Medio Oriente

 

Conferencia de Roma

Guerra hasta que nos convenga

Por Gennaro Carotenuto (*)
Corresponsal en Roma
rodelu.net 28/07/06

La conferencia de Roma chocó con la negativa estadounidense a pedir siquiera un alto el fuego. Cuatro cascos azules fueron muertos deliberadamente por Israel, que sigue destruyendo científicamente el país de los cedros. Sin embargo el “Tsahal” no logra vencer la resistencia de Hizbollá y la estrategia del presidente Ehud Olmert se debilita.

La noche del martes, en el sur de Líbano, fue un infierno. Sin embargo los cascos azules de la ONU, que presidían desde los ochenta el puesto de observación de Khian, habían respetado todas las normas. Se comunicaban continuamente con el ejército israelí, que seguía golpeando masivamente el entorno. Khian es uno de los puntos desde donde parten los misiles que martirizan la región israelí de Galilea. El puesto de la ONU está ahí para otorgar informaciones sobre estos ataques. Son los cascos azules “con binoculares”, que el ejército israelí desprecia –como afirmó un vocero del gobierno– y que pretende que sean sustituidos por otros cascos azules que hagan el trabajo sucio: desarmar a Hizbollá, en lugar de los libaneses. Diez veces –según demuestra la escalofriante investigación de la ONU– los cascos azules pidieron desesperadamente que cesara el fuego. Diez veces el mando israelí contestó que sabían que estaban ahí. Pero el fuego no cesó. Cuando un misil israelí teleguiado –es decir “inteligente”– logró matar a cuatro cascos azules, un austríaco, un canadiense, un chino y un finlandés, ya se habían contado 21 proyectiles y cuatro ráfagas de artillería disparadas contra el puesto de la ONU, toda una amenaza que el Estado hebreo lanza contra una futura misión internacional.

Frente al crimen de guerra israelí, la primera reacción del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, fue durísima. Habló de ataque israelí “deliberado”, estando de acuerdo con el embajador chino, Wang Guangya, en pretender una resolución de firme condena de Israel. Mientras los israelíes pedían disculpas por el “error”, el embajador estadounidense en Tel Aviv, Daniel Ayalon, mentía descaradamente culpando a Hizbollá de la masacre, y John Bolton, desde la ONU, cerraba las puertas a cualquier resolución que condenara a Israel. Frente a la patética pero poderosa labor estadounidense, el valiente Kofi Annan, que pocas horas después debía llegar a Roma para la conferencia internacional sobre Líbano, dio marcha atrás y llegó a aceptar las disculpas del jefe de gobierno Ehud Olmert y hasta agradecerle por las condolencias.

Bintl Jbeil, la Masada Chiita

En las guerras mediorientales los procesos de autovictimización son parte del juego. El expansionismo militarista israelí siempre se representa a sí mismo como reacción a la crueldad terrorista islámica que pretende destruir al Estado hebreo. La parte árabe argumenta la superioridad militar israelí y su terrorismo de Estado con rasgos a menudo antisemitas y metáforas nazis tan burdas cuanto apreciadas por la parte menos ecuánime de la izquierda filopalestina mundial. La palabra “Masada”, en la historia del pueblo hebreo evoca la resistencia de la fortaleza de Masada, en Judea, frente a los soldados romanos en el año 74 y es parte de la épica del pueblo judío. Ahora el pueblo de Bintl Jbeil, a apenas cuatro quilómetros de la frontera israelolibanesa, se está transformando en un símbolo de la resistencia libanesa frente a la agresión israelí. Frente a la superioridad militar israelí, la resistencia de los milicianos es una suerte de Masada chiita, donde los brutales romanos son los israelíes y los heroicos judíos son Hizbollá. Prácticamente destruido por las bombardeos, Bintl Jbeil resiste desde hace cinco días. Un testimonio recogido por la agencia ap habla de “perros entre los cadáveres de la ciudad destripada”. Robert Fisk, en las páginas del británico The Independent, relata la resistencia de los supuestos terroristas que defienden casa por casa el pueblo y han causado hasta 14 bajas a los invasores, un verdadero shock para la sociedad israelí que hasta ahora había respaldado abrumadoramente la invasión.

Tanto la prensa árabe como la israelí, a dos semanas del inicio de la guerra, se interrogan sobre la estrategia del gobierno de Olmert. Si el objetivo del furor ideológico y militar israelí era destruir a Hizbollá, está lejos de lograrlo. El 40 por ciento de chiitas que componen la población de Líbano hoy día se sienten más representados por Hizbollá, así como entre los palestinos frente al martirio de Gaza aumenta el respaldo a Hamas. Hizbollá nació de la ocupación israelí del Líbano así como Hamas se consolidó en la primera Intifada. Como Hamas, ha llegado al poder en Palestina por la irreductibilidad política israeloestadounidense, del mismo modo en Líbano el rechazo a la agresión israelí podría repetirse el mismo esquema. Si Israel pretendía la caída del gobierno de Fuad Siniora, en el que está presente Hizbollá con dos ministros, es posible que los bombardeos indiscriminados de estas semanas puedan entregar todo Líbano al “partido de Dios” chiita dificultando la labor de los cristianos maronitas, más cercanos de Occidente.

