Irak resiste

 

La modalidad de guerra que enfrenta EEUU en Faluya

Por Manuel Freytas
IAR-Noticias, 10/11/04

Quienes son los rebeldes que combaten en Faluya contra las tropas de EEUU, el cuadro de situación en Irak, y la posibilidad de que, con el transcurrir de las horas o de los días, la ciudad se convierta en una "tumba de marines".

No por casualidad el genocida internacional George W Bush y los hombres-bestias del Pentágono lanzaron su "asalto final" sobre Faluya sólo después de haber conseguido la reelección presidencial en los comicios del 2 de noviembre pasado.

Los altos mandos en Irak habían planeado la ofensiva a gran escala -que recién hoy se concreta- para horas antes de las elecciones buscando el objetivo de darle a Bush un "gran triunfo militar" antes de la votación en la urnas.

¿Las razones? Las estimaciones de "máxima" de posibles bajas que los jefes militares calculaban entre 80 y 120 marines estadounidenses del total del contingente de avanzada que ingresara a Faluya.

De esa manera, fueron los propios jefes militares los que desalentaron la operación militar antes de los comicios, como lo venían pidiendo Iyad Allawi y los políticos "colaboracionistas" atendiendo a sus propios intereses electorales en el mes de enero.

Hace dos semanas el Pentágono reconoció oficialmente que la resistencia iraquí controla varias regiones del país, y que si no se retoma el control de ciudades como Ramadi, Faluya o Samarra, será imposible celebrar las elecciones iraquíes previstas para enero de 2005.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y el jefe de la Junta de Jefes de Estado Mayor, general Richard Meyers, admitieron que la campaña no consiguió terminar con la resistencia, que cosecha gran respaldo popular especialmente en el llamado Triángulo suní, formado por ciudades como Faluya, Ramadi, Baquba o Samarra, y Tikrit, al norte.

A las que se agregan muchos barrios periféricos de Bagdad, y ciudades del sur de Irak como Basora y Nayaf, donde operan los combatientes del líder rebelde chiíta Moqtada Al Sadr.

Sorpresivamente durante una conferencia de prensa en el Pentágono este lunes, horas antes del lanzamiento de la ofensiva militar, Rumsfeld rechazó que la operación de Faluya sea una "batalla final", y dijo que los insurgentes atrincherados en la ciudad estaban decididos a resistir. "Creo que es un asunto difícil, y va a tomar tiempo", señaló.

Quienes son los defensores de Faluya

En realidad el "asalto final" a Faluya es una muestra retardada de la toma terrestre de Bagdad que los blindados y marines norteamericanos tenían planeado el 2 de abril de 2003, y que finalmente no se concretó debido al repliegue y huida de las tropas de elite de Saddam y los mujaidines que tenían como misión defender los tres anillos militares que rodeaban la capital iraquí.

Sea porque Saddam negoció dejarle a "Bagdad sin defensas", o porque la huida del presidente iraquí con su estado mayor fue pensada por razones estratégicas, lo cierto es que el Pentágono se había librado de lo que los expertos llamaban el "peor escenario", esto es, el combate callejero, casa por casa, en la modalidad de guerrilla urbana como el que hoy tienen que enfrentar los marines que están ingresando a Faluya.

Luego de replegarse, antes de que los marines ingresaran a Bagdad, Saddam Hussein se refugió en la región comprendida entre Ramadi, Faluya y Tikrit, el denominado triángulo suní, lugar de su nacimiento en el cual reclutaba sus oficiales, policías, verdugos, guardaespaldas y funcionarios de más confianza.

Allí se refugiaron los aproximadamente 50.000 agentes de los Servicios de Seguridad y fuerzas de elite que conformaban el núcleo estratégico de lo que se denominó el "Tercer Anillo" de la defensa de Bagdad, que abandonó la capital iraquí mucho antes de que las fuerzas militares de EEUU la tomaran.

Durante la guerra el Consejo de Mando de la Revolución (CCR), principal instancia dirigente del poder que controlaba Irak, había decidido dividir el país en cuatro zonas militares lideradas por comandantes leales a Saddam Hussein.

