Iraq resiste

 

Irán en Iraq – II

Badr, Irán y los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes

EEUU ha aceptado a la milicia chií como un componente esencial de la lucha contrainsurgente

Por Mahan Abedin (*)
Asia Times, 10/12/05 / IraqSolidaridad, 20/12/05
Traducción de Loles Oliván

"Desde los primeros días del gobierno al–Yafaari, se dio a Badr el control virtual del ministerio de Interior, con Bayan Yabr, un ex comandante de los Cuerpos Badr y dirigente del CSRI, como ministro. Ello permitió a Badr llegar a ocupar altos puestos del ministerio y ejercer una influencia importante en la planificación y en las operaciones de la contrainsurgencia. Badr estableció nuevas unidades de contrainsurgencia que están consideradas ampliamente como los componentes más motivados y eficaces de las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes."

El reciente descubrimiento de una supuesta prisión secreta supuestamente dirigida por elementos del ministerio de Interior iraquí leales al Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq (CSRII) ha aumentado el temor de la escalada de un conflicto sectario en Iraq. Dejando aparte las informaciones sensacionalistas sobre este incidente, no hay nada particularmente nuevo o siquiera secreto sobre la cuestión [1]. De hecho, las autoridades estadounidenses en Iraq no solo son bien conscientes de las agresivas tácticas de la contrainsurgencia sino que en algunos casos las supervisan.

El momento del descubrimiento de la denominada prisión secreta resulta igualmente de interés, dado que se ha producido cuando EEUU intenta reducir la influencia del bloque islamista chií del gobierno. Así, las elecciones del 15 de diciembre se consideran una oportunidad perfecta para que los estadounidenses y su principal aliado Iyad Alawi restrinjan la influencia política del CSRII y otras organizaciones chiíes y personalidades, incluido el viceprimer ministro Ahmad Chalabi [2]. El descubrimiento del centro de detención secreto y las informaciones sensacionalistas que le han seguido forman parte de esta estrategia electoral que dirige EEUU.

En el terreno de la seguridad, probablemente no se producirá ningún cambio en el modo en que las fuerzas de seguridad dominadas por los chiíes llevan a cabo la guerra contra el movimiento de la guerrilla árabe sunní y contra los extremistas salafístas y yihadistas. Sin embargo, los sucesos del pasado mes han subrayado un defecto potencialmente fatal a largo plazo en el desarrollo de las fuerzas de seguridad iraquíes; se trata de la emergencia de dos estructuras separadas de seguridad /inteligencia: una que está totalmente supervisada por los estadounidenses y otra totalmente dirigida por islamistas chiíes con fuertes lazos con Irán

La organización Badr

Dado que el centro de detención del ministerio de Interior donde estaban encerrados unos 170 presos estaba supuestamente controlado por elementos pertenecientes o fuertemente vinculados con la organización Badr merece la pena examinar la emergencia y la evolución de esta organización paramilitar y de seguridad.

La organización Badr es la rama armada del CSRII, creada en noviembre de 1982 en Teherán [3]. Bajo la tutela del Cuerpo de Guardia de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el CSRII estableció una rama militar en 1983 denominada Brigadas Badr. Esta fuerza se convirtió rápidamente en un cuerpo con pleno derecho y se unió a las fuerzas regulares del CGRI en las líneas del frente durante la guerra irano–iraquí de los años 80.

Como rama militar del CSRII, Badr nunca supuso una seria amenaza para el antiguo régimen iraquí. El principal problema era afanarse por llegar a ser una organización militar convencional equipada con armamento pesado en lugar de una fuerza guerrillera capaz de infiltrarse en Iraq fácilmente y operar clandestinamente. Mientras que sus fuerzas convencionales parecían impresionantes en desfile, su ineficacia se manifestó durante la revuelta chií de 1991 en Iraq [al término de la Guerra del Golfo]. Las fuerzas de Badr se las arreglaron para cruzar la frontera pero fueron contundentemente aplastadas por el Ejército iraquí.

La relación entre Badr y el Cuerpo de Guardia de la Revolución Islámica ha sido objeto de mucha desinformación, exageración y confusión informativa. Si es cierto que no hay duda que Badr fue parcialmente creado por el CGRI y por él sostenido durante los primeros años, la relación se degradó cuando se puso fin formal a la guerra irano–irauí en agosto de 1988. Un mito que se ha sostenido durante todos estos años, principalmente por el anterior régimen del Partido Baaz y sus seguidores, es que Badr estaba completamente subordinado a la estructura de mando del Cuerpo de Guardia de la Revolución Islámica iraní.

