El imperialismo
del siglo XXI

Rusia replicará a la expansión de la OTAN con un rearme a gran escala

Ambicioso plan para establecer bases aéreas y
marítimas por todo el mundo

Por Dmitri Polikárpov
Corresponsal en Rusia
El Periódico, 18/03/09

Moscú.– El Kremlin echó ayer un jarro de agua fría sobre el presidente estadounidense, Barack Obama, a tan solo dos semanas de su primera reunión con su homólogo ruso, Dmitri Medvédev. Rusia anunció un rearme a gran escala y la modernización de sus fuerzas nucleares estratégicas a partir del 2011 como respuesta a la ampliación de la OTAN hacia las fronteras rusas.

"El análisis de la situación político–militar muestra que se conserva un importante potencial de conflicto en varias regiones, así como se conservan las amenazas generadas por las crisis locales, el terrorismo y las tentativas incesantes de la OTAN de ampliar su infraestructura militar cerca de las fronteras de Rusia", dijo Medvédev en una reunión con la cúpula del Ministerio de Defensa.

"Un Ejército moderno, bien adiestrado y pertrechado, con novísimos armamentos, es la garantía de nuestra seguridad, de nuestra defensa de cualquier agresión potencial. La tarea principal es aumentar la preparación para el combate de nuestras fuerzas, antes que nada la de nuestras fuerzas estratégicas nucleares. A partir del 2011 comenzará el rearme a gran escala del Ejército y la Armada", anunció el líder del Kremlin.

La línea de Putin

Las declaraciones de Medvédev llegaron como una continuación de las políticas de su antecesor en el Kremlin y actual primer ministro, Vladimir Putin, quien puso en marcha un programa de fabricación de nuevos armamentos y rearme previsto hasta el 2015.

Desde que Obama ganó las presidenciales en EEUU, el Kremlin no ha dejado de jugar con el tema militar. Medvédev aprovechó la victoria electoral de Obama en noviembre pasado para anunciar el despliegue de los cohetes Iskander en el enclave de Kaliningrado. Precisó entonces que Rusia desplegará sus cohetes en la frontera con Polonia como respuesta al escudo antimisiles estadounidense, cuyos elementos se prevé emplazar en la Europa del Este.

La Administración de George Bush avanzaba el despliegue de su escudo nuclear a pesar de las protestas rusas. El Kremlin considera este plan como una amenaza directa a la seguridad nacional. En el gesto más hostil desde el final de la guerra fría, Putin decretó en el 2007 la suspensión por parte de Rusia del Tratado sobre las Fuerzas Convencionales en Europa (FCE), que limita la concentración de armas convencionales.

Despliegue en Kaliningrado

Sin embargo, en enero, el Kremlin hizo el primer claro gesto de amistad hacía Estados Unidos desde la elección de Obama. Un alto cargo del Ministerio de Defensa anunció que no habrá misiles tácticos rusos en el enclave de Kaliningrado si Obama reconsidera los planes de su antecesor de desplegar elementos del escudo antimisiles en Polonia y la República Checa.

El pasado día 6, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, y su homóloga estadounidense, Hillary Clinton, se pusieron de acuerdo para poner un punto y aparte en las relaciones bilaterales, deterioradas durante el mandato del anterior presidente estadounidense, George Bush. El desarme será uno de los asuntos centrales de la reunión entre Medvédev y Obama que tendrá lugar el próximo 1 abril en Londres, la víspera de la reunión del G–20. Sin embargo, las palabras de Medvédev ponen en entredicho esos planes.

Las ambiciones militares del Kremlin van más allá de rearmar a sus Fuerzas Armadas. Rusia quiere restablecer su presencia militar en aguas internacionales, así como obtener bases aéreas para sus bombarderos estratégicos en América Latina; es decir, bajo las narices de EEUU. Eso permitiría a Rusia extender sus capacidades militares a nuevos puntos del globo alejados de su territorio para restablecer parte del poderío militar de la época soviética.

Bases en Yemen

El Kremlin ha dado luz verde a un ambicioso plan para disponer de bases para sus buques de guerra en la isla yemení de Socotra, en el puerto sirio de Tartus y en la capital libia, Trípoli. Las bases de Tartus y Trípoli son imprescindibles para el control y para la respuesta operativa que requiera la situación en Oriente Próximo, mientras la base en la isla de Socotra garantizaría la seguridad de tránsito de barcos mercantes rusos por el mar Arábigo y el golfo de Adén.

Frente a las amenazas existentes y potenciales para la seguridad de Rusia, el Kremlin quiere crear todo un sistema de bases para su Armada en zonas remotas. Paralelamente, sus bombarderos estratégicos podrán hacer escala y repostar en una base aérea en Venezuela y posiblemente también en Cuba.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, aseguró el domingo pasado que los bombarderos rusos serían bienvenidos en su país, aunque negó que haya ofrecido su territorio para una base militar rusa como había asegurado un jefe de la Fuerza Aérea rusa.