La plaza defensiva central estaba situada en Bagdad dividida en tres anillos defensivos, cuya última línea establecida en el centro de la ciudad estaría defendida por la Guardia Presidencial, los fedayines y los combatientes del Partido Baath.

En esta operación estaban comprometidos 20.000 efectivos de los fedayines ultraleales a Saddam y 50.000 efectivos de los cuerpos especiales de la Guardia Republicana, y Guardia Presidencial.

Finalmente esa estrategia no se concretó y el ex presidente iraquí decidió -según se dice, después de negociar un acuerdo con la CIA- huir con sus tropas de elite y esconderse en la región de Tikrit dejando a Bagdad convertida en "zona liberada" para los marines y tanques estadounidenses.

El comando operativo de esas fuerzas, ya convertidas en guerrilla irregular y replegadas en el "triángulo suní", era ejercido por los hijos de Saddam Hussein, Uday y Qusay, quienes fueron ultimados por fuerzas especiales estadounidenses.

Desde allí comenzaron la contraofensiva contra las tropas de EEUU que ocuparon el país en abril de 2002, lanzando atentados y ataques con fusiles kalashnikov y lanzagranadas RPG-7 contra convoyes de las fuerzas de ocupación estadounidenses.

Y allí comenzó la pesadilla de los comandantes norteamericanos, que temen más que a nada a esa fuerza de militares profesionales y de inteligencia estratégica (que conformó la vanguardia de elite del ejército de Saddam) y que pasó a desarrollar técnicas de guerrilla urbana tras su paso a la clandestinidad.

La muerte de los dos hijos del ex hombre fuerte de Irak (durante una "encerrona") dejó descabezado el comando militar controlado por Saddam, el que terminó solo y aislado y finalmente fue detenido en diciembre pasado por el ejército ocupante norteamericano.

El primer fracaso del Pentágono en Faluya

A principios de abril, luego de que cuatro mercenarios de los ejércitos privados de seguridad fueran linchados y quemados en Faluya, el alto mando militar estadounidense decidió lanzar una ofensiva a gran escala para recuperar la ciudad y terminar con el principal bastión de la resistencia iraquí.

Luego de varios ataques, y tras declararse una tregua precaria entre invasores y guerrilleros de la resistencia iraquí, organizaciones humanitarias internacionales reportaron que más de 1000 civiles iraquíes habían muerto y miles resultaron heridos en seis días de combates y bombardeos en Faluya.

La mayoría fue asesinada por los misiles y disparos de artillería efectuados por los aviones F-16, los helicópteros artillados Apache, y los tanques que acompañaban cada incursión de los marines dentro de la ciudad de Faluya.

La desproporcionada "respuesta militar" contra civiles inocentes se produjo ante la impotencia de los marines quienes no pudieron doblegar las líneas defensivas fantasmas de la guerrilla iraquí, que con cada asalto infligía bajas cada vez más importantes a los soldados invasores.

Entre los muertos se contaban mujeres, niños, y ancianos, víctimas principales de los misiles y artillería pesada disparada por tanques, aviones y helicópteros intervinientes en el asalto militar.

Pese a este genocidio, el Pentágono fracasó en su estrategia de tomar la ciudad y propinar un "escarmiento" a los grupos que habían ejecutado y colgado a los cuatro agentes norteamericanos de los "ejércitos de seguridad privados" que actúan en Irak.

Faluya, en opinión de los especialistas, le propinó al ejército invasor una lección a futuro de lo que le aguarda en el planteo de estas luchas urbanas, donde la superioridad tecnológica y militar sirve de poco y nada, y el conocimiento del terreno y el manejo del entorno social juegan papeles claves.

En Faluya -según los expertos- los marines probaron la medicina de la guerrilla urbana, y sufrieron en carne propia una metodología de combate para la cual no están preparados.

En las calles de esa ciudad-bunker de la resistencia iraquí, enclavada en el corazón del "triángulo suní", fueron sometidos a la táctica de las emboscadas y de los francotiradores, con grupos pequeños de combate que aparecen, atacan, y desaparecen con la velocidad de un rayo por la puertas, techos y por cuanto recoveco exista.

