Medio Oriente

 

Egipto

¿Una lucha política o constitucional?

Por Amal Ramses (*)
CSCAweb, 01/06/05

"Ahora el día 24 de mayo (la fecha del referéndum) marca de una manera definitiva la diferencia entre los Hermanos Musulmanes y algunos partidos nacionalistas y entre la izquierda dentro y fuera del movimiento de Kefaya. Si la lucha por el cambio del artículo 76 de la constitución era una lucha constitucional para algunos, no lo era para la izquierda egipcia. Aquí no podemos hablar sobre ninguna víctima o resultados inesperados. En ningún momento se pensaba que del día a la noche el régimen va a cambiarse y volverse 'democrático' y en ningún momento se podía creer las mentiras del sistema, pero, eso sí, en este último año, y por primera vez, se ha visto hasta qué punto el régimen teme cualquier movimiento entre las clases medias y las clases obreras, hasta qué punto ha podido la izquierda, a pesar de sus problemas internos, recuperarse y movilizar la situación política en Egipto, y hasta qué punto 'Kefaya' pudo jugar un papel muy importante no sólo en la movilización contra Mubarak sino también en la movilización para todo el resto de las demandas económicas y sociales".

Últimamente se habla mucho del artículo número 76 de la constitución egipcia, sobre todo desde que el presidente Mubarak declaró su intención de cambiarlo. Como artículo de la constitución, no se podía hacer el cambio sin un referéndum y, de hecho, se declaró el día 24 de mayo como una fecha de realizarlo. Como es habitual en un gobierno militar como el de Mubarak, el resultado del referéndum estaba garantizado antes de hacerlo, ¡quizá también el porcentaje de la participación y el porcentaje de los votos a favor y en contra! De todos modos el resultado se presentó en los siguientes datos: 53.64% fue el porcentaje de la participación y 82.86% a favor, así que el referéndum ha sido probado definidamente.

Las pregunta ahora son ¿en qué aspecto se presenta este cambio constitucional? ¿cómo afecta la situación política en Egipto? Y ¿hasta qué punto presenta un cambio democrático dentro de un sistema autoritario? Desgraciadamente, todo el proceso sobre el cambio constitucional, todas las noticias sobre la "iniciativa democrática", todas las declaraciones sobre un futuro diferente, ha sido una de las mentiras del sistema de Mubarak. Esta vez, aunque intentaron utilizar otros métodos diferentes a los que se utilizaban normalmente, el sistema no podía resistir la atracción de los métodos tradicionales, así el día del referéndum se ha desenmascarado otra vez más la cara verdadera de este gobierno, deteniendo decenas de estudiantes, profesores y periodistas, de diferentes tendencias políticas, y lanzando su policía que iba pegando a las mujeres y a los hombres en las manifestaciones contra el referéndum.

¿Qué tipo de referéndum es éste que necesita toda esa represión? ¿Qué tipo de cambio democrático quiere Mubarak ofrecer al pueblo? ¿Qué tipo de gobierno que se refugie en la detención masiva y en pegar a los manifestantes para garantizar su necesidad democrática? La actitud del sistema no presenta ningún misterio si la vemos en el contexto de los últimos acontecimientos en Egipto este último año, y también si intentamos acercarnos a este artículo problemático de la constitución. Cuando empezó el movimiento de "Kefaya" o "Basta ya" en movilizar la calle egipcia, una de las demandas principales de ese movimiento, era poner fin al mando de Mubarak y a su sistema policial que ha durado 24 años, y por lo tanto a poner fin a una constitución que no deja ningún margen para ningún otro candidato.

Enfrentado cara a cara con una cantidad de manifestaciones desconocida desde la época de Nasser, con una cantidad de huelgas entre la clase obrera y los campesinos, con actos políticos en los sindicatos de periodistas, abogados e ingenieros, con las protestas de los jueces y de los profesores universitarios no había más remedio para Mubarak que intentar presentarse como el presidente democrático y declarar la iniciativa de cambiar el artículo número 76 de la constitución para que se pueda elegir el presidente entre más que un candidato y a través las selecciones directas.

