Iraq

 

Bush entre la espada y la pared: la crisis entre EEUU y Turquía puede abrir otro frente militar en Irak

El ejército turco prepara un ataque al
Kurdistán iraquí

IAR Noticias, 13/10/07

Una resolución del Comité de Exteriores del Congreso norteamericano (controlado por los demócratas) de condena al genocidio armenio detonó una crisis entre EEUU y Turquía de consecuencias incalculables para la relación estratégica entre ambos países, marcada fundamentalmente por una alianza militar en la "guerra contra el terrorismo". La frontera con el Kurdistán iraquí, es un punto clave y explosivo (de especial significado en el conflicto con Irán) que el ejército turco está a punto de traspasar para combatir a la guerrilla kurda abriendo otro peligroso frente militar en el convulsionado país petrolero ocupado por EEUU. La administración Bush, aliada de los turcos, pero también aliada de los kurdos en Irak, se encuentra en callejón sin salida.

Una poderosa fuerza militar de 15.000 efectivos, con blindados, aviones y helicópteros, espera la luz verde del parlamento turco para penetrar en el Kurdistán iraquí, en la frontera norte de Irak, para iniciar operaciones militares en gran escala contra la guerrilla kurda del PKK, informan este viernes los medios de Ankara.

La poderosa cúpula militar turca presionó y consiguió una decisión del Gobierno turco de autorizar la invasión contra contra el PKK en sus bases en el Kurdistán Sur, que será refrendada en las próximas horas por el parlamento, y que los analistas consideran como un triunfo de los "halcones" sobre los "moderados".

La escalada militar en el norte de Irak, que EEUU, la ONU, la Unión Europea y la OTAN han tratado de evitar en las últimas horas, se produce en el marco de una crisis entre los gobiernos de Washington y de Ankara desatada por una condena al genocidio armenio en el Congreso estadounidense controlado por los demócratas.

Según la prensa norteamericana, la administración de George W. Bush intenta desesperadamente "minimizar" la resolución del Comité de Exteriores de la Cámara de Representantes de condena al genocidio armenio (perpetrado por los turcos), que entre 1915 y 1917 costó la vida a entre 650.000 y 1,5 millones personas.

Luego de la declaración parlamentaria estadounidense, Turquía llamó a su embajador en Washington y advirtió a EEUU sobre las implicancias que tendrá el incidente parlamentario en el marco de las relaciones estratégicas, principalmente en el área de los acuerdos militares y del uso de las bases militares de EEUU en su territorio.

A pesar de que la resolución de condena del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EE UU no es vinculante, sino meramente simbólica, sus consecuencias -según los analistas estadounidenses- proyectan una bomba de tiempo en el marco de las relaciones bilaterales, que comprenden acuerdos de cooperación militar estratégicos para EEUU en el escenario de la "guerra contra el terrorismo" y la ocupación en Irak.

Por Turquía ingresa el 70% del transporte aéreo de mercancías y logística destinado al Ejército estadounidense en Irak y un 30% del combustible que alimentan sus más de 50 bases militares, según The Washington Post, quien cita opiniones de altos jefes militares del Pentágono afirmando que la crisis política en Washington y la crisis militar en la frontera norte, ponen en riesgo el corredor aéreo con Turquía.

El gobierno Ankara, además, puso en claro que si la resolución queda aprobada por el pleno de la Cámara -siguiente paso-, reconsiderará su apoyo a la "guerra contra el terrorismo" de la Administración de Bush.

La noticia, el jueves por la tarde, de que Ankara anunció que había llamado a su embajador en Washington, hizo saltar todas las alarmas tanto en la capital norteamericana como en la Unión Europea, así como en la sede de la Alianza Atlántica en Bruselas, donde los acontecimientos son monitoreados con "extrema preocupación", según los corresponsales internacionales.

La prensa turca ya había advertido que la aprobación de esta declaración, que significa el reconocimiento formal de que EEUU considera que lo que sucedió en los años previos a la I Guerra Mundial en Turquía fue un "genocidio", aumentará considerablemente las posibilidades de que se produzca esa intervención armada en el norte de Irak.

La OTAN, la ONU y la Unión Europea cruzaron señales tratando de atemperar la decisión del gobierno turco de invadir el norte de Irak, pero la influencia y la presión de los sectores militaristas para iniciar las operaciones se retroalimentó con la resolución del Congreso estadounidense controlado por los demócratas, que ya desató -según los medios conservadores de EEUU- un nuevo frente militar en la única frontera de Irak que permanecía relativamente "estable", mientras el resto del territorio se incendia por todos los costados.

