Irak resiste

 

Las tropas norteamericanas se encuentran sin salida militar en Faluya y el triángulo suní

Bush tendrá que enfrentar el síndrome Vietnam

IAR-Noticias, 18/11/04

Los diez días que han transcurrido desde la iniciación de las operaciones militares a gran escala en Faluya, demuestran una rotunda derrota de la estrategia del Pentágono que había anunciado que exterminaría la resistencia en la ciudad en 72 horas. Esto avala la hipótesis de los expertos que habían previsto que las fuerzas norteamericanas se han metido en un terreno donde les va a ser muy difícil salir, en tanto los costos en vida de sus efectivos se multiplican a diario. En este contexto, y en la medida que aumentan los muertos y heridos estadounidenses, el síndrome Vietnam se cierne inevitable sobre la cabeza de Bush.

La agencia Reuters y el canal árabe Al Jaazeera informaron el miércoles que marines estadounidenses atacaron la sitiada ciudad de Faluya con morteros, en un intento por exterminar los focos de resistencia que se multiplican por todo la ciudad.

Agencias, medios árabes, testigos y corresponsales en toda la región coinciden en que la situación militar está muy lejos de ser controlada por EEUU, tanto en Faluya como en toda la región del triángulo suní.

A pesar de haber destruido gran parte de las casas e infraestructura de Faluya, los marines no pueden dominar los bolsones de resistencia móviles que le oponen los rebeldes por toda la ciudad.

En otra escala, la misma situación se repite por todo el área conocida como el triángulo suní, principalmente en Ramadi y Mosul, donde los ataques de los combatientes suníes no decrece, y aunque parecen detenerse, por algunas horas, se reanudan a las pocas horas con mayor intensidad.

Pese a las controvertidas informaciones del mando militar que un día dice controlar Faluya y el triángulo suní, y otro debe admitir que las ciudades claves de esa región, Mosul, Ramadi y Faluya, se encuentran parcialmente en control de la resistencia, que le opone a los marines un feroz combate casa por casa, con pequeños grupos que se desplazan permanentemente por toda la ciudad.

EEUU sigue escondiendo las cifras reales de sus muertos y heridos, pero los testigos en terreno, corresponsales y medios árabes sostienen que las bajas norteamericanas superan los 150, y que entre los rebeldes superan los ochocientos , estimaciones que no coinciden con la cifras dadas por el Pentágono.

No obstante que la prensa internacional regatea y oculta información sobre el tema, la situación en Faluya, según la Cruz Roja continúa siendo desesperante, la ciudad está parcialmente destruida por los misiles y la artillería, la poca ayuda en comida y en medicina que las tropas estadounidenses dejan entrar no cubre las necesidades de la población, con heridos que se desangran por falta de atención, personas que se comen a sus animales domésticos, en una ciudad poblada de cadáveres en la calles, donde ya se manifestaron los primeros brotes de tifoidea.

Ya el drama del hambre, de las enfermedades, de la contaminación, de la falta de atención médica, comienzan a superar, según la Cruz Roja, a las victimas de los combates militares.

Aunque la situación de tragedia y masacre ya se ha convertido en una especie de statu quo generalizado en todo el triángulo suní, la situación, en términos generales, no cumple las expectativas del Pentágono de "controlar la zona".

A diario los jefes militares estadounidenses reconocen ante las agencias y los corresponsales que la situación, en Faluya y en la otras ciudades, a ingresado en un punto sin salida, donde los focos rebeldes, en la metodología de la guerrilla urbana, en el combate casa por casa, son más difíciles de erradicar debido a su fragmentación en pequeños grupos que se esconden por todas las casas y recovecos de la ciudad.

La falta de información veraz, la manipulación informativa que realizan las cadenas occidentales , contradiciendo lo que informan testigos y corresponsales en el terreno, hace muy difícil establecer una evaluación real de la situación militar.

No obstante, en términos generales, puede decirse que los 9 días que han transcurrido desde la iniciación de las operaciones militares a gran escala en Faluya, demuestra una rotunda derrota de la estrategia del Pentágono que había anunciado que exterminaría la resistencia en la ciudad en 72 horas.

Esto avala la hipótesis de los expertos, que, conocedores de las técnicas y capacidad militar de la guerrilla que opera en el triángulo suní habían previsto: las fuerzas norteamericanas se han metido en un terreno donde les va a ser muy difícil salir, y los costos en vida de sus efectivos se multiplican a diario.

En términos políticos, y a corto plazo, el empantanamiento de las tropas norteamericanas en el triángulo suní le va costar a Bush y su administración una reacción -de características todavía no mensuradas- adentro de EEUU, donde la oposición y sectores de la sociedad que no lo votaron esperan el momento oportuno para protestar por la muerte y mutilación de soldados norteamericanos en Irak.

Mucho se habló del síndrome Vietnam que iba a producir la ocupación militar en Irak, pero nunca esa posibilidad estuvo tan cerca como durante el empantanamiento de las fuerzas de EEUU en el triángulo suní.

Por más que Bush y su administración se encuentren fortalecidos con el triunfo electoral, se sabe que los comicios, reñidos como ninguno históricamente, polarizó a la sociedad norteamericana como ninguna otra elección en su historia.

Siempre se dijo por otra parte -todos los expertos en EEUU así lo sostienen- que el Talón de Aquiles de Bush en Irak eran los soldados estadounidenses muertos o heridos que dejaría la ocupación.

El sentimiento "anti-Vietnam" es tan fuerte como el miedo al "terrorismo" en las franjas mayoritarias de la sociedad estadounidense. Bush, así coinciden todos los especialistas, ganó las elecciones con el "miedo al terrorismo".

Hay una alta probabilidad de que los sectores del establishment que fueron impedidos de acceder a la Casa Blanca por el triunfo de Bush el 2 de noviembre, que cuentan con los principales diarios y cadenas mediáticas, comiencen una ofensiva pidiendo a Bush que transparente la verdadera cifra de muertos y heridos en las masacres del triángulo suní y en todo Irak.

De esta manera, Bush, que contó hasta hasta ahora con el silencio y la complicidad de la opinión pública internacional para ejecutar su genocidio militar en Irak, encontraría su Waterloo político dentro de su propio Imperio.

Una paradoja extraordinaria, pero perfectamente posible dentro de las actuales condiciones de polarización del poder interno norteamericano.

El síndrome Vietnam, a medida que se suman los marines muertos y heridos en el triángulo suní, se cierne con más certeza sobre la cabeza del gran emperador moderno George W Bush.

Volver