Según el artículo 76, primero hace falta que un tercio de los miembros del parlamento proponga el candidato para pasar por la segunda fase; para considerarse como candidato es necesario que tenga el apoyo de dos tercios de los miembros del parlamento, y como es imposible que dos candidatos tengan cada uno esa proporción de votos, prácticamente sólo puede optar uno de ellos, y ese será el único que pueda pasar a la fase del referéndum; de modo que si en ese referéndum el candidato tiene la mayoría de los votos, resulta inevitable que acabe aprobado como presidente.

Manipulación del proceso

Con un parlamento donde se utilizan las técnicas típicas de manipular el proceso de las selecciones (comprar votos, falsificarlos o utilizar las listas de difuntos...etc) para que la mayoría de los diputados sean del partido oficial (el Partido Democrático Nacionalista), y para que no se deje ninguna posibilidad verdadera para que cualquier partido opuesto pueda presentarse como una fuerza más en el parlamento, siempre el único candidato que podía presentarse para pasar al referéndum era Hosni Mubarak, y utilizando las mismas técnicas siempre ha tenido la mayoría necesaria para ser el presidente.

Así, cuando la situación en Egipto después de tantos años de colapso económico, social y político ha llegado a su límite y por lo tanto han empezado todos los partidos y grupos políticos a moverse para poner fin al mando de Mubarak y su gobierno, por primera vez la reacción de este gobierno ha sido de una sorpresa inesperada: el presidente decide cambiar ese artículo y declara su deseo de que otros candidatos se presenten al cargo de presidente y cambiar el sistema de las selecciones, en una iniciativa que algunos grupos opuestos, como los Hermanos Musulmanes, lo han llamado "iniciativa democrática".

Ahora bien, la "iniciativa democrática" no dura más que un día porque después de esta declaración la segunda sorpresa llega con los detalles del cambio deseado: para nombrarse como candidato, hay que asegurarse de la "seriedad de la candidatura" ¿y como se puede asegurar "la seriedad"? Se considera candidato cuando una persona tenga en el parlamento el apoyo de 65 diputados y 25 Sheiks. Pero si la mayoría absoluta del parlamento son los del partido oficial ¿cómo es posible para otros candidatos fuera del Partido Democrática Nacionalista que tengan la prueba de esa cantidad de diputados y Sheiks?

La "iniciativa democrática" no se detiene en este límite. Hay que probar el cambio a través de un referéndum que tiene sólo una pregunta: ¿Estas de acuerdo con el cambio del artículo 76 o no? Aquí, en el caso de que la respuesta sea "sí", significa aprobar esta mentira de cambio, y en el caso de que sea "no", significa aprobar otra vez el artículo antiguo de la constitución.

Por consiguiente se ha llegado a un acuerdo dentro del movimiento de "Kefaya" y entre la mayoría de los partidos políticos izquierdistas, islamistas y nacionalistas de boicotear el referéndum, siguiendo adelante con sus manifestaciones contra Mubarak, contra su gobierno y contra cualquier mentira que se presente como un "cambio democrático", unas manifestaciones que han llegado a ser un aspecto diario de la vida en Egipto.

Ahora y después de que el artículo 76 se ha cambiado por otro casi igual, y después de la opresión brutal de las manifestaciones y la detención de decenas de personas, nos encontramos con dos actitudes diferentes en el movimiento político. El primero se presenta en la reacción de los Hermanos Musulmanes y algunos partidos como El Tagamu y El Wafd. Aquí vemos como se declara la batalla entre el gobierno y la oposición como una batalla entre el verdugo y su víctima y, como siempre, el verdugo tiene que ganarla, así no le queda a la victima más remedio que llorar lo que se ha perdido y lo que se va a perder.

Las esperanzas que se han establecido, sobre todo por parte de los Hermanos Musulmanes pensando en las posibilidades del "cambio democrático", se han machacado con la insistencia del gobierno de no abrir ninguna posibilidad para cualquier otro candidato. Por lo tanto, para los que pensaban que se podía reformar el sistema cambiando un artículo por otro o una ley por otra, y para los que pensaban que el sistema con toda su voluntad iba a abrir el camino para compartir el poder y volverse "de repente" en un gobierno diferente y menos represivo, se encuentran en el mismo sitio donde estaban antes de empezar la batalla: otra vez tienen que soñar e intentar "reformar" el sistema desde dentro, otra vez tienen que intentar lograr la legitimidad necesaria para llegar al parlamento. No obstante, para lograr la reforma y la legitimidad deseada, su política depende de establecer un grado de conciliación y unos momentos de paz con el sistema porque, según su proyecto político, es la única manera de que se pueda ganar la legitimidad necesaria.

