Irak resiste

 

Atroces torturas a prisioneros 

¿Un hecho excepcional o la norma de todas las colonizaciones?

Por Fernando Beltrán, Socialismo o Barbarie
(edición en la web), 02/05/04

Con el título “las fotografías de torturas a los prisioneros enfurecen a los árabes”, la cadena de televisión Al Jazeera difundió el 1º de mayo una crónica del impacto que ha tenido en la opinión pública este aspecto de las atrocidades imperialistas en Irak.

“Las fotografías de soldados norteamericanos torturando a los prisioneros iraquíes han inflamado el mundo árabe, esparciendo el odio hacia EEUU y las fuerzas de ocupación. Para muchos en las calles árabes, las perturbadoras fotografías son una prueba adicional de que los “libertadores” norteamericanos no son mejores que el derrocado dictador iraquí Saddam Hussein.

"«¿Ellos se siguen preguntando por qué los odiamos? ¿Por qué nosotros los detestamos? Quizá deberían mirarse bien al espejo, y entonces se odiarían a sí mismos”», declaró Khadija Musa de Siria.

"«Estos libertadores son peores que los dictadores"», dijo Abd Al-Bari Atwan, editor del periódico árabe al-Quds al-Arabi.

"«Esto aumentará el odio hacia EEUU, no sólo en Irak sino todo el mundo. No son sólo fotos de tortura, sino también de degradación moral», dijo el comentarista saudita Dawud al-Shiryan. «La prisión de Abu Ghraib se usó para torturar en tiempos de Saddam. Ahora las personas se preguntan: ¿cuál es la diferencia entre Saddam y Bush? ¡Ninguna!», agregó al-Shiryan.” (Prisoner abuse pictures enrage Arabs, Aljazeera.net)

Esta es la lógica reacción entre los pueblos árabes. Pero también el impacto en el resto del mundo no ha sido menor. Con estas revelaciones, al imperialismo yanqui se le han venido abajo por completo todos los pretextos “democráticos” y de “derechos humanos” que usó para justificar la guerra y la ocupación colonial de Irak.

Ya con las masacres a las poblaciones civiles y demás atrocidades quedaba muy poco de esos pretextos. La revelación de las torturas y humillaciones a los prisioneros le ha arrancado el último jirón.

La reacción de Bush y Blair ha sido la fingir disgusto y repudiar lo sucedido. Con eso prueban que, además de criminales guerra, son cínicos y desfachatados.

Para salir del aprieto, Bush ha anunciado la destitución de la generala Janis Karpinski, que comandaba el centro de detención y torturas de Abu Ghraib. Van a ser también juzgados un puñado de militares yanquis que tuvieron la mala suerte de aparecer en la fotos o en los relatos del caso.

La maniobra es clara: que esto aparezca como un lamentable “hecho excepcional”, que va contra las norma de conducta de las fuerzas armadas de los EEUU, que supuestamente se dedican a defender la “democracia” y los “derechos humanos” por todo el mundo.

Sin embargo, no le es fácil al gobierno norteamericano hacerse el ignorante de estos procedimientos habituales de sus tropas. Paul Wolfowitz, el “halcón” del Pentágono, visitó personalmente el año pasado el centro de torturas de Abu Ghraib, como lo prueba la última foto a la derecha. La comandante del centro de torturas, la generala Karpinski, aparece a la izquierda de esa foto.

El trato brutal a los detenidos es también un hábito de las tropas británicas, como lo verifica la penúltima foto, donde se ve a un soldado de Blair orinando sobre un iraquí encapuchado. Las marcas de los golpes visibles en su cuerpo indican el tratamiento previo.

Pero además del horror y la indignación,  hay que sacar de esto conclusiones más generales. Es obvio que las torturas de la prisión de Abu Ghraib no son un hecho aislado. Pero lo más importante es comprender por qué no pueden serlo. La humillación y los maltratos, hasta culminar en la aplicación sistemática de la tortura, han sido un hecho común de todos los sistemas coloniales de la historia. Es parte necesaria del sistema. Esa es la verdad irrefutable de siglos de colonialismo.

El colonizador los necesita como medio para tratar de someter al pueblo colonizado. Todas las ideologías de los colonizadores se basan en justificar el tratamiento a los colonizados como de gentes de alguna manera inferiores o malignas, a las que es permitido castigar duramente si no se dejan "corregir"; o sea, avasallar. Y para ese fin, todos los medios son buenos.

Así, los españoles vinieron a América a difundir la verdadera religión y rescatar del paganismo a los “indios” salvajes. Y para eso no era pecado torturarlos, quemarlos vivos o hacerlos morir trabajando en el campo o las minas. Luego, ingleses, franceses y otros europeos asumieron la “carga del hombre blanco”, que los obligaba a “civilizar” a los “bárbaros” de Asia y África. Los métodos para tratar de civilizar a los negros, los árabes, los chinos y a los pueblos de la India no fueron muy diferentes a los empleados por España. Ahora, su sucesor imperialista, Bush, dice que Dios le ha dado el mandato de llevar los beneficios de la “libre empresa” y de la “democracia” a todo el mundo. O sea, que en todos partes reinen sus corporaciones. Y, naturalmente, los métodos de colonización son los de costumbre.

Podemos estar en la época de las computadoras, la genética y los viajes al espacio, pero la relación entre el colonizador y el colonizado no cambia ni podrá cambiar.

Tortura con cables eléctricos

 

Después de la electricidad y los golpes, la tortura con bolsas
de hielo

 

Los verdugos festejan

 

Las tropas británicas no se quedan atrás

 

Paul Wolfowitz, titular del Pentágono, visitando el centro de tortura de Abu Ghraib. A la izquierda la generala Karpinski

 

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