Iraq resiste

 

La “victoria” estadounidense contra el “líder de una secta” fue en realidad una masacre

Otra gran matanza en nombre de la “democracia”

Por Patrick Cockburn
Corresponsal en Bagdad
The Independent, 31/01/07
Rebelión, 02/02/07
Traducido por LB

Aumentan en Irak las sospechas de que la versión oficial de la batalla librada a las afueras de Najaf entre los miembros de un “culto mesiánico” y las fuerzas de seguridad irakíes apoyadas por USA y que se saldó con 263 muertos y 210 heridos se trata de un montaje. Las elevadas bajas pueden ser la prueba de que estamos ante una masacre.

Gana fuerza la idea de que lo que ocurrió fue un enfrentamiento entre una tribu irakí chiíta que iba en peregrinación a Najaf y un puesto de control del ejército irakí que provocó la intervención de los estadounidenses, con el devastador resultado de todos conocido. La participación en la batalla de Ahmed al-Hassani (también conocido como Abu kamar), que se consideraba a sí mismo como el Mahdi o Mesías, parece haber sido una simple coincidencia.

La historia que está emergiendo en los sitios web irakíes independientes y en los periódicos árabes difiere radicalmente de la versión proporcionada por el Gobierno sobre la batalla contra los autodenominados “Guerreros del Cielo”, que supuestamente habrían tratado de atacar Najaf y asesinar a los líderes religiosos chiítas.

La secta negó estar implicada en el combate y afirmó que son un movimiento pacífico. Aparentemente, los incidentes comenzaron cuando una comitiva de 200 peregrinos se dirigía a pie a celebrar los festejos de la Ashura en Najaf. Todos ellos eran miembros de la tribu Hawatim, que vive entre Najaf y Diwaniya, al sur. El grupo llegó a la zona de Zarga, a kilómetro y medio de Najaf, a eso de las seis de la madrugada del domingo. Encabezaba la procesión el jefe de la tribu, Hajj Sa’ad Sa’ad Nayif al-Hatemi, y su esposa, que venían en un Super Toyota sedán 1982 ya que no podían caminar. Cuando llegaron al puesto de control del ejército irakí, los soldados de éste abrieron fuego y mataron al señor Hatemi, a su esposa y al conductor, Jabar Ridha al-Hatemi. La tribu, que venía armada porque habían estado viajando de noche, atacó el puesto de control para vengar la muerte de su jefe.

Miembros de otra tribu llamada Khaza’il, que vive en Zarga, trataron de detener la matanza, lo que les convirtió a su vez blanco de los disparos. Mientras tanto, los soldados y los policías del puesto de control comunicaron a sus comandantes que estaban siendo atacados por efectivos de Al Qaeda provistos de armamento avanzado. Llegó al área un gran contingente de refuerzos que rodeó a la tribu Hawatim en los huertos cercanos. Los miembros de la tribu trataron en vano de hacer que sus atacantes cesaran el fuego. Fue entonces cuando llegaron helicópteros estadounidenses lanzando octavillas con el siguiente mensaje: “Terroristas: rendíos antes de que bombardeemos la zona”. Los miembros de la tribu continuaron disparando y un helicóptero estadounidense resultó alcanzado y derribado, causando la muerte de dos tripulantes. Los miembros de la tribu afirman que no saben si lo alcanzaron ellos o si cayó por efecto del fuego amigo. La aviación estadounidense inició entonces un intenso bombardeo aéreo que mató a 120 miembros de la tribu y vecinos de la zona antes de las cuatro de la madrugada del lunes.

El grupo mesiánico liderado por Ahmad al-Hassani, que ya estaba enemistado con las autoridades irakíes en Najaf, fue arrastrado a la lucha porque está asentado en Zerga y porque su presencia proporcionaba la necesaria excusa para lo que al final acabó siendo una masacre. Las tribus Hawatim y Khaza’il se oponen al Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak (SCIRI) y al partido Dawa, que controlan Najaf y constituyen el núcleo duro del gobierno de Bagdad.

Aunque esta versión de los hechos no puede ser verificada, está extraída de informaciones difundidas en el sitio web Healing Irak y publicadas en el prestigioso diario bagdatí Azzaman. Por lo demás, se trata de una versión que explica satisfactoriamente la disparidad que se observa entre las pocas bajas del bando gubernamental —menos de 25 muertos— y el enorme número de muertos y heridos registrados entre sus oponentes. Las autoridades irakíes han sellado la zona y no permiten a los reporteros entrevistar a los heridos.

Los asesinatos sectarios marcaron la celebración del ritual chiíta de la Ashura a todo lo largo y ancho de Irak. Un hombre bomba mató a 23 fieles e hirió a 57 en una mezquita chiíta de Bald Ruz. No lejos de allí, en Diyala, una bomba mató a 13 personas, entre ellas tres mujeres, e hirió a 29. Al Este de Bagdad 17 personas murieron por impacto de disparos de mortero.