Iraq resiste

 

Entrevista a Awni Al Kalemji, del Frente Patriótico Nacionalista e Islámico

“La resistencia está dando importantes pasos hacia la creación de un mando político unificado”

IraqSolidaridad, 27/03/07
Traducción del árabe por Houmad El Kadiri
Trascripción de la traducción de Beatriz Morales y Sol Moracho

“A la resistencia le corresponde la responsabilidad de proteger a los civiles porque no está atrincherada en los bosques o en los montes, sino que es una resistencia que está entre el pueblo: todo aquello de lo que dispone la resistencia le viene del pueblo, desde la intendencia (las armas, las balas, el pan) hasta los propios combatientes, que son hijos del pueblo. A la resistencia, por lo tanto, le corresponde enfrentarse a todo aquél que tenga como objetivo a la población civil.”

CEOSI (P.): EEUU y el gobierno de Nuri al–Maliki están implicados en los últimos dos meses en el denominado “Plan de seguridad para Bagdad”. ¿Cómo está la situación en la capital y, en general, en Iraq?

Awni Al Kalemji (R.): Creemos que el conflicto actual entre la resistencia iraquí y las fuerzas de ocupación ha llegado a su punto álgido porque los estadounidenses han seguido varias tácticas o planes para acabar con la resistencia, que no han sido siempre militares sino también políticos. Esto no tiene nada de extraño porque los ocupantes actúan política y militarmente al mismo tiempo. Generalmente, cuando los métodos militares no alcanzan su objetivo o fracasan se intentan activar métodos políticos. Los propios estadounidenses reconocen que no sólo han fracasado en acabar con la resistencia, sino también en impedir que la resistencia crezca, y prueba de ello es que en su discurso sobre el Estado de la Nación el presidente Bush dijo que habían fracasado en el control de la capital iraquí, Bagdad, y que con su plan de seguridad iban a intentar recuperarla y, con ello, recuperar Iraq [1]. [El plan de seguridad de Bagdad] es la última baza que le queda a Bush antes de finalizar su mandato y consiste en movilizar más fuerzas para volver a ocupar Bagdad. Volver a ocupar Bagdad no es ningún juego de palabras porque la capital iraquí está prácticamente en manos de la resistencia, excepto un área que no llega a cinco kilómetros cuadrados, y que es la zona de seguridad, la llamada Zona Verde. Pero incluso la Zona Verde está siendo objeto de la acción armada de la resistencia, puesto que diariamente recibe ataques con mortero y otras armas sofisticadas.

La aplicación del plan de seguridad [para Bagdad] empezó en una conocida avenida de la capital, [la avenida Haifa] [2]. Los propios estadounidenses reconocieron que en aquella calle se produjo una lucha encarnizada por parte de la resistencia contra los ocupantes y las fuerzas de colaboración iraquí, una lucha que duró más de tres días. Una semana después la resistencia iraquí atacó una base estadounidense que está a unos cinco kilómetros de Bagdad. Está base está más protegida que la propia Zona Verde. Es una zona que asegura la intendencia y la logística a las fuerzas de ocupación. Los propios estadounidenses, a través del diario The Washington Post, definieron este ataque como un ataque cualitativo y complejo. Hace dos días [el 8 de marzo], el Pentágono afirmó que había limpiado un barrio de Bagdad, el de al–Amiriya, una zona que se caracteriza por una intensa actividad de la resistencia contra los estadounidenses. Dijeron que al–Amiriya estaba bajo control de las fuerzas de seguridad iraquí. Yo mismo afirmé entonces que podía ser verdad, aunque no me preocupa el asunto porque normalmente en un contexto como el de Iraq las fuerzas de la resistencia maniobran, se retiran, atacan, etc. Pero lo cierto es que la resistencia tendió una trampa a las fuerzas iraquíes, a las que habían atraído a esta zona para después atacarlas. El hecho es que los ataques a las fuerzas de seguridad van en aumento y también el número de sus víctimas. Los estadounidenses no han tenido el coraje de decir que la resistencia ha ganado la batalla de la nueva estrategia de seguridad, como lo confirma la última declaración del responsable [militar estadounidense en Bagdad], quien ayer mismo [9 de marzo] afirmó: “[…] necesitaremos muchísimos años para acabar con la resistencia iraquí”.

P.: Sin embargo, la percepción exterior es que Iraq sucumbe a una guerra civil.