En Faluya los marines fueron por lana y salieron trasquilados. Si bien el Pentágono -por razones obvias- no proporcionó la verdadera cifra de muertos y heridos, una estimación de fuentes médicas que circuló por canales árabes elevaba la cifra de soldados norteamericanos muertos a más de 80, y decenas de heridos por las granadas y el accionar de los francotiradores en seis días de combate.

Que puede pasar en Faluya y en Irak de ahora en más

El fracaso de la primera gran ofensiva terrestre contra Faluya, a ojo de los especialistas, fue un verdadero campo de experimentación donde se probó que la impresionante superioridad de la maquinaria tecnológica-militar de EE.UU. tiene su límite en el costo político y social que producen sus masacres, y el impacto negativo que genera entre sus aliados y adversarios del campo internacional.

Nada indica que en esta oportunidad el ataque terrestre masivo que se está desarrollando contra Faluya tenga el "éxito militar" que anticipan sus planificadores y ejecutores.

A pesar de su tremendo poder de fuego, los marines se enfrentan de nuevo al "peor escenario", esto es, el combate callejero, casa por casa, en la modalidad de guerrilla urbana como el que están enfrentado en estas horas de duros combates nocturnos con la querrilla iraquí resistiendo en su propio terreno en Faluya.

El factor gravitante es, como siempre, el costo en vidas de civiles iraquíes y de sus propios soldados que Washington y el Pentágono deberán enfrentar, sobre todo teniendo en cuenta la posibilidad de que, tras el asalto, Faluya se convierta en una "tumba de marines" como vienen presagiando los especialistas.

La guerra interna por el poder en EEUU no terminó con la reelección de Bush, y, por el contrario, sus rivales esperan agazapados a que los halcones profundicen sus "errores", falta de control, y masacres militares en Irak para lanzar nuevas operaciones de prensa y movidas políticas tendientes a socavar el poder del presidente reelecto.

Todos saben que la gran polarización y el enfrentamiento de la sociedad y de una parte del poder norteamericano contra Bush continúa más allá de los comicios, y que su gestión puede verse empañada por conflictos sociales y protestas como nunca debió enfrentar otro presidente norteamericano en al historia.

Terminada la campaña electoral, y con la reelección en el bolsillo, el Talón de Aquiles de Bush continúa siendo la ocupación militar de Irak, donde dentro de poco sus enemigos en Washington echarán nuevamente mano del "efecto Vietnam" y del "ocultamiento de muertos y mutilados norteamericanos" como argumento principal para acortar su gestión por medio de alguna movida institucional.

En cuanto a sus críticos europeos en la ONU, principalmente Francia, Alemania y España, una nueva masacre en Faluya y la rebelión social extendida por toda la geografía iraquí, les da el argumento que necesitaban para no avalar con sus tropas ni con su presencia política la ocupación militar de ese país.

Ese es el punto que, de ahora en más, va a jugar un papel gravitante en el nuevo escenario de rebeldía generalizada, propuesto por métodos de revueltas sociales y de guerrilla urbana, que se le plantea a las fuerzas invasoras de EEUU en Irak, y cuya continuidad no se alterará cualquiera sea el resultado del asalto a Faluya.

De ahora en más, la gestión imperial de la Casa Blanca en Irak estará marcada por la suma del costo político que le demandarán a Bush las "intifadas" y guerra de guerrillas extendidas por todo el territorio iraquí, que se ha vuelto incontrolable, y al que hay que sumar el factor chiíta a punto de explotar nuevamente en una rebelión armada.

El factor humano

El fin de las acciones militares convencionales, anunciadas por Bush el 1 de mayo del año pasado -lo habíamos anticipado-, sólo fue el comienzo de "otra guerra" en la cual los tanques Abrams, los misiles "inteligentes" y el armamento táctico de última generación, quedarían obsoletos y fuera de uso.

La "nueva guerra" en la cual se metieron Bush y los halcones, es una guerra en la cual el "factor humano" gravita más que el poder de fuego y la supremacía militar abrumadora de Estados Unidos.

Tras la invasión imperialista, Irak se convirtió en un país devastado y en estado de "colapso total".