Se supone que el nombre real de la organización era "Noveno Cuerpo Badr ", indicando su pertenencia a la cadena de unidades especiales de la Guardia de la Revolución Islámica iraní, que incluyen al "Segundo Cuerpo Jerusalén", la ultra clandestina y muy eficaz unidad especial de operaciones especiales y de inteligencia extranjera.

Por su parte, el CSRII y Badr niegan con vehemencia la fuerte asociación con la Guardia Revolucionaria de Irán. Cuando menos, es una media verdad: mientras que Badr nunca estuvo subordinado al Cuerpo de Guardia de la Revolución Islámica en un sentido organizativo formal, dependía mucho de aquel en financiación, armas, entrenamiento e incluso para la infiltración e Iraq.

Más aún, prácticamente cada instalación utilizada en Irán por el CSRII y por Badr desde 1982 hasta 2003 era totalmente propiedad de la Guardia de la Revolución Islámica de Irán o estaba conectada con ella de algún modo. En términos de financiación hay pruebas fehacientes de que los sueldos de algunos miembros del personal dedicado a tiempo completo en Badr se pagaban desde el Departamento de Contabilidad Central del CGRI de Irán.

Según un fidedigno periodista militar de Teherán, la hoja de salarios se reflejaba en formatos de nueve dígitos en cumplimiento de los sistemas de contabilidad y codificación utilizados por el Cuerpo de la Guardia de la Revolución iraní para los empleados y agentes cuyas identidades tenían que permanecer ocultas incluso para los auditores internos de dicho Cuerpo. Los fondos eran bien depositados en bancos iraníes o, en algunos casos, se pagaba al personal de Badr en dólares. Se establecieron falsas asociaciones de caridad para blanquear los fondos que eran depositados en Suiza en una sucursal de Mebco, un pequeño banco de propiedad de Chalabi. La Comisión Federal de la banca suiza retiró la licencia bancaria a Mebco en abril de 1989. Los fondos se depositaban también en otros bancos propiedad de Chalabi y en otras instituciones financieras establecidas en Beirut.

La relación entre la Guardia de la Revolución Islámica de Irán y Badr sufrió cambios en 1992. Se crearon diversas organizaciones fachada para tomar distancia administrativa y operativa entre las dos y con el fin de permitir a las fuerzas combatientes de Badr que ganaran total independencia. Esta [estrategia] funcionó, pues a comienzos de 2003 los vínculos operativos entre las fuerzas de Badr y Padarán (los Guardianes de la Revolución) se había hecho tenue. Sin embargo, un acontecimiento paralelo aseguró que Badr mantuviera sus lazos con el Cuerpo de Guardia de la Revolución Islámica iraní. Los cambios de 1992 fueron en parte provocados por la catastrófica actuación de Badr en marzo y abril de 1991 durante el levantamiento de Safar contra el régimen de Sadam Husein. Se constató entonces que Badr nunca podría suponer una amenaza militar seria al anterior régimen iraquí y que en su lugar había que desarrollar una fuerte capacidad de seguridad e inteligencia, lo que le permitiría actuar clandestinamente desde el interior de Iraq. Fue en esta tesitura cuando Badr desarrolló una unidad separada de seguridad e inteligencia que fue entrenada y que operaba bajo la dirección del Cuerpo Jerusalén de la Guardia de la Revolución Islámica de Irán.

Realmente se conoce muy poco de las actividades llevadas a cabo principalmente debido a que no hay información veraz sobre los ultra secretos Cuerpos de Jerusalén, descontando la poco sólida información y propaganda generada por los servicios de inteligencia occidentales y por los exiliados disidentes iraníes. Esas unidades de seguridad se revelaron útiles durante el periodo que va de 1999 a 2001, cuando Irán e Iraq utilizaron a cada una de sus organizaciones disidentes [4] para llevar a cabo una campaña de terror urbano de baja intensidad marcada sobre todo por el uso de bombas de mortero en Teherán y Bagdad.

