Iraq resiste

 

Con la resistencia iraquí, en apoyo a un proyecto democrático, integrador y social para Iraq

La victoria del pueblo iraquí será una victoria universal

Declaración de la CEOSI en el Tercer Aniversario de la invasión de Iraq
IraqSolidarida, 01/03/06

"Tenemos plena confianza en que el pueblo iraquí será capaz a un tiempo de sacudirse la ocupación y desactivar las provocaciones que pretender inducir una guerra civil. La liberación de Iraq incluye tanto la expulsión de los ocupantes como la derrota interna del sectarismo y del confesionalismo. El relanzamiento de la solidaridad internacional con el pueblo iraquí, que hace tres años movilizó en todo el mundo a millones de personas, debe comportar ambos aspectos: apoyar a la resistencia iraquí equivale a apoyar un proyecto democrático, integrador y social para Iraq. Reconocemos la legitimidad de la resistencia iraquí contra la ocupación, tanto civil como militar. Resistir no es terrorismo: resistir es legítimo."

Los próximos 18 y 19 de marzo se celebrarán en todo el mundo actos contra la ocupación de Iraq al cumplirse tres años del inicio de la invasión de este país por EEUU y Reino Unido [1], un acto ilegal de agresión justificado en mentiras. La situación en el país al iniciarse su cuarto año de guerra y ocupación se caracteriza por la quiebra militar del proyecto de dominación de EEUU y por los intentos de provocar una confrontación civil que conduzca a su definitiva destrucción.

El control territorial por parte de los ocupantes es extremadamente precario y efímero, incluso en la misma capital, Bagdad. A lo largo de 2004 y 2005, EEUU no ha dudado en recurrir a armamento prohibido internacionalmente y a arrasar ciudades enteras, prácticas de las que Faluya es el más trágico ejemplo. A fin de limitar sus bajas, el Pentágono ha cuadruplicado el número de bombardeos aéreos y navales en los últimos meses, renunciando a los operativos terrestres y acantonando a las tropas en sus bases. El resultado de esta táctica es bien conocido: destrucción masiva e incremento del número de civiles muertos. Entre 120.000 y 500.000 iraquíes habrían muerto en estos tres años debido al uso masivo de la fuerza por parte de los ocupantes, según evaluaciones independientes bien acreditadas; medio millón de iraquíes se han convertido en refugiados interiores.

El ejército estadounidense está al límite de su capacidad de despliegue y reemplazo. EEUU no ha podido disminuir sustancialmente el número de sus efectivos en Iraq en estos tres años, 136.000 soldados en la actualidad. El Pentágono ha obligado a 50.000 soldados a prolongar su periodo de servicio. Paulatinamente abandonados por sus aliados, EEUU y Reino Unido han de recurrir a la contratación masiva de mercenarios –hasta 30.000– a través de empresas privadas. El coste de la guerra es de 6.000 millones de dólares al mes.

La capacidad de renovación humana y operativa de la resistencia es reconocida por los propios ocupantes, quienes afirman dar muerte al mes a 3.000 combatientes iraquíes. En 2005 el número de ataques de la resistencia se incrementó en un 30% respecto al año anterior: más de 34.000 acciones, casi 100 diarias. De ellas, apenas un 1% fueron ataques suicidas o coches–bomba, que la resistencia no reconoce como propios. Según el Pentágono, en 2005 han muerto en combate al día en Iraq dos soldados estadounidenses, una cifra que no disminuye; el número de soldados heridos graves que no pueden retornar al servicio aumenta: más de 7.500 de los 16.500 heridos hasta mediados de enero.

Para hacer frente a la resistencia, EEUU y Reino Unido recurre a castigos colectivos y detenciones masivas, a la práctica rutinaria de la tortura y el asesinato. EEUU reconoce mantener detenidos a 14.000 iraquíes, a los que hay que sumar una cifra desconocida de miles más secuestrados en cárceles clandestinas. Hasta un cuarto de millón de iraquíes han pasado por centros de detención, según la Red de ONG de Defensa de los Derechos Humanos de Iraq. Los Escuadrones de la muerte de los nuevos cuerpos de seguridad iraquíes asesinan selectivamente a personalidades civiles, a docentes y profesionales en un intento de descabezar el país, cuando no indiscriminadamente a simples ciudadanos.