R.: El esfuerzo militar de la ocupación en Iraq ha fracasado y, probablemente, ante este fracaso del uso de la fuerza EEUU ha intentado generar conflictos internos de carácter étnico, sectario, etc. Pero estos intentos también han fracasado. En Iraq no existe un conflicto confesional o sectario, no existe una “guerra civil”. Éste es un asunto mediático que no tiene nada que ver con la realidad. El único conflicto que hay en Iraq es un conflicto entre dos bandos: el bando de la colaboración, de los mercenarios, que está integrado por sunníes, shiíes, kurdos, turcomanos, cristianos, musulmanes, etc., (entre ellos también está el Partido Islamista [3]), y el bando de la resistencia que, a su vez, está compuesto por formaciones y facciones que pertenecen a todo el panorama étnico y confesional de Iraq.

Cuando se habla de conflicto civil o de conflicto sectario o étnico, cada término implica un contenido determinado. Así, cuando se dice que existe un conflicto sectario, una guerra sectaria, por lo menos en lo referente a sunníes y shiíes, esto significaría que toda la comunidad shií en bloque está en guerra contra la otra comunidad, la sunní, y viceversa. Si hablamos de una guerra religiosa, estaríamos refiriéndonos a un enfrentamiento entre musulmanes y no musulmanes, y cuando hablamos de guerra étnica, nos referiríamos a un enfrentamiento entre, por ejemplo, kurdos, árabes y turcomanos. Una guerra civil puede darse en un contexto donde no haya ocupación. Pero cuando hay ocupación el conflicto es generalmente entre el pueblo y las fuerzas de la resistencia, por un lado, y por otro, entre las fuerzas de ocupación y las fuerzas colaboracionistas.

La situación actual en Iraq se caracteriza por una lucha entre dos campos: por una parte, las fuerzas de la ocupación lideradas por EEUU, fuerzas de colaboración internacionales y regionales de la zona (como Irán, Siria, Turquía o Kuwait), y las propias fuerzas colaboracionistas locales iraquíes. Todos ellos forman el bloque de la colaboración con EEUU. A este conjunto de fuerzas lo denominamos el campo de la ocupación. Y todos ellos son objetivo de la resistencia nacional iraquí. El otro campo es el de la resistencia, cuyos pilares son el pueblo y la propia resistencia [armada] iraquíes.

Pero, ciertamente, existe un intento de sembrar la confusión respecto a los verdaderos acontecimientos que suceden en el país. Los medios de comunicación vinculados a las fuerzas de ocupación mezclan conceptos; unas veces hablan de guerra civil, otras de guerra confesional. Sin embargo, en el último mes los medios de comunicación occidentales han empezado a dejar de utilizar el argumento de la guerra civil y de la guerra sectaria y están hablando de que las causas de la violencia en Iraq son las milicias apoyadas desde el extranjero, sobre todo desde Irán y Siria, o desde otros países de la zona.

No es el caso de Iraq. En Iraq, en las dos principales confesiones [musulmanas], la shií y sunní, hay personas de todos los ámbitos políticos: baazistas, comunistas, progresistas, demócratas, liberales, clérigos, e igualmente ladrones y traidores, personas que venden su conciencia a quien mejor les pague. No hay que confundir los partidos sectarios o confesionales con la propia confesión o la comunidad a la que dicen representar. Los partidos sectarios representan a una categoría determinada [de intereses], pero no representan a toda la comunidad confesional o a toda la étnia. Y estos partidos sectarios, de una y otra confesión o grupo étnico, generalmente, colaboran entre ellos. De hecho, en Iraq comprobamos que bajo el paraguas del proceso político, en el Parlamento y en todas las instituciones creadas bajo ocupación, hay partidos de una y otra confesión o grupo étnico que colaboran entre sí.

P.: Sin embargo, siguen aumentando los ataques indiscriminados contra población civil, atentados masivos que los medios de comunicación adjudican a la denominada “insurgencia”. ¿Quiénes los perpetran?

R.: La pregunta es legítima: ¿quién está matando en Iraq a los iraquíes, quién está degollando y asesinando diariamente a más de cien personas [tan solo en Bagdad]?, ¿quién está detrás de los asesinatos si no se trata de sunníes que matan a shiíes, o de shiíes que matan a sunníes?

