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Los jónicos y los orígenes del materialismo

Por Ricardo G. Perrotta
Para Socialismo o Barbarie, 12/03/07

El materialismo e idealismo son las dos principales corrientes filosóficas confrontadas entre sí desde hace más de 2500 años.

El materialismo surgió a partir de la actividad práctica de la sociedad, es decir, es el resultado de la actividad colectiva, cotidiana, siempre renovada y conciente de los seres humanos. Por lo tanto, el materialismo, involucra todos los aspectos de la vida humana, cuyo eje es procurarse los medios de subsistencia.

Para ello debe someter a las fuerzas de la naturaleza mediante una actividad peculiar de la especie humana, el trabajo. De éste deriva toda actividad intelectual y sus productos ideológicos. También la actividad práctica ofrece la refutación última a toda clase de escepticismo, agnosticismo e idealismo respecto de la capacidad para conocer la naturaleza.

Cuando nos enfrentamos a la pregunta ¿Cómo se origina y se conoce la realidad?, las respuestas las podemos abordar según esas dos corrientes de pensamiento: para el idealismo, el elemento esencial de la realidad lo constituye la mente que deriva de lo divino, lo que no conocemos no existe y hay un Dios - Padre que trasciende lo natural.

Por el contrario, para el materialismo el mundo material existió antes de la humanidad y seguirá existiendo aún sin ella. Para esta corriente el pensamiento es el resultado de un elevado estado de desarrollo de la materia, en consecuencia queda excluida la existencia de algún dios, dioses, espíritu, almas o entidades inmateriales.

La oposición entre estas dos tendencias filosóficas ya comenzaba a hacerse notoria entre los griegos. Los exponentes más destacados del idealismo se desenvolvieron en Atenas y fueron Sócrates (469-399 A.D[1]); Platón (427-347 A.D) y Aristóteles (384-322 A.D), mientras que las ideas materialistas surgieron principalmente en la costa egea, de lo que es hoy Turquía, donde se destacó la ciudad portuaria de Mileto. Entre sus más destacados representantes encontramos a Tales (624-548/45 A.D), quién encabezó la lista de los “siete sabios de Grecia”. Más tarde, Anaximandro introdujo el concepto de la extensión infinita del universo, Jenófanes (570-470 A.D) fue el primer geólogo y paleontólogo y Heráclito de Efeso, formuló la proposición “todo fluye”, constituyendo uno de los pilares del materialismo dialéctico.

¿Pero porqué cuando pensamos en la antigua Grecia, generalmente suponemos o se hace referencia a Atenas y Esparta (fueron hegemónicas en los siglos V y VI A.D) y a aquellos filósofos idealistas, cuando anteriormente en los siglos VII y VI adne, las ciudades jónicas de la costa de Asia Menor, como Mileto, ya estaban muy avanzadas? Mileto fue el centro más progresista del mundo griego de aquella época, no sólo fue una avanzada de las artes, la industria, ingeniería, la ciencia y filosofía, sino también que allí se perfeccionaron los poemas Homéricos y se afinaron los primeros instrumentos de la escritura en prosa de los griegos.

Los filósofos idealistas fueron los primeros ideólogos de la sociedad dividida en clases, despreciaban las actividades prácticas las que eran asignadas exclusivamente a los esclavos, defendían a la religión como instrumento de dominación de clase, eran la expresión de los terratenientes, prestamistas y esclavistas, Platón y Aristóteles pertenecían al patriciado.

Estas ideas se ajustan más a los intereses de las clases dominantes de hoy en día que las ideas materialistas que en muchos casos son rechazadas, no solamente por ser un instrumento fundamental contra todo tipo de concepción sobrenatural y oscurantismo, sino por estar asociado a los movimientos que luchan por emancipar al hombre de la explotación del orden establecido.

En contraste con los filósofos idealistas, los filósofos jónicos fueron auténticos innovadores, pioneros del materialismo, que produjeron un cambio revolucionario al romper con las formas tradicionales de pensamiento, mediante el rechazo a lo mítico y religioso e intentaron interpretar desde una perspectiva evolucionista y a través de la misma naturaleza su origen y desarrollo y la vida humana.