Badr en Iraq

Está ampliamente extendido que en las vísperas de la invasión de Iraq, Badr controlaba entre unos 10.000 y 15.000 combatientes, 3.000 de los cuales estaban entrenados profesionalmente (muchos de ellos eran desertores del Ejército iraquí y antiguos prisioneros de guerra). Sin embargo, el grueso de las fuerzas de combate de Badr estaba compuesto de unos 1.500 combatientes comprometidos ideológicamente, tras haber pasado cerca de dos décadas trabajando para la Guardia de la Revolución Islámica de Irán.

Inmediatamente tras la caída de Bagdad, el Cuerpo Bard se trasladó a Iraq desde la parte central [del país] de manera independiente del personal del CSRII, que entró en Iraq mayoritariamente por el sur. Badr estableció una presencia inicial en la provincia de Diyala, probablemente la región más estratégica de Iraq dada su proximidad a Irán y su mezclada población chií y sunní.

Durante los primeros meses de la ocupación, las autoridades de EEUU ejercieron una fuerte presión sobre Badr para que se desarmase. En consecuencia, el Cuerpo Bard se rebautizó como Organización Badr, aunque no se desarmó totalmente. En cualquier caso, el proceso de desarme se invirtió tras el asesinato del dirigente fundador del CSRII, el ayatolá Baqir al–Hakim, en agosto de 2003, tras el cual los estadounidenses aceptaron con buena disposición que el CSRII necesitaba un componente armado para proteger sus posesiones en la deteriorada situación de seguridad [5].

Desde comienzos de 2004 y en adelante, cuando comenzaron los esfuerzos de la coalición [de fuerzas de ocupación] para desarrollar estructuras militares y de seguridad iraquíes, la Organización Badr (que ahora reivindicaba operar independientemente del CSRII) intentó situar a sus oficiales y combatientes más competentes dentro de los órganos de la nueva seguridad. Pero esos esfuerzos fueron frustrados tanto por los oficiales estadounidenses como por el personal de seguridad baazista, quienes veían en Badr una extensión de la Guardia de la Revolución Islámica iraní en Iraq.

Badr fue apartada durante el periodo del gobierno de Alawi (de julio de 2004 a abril de 2005), pues los neo–bazasistas de esta administración, particularmente su ministro de Defensa, Hazem Shaalan, el de Interior, Faleh al–Naquib, y el jefe de los servicios de inteligencia, Mohamad Shahwani, ejercieron la máxima presión sobre los estadounidenses para que negases a Badr el acceso a recursos del gobierno. El gobierno de Alawi demostró ser el más serio error de la posguerra en Iraq, como lo demuestra el mayor escándalo de fraude en la historia iraquí que estuvo planificado supuestamente por Shaalan y otras figuras del ministerio de Defensa.

Los estadounidenses, dicho sea en su crédito, conscientes de la incompetencia de Alawi y de sus nada honrados ministros y asesores, rechazaron desarmar y disolver a Badr, tal y como repetidamente había solicitado la oficina de Shaalan. De hecho, cuando la insurgencia deterioró severamente la situación a finales de 2004, los estadounidenses decidieron involucrar a Badr en la planificación oficial de la seguridad y en las operaciones de contrainsurgencia. Ello abrió el camino al acceso del personal de Badr y de sus agentes en los ministerios de Defensa y de Interior.

Victoria electoral del CSRII

La situación empeoró tras las elecciones de enero que dieron como resultado una victoria masiva del CSRII y de sus aliados y que condujo a la creación del gobierno de Ibrahim al–Yafaari en abril. Desde los primeros días del gobierno al–Yafaari, se dio a Badr el control virtual del ministerio de Interior, con Bayan Yabr, un ex comandante de los Cuerpos Badr y dirigente del CSRI, como ministro de Interior. Ello permitió a Badr llegar a ocupar altos puestos del ministerio y ejercer una influencia importante en la planificación y en las operaciones de la contrainsurgencia. Badr estableció nuevas unidades de contrainsurgencia que están consideradas ampliamente como los componentes más motivados y eficaces de las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes.

La organización Badr fue instrumental en la creación de la unidad de élite anti insurgencia conocida como Liwa al–Dheeb ("Brigada Lobo"). La Brigada Lobo operó inicialmente en el norte de Iraq, particularmente en Tal Afar y Mosul, pero en meses recientes ha asumido un papel de seguridad también en Bagdad. Badr también estableció la "Brigada Escorpión", que está especializada en rastreos de seguridad conducidos por los servicios de inteligencia contra escondites, bases y casas seguras de la insurgencia en áreas urbanas, particularmente en la parte occidental de Bagdad [6].