Los que siembran tanta muerte en Iraq pueden ser asignados a cuatro sectores. Un sector lo componen los llamados escuadrones de la muerte, [integrados] principalmente por milicias o grupos paramilitares que dependen del ministerio del Interior [iraquí]. Los escuadrones de la muerte están bajo el mando y el control de EEUU, que los maneja a su antojo. Prueba de ello es que con el nuevo plan de seguridad de Bagdad ha disminuido la violencia [en la capital] después de que a sus integrantes se les diera órdenes de abandonar la capital, e incluso de abandonar Iraq hacia Irán: la violencia ha disminuido porque en estos momentos los escuadrones han dejado de actuar tras recibir órdenes en tal sentido [4]. La Administración Bush quiere vender ese plan de seguridad a sus conciudadanos para recuperar legitimidad y crédito: cuando EEUU quiere vender los logros del plan de seguridad exige a los efectivos paramilitares que dejen de actuar en Bagdad.

El segundo sector que está detrás de los asesinatos está compuesto por grupos o servicios vinculados a Irán. Al principio éste fue un asunto muy controvertido. Había mucha gente que no lo creía, pero hoy en día ya todo el mundo sabe que Irán, a través de la llamada Brigada Al–Quds [Jerusalén] [de la Guardia de la Revolución Islámica], actúa en Iraq de distintas maneras, bien armando y financiando a grupos dentro del país, bien actuando directamente con sus propios efectivos.

El tercer sector lo compone, y además así lo reconocen los medios de comunicación, los mercenarios. El número de éstos oscila entre los 20.000 y los 100.000 efectivos. La cifra exacta no importa; lo importante es que estos mercenarios fueron activados y movilizados después del nombramiento de [John] Negroponte como embajador [de EEUU] en Iraq. Negroponte es un reconocido experto en temas de violencia y de escuadrones de la muerte tras su periplo por diferentes países de América Latina. Como desvelaron algunos medios de comunicación, estos mercenarios ganan al día entre 1.000 y 1.500 dólares por su trabajo. Los mercenarios no son únicamente estadounidenses, sino que se trata de un ejército formado por personas de todo el mundo. Quienes siguen los asuntos de Iraq saben que en muchas ocasiones se ha detenido a personas en el momento de la comisión de asesinatos y que además se ha desvelado su identidad en medios de comunicación internacionales del mundo árabe y en páginas web de la propia resistencia.

Finalmente, el cuarto sector que está detrás de la violencia sectaria o contra civiles en Iraq es el Mossad, los servicios secretos de Israel. No hace falta hablar más de estos servicios secretos que son muy conocidos y que han convertido la zona norte [de Iraq], el Kurdistán, en una base [israelí]. Las bases [del Mossad] están instaladas allí y actúan desde allí.

Respecto a la relación de la resistencia con Al–Qaeda y la implicación de ésta última en los atentados contra civiles, en primer lugar hay que insistir en que nosotros alabamos y damos la bienvenida a la participación de los árabes [no iraquíes] que vienen de fuera para unir su esfuerzo al de la resistencia, ya que nos estamos enfrentando a una ocupación multilateral. Lo único que les pedimos es que dirijan su esfuerzo exclusivamente contra las fuerzas de ocupación y que no se produzcan víctimas entre los civiles iraquíes. La resistencia no tolera que ninguna corriente cause daño a los civiles iraquíes. A la resistencia le corresponde la responsabilidad de proteger a los civiles porque no está atrincherada en los bosques o en los montes, sino que es una resistencia que está entre el pueblo: todo aquello de lo que dispone la resistencia le viene del pueblo, desde la intendencia (las armas, las balas, el pan) hasta los propios combatientes, que son hijos del pueblo. A la resistencia, por lo tanto, le corresponde enfrentarse a todo aquel que tenga como objetivo a la población civil [5].

[La presencia en Iraq de] Al–Qaeda siempre ha sido objeto de exageración por parte de las fuerzas de ocupación. EEUU no quiere reconocer que se está enfrentado a una resistencia popular en Iraq. EEUU ha construido la quimera de que ellos eran los libertadores que llegaron a Iraq para liberarlo, que fueron recibidos con flores, y que el régimen al que derrocaron había sido un régimen aislado y odiado. Por lo tanto, no quiere reconocer la realidad iraquí actual en la que prácticamente todo el mundo resiste con las posibilidades de que dispone. Ejemplo de ello es el de una mujer que impidió la entrada de los soldados en su casa atacándoles con un cuchillo y terminó siendo asesinada delante de sus hijos. La resistencia iraquí es desde esta mujer que utiliza el cuchillo, hasta los resistentes que utilizan misiles contra helicópteros y aviones.

