque las organizadoras del Encuentro lo nieguen y sigan reivindicando la “diversidad de intereses y experiencias”, o sea, la dilución absoluta de problemas de vida o muerte como el derecho al aborto en un mar de boludeces como “talleres de aromaterapia”) es hoy el gran convocante del movimiento de mujeres y de la mirada pública acerca de la situación de las mujeres pobres.

Hicimos en el preencuentro la propuesta de priorizar esta asamblea, convocar todo el día sábado en los talleres y concurrir para proponer en ella un plan de lucha por la aprobación del proyecto de ley de la “Campaña”. También decidimos que, después de la asamblea, llevaríamos a los talleres sus resoluciones y propondríamos a las demás mujeres la participación en el plan de lucha. La mayoría del preencuentro votó a favor de esta posición.

El día sábado, a la hora citada, concurrimos las agrupaciones de la izquierda y muchas mujeres independientes. Seríamos unas 1.500. Cuando llegamos, nos encontramos con que la “Campaña” había dispuesto un lugar con capacidad para 250 personas. Considerando que en el Encuentro había 20.000 mujeres, la única conclusión posible es que no planeaban una asamblea real, sino una reunión de las militantes afines a la “Campaña”. Al ver que no podríamos sesionar allí por la cantidad que éramos, propusimos que la asamblea se hiciera en la calle. La gente de la “Campaña” contestó que no se podía, porque no había equipo de sonido y en la calle no se escucharía lo que se hablara. Las compañeras del P.O. trajeron un equipo de sonido, y salimos todas a la calle. Una vez allí, se arrinconaron en las escaleras diciendo que no querían usar ese sonido, porque era del P.O. (¡Qué argumentos imbatibles! ¡Qué muñeca política! Estamos boquiabiertas.) Finalmente se retiraron a hacer su propia “asamblea” en otra esquina. Más allá de sus ridículas excusas, lo cierto es que la dirección de la “Campaña” se retiró de su propia asamblea porque la perdía. Tenían que huir de las mujeres que venían a votar un plan de lucha contra el gobierno al que la “Campaña” no se quiere enfrentar.

La asamblea se realizó igual, a pesar de que las convocantes se retiraron. Muchas compañeras con pañuelo verde se quedaron, y no podían creer lo que estaba haciendo la “Campaña”. Muchas de ellas se ligaron a esa organización porque fue lo que encontraron para llevar adelante una pelea que les parece justa, pero ahí les empezó a caer la ficha: nadie que realmente quiera ganar una pelea tan dura como la legalización del aborto, se aparta de 1.500 personas para quedarse con 200, sólo porque las 1.500 son de izquierda.

Entre las que se quedaron con nosotras, están las mujeres de la Multisectorial de Santa Fe, que son las médicas, enfermeras y activistas que lucharon por la vida de Ana María Acevedo, y luego de su muerte, por la destitución de los funcionarios implicados en el asesinato. Estas compañeras acordaron coordinar con el plan de lucha que votamos en la asamblea, y movilizarse en Santa Fe cuando lo hagamos en Buenos Aires (ver recuadro).

El ritual de la derrota se derrumba

La antigua sociedad ateniense, donde las mujeres eran esclavas aún en las clases altas, creó un ritual llamado la Fiesta de Apolo. Una noche en el año, las mujeres tenían permiso de reunirse entre ellas, sin hombres, en los techos de la ciudad. Allí se contaban sus penurias, compartían sus sueños y se liberaban por un rato de sus represiones. Al día siguiente, luego del desahogo, todo volvía a la normalidad, es decir, a la esclavitud.

El moderno capitalismo, durante los años de derrota del movimiento obrero y popular de los 80 y 90, convirtió al Encuentro de Mujeres en una Fiesta de Apolo.

La clase capitalista, a través de sus Estados y organismos internacionales, hizo con las dirigentes feministas el mismo trabajo de cooptación que realizó el kirchnerismo con los principales organismos de derechos humanos de la Argentina. Estas feministas “institucionales”, para servir a su nueva política de adaptación a la democracia burguesa y de defensa de los gobiernos que la encarnan, crearon toda una ideología de embellecimiento de la derrota. Como no podemos llevar a la práctica las decisiones que tomamos, pues no tomemos decisiones: a esto le llamamos “consenso”. Como la clase obrera perdió, juntémonos las mujeres de todas las clases a discutir qué significa ser mujer: a esto le llamamos “identidad”. Como no podemos destruir al capitalismo patriarcal, dediquémonos a hacer trepar a las mujeres en el escalafón del sistema. A este recurso de los derrotados, tan viejo como el mundo, mi abuelita lo sintetizaba con un refrán: “si no puedes vencerlos, únete a ellos”. Las feministas institucionales le pusieron un nuevo nombre: “empoderamiento”

Esta ideologización de la derrota es la que ha ganado a la dirección del Encuentro Nacional de Mujeres. Su objetivo político es evitar que el movimiento de mujeres luche y accione contra el gobierno. De allí brotan los alaridos que escuchamos en este evento cada vez que alguien sugiere que es ridículo viajar mil kilómetros para hacer lo mismo que hacemos en casa, escuchar bandas de música o charlar de nuestros problemas: “¡Quieren romper el Encuentro! ¡Quieren cambiar el carácter del Encuentro!”.

Es que, en efecto, la lucha de las mujeres que intervinieron en casos concretos de embarazos por violación, de abortos clandestinos que terminaron en muerte o cárcel para la víctima, las que se movilizaron por la libertad de Romina, las médicas y enfermeras que batallan día a día en los hospitales contra este femicidio del aborto ilegal, los familiares de las desaparecidas de la democracia que son las víctimas de las redes de prostitución, empiezan a exigir acción, y lo más natural del mundo es que vayan al Encuentro de Mujeres a intentar unificar tanta pelea dispersa y silenciada.

La fuerza de nuestra política en el Encuentro (y el ataque de nervios de su dirección) estuvo justamente en esto, en que conectamos con un reclamo que se generaliza y se hace más fuerte en cada Encuentro, al que la dirección del Encuentro quiere acallar y que sólo necesitaba un lugar y una hora donde expresarse, y un objetivo concreto y unificado: el gobierno es responsable, luchemos contra el gobierno. Sabemos que fue sólo un comienzo, pero creemos que el plan de lucha que votamos, convirtiendo lo que iba a ser un ritual más en una verdadera asamblea, es un buen punto de partida para seguir convocando a ese movimiento de mujeres trabajadoras que, desperdigado por todo el país, empieza a hacer oír su voz: Convivimos con la muerte todos los días, no estamos para charlas y bailes, necesitamos unirnos para interpelar públicamente al que decide: el Estado. Y hacerlo del único modo en que el movimiento de mujeres puede “empoderarse”: movilizándonos.

Si podemos poner en práctica este plan de lucha, si va creciendo en número y en acciones, sin duda contribuirá, junto con las demás luchas que los trabajadores comiencen a librar, a darle un golpe al nefasto pacto social antipopular de Cristina.

Convocamos a las agrupaciones de izquierda, a las compañeras de la Casa del Encuentro, que estuvieron con nosotras en el preencuentro, a las de la Multisectorial de Santa Fe que ya nos expresaron su intención de coordinar, y a las muchas compañeras que no esperan nada de la charla de café con los funcionarios en quienes confía la dirección de la “Campaña”, a comunicarnos y hacer efectiva esta coordinación nacional votada en la asamblea.

 

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