Los Hermanos Musulmanes y la izquierda

Esta vez sus posibilidades se centraban en cambiar el artículo 76 de la constitución, y por lo tanto en sus manifestaciones intentaban presentar su cara pacifista, marcar la diferencia entre ellos y los izquierdistas en el movimiento de Kefaya y defender su derecho de compartir el poder pero sin llegar a abrir fuego contra el gobierno, y sin poner en duda de manera clara la posibilidad de que el sistema acepte este tipo de conciliación. Otra vez Mubarak dispara contra cualquier intento de compartir el poder, otra vez traiciona todas las apuestas en su "democracia". Al final se cambia el artículo problemático por otro igual. Así para los que hicieron de ello una batalla "constitucional", una batalla de "legitimidad" o una batalla de "cambiar desde dentro", el verdugo termina levantando su espada y la victima llora la perdida inesperada.

Al otro lado del movimiento contra Mubarak, nos encontramos con la izquierda que estaba desde los años setenta al margen de los acontecimientos políticos en Egipto. Esa izquierda pudo salir de su estancamiento, lanzando el eslogan "Kefaya" o "Basta ya". Pero este eslogan deja de ser solamente un eslogan, volviendo a ser un movimiento entero que en este último año ha sido capaz de movilizar, activar y reavivar todos los grupos izquierdistas, islamistas y nacionalistas en Egipto. "Kefaya" ya se ha convertido en la chispa para cualquier acontecimiento político, porque es la única demanda que podía unir toda la oposición egipcia.

Ahora el día 24 de mayo (la fecha del referéndum) marca de una manera definitiva la diferencia entre los Hermanos Musulmanes y algunos partidos nacionalistas y entre la izquierda dentro y fuera del movimiento de Kefaya. Si la lucha por el cambio del artículo 76 de la constitución era una lucha constitucional para algunos, no lo era para la izquierda egipcia. Aquí no podemos hablar sobre ninguna víctima o resultados inesperados. En ningún momento se pensaba que del día a la noche el régimen va a cambiarse y volverse "democrático" y en ningún momento se podía creer las mentiras del sistema, pero, eso sí, en este último año, y por primera vez, se ha visto hasta qué punto el régimen teme cualquier movimiento entre las clases medias y las clases obreras, hasta qué punto ha podido la izquierda, a pesar de sus problemas internos, recuperarse y movilizar la situación política en Egipto, y hasta qué punto "Kefaya" pudo jugar un papel muy importante no sólo en la movilización contra Mubarak sino también en la movilización para todo el resto de las demandas económicas y sociales. Desde el punto de vista de los Hermanos Musulmanes, la batalla termina por el momento, pero para la izquierda la lucha ya ha empezado, y es una lucha mucho más larga que lo que necesita el cambio de un artículo o una ley, es una lucha de las clases obreras contra el capitalismo y contra cualquier forma de explotación. Las demandas de la izquierda y de las clases obreras no se limitan por cualquier constitución, y por lo tanto no terminan cuando el sistema intenta esconderse detrás de esas leyes. Quizá el cambio para los Hermanos Musulmanes se puede llevar desde el mismo parlamento y dentro del mismo sistema, pero no es lo mismo para las clases explotadas. Cuando se lanzó el movimiento de "Kefaya" o "Basta ya", se lanzó contra todo el sistema con todas sus leyes.

Ahora Mubarak ha podido superar el problema constitucional, algo que no significa que el gobierno ha superado su crisis, porque le queda el enfrentamiento más importante, el enfrentamiento con esas clases que ya han empezado a organizarse y tener fuerza para otras batallas mucho más largas y mucho más definitivas.


(*) Amal Ramses es miembro del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe (CSCA)

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