Identificar a la resistencia iraquí

P.: Sin embargo, existe en el exterior de Iraq una dificultad real de identificar a la resistencia iraquí, quizás por la limitada o manipulada información que se ofrece de la situación interna en el país.

R.: Me parece que, además de los medios de comunicación, incluso algunos activistas o movimientos solidarios con la causa iraquí todavía tienen mucha confusión en torno a la resistencia iraquí y su naturaleza. Los iraquíes del interior de Iraq no tienen problema alguno a la hora de definir la resistencia o el tipo de acción que ésta lleva a cabo, porque la resistencia está formada por iraquíes y quienes están dentro de la resistencia saben quién es quién.

Sobre todo en la primera fase de la ocupación, inmediatamente tras la invasión, algunas personas cercanas que forman parte de los movimientos solidarios con el pueblo iraquí tuvieron ciertas dudas respecto a la resistencia, pensaban que ésta consistía en unos focos muy limitados. Se intentaba limitar la resistencia iraquí o identificarla con una determinada categoría, que inicialmente fue la de “vestigios del régimen iraquí anterior”. Esto era comprensible en cierto modo porque los estadounidenses tenían que justificarse, sobre todo porque antes de la guerra afirmaban que los iraquíes les recibirían con flores. Tenían que justificar aquella tesis de que quienes estaban implicados en la resistencia no eran parte integrante del pueblo iraquí, sino sólo algunos miembros del anterior régimen que querían recuperar el poder. Posteriormente, los estadounidenses y los medios de comunicación vinculados a ellos se dieron cuenta de que aquel argumento era muy débil. Ampliaron entonces el marco de esta resistencia y afirmaron que era una resistencia “sunní”. Asimismo limitaron su actuación a una determinada zona de Iraq, el llamado igualmente “Triángulo sunní”, al oeste del país, donde ciertamente la resistencia es más activa que en otras zonas de Iraq. Más tarde aceptaron que la resistencia no se limitaba sólo a este triángulo sino que llegaba hasta Mosul, Diyala y a zonas del centro del país, e incluso a zonas del sur del país. La última coartada fue decir que la resistencia estaba formada esencialmente por extranjeros y por miembros de Al–Qaeda.

Como ya he señalado, la cuestión [de la presencia en Iraq de] Al–Qaeda siempre ha estado muy presente en el discurso de los ocupantes, si bien los propios estadounidenses han llegado a manifestar que sus efectivos no superan el seis por ciento de todos los [combatientes] que están implicados en acciones armadas. Nuestra estimación es que no alcanza ni al dos por ciento.

La resistencia iraquí está ciertamente en el denominado “Triángulo sunní”, pero también en el sur [del país], está en todas partes de Iraq, y la componen miembros, ciudadanos, del pueblo iraquí. Y al igual que en el bando de la colaboración con la ocupación hay partidos sunníes, shiíes, kurdos y árabes; también en el bando de la resistencia hay formaciones de todo el espectro social y político iraquí. Nosotros, la resistencia iraquí, no estamos obligados a dar pruebas o cifras y estadísticas sobre la resistencia iraquí. Nosotros tenemos una sola estadística, y los estadounidenses lo saben, y consiste en que la acción de la resistencia armada [desde el inicio de la ocupación] ha crecido y aumentado [6]. Las bien conocidas cifras que dan los propios estadounidenses indican que en 2004 las tropas de ocupación sufrían 45 ataques diarios por parte de la resistencia, en 2005 los ataques oscilaban entre los 70 y los 75, y hoy superan los 100 ataques diarios.

Esto no hay que tenerlo en cuenta sólo desde el punto de vista cuantitativo sino que hay que tener en cuenta que la acción de la resistencia ha ido mejorando también cualitativamente, y prueba de ello son los ataques que tienen como objetivo lo mejor del ejército estadounidense, que son sus helicópteros y aviones. La prensa estadounidense calificó de "carnicería de helicópteros" lo ocurrido el pasado mes [de febrero] en Iraq: cayeron 12 helicópteros que eran de los más sofisticados en cuanto a protección y blindaje [7]. El problema de los estadounidenses no es el derribo de helicópteros, sino saber qué tipo de armas se están utilizando contra ellos. Y si los estadounidenses pensaban que los misiles utilizados se importaban de países vecinos, su nueva desgracia ha sido descubrir que eran misiles fabricados por ingenieros iraquíes que pertenecían a la industria militar del anterior régimen, modificados de los [provenientes] de la época de Sadam Huseín.

