Iraq resiste

 

El sur también resiste

Por Ali al–Fadhily (*)
Inter Press Service (IPS), 12/04/07

Basora.– El estallido de manifestaciones en el sur de Iraq esta semana podría poner en jaque una zona que hasta ahora las fuerzas de la ocupación de Estados Unidos consideraban su bastión.

El sur iraquí parecía tranquilo comparado con el resto del país. Los habitantes mantenían una relación pacífica con los soldados extranjeros y cooperaban con los sucesivos gobiernos locales instalados desde la invasión estadounidense en 2003.

La mayoría de los habitantes del sur son chiitas, rama del Islam que controla el actual gobierno central. Aun así, cientos de miles de chiitas participaron el lunes de varias manifestaciones en Nayaf, Kut y otras ciudades meridionales, en las que condenaron la ocupación liderada por Washington, gritaron "¡muerte a Estados Unidos!" y quemaron banderas de ese país. El comandante de la policía de Nayaf, Abdul Karim al–Mayahi, informó que en las protestas participaron al menos 500.000 personas.

"Estamos a favor de la democracia, de la libertad de expresión y de reunión. No necesariamente estamos de acuerdo con el mensaje que se difunde, pero sí con el derecho a expresarlo", dijo por su parte a la prensa el portavoz del ejército estadounidense en Bagdad, Christopher Garver.

Disturbios posteriores dejaron al menos un soldado estadounidense muerto y otro más herido en Diwaniyah, 180 kilómetros al sur de la capital.

"Hemos sido pacientes y sacrificado mucho pensando que la situación iba a mejorar pronto. Lo que vemos es que estamos empantanados en el odio, y que el derramamiento de sangre sólo sirvió para que los líderes tuvieran más poder y dinero", dijo a IPS Hussein Ali, un profesor de Diwaniyah.

En esa ciudad continúan los enfrentamientos entre las fuerzas de ocupación y el Ejército Mehdi, la milicia del clérigo chiita Muqtada al Sadr. Más soldados estadounidenses e iraquíes fueron enviados en los últimos días al sur para realizar detenciones y allanamientos en busca de armas e insurgentes. Por su parte, Al Sadr hizo un llamado a sus milicias a arremeter contra los estadounidenses.

Este nuevo levantamiento armado chiita constituye un nuevo golpe para las fuerzas de la ocupación, que ya están exigidas al máximo.

"¿Cuatro años de paciencia y qué conseguimos?", dijo a IPS Ali Hashim, comerciante de Basora. "No obtuvimos nada, salvo que los que hablan mucho pero no hacen nada se adueñaran de nuestro país. Estados Unidos nos falló y nos vendió a los que nos tratan sin piedad", añadió.

El historiador Mahmood al–Lamy consideró crítica la situación actual en el sur. "Basora es la ciudad más grande del sur y la única en Iraq que tiene un puerto cerca del Golfo (Pérsico o Arábigo). Ahora está controlada por varias milicias que se enfrentan entre sí por el contrabando de petróleo, que florece bajo la ocupación", indicó.

Lamy señaló que los residentes temen que "la situación pueda empeorar en los próximos meses por las disputas entre facciones importantes".

El historiador se refería a la salida el mes pasado del Partido Al Fadhila de la Coalición Islámica chiita en el parlamento y a la destitución de dos ministros del movimiento de Al Sadr en castigo por haberse contactado con funcionarios estadounidenses en la meridional ciudad de Nasiriyah.

La coalición chiita tiene cada vez más dificultades para mantenerse unida, aunque sus integrantes coinciden en un creciente rechazo a la ocupación, a pesar de los beneficios que les supuso el fin del régimen de Saddan Hussein (1979–2003).

"Tardamos en darnos cuenta de que estábamos equivocados sobre las intenciones de Estados Unidos", dijo a IPS Salman Yassen, del Concejo Municipal de Basora.

"Esperamos cuatro años, mientras autoridades iraquíes y estadounidenses nos mantuvieron ocupados peleándonos entre nosotros para tramar su plan de robarnos petróleo y destrozar nuestro país para que sus aliados se sintieran seguros", añadió.

En los cuatro años que lleva la ocupación de Iraq, Estados Unidos fue adoptando distintas estrategias, pero estos cambios parecen ser muy pocos y tardíos.

"El retraso de los avances políticos le costó mucho a Iraq, a Estados Unidos y a varias naciones más", dijo a IPS en Bagdad el ex policía Ahmed Jabbar. "Lo menos que se puede decir es que el mundo estaría mejor sin esta ocupación y sin las catastróficas complicaciones que provocó".


(*)Ali al–Fadhily, nuestro corresponsal en Bagdad, trabaja en estrecha colaboración con Dahr Jamail, nuestro especialista en Iraq desde Estados Unidos y quien viaja con frecuencia a Medio Oriente.