Además de su fuerte implicación en la seguridad y en operaciones paramilitares contra los insurgentes, Badr está utilizando sus aparatos de inteligencia para recoger información sobre un abanico de objetivos en Iraq. Badr estableció su aparato de inteligencia inicialmente en la ciudad de Kut en abril de 2003. La red de inteligencia estaba bajo control de Sayed Abbas Fado, un antiguo dirigente del CSRII que se nombró a si mismo alcalde de Kut tras la toma de la ciudad el 10 de abril [de 2003].

No fue una mera coincidencia que Abdel Aziz al–Hakim (el actual dirigente del CSRII), que era entonces el comandante de hecho de Badr, decidiese hacer de Kut su primer puerto tras largos años de exilio en Irán. Hakim llegó a Kut el 16 de abril y fue recibido por Fadhil y 20.000 residentes aclamadores.

El aparato de inteligencia actual de Badr tiene su cuartel general en Nayaf aunque mantiene cuarteles regionales y locales en Basora, Amara, Janegheyn, Jalis, Balad, Kirkuk y al este de Bagdad. El aparato de inteligencia de Badr y del CSRII opera de manera completamente independiente de los nuevos servicios de inteligencia iraquíes que nominalmente están presididos por Shahwani, pero que de hecho están totalmente controlados por la CIA estadounidense. Los estadounidenses han rechazado abandonar el control del nuevo servicio de inteligencia iraquí (que es muy pequeño y está casi enteramente formado de ex oficiales de inteligencia iraquíes) por temor a que caigan bajo la influencia de Badr y, por extensión, de Irán.

El aparato de inteligencia de Badr, está centrado en la actualidad en reunir información sobre seis objetivos prioritarios en el siguiente orden de importancia:

1. Elementos del régimen anterior, particularmente miembros comprometidos del Partido Baaz, antiguos oficiales de los servicios de inteligencia, académicos baazistas y cualquiera que siga aún apoyando activamente a Sadam Husein.

2. Insurgentes, tanto locales iraquíes como yihadistas salafístas liderados por Abu Musa al–Zarqawi.

3. La cúpula clerical sunní., siendo la Asociación de Ulemas Musulmanes el primer objetivo dentro de este rango.

4. Partidos políticos y personalidades con base árabe sunní (el Partido Islámico Iraquí es su objeto de penetración más importante).

5. Fuerzas e instalaciones estadounidenses en Iraq (se recoge diariamente información detallada sobre bases militares estadounidenses, movimiento de tropas y tácticas).

El aparato de inteligencia de Badr tiene una red nacional de informantes y es también activo en Damasco (Siria), Amán (Jordania) y Nicosia y Lárnaca (Chipre), ciudades que tienen grandes comunidades de iraquíes y donde insurgentes de Iraq llevan a cabo parte de su planificación, de su red y de su financiación. Es muy posible que el aparato de inteligencia de Badr sea más grande y más efectivo que el nuevo servicio de inteligencia iraquí pero es imposible verificarlo.

El nuevo Iraq y los retos de la seguridad

El reto mayor del Iraq de la posguerra es desarrollar nuevas fuerzas de seguridad y nuevas estructuras. Ello no solo permitiría a los estadounidenses abandonar Iraq sino que aseguraría que el país tuviese los recursos para enfrentarse con dinámicas desestabilizadoras a largo plazo que fueran desencadenadas por el derrocamiento de Sadam Husein. Sin embargo, la experiencia de los últimos 33 meses no ha sido en su conjunto animosa. Han existido tres tendencias fundamentales en relación con el desarrollo de las nuevas fuerzas de seguridad. La primera fue la creación y desarrollo del nuevo Ejército iraquí [la Guardia Nacional]. Ello se ha llevado a cabo bajo la tutela de los estadounidenses, que están desarrollando poco a poco una nueva fuerzas armada si bien muy pequeña.

Existe un acuerdo tácito entre los estadounidenses y los vecinos de Iraq para que el nuevo Ejército sea limitado en tamaño y no se le equipe con armamento estadounidense ultramoderno y letal. En otras palabras, el nuevo Ejército iraquí será lo suficientemente fuerte para mantener el orden interno pero nunca adquirirá tamaño y el armamento capaz de amenazar siquiera a los vecinos más débiles.