Permítanme que mencione estos detalles porque los considero muy importantes en la realidad de la resistencia iraquí. Estas victorias no se pueden lograr sin un apoyo popular. Y el apoyo popular a la resistencia iraquí es diferente del tipo de apoyo que recibieron resistencias anteriores en otros contextos porque, por ejemplo, en el caso de la resistencia vietnamita ésta tenía la ventaja de poder aprovechar los bosques de los que disponía el país; otras resistencias tuvieron a su alcance montañas y otras zonas de defensa natural que se utilizaban para llevar a cabo su lucha. La resistencia iraquí no dispone de estos recursos naturales: no tiene montañas, ni bosques, ni otras defensas naturales, es una resistencia diluida entre el pueblo. Por eso ni los satélites ni los métodos de espionaje más avanzados han podido llegar a localizarla ni acabar con ella. Y por eso, unas cuantas semanas después de la puesta en marcha de la nueva estrategia estadounidense en Iraq, que dio comienzo el pasado mes de febrero, EEUU no ha conseguido alcanzar sus objetivos.

P.: Son ustedes optimistas, por lo tanto.

R.: Quizá esté dando una imagen de la resistencia como algo compacto, pero hay que decir que, a pesar de todas sus victorias y logros, la resistencia adolece de determinados defectos. Algunos defectos van más allá de la propia voluntad de la resistencia. Otros nos conciernen a nosotros como propia resistencia, son internos.

Entre los primeros está el hecho de que la resistencia no goza de apoyo externo, sobre todo de apoyo árabe oficial, o de apoyo regional. No sólo no dispone de tal apoyo sino que toda la oficialidad árabe ni siquiera mantiene una posición de neutralidad [ante el conflicto iraquí], sino que está implicada negativamente. Y ello no se limita al contexto árabe, sino también a otros ámbitos internacionales. Los equilibrios que existían hace dos décadas, la correlación de fuerzas entre varios bloques internacionales, ha dejado de existir y no hay un equilibrio ni árabe, ni islámico, ni mundial del que la resistencia pueda beneficiarse. Desgraciadamente, hoy en día prácticamente todos los países están controlados de una u otra manera por EEUU. Y para vencer este contexto la resistencia iraquí intenta renovar su acción armada y de resistencia, intenta descalificar a EEUU sobre el terreno.

La otra de las desventajas objetivas es el cerco mediático que rodea a la resistencia iraquí. Hasta el día de hoy, prácticamente nadie ha tenido la valentía de reconocer que la resistencia iraquí es una resistencia legítima y que el Derecho Internacional, las convenciones internacionales e incluso las religiones así lo reconocen y estipulan. La resistencia ha tratado de sacar provecho de su esfuerzo militar para sustituir esta falta de reconocimiento por parte de los medios de comunicación.

El asedio mediático llega a alcanzar a muchas personas a las que se impide que hablen de Iraq. Voy a poner mi propio ejemplo. Tengo 67 años y mi salud es delicada, y pese a eso el gobierno del Reino Unido, a través de su ministro del Interior, me prohibió la entrada en su país porque me consideran un peligro. Las autoridades alemanas, a su vez, me detuvieron hace poco y también me prohibieron volver a entrar en Alemania porque consideran que mi presencia allí podría dañar las buenas relaciones que les unen con EEUU. En otra ocasión fui invitado a participar en una actividad en Grecia; mi vuelo hacía escala en Suiza y allí me detuvieron y me devolvieron a Dinamarca [donde resido].

P.: Este asedio político y mediático podría romperse si emergiera un referente claro de la resistencia iraquí, como parecía apuntar la creación primero del Frente Patriótico Nacionalista e Islámico y posteriormente, en 2006, del denominado Mando Político Unificado de la Resistencia Iraquí [8]. Quizás a ello se refería cuando indicaba que también había defectos internos de la propia resistencia. ¿Qué nos puede decir sobre estas estructuras?

R.: Quisiera dejar constancia de que si hasta ahora la resistencia no ha actuado de determinada manera o no ha logrado actuar de determinada forma, no se debe a ninguna presión exterior, sino a razones internas. Ejemplo de ello es que, aunque es cierto que se trata de una resistencia joven, también es verdad que tendría que haber unificado a todos sus componentes. Es el momento de que la resistencia se unifique definitivamente, militar y políticamente, y de que actúe bajo un único mando, como hacen las fuerzas de ocupación y colaboracionistas. La resistencia iraquí todavía no ha llegado a constituir un frente único, y mientras eso no se alcance, la resistencia no va a ganar definitivamente esta batalla.