Según la prensa turca, el parlamento turco va a refrendar lo que decida el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan , ya que su partido, el AKP (Justicia y Desarrollo), tiene la mayoría parlamentaria absoluta, y los mandos militares solo esperan las órdenes para iniciar las operaciones , mientras se llevan a cabo intensas consultas diplomáticas entre Turquía, Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN y el propio Gobierno iraquí, también en crisis por el conflicto en la frontera.

Bush entre la espada y la pared

La administración Bush, que tiene en el gobierno turco un aliado estratégico fundamental para el control de Irak, se encuentra en un verdadero dilema, ya que un despliegue militar de Ankara en el norte de Irak lo obligaría a tomar acciones contra Turquía rompiendo el equilibrio no solamente en Irak, sino también en el frente del conflicto con Irán que se valdría de esa situación para desestabilizar al poder norteamericano en la región.

En este escenario, la administración Bush se encuentra atrapada en un intríngulis ya que desde la invasión estadounidense de Irak, el Kurdistán iraquí se convirtió en región "autónoma" y uno de los principales aliados de EE UU en esta convulsa región.

Y como Turquía es el otro "gran aliado estadounidense", el conflicto del PKK ha puesto a los halcones de la Casa Blanca contra la espada y la pared.

Los combates entre las fuerzas turcas y el PKK, que ha producido 37.000 muertos desde 1984, cobraron intensidad en las últimas semanas.

En poco más de un mes los guerrilleros kurdos mataron a 27 soldados turcos en atentados, lo que potenció la presión de los sectores militaristas para ingresar con una fuerza militar en el norte de Irak para acabar con los "búnkeres terroristas".

En ese escenario, la Casa Blanca intenta mediar entre sus dos socios, pero la situación se escapa de su control. John Craddock, alto comandante de la OTAN y el más importante militar estadounidense en Europa, advirtió el jueves de que él poco podría hacer para detener una incursión militar turca en el norte de Irak.

Medios turcos, citando fuentes militares, señalaban este viernes que el alto mando militar turco dominado por los halcones ya tienen listo un contingente de 15.000 soldados para ocupar el norte de Irak "por un período relativamente largo".

Se espera que la orden militar, tras la luz verde del parlamento, se emita después del domingo, cuando se celebra en Turquía el fin del mes de Ramadán, una de las fiestas más importantes del año.


Tensión en la frontera con Irak

El primer ministro turco afirma que está dispuesto a "pagar el precio" del ataque a los kurdos

IAR Noticias / AFP, 13/10/07

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se declaró el viernes dispuesto a hacer frente a la repulsa internacional en el caso de que su país decidiera finalmente atacar las bases en Irak de los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Erdogan criticó la oposición de Washington a sus planes de incursión en el norte del vecino país.

A su vez, el independentista PKK, que lucha desde 1984 contra el poder central turco, ha amenazado con atacar al partido de Erdogan, el islamista moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo, y sostiene que una ofensiva turca contra sus bases está abocada al fracaso.

Interrogado en Estambul sobre la eventual reacción mundial contra esa operación transfronteriza, Erdogan dijo: "Después de haber entrado en un camino, el costo ha sido ya calculado. La factura será pagada".

"Vamos a discutir las implicaciones que tendrá tal decisión", dijo en referencia a la petición de autorización para intervenir en Irak que tiene previsto presentar su Gobierno la semana próxima al Parlamento.

"Cuando tomamos una decisión, tenemos en cuenta los intereses de Turquía", destacó el primer ministro, al afirmar que su país no tiene ninguna ambición territorial sobre Irak.

Exasperado por el recrudecimiento de las actividades del PKK en el sureste anatoliano fronterizo con Irak desde el principio del año y tras la muerte de 15 militares en una semana por los enfrentamientos, Turquía agitó la amenaza de una incursión militar para destruir el santuario del PKK en la región autónoma iraquí de mayoría kurda, a pesar de la oposición de Bagdad y Washington.

En cuanto a EEUU, Erdogan estuvo particularmente crítico: "Nadie nos ha pedido autorización alguna para venir a atacar Irak desde decenas de miles de kilómetros de distancia".

Ante un grupo de dirigentes locales de su formación, Erdogan ha continuado diciendo que su país "no tenía necesidad de nadie para darle consejos con respecto a una operación" en Irak.

EEUU ha advertido a Ankara en varias ocasiones contra la posibilidad de entrar en Irak bajo el argumento de que desestabilizaría una zona relativamente aislada de la "violencia sectaria" que golpea el país desde la ocupación estadounidense, en 2003.