Irak resiste

 

Anatomía de la resistencia a la ocupación norteamericana

La resistencia en su contexto

Por Laith al-Saud (*)
CounterPunch / CSCAweb, 27/05/05

Traducción de Natalia Litvina

Por una variedad de razones, la mayoría de la izquierda ha asumido en profundidad este mito de que la resistencia es una amenaza irracional proveniente de "wahabbíes y antiguos baazistas". Así, los comentaristas políticos llegan a la conclusión de que no existe una resistencia a la ocupación americana, sino una "insurgencia" contra un supuesto gobierno elegido libre y democráticamente. La significación de la ocupación se ve así audazmente negada en los círculos intelectuales [de EEUU y Europa] hasta un grado insoportable.

Gran parte de la izquierda norteamericana se ha mostrado bastante inconsistente en su aproximación a la ocupación de Iraq. Antes de la invasión de marzo de 2003, las calles de la América urbana acogieron un torrente de disidencia política e indignación dirigida hacia la actual administración. No obstante, en el panorama resultante tras la invasión, la izquierda estadounidense ha permanecido ostentosamente en la ambigüedad y la indecisión. Tal inconsistencia se resume en el retórico argumento de que "nosotros" estamos allí, así que "tenemos que terminar el trabajo". Es precisamente eso de "el trabajo" lo que permanece en la vaguedad, a pesar de estar íntimamente ligado a la seguridad de Iraq. Donald Rumsfeld en un reciente viaje a Iraq reafirmaba la línea seguida por su administración; a saber, que los EEUU abandonarán Iraq cuando los iraquíes sean capaces de acabar con la llamada "insurgencia". En otras palabras, la razón por la que EEUU invadió Iraq fue las armas de destrucción masiva, pero la razón por la que permanecen es la resistencia. Y de nuevo los medios han resultado tan profesionales a la hora de examinar los argumentos norteamericanos como lo fueron frente a esas armas.

La representación falseada de la resistencia ha sido un componente central en la argumentación de la administración Bush respecto a la ocupación. En tanto poder ocupante, los EEUU han proclamado ostentosamente su deber de proteger al pueblo iraquí de la inseguridad que, irónicamente, produce la presencia norteamericana. Sin entrar en la crítica que podríamos hacer sobre el papel de los medios en este aspecto, lo que resulta más frustrante es que mucha de la llamada "izquierda" que se auto proclama crítica con la guerra, ha asumido la ideología del ocupante.

Recientemente participé en un evento público celebrado en una de las más prestigiosas universidades de EEUU, donde uno de los invitados -quien ha pasado un tiempo considerable en el Iraq ocupado y es otro de esos auto considerados críticos- denunciaba a la resistencia iraquí como una extrema y terrible obra de "wahabbíes y antiguos baazistas". Cuando le pregunté al invitado cuánto tiempo pasó con miembros de la resistencia no pudo darme pruebas de una experiencia consistente al respecto. En otras palabras, su análisis sobre la violencia en Iraq venía dado por la información emitida por la misma fuente que inició la ocupación: la administración norteamericana.

Resulta cómico e irónico que se haya hecho tan poquito esfuerzo para dar consistencia a las alegaciones de la administración estadounidense a este respecto; pero lo que es más destacable: no hay posibilidad sólida de que los norteamericanos abandonen Iraq, ya que la mayoría de la población "teme" lo que pudiera pasar allí después. Y la representación que la administración hace de la resistencia como una banda de fanáticos o desesperados con "nada que perder" se ha empleado, bastante hábilmente, para mantener el apoyo de muchos norteamericanos e iraquíes a la ocupación. Lo que a continuación quiero hacer es posibilitar una breve descripción de la resistencia; una descripción de lo que se compone y lo que quiere conseguir.

Resistencia política y militar

Primero; la resistencia iraquí se componte tanto de fuerzas políticas como armadas; los principales grupos de la resistencia en el país se encuentran ligados a una estructura política mayor que se mantiene clara y consistente en sus planes para el país. Lo que es más importante, es que los métodos y objetivos de la resistencia siempre han sido hecho públicos. Ningún grupo de los principales que componen la resistencia ha asumido nunca como objetivo a civiles inocentes. Ninguno. Convenientemente, los EEUU sólo se quejan públicamente al respecto afirmando lo contrario cuando pueden referirse a los datos proporcionados por páginas web cuyos autores no son conocidos ni localizables, para que verifiquen, comenten o informen sobre esos datos. Los miembros políticos de la resistencia Iraquí han estado en todo momento disponibles para los medios de comunicación en calidad de portavoces de la lucha armada, aunque ningún medio occidental les ha preguntado sobre sus sentimientos o análisis acerca de lo que está ocurriendo en su país. La insistencia de los medios de masas en confiar en la versión oficial norteamericana de lo que ocurre, excluye otras fuentes de información disponibles, ligadas a la propia resistencia. Sólo existen tres cosas que podemos conjeturar en este aspecto: a) La prensa norteamericana es cómplice de la ocupación. b) Es simplemente incompetente. c) Es racista, asumiendo que un árabe no es una buena fuente de información. Bien pudiera tratarse de las tres cosas a la vez, claro está. No es necesario decir que esta caracterización no conduce a una fuente de información fiable. En términos de evidencia pública y verificable, debemos conceder, que menos que enfáticamente, que simplemente no ha habido una declaración probada de algún grupo de la resistencia iraquí apuntando a civiles en calidad de objetivos.