Pero aún no ha llegado el momento de que la resistencia iraquí disponga de un ejército de liberación, de un frente político nacional, que son los requisitos necesarios para que una resistencia gane la batalla de la liberación. Las condiciones para la unificación de fuerzas de la resistencia aún no se han producido. Esto no quiere decir que cada uno esté haciendo su labor sin contar con los demás. Todo lo contrario, hemos dado pasos muy alentadores y muy importantes en esta labor de coordinación y unificación.

Es verdad que todavía no se puede decir que tengamos un programa político común elaborado, pero entre las distintas facciones de la resistencia existe algo más importante: existen los lazos de sangre y los lazos de sacrificio. Un ejemplo de la coordinación en el trabajo de la resistencia es que, a diferencia de la resistencia palestina, prácticamente ninguna facción de la resistencia iraquí reconoce su autoría sobre los ataques [que realiza], salvo cuando se produce un ataque cualitativo, como el derribo de aeronaves. Eso refleja de alguna manera la coordinación que existe sobre el terrero entre las distintas fuerzas de resistencia.

En todo caso, y a pesar de esa descripción que acabo de hacer, sobre todo en lo relativo a la coordinación y la unificación, hay que decir también que hemos dado algunos importantes pasos referidos a la formación del Frente Patriótico Nacionalista e Islámico, pero que todavía es limitado.

Respecto al Mando Político Unificado de la Resistencia, efectivamente la resistencia iraquí acordó crear esta estructura, un buró político con 25 miembros. Cinco de ellos fueron elegidos entre quienes viven fuera de Iraq y los 20 restantes fueron elegidos entre iraquíes del interior. En aquel preciso momento no se había decidido que se anunciara la formación de este mando político, pero el periódico árabe [editado en Londres] al–Quds al–Arabi filtro una lista de diez miembros de los que lo componían, lista que según este periódico procedía de fuentes fidedignas.

Para quienes se interesan por Iraq es fácil, por razones mediáticas, elaborar una lista de candidatos o de nombres de personas que debido a sus vínculos con la resistencia podrían ser candidatos a formar parte de esa dirección. Efectivamente, de entre los nombres que figuraban en el periódico algunos de ellos formaban parte del Mando Político, mientras que otros no. También está claro que en cualquier lista tendrían que figurar nombres como el de [Abdelyabar] al–Kubaysi, o el mío propio, por poner unos ejemplos. Pero al margen de las exigencias mediáticas, la resistencia es la que tiene que tomar la decisión de anunciar cuál es su mando político, su portavoz o su dirección militar, y cuándo.

Siempre que se me pregunta por qué no hay un mando político, una dirección de la resistencia contesto que vosotros también podéis asumir esta responsabilidad de hablar en nombre de la resistencia, asumir la portavocía mediática o política. La resistencia iraquí está sometida a unas enormes presiones y, en este momento, está intentando aguantar.

A todo el mundo, personalidades políticas, partidos o agrupaciones, les corresponde defender la resistencia porque ésta sufre continuas descalificaciones para deslegitimarla. Por lo tanto, a todo el mundo le corresponde defender la verdadera imagen de la resistencia, hablar de que lo que la resistencia pretende y está llevando a cabo, que es su lucha de liberación. Y, sobre todo, hay que evitar que se mezcle su labor con el terrorismo.

A pesar de todo, estamos dando importantes pasos en lo relativo a la creación de un mando político unificado de las unidades militares de la resistencia. Os pedimos únicamente un poco de paciencia.

Los vecinos de Iraq y la ocupación

P.: Ha mencionado el cerco que los regímenes de los países vecinos imponen a la resistencia iraquí. ¿Cuál es la postura de Irán y Siria frente a Iraq?

R.: Irán, Siria, Arabia Saudí, etc., todos los países vecinos a Iraq, prestan algún servicio a EEUU en función de sus posibilidades. Pero el caso de Irán es diferente al del resto de los países, también al caso de Siria.

Irán es el país vecino que más servicios ha prestado a la ocupación de Iraq. En todo caso, [el gobierno de] Irán no lo oculta y nunca lo ha ocultado; todo lo contrario: siempre se ha jactado de que si no fuera por su apoyo, EEUU no habría podido ocupar ni Afganistán, ni Iraq.