Este cambio en el pensamiento estuvo ligado a un período específico de la historia antigua, el paso de la edad de bronce a la edad de hierro (1200-600 A.D). Una vez dominado el proceso de fundición de este metal, se hizo más abundante y fácil su empleo, que hizo que por primera vez el uso de un metal fuera accesible a todos los estratos de la sociedad.

Debido a esto se proveyó de herramientas más eficientes al artesano, campesino y constructor de barcos, dando así un gran impulso a las fuerzas productivas, lo que favoreció el comercio. Simultáneamente se desarrolló la escritura alfabética (posteriormente usada en el álgebra) y su difusión (ya no quedaba en manos de un grupo de sacerdotes). También la nueva escritura ayudó a la expresión de ideas y a un grado de abstracción mayor que la escritura pictográfica. Por otra parte, la invención de la moneda (a comienzos del siglo VIII A.D); las unidades de medidas y el cálculo de precios, fueron fundamentales para el desarrollo del comercio.

La síntesis entre el pensamiento abstracto y las actividades prácticas fue esencial para el vuelco que daría el conocimiento sobre la interpretación de la naturaleza. Además, el constante incremento del comercio estableció un ambiente de intercambio de ideas y conocimientos tecnológicos entre  los jónicos y personas de diferentes regiones. Además los indujo a prestar cada vez más atención al desarrollo tecnológico y a las ciencias como geografía, astronomía, meteorología y biología.

Todo esto contribuyó a romper con las tradiciones y fue gestando la lucha entre los intereses mercantiles y manufactureros y los terratenientes. Finalmente los intereses agrícolas terminaron por subordinarse al comercio y la industria, desplazándose así el eje del poder del campo al puerto donde los trabajadores tenían una influencia decisiva. Los jónicos, de esta forma, se convirtieron en una potencia marítima con comerciantes emprendedores y ligados a los sectores manufactureros.

Muchos de estos productos eran fabricados por hombres libres, de manera que la esclavitud no fue preponderante en la vida agrícola e industrial y por lo tanto un elemento de freno al desarrollo. En este contexto histórico vivió Tales. Representó cabalmente la corriente progresista de la época, supo conjugar la teoría y la práctica y puede ser considerado el iniciador de la indagación racional de la naturaleza, por lo cual se le considera el primer filósofo.

Es probable que haya estudiado en Egipto y conocido a Pitágoras. Fue consejero político de jonios y lidios. Aristóteles lo menciona como un astuto hombre de empresa. En una oportunidad obtuvo gran cantidad de dinero, sus conocimientos sobre astronomía le permitieron  predecir que la cosecha de oliva sería muy buena, compró durante el invierno todas las prensas de aceite de Mileto y Quíos y las alquiló al llegar la época de la recolección. Tenía fama de haber descubierto las propiedades magnéticas de la piedra imán. Fue el primer astrónomo y matemático griego; en una oportunidad predijo un eclipse solar (hacia el año 585 A.D) y es muy probable que haya sido uno de los primeros hombres que llevaron la geometría al mundo griego. Se dice que aprendió de los fenicios el arte de la navegación, algunas fuentes antiguas, citan entre sus obras una Astronomía Náutica.

Los jónicos trazaron el camino hacia el entendimiento de la naturaleza a partir de la misma naturaleza, señalaron la importancia e influencia del desarrollo de las fuerzas productivas y de la unidad entre la teoría y práctica para avanzar en el saber científico y desarrollo tecnológico. Su legado también nos advierte y pone en evidencia que para que una sociedad pueda escapar de la lucha humillante por la supervivencia y cada hombre y mujer puedan alcanzar nuevas metas y por encima nuevas alturas, es necesario que la dominación de clase sea reemplaza por un sistema de cooperación y planificación que una todos los recursos disponible para una causa común.


Literatura sugerida:

Novack, George. 1975. Los orígenes del Materialismo. Ediciones Pluma, Bs. As. 234 pp.

Woods, Alan & Grant, Ted. 2002. Razón y Revolución. Filosofía marxista y ciencia moderna. Publicado y distribuido por la Fundación Federico Engels. Segunda edición. 471 pp.

[1] Antes de nuestra era: A.D