La situación libanesa bajo el fuego israelí es desesperada. Día a día vuelven a ser bombardeadas las infraestructuras de un país rehén de su impotencia. Los daños se calculan en más de 3 mil millones de dólares y –es el número más grave– un libanés de cada cuatro tuvo que abandonar su casa bajo las bombas. Por mucho menos la otan inició la guerra en Yugoslavia en 1998. Y si la alternativa era involucrar en la crisis al gobierno sirio del joven Bashar o incluso a Irán, a través de la desestabilización de la región, las dificultades militares encontradas están lanzando una siniestra señal a Israel.

Luz verde en Roma

El miércoles 26, en Roma, se reunieron los ministros de exteriores de 14 países. Estaban ausentes Israel, Siria e Irán, los países clave de esta crisis. El objetivo de los participantes árabes era obtener un llamamiento común para un alto al fuego inmediato. El objetivo de los europeos, encabezados por el ministro de Exteriores francés, Philippe Douste–Blazy, era apuntar a una tregua limitada pero inmediata. Estados Unidos estaba preocupado de que los europeos se acercaran demasiado a las posiciones árabes. El objetivo de Condoleezza Rice era impedir que se hablara de tregua, detener cualquier perspectiva de paz inmediata, planteando un diplomático “alto al fuego sustentable”. Detrás de esta fórmula se busca otorgar a Israel todo el tiempo necesario para aniquilar a las fuerzas de Hizbollá. Aniquilamiento que está resultando mucho más difícil de lo esperado al ejército israelí, tanto que Hazem Saghieh, desde las columnas del diario libanés Al–Hayat, se pregunta “si toda la brutalidad del ejército israelí no puede con Hizbollá, ¿cómo pretendían que fuera el débil ejército libanés el que los desarmara?”. Sin embargo Israel –el país que menos resoluciones de la ONU respetó en la historia– justifica la guerra por el hecho de que el gobierno libanés no logró desarmar a Hizbollá como estaba previsto en la resolución 1.559.

Así la cumbre de Roma se ha solucionado con un triunfo parcial israeloestadounidense, el único posible, que deja al Tsahal la libertad de seguir destruyendo Líbano, para hacer permanente el retorno israelí a una zona de seguridad en el sur del Líbano y utilizar para sus fines la eventual presencia de tropas de la ONU. Frente a la probable llegada de cascos azules, la prensa árabe se pregunta. ¿Tendrían mandato de interposición o de combate? ¿Contra los dos contendientes o solamente contra Hizbollá? Si Hizbollá volviera a violar el territorio israelí intervendrían, ¿pero tendrían mandato para intervenir también si fuera el Tsahal quien violara la soberanía libanesa? ¿Y por qué –sostienen los más ingenuos– los cascos azules deben residir en el sur de Líbano y no en el norte de Israel desde donde se viola diariamente el territorio libanés? De tantas preguntas no se preocupa el gobierno israelí, para el cual “la conferencia de Roma nos dio la luz verde para seguir en la ofensiva durante varias semanas”. A falta de una condena de parte de las Naciones Unidas por el asesinato de los cuatro cascos azules, en las siguientes 48 horas los soldados de la democracia israelí han atacado un convoy de tres camiones con ayuda y medicinas ingresado desde Siria, asesinando a un camionero y destruyendo al menos dos ambulancias. Mientras tanto, en la Franja de Gaza el Tsahal no ha terminado de producir “daños colaterales”. Este miércoles, mientras los ojos del mundo miraban hacia Roma y a Beirut, 50 de los tristemente célebres tanques Merkava israelíes penetraron dos quilómetros dentro de la Franja. Cuando se retiraron dejaron 23 muertos, 14 de los cuales son civiles. Entre ellos Sabah Habib, una niña de apenas 3 años.


(*) Gennaro Carotenuto es columnista del semanario Brecha de Uruguay. Publicado en Brecha, el 28 de julio de 2006


Roma: Crónica de un fracaso anunciado

Estados Unidos quiere más sangre en Medio Oriente

APM (Agencia Peridística del Mercosur), 28/07/06

En Roma sucedió lo que Washington anunció que sucedería. Bush bloqueó toda iniciativa de cese del fuego para apoyar a Israel en su ofensiva genocida.

Con eufemismos o en forma directa, la administración del presidente George W. Bush había anunciado que sucedería lo que finalmente aconteció. En Roma, el miércoles último, la secretaria de Estado Condoleezza Rice bloqueó toda iniciativa de un cese del fuego en el Líbano porque la guerra, la ocupación de ese país y de los territorios palestinos y el exterminio de la resistencia contra la política fascista de Israel son los primeros objetivos de Washington.