Altos responsables de este país, incluido el propio presidente, siempre han reconocido en sus declaraciones la existencia de esta ayuda a EEUU. A diferencia de Siria, Irán cuenta con muchas cartas en la mano para prestar tal apoyo a EEUU, esencialmente el hecho de que muchos partidos y milicias [confesionales shiíes iraquíes] están vinculados a Irán: el Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq, el Partido ad–Dawa [del primer ministro al–Maliki], las milicias de Ahmad Chalabi, etc.

La influencia que hoy en día ejercen todos estos países sobre los asuntos de Iraq es una consecuencia de la llegada de la ocupación y de la presencia de EEUU en Iraq. Esa influencia desaparecerá en cuanto se logre la liberación de Iraq y la retirada de las tropas de ocupación. Por ello, la resistencia rechaza categóricamente las [recientes] afirmaciones de los estadounidenses de que Iraq está bajo una segunda ocupación, la iraní. Últimamente, los estadounidenses han estado divulgando que la ocupación iraní es más peligrosa que la suya propia y presionan a sus aliados [árabes] en la zona para que se movilicen contra este “peligro iraní”.

La resistencia tiene muy claro que la ocupación se encarna en EEUU y que cualquier intervención y agresión de terceros [países] no tiene por qué desviarla de su esfuerzo esencial de lucha contra EEUU. El objetivo central de la resistencia es, en primer lugar, las fuerzas de ocupación estadounidenses y, en segundo lugar, los que se podrían denominar sus satélites en la zona o en el resto del mundo.

P.: ¿Cómo puede articularse la sociedad civil iraquí actualmente en la situación de violencia que padece?

R.: En la actualidad la sociedad iraquí está sometida al exterminio y, ciertamente, es ya más una sociedad militarizada que civil. En Iraq muere el miliciano; pero muere [también] el resistente civil de cualquier condición. Las fuerzas de ocupación bombardean ciudades, como ocurrió en Faluya y en la actualidad también ocurre en [la provincia de] al–Anbar y en otras provincias. La violencia está muy presente, y el pueblo iraquí ha tenido que dejar en manos de la resistencia el hacer frente a la enorme violencia que se ejerce contra él.

Pero no negamos la existencia de la sociedad civil: existe, claro está, y su labor es, principalmente, la movilización de la gente, la movilización de las energías de las que dispone el pueblo iraquí, una movilización que más que cívica es ya casi exclusivamente militar.

P.: ¿Cuál es la situación actual de los 34.000 refugiados palestinos en Iraq?

R.: A los iraquíes no nos extraña que los palestinos de Iraq estén sometidos a esta campaña de agresión y de asesinato [9], porque la causa palestina y la causa iraquí son dos caras de la misma moneda, puesto que para las nuevas autoridades iraquíes llegadas con la invasión y la ocupación tanto los palestinos como los propios iraquíes simbolizan el rechazo y la lucha contra el imperialismo, contra el sionismo, contra el colonialismo y contra la opresión.

Añadir que el papel y el comportamiento de los países vecinos [en relación con el tema de los refugiados palestinos que están abandonando Iraq] son ignominiosos: están más preocupados por prestar servicio a EEUU para mantenerse en el poder, que en proteger a los palestinos o servir a sus propios pueblos.

P.: La mayoría de los analistas políticos apuntan únicamente a motivos económicos tras la guerra y posterior ocupación de Iraq por parte de EEUU, ¿cuál es su punto de vista al respecto?

R.: Es cierto que detrás de la invasión de Iraq ha habido motivos económicos, pero hasta ahora EEUU no ha obtenido ningún beneficio económico [de la ocupación]; todo lo contrario, ha acumulado pérdidas. EEUU gasta semanalmente más de mil millones de dólares. Según las cifras que se barajan, las pérdidas en la guerra de Iraq se acercan al trillón de dólares. La presión que se ejerce ahora contra Bush para que retire las tropas de Iraq es precisamente a causa de los gastos y de las pérdidas económicas que ha causado la guerra.

Está muy claro que cuando EEUU decidió invadir Iraq el [control de su] petróleo era un asunto axial y central de la guerra. Aún así, hay que decir que aunque muchos observadores y analistas hablen de que EEUU ha iniciado la guerra por el control del petróleo, yo pienso que esta consideración, aunque cierta, es incompleta, pues sólo refleja una parte de los motivos que ha llevado a EEUU a esta invasión. Si su objetivo fuera únicamente acaparar y apoderarse del petróleo de Iraq, podría haberlo logrado sin emprender una guerra como esta. Sadam Huseín dijo a los estadounidenses que él no iba a “beber petróleo”, sino que lo tenía que venderlo. EEUU podría haber conseguido el petróleo iraquí mediante la firma de convenios, podría haber conseguido que el petróleo iraquí no se utilizase como un arma contra él. Pero en vez de optar por los convenios y los acuerdos, optó por la guerra.