Los beneficios materiales de la ocupación se limitan a la ganancia rápida de las empresas estadounidenses abastecedoras de las tropas de ocupación y al enriquecimiento de los colaboracionistas. La corrupción es rampante y la reconstrucción inexistente: nadie sabe a dónde va a parar el dinero obtenido por la venta del petróleo iraquí y al menos 7.500 millones de euros del Fondo para el Desarrollo de Iraq no han podido ser justificados. Las mafias se afianzan amparadas por la inseguridad y el desmantelamiento del Estado.

La resistencia civil y militar iraquí ha impedido la implantación en Iraq del proyecto neoliberal que la Administración Bush imaginó para este país, pero la miseria se ha generalizado bajo la ocupación. El paro puede alcanzar el 70% de la población activa. Un tercio de las familias iraquíes viven por debajo del umbral de la miseria, mientras el Fondo Monetario Internacional impone la eliminación de todo subsidio a alimentos y carburantes. La desnutrición aguda de los niños y niñas se ha duplicado hasta casi el 8% (400.000 menores de cinco años) y la desescolarización se generaliza. Los servicios públicos están desmantelados.

Plena confianza en el pueblo iraquí

Para legitimar la ocupación y recuperar el apoyo internacional a su proyecto de dominación de Iraq, EEUU y Reino Unido pusieron en marcha un ilegal proceso político interno basado en criterios sectarios y confesionales, germen del actual peligro de confrontación interna que vive Iraq. Fuerzas regresivas y disgregadoras dominan hoy las nuevas instituciones iraquíes gracias a convocatorias electorales fraudulentas llevados a cabo en 2004 y 2005. El país vive así un grave retroceso en derechos sociales y jurídicos básicos, que afecta particularmente a las mujeres.

Tenemos plena confianza en que el pueblo iraquí será capaz a un tiempo de sacudirse la ocupación y desactivar las provocaciones que pretender inducir una guerra civil. La liberación de Iraq incluye tanto la expulsión de los ocupantes como la derrota interna del sectarismo y del confesionalismo. El relanzamiento de la solidaridad internacional con el pueblo iraquí, que hace tres años movilizó en todo el mundo a millones de personas, debe comportar ambos aspectos: apoyar a la resistencia iraquí equivale a apoyar un proyecto democrático, integrador y social para Iraq.

Reconocemos la legitimidad de la resistencia iraquí contra la ocupación, tanto civil como militar. Resistir no es terrorismo: resistir es legítimo. El pueblo y la resistencia iraquíes condenan los atentados indiscriminados y sectarios, con los que se pretende justificar la prolongación de la ocupación y que alientan la confrontación interna.

Iraq sigue siendo un país ocupado; la ocupación es ilegal y todo lo que emana de ella lo es igualmente. Instamos a las instituciones en el Estado español a no reconocer ni colaborar con las nuevas instancias iraquíes –nacidas con las ocupación y sectarias– y a que abran el diálogo con los legítimos representantes del pueblo iraquí, sus organizaciones resistentes y democráticas.

En esta nueva jornada internacional contra la ocupación de Iraq, llamamos a apoyar resueltamente el heroico esfuerzo emancipatorio que está realizando el pueblo iraquí en todos los ámbitos y en beneficio de todos los pueblos. El esfuerzo resistente y los sacrificios del pueblo iraquí están siendo determinantes para frustrar la lógica militarista de EEUU e impedir nuevas agresiones en la región y fuera de ella. La derrota del pueblo iraquí sería un estímulo para el expansionismo imperialista y para el afianzamiento de tendencias regresivas a escala también planetaria. La victoria de este pueblo será por el contrario una victoria universal.

Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq, CEOSI (España)

Nota:

1.Véase en IraqSolidaridad: 18–19 de marzo: Jornada Internacional contra la ocupación de Iraq en el III aniversario de la invasión