Segundo: la resistencia iraquí ha sido muy activa a la hora de organizarse políticamente no sólo dentro de Iraq, también fuera. Al respecto me limitaré a destacar dos eventos que así lo demuestran: la reunión del Alto Comité de Fuerzas Nacionales de Rechazo a la Ocupación y el XVI Congreso Árabe Nacional que se celebró el Argelia. En este último se dio una gran consolidación entre los grupos de la resistencia; el resultado implícito obviamente es que un frente de liberación nacional comienza a emerger, y que éste dispondrá un mandato y una doctrina. Pocos, por no decir ningún periodista se dio por enterado de las ambiciones políticas que alberga tal alianza.

El Alto Comité, sin embargo, se dedica a algunas cosas de mayor calibre:

a) El derecho de los iraquíes a defenderse por sí solos frente a la agresión externa y al imperialismo.

b) El derecho de Iraq a exigir un proceso político sin ingerencias de la ocupación y que refleje sin ambages el deseo del pueblo iraquí y

c) Un Iraq plural y democrático

No es necesario decir que el Alto Comité está compuesto por una serie variada de miembros que enfatiza la diversidad de Iraq, algo que nunca fue objeto de conflicto hasta que los americanos llegaron. Hay diversas cosas a las que el Comité se opone radicalmente:

a) La ocupación continuada de Iraq y el establecimiento de cualquier condición (susbsecuente) permanente en la país

b) La privatización de la economía iraquí y el acceso sin límites de las corporaciones extranjeras a los recursos del país y a su comunidad empresarial y

c) la federación de Iraq.

Este último punto podría resultarle a alguien discutible; sin embargo es crucial para las ambiciones neocoloniales de EEUU en Oriente Medio. El federalismo en Iraq significa profundizar aún más la fragmentación de la región en grupos semiaislados que serán empujados a "armarse" contra sus vecinos; así, la presencia de EEUU en la zona se verá perpetuada por la "necesidad de mantener la estabilidad".

La razón por la que he destacado alguno de estos datos básicos no es convencer a nadie para que los asuma, sino para ilustrar sobre el contexto político en el cual la resistencia piensa y se desenvuelve, y para sugerir que el apoyo moral en todo el mundo debería ser más claro. Mas aún, a diferencia de las evidencias de EEUU que se refieren a fantasmas y sus páginas web, individuos a los que nadie tiene acceso o nunca han sido vistos en Iraq, los miembros de la Asociación de Ulemas Musulmanes o del Movimiento de Lucha del Pueblo, entre otros, están disponibles para hacer análisis, dar datos, y pueden ofrecer informes fiables de la Resistencia iraquí, su origen y sus objetivos. Además, estos grupos han condenado abiertamente los ataques sobre civiles; después de todo, ¿por qué no, si también son iraquíes?.

Derecho legítimo

Lo que ha sido más inquietante ha sido la facilidad con la que los occidentales han atribuido los rasgos mas crueles y draconianos a la resistencia, mientras que absuelven a los EEUU de toda duplicidad responsable en su ocupación. La insistencia de la administración en que los iraquíes (u otros árabes "extranjeros") están intentando comenzar una guerra civil en su propio país no se sustenta por ningún análisis lógico. Mientras tanto, sigue siendo cierto que cuanto más tiempo reine el caos en Iraq, más tiempo deberán permanecer los americanos para mantener la "seguridad".

Ya que el mundo rechaza investigar en profundidad las acusaciones de EEUU respecto a las armas de destrucción masiva, la ocupación continuará mientras no se investiguen en profundidad las razones por las que los EEUU permanecen en Iraq. Algunas cosas están claras: la invasión de Iraq por parte de EEUU fue ilegal, inmoral, injustificada y destructiva. Con esto en mente, resulta absurdo asegurar relaciones con Iraq y con el mundo araboislámico en general si la gente en Occidente niega el derecho de los iraquíes a defenderse por sí solos.

En segundo lugar, muchos de los actos de destrucción que han sido ligados a la "insurgencia" no tienen relación consistente con los principales grupos de la resistencia iraquí; además existe una amplia plataforma política que está disponible para todo el mundo y que se puede contactar a este respecto. La organizada resistencia iraquí ha sido muy insistente acerca de sus principios y métodos, pero aún debe recibir la atención necesaria desde quienes en Occidente se supone están comprometidos con la justicia y con el final de la ocupación ilegal del país.

Desgraciadamente, la prensa americana ha preferido ignorar a las fuerzas organizadas de oposición en Iraq, y se ha centrado en la abundancia de páginas anónimas que muestran pequeños crímenes, identificándoles con la Resistencia. Por una variedad de razones, la mayoría de la izquierda ha asumido en profundidad este mito de que la resistencia es una amenaza irracional proveniente de "wahabbíes y antiguos baazistas".

Así, los comentaristas políticos llegan a la conclusión de que no existe una resistencia a la ocupación americana, sino una "insurgencia" contra un supuesto gobierno elegido libre y democráticamente. La significación de la ocupación se ve así audazmente negada en los círculos intelectuales hasta un grado insoportable, y unas mayores cantidades de retórica se ven invertidas en lo relativo a las relaciones entre "los shíies y los sunníes" o "los árabes y kurdos".

La cuestión a la que debemos respondernos es ¿Qué ocurrió con la ilegitimidad de la ocupación y el legítimo derecho de oponerse a ella?


(*) Laith al-Saud es docente en Ciencias Sociales y miembro del Movimiento de Lucha del Pueblo, una organización opuesta políticamente a la ocupación de Iraq.

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