EEUU invadió Iraq después de haberse asegurado y garantizado el petróleo del Caspio. EEUU, en realidad, necesitaba el petróleo de Iraq para utilizarlo como arma frente a otras economías del mundo, no lo necesitaba para el funcionamiento de su propia economía o de su propia industria, si no para enfrentarse a potencias competitivas, como China o Europa. El proyecto de los [denominados] neo–con estadounidenses era convertir EEUU en un imperio, impedir que vuelva a producirse un cierto equilibrio mundial como el que existía antes de 1989. No quieren que resurja el multilateralismo, quieren convertirse en el único imperio que controle el mundo, y para ello necesita disponer de dos fuerzas: la militar y la económica.

La batalla que hoy en día se desarrolla en Bagdad no es por ello únicamente entre las fuerzas de ocupación y las de la resistencia iraquí. Lo que ocurre hoy en día en Iraq es una batalla universal no sólo para dominar Iraq, sino que es el intento de poner en marcha el proyecto estadounidense global, imperial el denominado Nuevo Siglo Estadounidense [The New American Century]. De no ser así, EEUU ya se habría retirado de Iraq. El caso de Iraq no es como el caso de Vietnam en su día o de Líbano: Iraq representa una apuesta universal. Si EEUU saliera de Iraq perdería [toda posibilidad de imponer] su proyecto global imperialista.

La resistencia iraquí es consciente de la naturaleza de esta lucha; sabe que no está luchando únicamente por la causa de los iraquíes, por la causa de los pueblos árabes o por la causa de los europeos, está luchando por la causa de toda la Humanidad, de todos los pueblos del planeta. Y la resistencia iraquí está orgullosa de asumir ese deber de luchar a la vez por su causa y por la causa de toda la humanidad.


Notas:

(*) Awni Al Kalemji es portavoz del Frente Patriótico Iraquí y Miembro del Mando Político Unificado de la Resistencia Iraquí. Esta entrevista fue realizada por la CEOSI durante la gira de Al Kalemji por distintas ciudades del Estado español en marzo de 2007 (véase: Gira estatal de Awni Al Kalemji, portavoz del Frente Patriótico Iraquí y miembro del Mando Político Unificado de la Resistencia  Iraquí).

1.   Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: Fuertes combates en Bagdad anticipan la aplicación del nuevo plan de Bush,  Thomas E. Ricks y Ann Scott Tyson: El plan de Bush prefigura una intensificación de los combates en las calles de Bagdad y enlaces relacionados.

2.   Véase en IraqSolidaridad: Nota Informativa de la CEOSI: Prosiguen los combates en el centro de Bagdad entre residentes y tropas de EEUU y colaboracionistas .

3.   El Partido Islamista se adjudica la defensa de los derechos de la comunidad sunní en el proceso político impuesto por los ocupantes, en que viene participando de manera crítica e intermitente. Es por ello considerado por el campo anti–ocupación como igualmente sectario y colaboracionista.

4.   Referencia al repliegue del Ejército de as–Sáder en la capita (véase en IraqSolidaridad: Liz Sly: La corriente de as–Sáder negocia con los ocupantes su despliegue en barrios shiíes y Carlos Varea: La corriente as–Sáder retorna a las instituciones colaboracionistas para desactivar el conflicto con EEUU.

5.   Sobre enfrentamientos entre la resistencia y Al–Qaeda, véase en IraqSolidaridad: Nota informativa de la CEOSI: La resistencia rechaza la proclamación por Al Qaeda de un Estado islámico en Iraq y enlaces relacionados.

6.   Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea: El coste de la guerra de Iraq se ha duplicado hasta 6.500 millones de euros al mes y enlaces relacionados.

7.   Véase referencia anterior.

8.   Véase en IraqSolidaridad: Carlos Varea, Pedro Rojo y Houmad El Kadiri: Paso trascendental en la consolidación del campo anti–ocupación y de su alternativa nacional y democrática.

9.   Véase en IraqSolidaridad: Nota Informativa de la CEOSI: Cientos de palestinos huidos de Iraq se encuentran abandonados en el desierto.