Irak resiste

 

Residentes de Faluya denuncian uso de "armas raras"

Por Dahr Jamail
Inter Press service (IPS), 26/11/04

Bagdad. Residentes de la central ciudad iraquí de Faluya denunciaron el uso de gases venenosos y otras armas no convencionales contra la población civil por parte de las fuerzas de ocupación de Estados Unidos y sus aliados.

"En Faluya se han usado gases tóxicos", aseguró Abu Hammad, un comerciante de 35 años que huyó de Faluya a Bagdad. "Han usado de todo: tanques, artillería, infantería, gases. Han bombardeado la ciudad hasta dejarla en escombros", dijo a IPS.

Hammad procede del distrito de Julan, donde se han registrado los combates más fuertes desde que las fuerzas de ocupación lanzaron el 8 de este mes una ofensiva aérea y terrestre contra Faluya, bastión de la resistencia iraquí.

El gobierno provisional iraquí anunció el jueves que al menos 2.085 personas murieron y unas 1.600 fueron capturadas durante los ataques, pero no especificó cuántos civiles hay entre los muertos y señaló que hay muchas dificultades para identificar los cadáveres.

Otros residentes de la ciudad también denunciaron el uso de armas ilegales.

"Usaron esas bombas raras de las que sale humo en forma de hongo. Luego caen pequeñas piezas con largas colas de humo detrás de ellas", dijo a IPS Abu Sabah, otro refugiado del área de Julan.

Sabah contó que esas piezas explotan y queman la piel, y siguen quemando aunque la parte del cuerpo afectada se ponga bajo agua. Se sabe que las armas con fósforo y el napalm producen esos efectos.

A través de las fuerzas que acordonan la ciudad, se filtran macabros relatos sobre asesinatos de civiles.

"Médicos de Faluya me han dicho que los estadounidenses sacaron a pacientes del hospital por la fuerza. Algunos me contaron que estaban realizando una operación cuando los soldados obligaron a los médicos a retirarse, y dejaron que el paciente muriera", afirmó Mehdi Abdulá, un conductor de ambulancias de 33 años, en un hospital de Bagdad.

Kassem Mohammed Ahmed, que escapó de Faluya hace una semana, contó a IPS que fue testigo de muchas atrocidades cometidas por soldados estadounidenses.

"Los vi aplastar heridos tirados en las calles con sus tanques. Esto ocurrió muchas veces", sostuvo.

Abdul Razaq Ismail, que huyó de Faluya hace dos semanas, relató que los soldados usaban los tanques para llevar los cadáveres a enterrar en el estadio de fútbol.

"Vi cuerpos en el suelo que nadie podía enterrar, por los francotiradores", dijo, y agregó que "los estadounidenses arrojaban algunos cadáveres en el Eufrates, cerca de Faluya".

Abu Hammad relató que algunos residentes intentaban cruzar el Eufrates a nado para escapar al sitio, pero "les disparaban con rifles desde la orilla, aunque llevaran una bandera blanca o cubrieran su cabeza con alguna prenda blanca, para señalar que no eran combatientes".

El refugiado afirmó que mujeres ancianas con banderas blancas recibieron disparos de soldados. "Aun los heridos eran asesinados. Los estadounidenses convocaron a la gente a reunirse en una mezquita si querían dejar Faluya, pero mataron incluso a las personas que fueron con banderas blancas", contó.

Otro residente de Faluya, Jalil, dijo a IPS que vio cómo civiles que portaban banderas blancas eran abatidos a tiros. "Disparaban a mujeres y ancianos en las calles, y después disparaban contra cualquiera que quisiera recoger sus cuerpos. Faluya está sufriendo demasiado, casi ha desaparecido", lamentó.

Un alto funcionario de la organización humanitaria Cruz Roja estimó que hasta mediados de este mes unos 50.000 residentes permanecían atrapados en la ciudad, que tenía unos 300.000 habitantes hasta poco antes del ataque.

Los que quedaron eran demasiado pobres para huir, no tenían familiares ni amigos fuera de la ciudad a quienes acudir, o simplemente no tuvieron tiempo para escapar, dijo a IPS.

La fuente también recibió informes de refugiados de que las fuerzas estadounidenses utilizan bombas de racimo en Faluya y armas con fósforo que causan graves quemaduras.

Quienes lograron escapar enfrentan ahora otro tipo de desgracia. "Es un desastre vivir aquí en este campamento. Vivimos como perros, y los niños no tienen ropa suficiente", dijo Jalil, de 40 años.

Abdel Hamid Salim, portavoz de la Media Luna Roja en Bagdad, dijo a IPS que ninguno de los equipos de la organización humanitaria obtuvo permiso para entrar en Faluya, y que autoridades militares le han dicho que pasarán al menos dos semanas más antes de que se permita el regreso de los refugiados a la ciudad.

"Todavía hay fuertes combates en Faluya, y los estadounidenses no nos dejan entrar para ayudar a la gente", lamentó.

En numerosos campamentos en los alrededores de Faluya y en la capital iraquí, escasean los alimentos, la ropa y las tiendas de campaña. Grupos humanitarios estimaron que hay al menos 15.000 familias en refugios temporarios fuera de Faluya.

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