La segunda es el desarrollo de una nueva fuerza policial iraquí que ha sido ampliamente llevado a cabo por los británicos. Ello ha sido un fracaso. Si los británicos han intentado entrenar con determinación a un grupo de altos oficiales policías, la naturaleza incierta de la policía en Iraq junto a la potente penetración en sus filas y altos cargos de milicias (especialmente de sadristas y de sus partidarios [7]) ha impedido cualquier éxito que hubieran podido alcanzar.

La tercera ha sido la creación de un nuevo servicio de inteligencia iraquí que debido principalmente al paisaje político del Iraq post Sadam Husein, ha conducido a la emergencia de dos servicios secretos de Estado iraquíes: uno controlado por los estadounidenses y otro por los chiíes islamistas respaldados por Irán.

Los abusos descubiertos en las instalaciones [de detención] del ministerio del Interior están parcialmente enraizados en la naturaleza fragmentada de las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes. Pero es también importante recordar la ferocidad de la insurgencia en Iraq y el hecho de que el país simplemente no tiene fuentes judiciales y de seguridad para dar una respuesta adecuada. Quienes están encargados de combatir a los insurgentes sobre el terreno se quejan de que ni el más sofisticado de los aparatos judiciales del mundo sería capaz de prevenir los abusos de unas fuerzas de seguridad que hacen frente a amenazas catastróficas y a enemigos que regularmente recurren a métodos extremos.

En términos generales, la compleja y fragmentada naturaleza de las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes está conformada por la evolución de la superestructura política. Como Iraq se encuentra firmemente transformado hacia un Estado federal con profundas escisiones sectarias y étnicas, que están siendo exacerbadas por bombardeos diarios y masacres comunales, las fuerzas de seguridad seguirán desarrollándose entre líneas fragmentadas, etnocéntricas y basadas en milicias.


Notas de IraqSolidaridad:

1. Véase en IraqSolidaridad: Noticias breves y audio mp3 2004–2005.

2. Sobre las fuerzas electorales de los último comicios, véase en IraqSolidaridad: 1.000 días de guerra. Elecciones bajo ocupación: Listas sectarias y fractura en el campo anti–ocupación.

3. Para un original y completo informe de la emergencia y desarrollo del CSRII, véase en inglés: Middle East Intelligence Bulletin, 5–10 de octubre, 2003. Véase asimismo dentro de este mismo informe: Loles Oliván: Irán en Iraq, una amenaza a la hegemonía de EEUU y Tom Lasseter: Irán gana influencia y poder en Iraq a través de las milicias – Paul Martin y Maria Cedrell: Militares iraníes al frente de los centros de tortura en Iraq.

4. En el caso de Iraq, la organización Fedayines del Pueblo, izquierda iraní.

5. El asesinato de al–Hakim nunca fue esclarecido. Algunas fuentes han llegado a apuntar a Irán como su ejecutor, deseoso del ascenso del ayatolá al–Sistani como principal referente religioso chií y fuertemente vinculado a Irán.

6. Sobre las violaciones de Derechos Humanos achacadas a estos cuerpos, véase en IraqSolidaridad: Max Fuller: Tortura y asesinatos extrajudiciales en Iraq e Informe sobre la violación de los Derechos Humanos en Iraq bajo la ocupación – Report on Violations of Human Rights in Iraq under occupation.

7. Referencia a Muqtadar al–Sadr, finalmente asociado en las últimas elecciones a la lista electoral chií de Dawa y el CSRII.

English Asian Times.

English Texto original.

Loles Oliván: Irán en Iraq, una amenaza a la hegemonía de EEUU

Tom Lasseter: Irán gana influencia y poder en Iraq a través de las milicias

– Paul Martin y Maria Cedrell: Militares iraníes al frente de los centros de tortura en Iraq

1.000 días de guerra. Elecciones bajo ocupación: Listas sectarias y fractura en el campo anti–ocupación.

Max Fuller: Tortura y asesinatos extrajudiciales en Iraq.

Informe sobre la violación de los Derechos Humanos en Iraq bajo la ocupación.

– Report on Violations of Human Rights in Iraq under occupation.

(*) Mahan Abedin es editor de Terrorism Monitor, publicación de la Fundación Jamestown, una organización sin ánimo de lucro especializada en la investigación y el análisis sobre conflictos e inestabilidad en Eurasia. Este artículo ha sido publicado en Asian Times el 10 de diciembre de 2005.