Violencia armada desatada sin freno por todo el territorio, cuadro generalizado de anarquía social, hospitales colapsados, muertes de niños por desnutrición y efectos colaterales de la guerra, millones de desocupados y hambrientos multiplicados por todo el país, prostitución y drogas ingresadas con las fuerzas militares de EEUU, "palestinización" creciente de las periferias, delaciones entre vecinos, encarcelados, torturados, conforman el cuadro de posguerra del Irak ocupado.

Ese es el escenario ideal para una guerrilla urbana de accionar completamente "irregular", dotada de una logística mínima, que toma decisiones "sobre el terreno", y que se refugia por toda la periferia pobre de Bagdad marcada por el denominador común del sentimiento "antinorteamericano".

A este contexto se agregó en abril pasado el "efecto chiíta" con su cuadro de rebelión social generalizada que abarca los cuatro puntos cardinales del país, y cuyas metodologías operativas van de la guerrilla urbana a las "intifadas" que obligan a las tropas norteamericanas a reprimir con un alto costo en muertos y heridos entre la población civil.

Este circuito, sembrado cada vez más de cadáveres civiles, se reotroalimenta con el odio al invasor norteamericano que genera, y que arrima cada vez más militantes a las revueltas sociales tanto de chiítas como de suníes.

Su dinámica operativa no responde a patrones comunes, tienen una gran capacidad de movilidad, actúan descentralizadamente, aparecen, desaparecen, atacan y huyen con gran facilidad, y a los servicios de inteligencia anglo-norteamericanos se les hace muy difícil su detección.

A ese cuadro de situación hay que agregar en el presente a los grupos de jóvenes marginales -producto de la emergencia social- que atacan improvisadamente a las fuerzas y convoyes logísticos norteamericanos para robar armas y mercancías. Como lo definió un experto: "en Irak, cada marginal es un guerrillero por cuenta propia"

La "madre de todas las guerras"

En ese submundo de la guerrilla liberadora, de marginales supervivientes, y de polvorín social generado por la miseria y la desocupación, se alimenta la "madre de todas guerras" que Bush y los halcones deberán enfrentar y ganar durante los próximos cuatros años.

Y en el terreno de las estadísticas y las posibilidades, y planteada en el campo en que está, Bush y sus halcones imperiales sólo pueden ganar esta guerra haciendo desaparecer a la mayoría de la población iraquí con oleadas de misiles y bombas inteligentes lanzadas durante las 24 hs.

Sólo podrían triunfar en esta contienda eliminando con armamento táctico nuclear de baja intensidad a los hambrientos, desocupados, desesperados, marginales, que constituyen más del 80% de la población iraquí de posguerra, y que conforman el caldo de cultivo de una rebelión que se extiende como reguero de pólvora por toda la geografía de Irak.

Es posible que ganaran esta guerra si utilizaran a fondo el poder de fuego de los más de mil aviones, buques lanzamisiles, helicópteros y blindados para demoler sistemáticamente el "triángulo suní", la periferia de Bagdad y todos los búnkeres chiítas del sur de Irak.

Una opción criminal improbable, no por falta de voluntad política de Bush y de Rumsfeld para ejecutarla, sino por la acción en contra que generaría dentro y fuera de EEUU, y que seguramente los pondría en la picota de los medios y del establishment norteamericano en cuestión de horas.

En un terreno más pragmático y posible, y en el actual cuadro de situación iraquí, el "presidente de la guerra" y su camarilla imperialista se encuentran encerrados en una trampera y sin posibilidad de escape.

La "guerra contraterrorista" de Bush, en los términos que está planteada en Irak, es una guerra contra 20.000.000 de iraquíes, que convierte a cada casa en un arsenal, y a cada habitante en una "bomba móvil" dispuesta a ser arrojada contra las tropas norteamericanas.

La guerra de Bush en Irak, es una guerra perdida de antemano en el terreno político y social, y su duración en el tiempo sólo servirá para seguir traccionando cadáveres y mutilados norteamericanos al seno de la patria imperial.

Irak, en términos reales y concretos, representa para Bush y sus asociados del lobby judío del Pentágono el fin de la historia. Aunque crean lo contrario, embebidos por su borrachera de poder al ganar las elecciones.

En Faluya ya comenzó el conteo regresivo.

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