Iraq

 

Un dirigente sindical habla de la situación del sindicalismo bajo la ocupación

Por Manuel Baptista
Luta Social, Lisboa, 03/10/07
Rebelión, 07/10/07

Falah Alwan, presidente de la Federación de Consejos Obreros y Sindicatos de Iraq estuvo durante una corta visita en Lisboa para conseguir algún apoyo para la lucha de los obreros en Iraq. Mientras estuvo aquí, conoció a algunos activistas políticos y sindicales y el 2 de octubre, participó en un debate sobre la actual situación en Iraq, desde un punto de vista de la lucha de clases.

Presentó brevemente la situación en relación al movimiento obrero, los efectos de la invasión y ocupación y las dificultades en organizar a los trabajadores, debidas a los decretos de la era de Sadam, los cuales habían sido mantenidos por el gobierno actual. En particular, muchos trabajadores a sueldo del gobierno tenían prohibido organizarse en sindicatos - no solo funcionarios, sino también trabajadores en industrias propiedad del Estado.

La idea que uno se hace de Iraq a través de los medios de comunicación está alejada de la realidad. Los medios intentan presentar un imagen en la cual se muestra a los trabajadores siendo divididos de acuerdo a delimitaciones étnicas y religiosas. Pero esto no es así. La guerra sectaria no ha sido capaz de dividir al país. No hay una guerra civil, sino una guerra entre fracciones.

Un punto importante es el hecho de que cada sector político, sobre todo aquellos en el poder y en el gobierno, tiene su propia milicia. La policía y el ejército están también penetradas por personas de estas milicias.

Aunque es bien conocido en Iraq, en Europa se ignora completamente que algunas milicias secuestran ciudadanos y realizan actos terroristas usando coches policiales y vehículos del ejército. El anterior primer ministro equipó directamente su propia milicia con equipamento robado al ejército.

Cada milicia está intentando controlar el Estado. Los ataques terroristas contra civiles están dirigidos contra las otras fracciones armadas, no contra los ocupantes.

Las tropas estadounidenses no tienen ningún efecto estabilizador en esta guerra entre milicias. De hecho, después del bombardeo de la mezquita de Samara, las tropas estadounidenses se mantuvieron como espectadores y no hicieron nada para prevenir los choques entre las diferentes fracciones rivales.

La gente va a sus lugares de trabajo temiendo que podrían no regresar. Las mujeres no pueden pasear en público sin escolta y son a menudo raptadas.

En las prisiones, las mujeres han sido torturadas y violadas, tanto por los americanos como por los iraquíes. Pero el movimiento de las mujeres ha conseguido resurgir y ha conseguido algo de éxito en hacer la vida algo menos terrible para las mujeres presas. Ellas también consiguieron una pequeña victoria al obtener que una mujer condenada a muerte fuera solo condenada a prisión.

El movimiento de los trabajadores está vigoroso. Estallaron huelgas a final de abril de este año en el sector del petróleo. Tanto estas como muchas otras huelgas han sido declaradas ilegales, pero los trabajadores continúan luchando y organizándose.

Existe mucha corrupción a nivel gubernamental, pero el tesoro no está desprovisto de cualquier capacidad para financiar la reconstrucción de Iraq. De todos modos, simplemente dejan pudrirse las infraestructuras, porque quieren privatizarlas primero, como es el caso del sector de la energía eléctrica.

El cambio de la situación vendrá del movimiento de los trabajadores. La ocupación no está evitando el enfrentamiento entre los grupos rivales, ni su lucha por el poder. El final de la ocupación no acabará en un ascendente caos; al contrario, porque la ocupación está alimentando la guerra sectaria, será más fácil para los trabajadores hacer inclinar la balanza para algo más favorable hacia sus intereses una vez que haya finalizado la ocupación.