Iraq

 

Hay mucho en juego en el Kurdistán iraquí

Por Patrick Cockburn, desde el Kurdistán iraquí
CounterPunch, 29/10/07
Rebelión, 01/11/07
Traducido por Germán Leyens

Masoud Barzani, líder de los kurdos del norte de Iraq, se mostró desafiante ayer ante la amenaza de invasión por 100.000 soldados turcos, y desdeñoso frente a la afirmación de Turquía de que sólo quiere perseguir a los rebeldes kurdos turcos.

“No representamos una amenaza para Turquía y no acepto el lenguaje de amenazas y chantaje del gobierno de Turquía,” dijo desde su fortaleza en la montaña en Salahudin, a 16 kilómetros al norte de Arbil. “Si invaden habrá guerra.”

El señor Barzani es presidente del Gobierno Regional de Kurdistán, el área autónoma kurda en el norte de Iraq que goza de casi independencia de Bagdad y que tiene fuerzas militares más fuertes que la mitad de los miembros de la ONU.

No estaba de humor como para doblegarse bajo la presión turca para emprender una acción militar contra las guerrillas del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) que tienen sus escondites en las cadenas de montañas a lo largo de las fronteras del Kurdistán iraquí con Irán y Turquía. “Mi misión principal será no permitir que ocurra una lucha entre kurdos dentro del movimiento de liberación kurdo,” declaró.

El señor Barzani dijo que el intento de Turquía de resolver su problema kurdo sólo mediante medios militares no ha funcionado durante los últimos 23 años y que no funcionará ahora. El PKK tomó las armas en 1984, buscando la independencia o autonomía del Estado turco que se negaba a admitir que tenía una minoría kurda de 15 millones.

El señor Barzani también dijo que está cada vez más convencido de que el objetivo turco no es el PKK sino el Kurdistán iraquí, que ha logrado una casi independencia desde 2003. Dijo que está convencido de que la afirmación turca de que su objetivo es el PKK “no es más que una excusa y que el objetivo es la región de Kurdistán propiamente tal.” Cuando el Gobierno Regional Kurdo (KRG, por sus siglas en inglés) posicionó sus peshmerga (soldados) en la frontera con Turquía para controlar las áreas donde se ha refugiado el PKK, la artillería turca los bombardeó, dijo.

El señor Barzani parece creer que no hay ninguna concesión que pueda ofrecer a Turquía que pudiera calmar la crisis, porque él mismo y el KRG son los verdaderos objetivos de Ankara.

La acción militar turca podría ser en gran parte simbólica, sin que las tropas en tierra avancen muy lejos, pero incluso esto tendría un serio impacto sobre la economía del KRG. Los kurdos iraquíes también serían fuertemente afectados si Turquía cerrara el puente Habur, el punto de cruce cerca de Zakho por el que pasa gran parte del comercio de Kurdistán. Unos 825.000 camiones cruzaron el puente en ambas direcciones durante el año pasado. Al preguntársele sobre el impacto que tendría la clausura del puente Habur sobre Kurdistán iraquí, el señor Barzani dijo con determinación: “No nos matarían de hambre.”

La artillería turca ya está disparando obuses a través de la frontera contra las elevadas montañas alrededor de Kani Masi, una aldea con buen regadío en Kurdistán occidental, famosa por sus huertos de manzanos. El bombardeo es persistente y evidentemente tiene el propósito de servir de advertencia a los kurdos iraquíes. “Tenemos miedo pero no tenemos otro sitio donde ir,” dijo Mohammed Mustafa, un agricultor ya mayor.

Por el momento, los aldeanos se quedan en el lugar. Muchos de ellos son cristianos siriacos cuyos padres o abuelos emigraron a Bagdad pero que habían vuelto recientemente por temor a asesinatos sectarios en la capital. Omar Mai, el jefe local del Partido Democrático de Kurdistán del señor Barzani en Kani Masi, dijo que siete aldeas en el área han sido bombardeadas recientemente.

Dijo que no había miembros del PKK en las aldeas y que estos últimos permanecen permanentemente en las altas montañas. Otro motivo por el que los guerrilleros el PKK no aparezcan en esta área es que ya hay puestos avanzados y cuarteles turcos dentro de Iraq, establecidos durante previas incursiones. En un lugar cerca de la aldea de Behova los cañones de los tanques turcos apuntan amenazadoramente a la carretera.

Al conducir hacia la cima de una montaña en la que están atrincherados los peshmerga, el señor Mai explicó con un cierto orgullo la intricada geografía de la frontera. Sobre una cumbre más baja está el ejército turco, identificable por la roja bandera turca, mientras que unos pocos cientos de metros más abajo, sobre el cerro, separados por una frágil cerca, hay guardias fronterizos kurdos iraquíes que viven en un largo barracón blanco. En un bosque detrás de ese edificio hay una villa que también fue ocupada por tropas turcas.

Más al norte, ocultos por pliegues en las montañas, están los cañones turcos que bombardean intermitentemente el área. Si el ejército turco quiere llegar al lugar no hay gran cosa que pueda detenerlo, pero es poco probable que encuentren a algún miembro del PKK, escasos en número, y bien ocultos en cavernas, en esta vasta cadena de montañas y valles.


(*) Patrick Cockburn es autor de:'The Occupation: War, resistance and daily life in Iraq', finalista en el National Book Critics' Circle Award para el mejor libro de no-ficción de 2006.