Es por eso que los representantes de Estados Unidos, de Naciones Unidas (ONU), de varios países de Europa y de algunos del mundo árabe culminaron la reunión realizada en la capital italiana sin llegar a acuerdo alguno respecto de un cese del fuego en el Líbano, país que esta siendo agredido en forma despiadada por las fuerzas armadas de Israel.

A tal punto Tel Aviv puso en práctica sus habituales prácticas de exterminio que el propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, reconoció que la reciente matanza de un grupo de observadores de ese organismo por parte de los israelíes pudo haber sido intencional.

El primer ministro israelí, Ehud Olmert, desmintió las declaraciones del alto funcionario internacional, casi al mismo tiempo que en ámbitos de la Cruz Roja y de la propia ONU crecían las sospechas de que las fuerzas armadas de Israel están utilizando fósforo blanco –arma química prohibida – contra las poblaciones del Líbano y de los territorios palestinos. La versión tuvo tal repercusión que incluso medios periodísticos pro israelíes –como es el caso del diario argentino La Nación– se refirieron al caso.

El miércoles en Roma, Rice y varios otros ministros de asuntos exteriores se reunieron para supuestamente tratar un cese del fuego en el Líbano. Sin embargo, pocas horas después, la secretaria estadounidense de Estado manifestó que Washington apoyaba un fin urgente del conflicto pero aclaró que el Medio Oriente no podía volver al "status quo" de la incertidumbre política y la inestabilidad en el Líbano.

En buen romance, las palabras de Rice indicaron que, para Estados Unidos, el cese de hostilidades sólo sería posible luego de la victoria militar de Israel, primer paso para continuar con la ofensiva aliada de Washington y Tel Aviv contra Siria e Irán.

Se trata de una estrategia diseñada incluso antes de la invasión a Iraq, en 2003, por el secretario de Defensa , Donald Rumsfeld, su ex mano derecha y actual titular del Banco Mundial (BM), Paul Wolfowitz, Rice y el alto mando político y militar israelí, representantes del Pentágono en Medio Oriente.

Por su parte, Annan declaró en el encuentro de Roma que cualquier solución al conflicto debe contar con la participación de Siria y de Irán.

El secretario general de la ONU reiteró sin embargo su política de doble rasero porque volvió a exigir el cumplimiento de las resoluciones de la ONU, que estipulan que el Líbano debe controlar su propia frontera y que el Hezbollah debe desarmarse, sin hacer mención alguna de la larga serie de resoluciones que condenan la política expansionista y agresiva de Israel en el área.

Luego de escuchar un dramático llamado del primer ministro libanés Fouad Saniora, que los exhortó a detener las muertes, los representantes dijeron que habían convenido en la necesidad de desplegar una fuerza internacional bajo el control de la ONU en el sur libanés, consignaron varias agencias internacionales de noticias.

Esas mismas fuentes destacaron que los participantes expresaron su determinación de trabajar de inmediato para llegar, con la mayor urgencia, a un cese al fuego que ponga fin a la violencia y las hostilidades de ahora. “El cese al fuego debe ser duradero, permanente y sostenible", indicó el canciller italiano Massimo D`Alema.

Los países de la Unión Europea (UE) continuaron así con su conocida actitud de cacarear oposición a las iniciativas de Washington pero someterse a ellas con una cobardía política casi inaudita, teniendo en cuenta las posibilidades reales que tiene ese bloque de actuar con más peso sobre el tablero internacional.

Estados Unidos e Israel reconocieron varias veces en los últimos días, mientras siembran de muerte al Líbano y a los territorios palestinos, que el objetivo es ocupar una franja de varios kilómetros en el sur de ese país y luego operar a través de una fuerza internacional, que podría ser de la ONU, aunque, reconocieron, preferirían que fuese de la Organización de Tratado de Atlántico Norte (OTAN).

Por supuesto que no faltaron las hipocresías de siempre: “a pesar de que no se alcanzó una posición común sobre los detalles para aplicar un cese al fuego, los participantes coincidieron también en conseguir ayuda humanitaria para el Líbano y realizar una conferencia de donantes”, afirmo por ejemplo la agencia de noticias estadounidense AP.

El mismo medio añadió: “los cancilleres y otros altos funcionarios de 15 naciones, al igual que Annan y representantes de la Unión Europea y del Banco Mundial, acordaron en una declaración expresar profunda preocupación por el alto número de víctimas civiles en el Líbano (…). Los representantes hicieron un llamado a Israel para que ejerza la mayor contención y deploraron la destrucción de infraestructura en el país”.

Nada dijeron de la gestiones de última hora realizadas por el gobierno de Estados Unidos para el envió de nuevas unidades misilísticas de precisión, a pedido de Israel, ni que los bombardeos ordenados desde Tel Aviv ya han causado cientos de muertes y el desplazamiento de más de un millone de personas. Tampoco citan que los corredores humanitarios y sanitarios están siendo bloqueados por las fuerzas armadas de Israel, lo que llevo a la ONU a alertar sobre la inminencia de una verdadera catástrofe.