Medio Oriente

 

Un hecho crucial para el futuro de la región y la situación mundial

Triunfo en Medio Oriente

Por Roberto Ramírez
Socialismo o Barbarie, periódico, 17/08/06

Es así de simple. Las máquinas de mentir de la televisión y la prensa de EEUU y sus lenguaraces repetidores de América Latina tratan de desdibujar y empequeñecer este hecho inmenso. Incluso, hasta existen en el planeta dos personajes que proclaman lo contrario; dicen: “¡ganamos!” Pero como se trata del presidente Bush y del primer ministro de Israel, Olmert, pocos los toman en serio. El fiasco de EEUU e Israel en Líbano va a tener serias consecuencias, tanto a escala mundial como del mundo árabe e islámico. Veamos algunas de ellas.

En el análisis que hicimos al iniciarse la guerra, decíamos que “para entender lo que sucede en Medio Oriente era necesario ubicarlo en el marco de la «crisis de hegemonía» por la que está pasando EEUU, cuyo punto nodal es el fracaso del proyecto «super–imperialista» intentado por la administración Bush. El sueño de hacer del siglo XXI el «nuevo siglo norteamericano» –así fue bautizado ese delirio por sus autores– se ha transformado en pocos años en una pesadilla [...]

“[Pero] hay que distinguir cuidadosamente entre este fracaso rotundo de la administración Bush y el poderío «estructural», económico y militar, que aún conserva indudablemente el imperialismo yanqui. El desastre de Bush ha abierto una situación política mundial de «crisis de dominación» de EEUU, pero no todavía una debacle «estructural» de este imperialismo.

“Esta «crisis de hegemonía» de EEUU que marca la coyuntura mundial va también acompañada de una «crisis de legitimidad», tanto del imperialismo yanqui como de sus acompañantes, entre ellos el Estado de Israel. La impopularidad mundial de Bush y de EEUU ahora es también acompañada por la de Israel” (SoB 83, 20-7-06).

El centro geopolítico de este proyecto de dominación mundial era la estructuración del “nuevo Medio Oriente”. Condolezza Rice salió a recordarlo, diciendo que la guerra del Líbano eran los dolores de parto de ese “nuevo Medio Oriente”. En verdad, se trata de un Medio Oriente desconocido por los geógrafos, ya que, en los mapas de los teóricos neoconservadores, el “nuevo Medio Oriente” o el “amplio Medio Oriente”, es una franja del planeta que va desde Marruecos (al oeste) hasta Pakistán (al este) y desde Arabia Saudita (al sur) hasta las ex repúblicas soviéticas de Asia central (al norte). Y “casualmente”, en el centro de este soñado imperio colonial del siglo XXI se encuentra Israel, el estado Nº 51 de EEUU.

Se trata de un plan de recolonización, que tiene que ver con dos hechos: que el Medio Oriente es un centro geopolítico imprescindible para aspirar al dominio mundial, y que tiene además las mayores reservas de energía del planeta. La ocupación de Afganistán y sobre todo la aventura de Iraq eran puntos centrales de ese plan, justificado con la fábula de la “guerra contra el terrorismo”. Pero las cosas le están yendo mal a Bush en esos dos primeros casos.

La guerra del Líbano iba a ser –según palabras del propio Bush– el “tercer frente de la guerra contra el terrorismo”. ¡Allí, al fin, iban a tener una victoria categórica! Y, si lo lograban, el cuarto y quinto frentes serían los ataques a Irán y Siria. (Ver “Una guerra barata con muchos beneficios”).

Se extenderá y profundizará la crisis de hegemonía yanqui

Semejantes fracasos nunca salen gratis. A escala mundial, el resultado más previsible es que se profundice la crisis de dominación de EEUU.

¿Qué significa esto? La crisis de “crisis de hegemonía” o de “dominación” de EEUU se expresa mundialmente en el hecho de hay un número creciente de estados y también de otros “actores” políticos y sociales, nacionales e internacionales, que actúan sin pedirle permiso a Bush; es decir, independientemente (en mayor o menor grado) de Washington.

Estados Unidos aparecía hasta hace pocos años (sobre todo después de la caída del Muro de Berlín) como la gran superpotencia, a la que obligatoriamente todos debían prestar obediencia y no hacer nada sin su aprobación o participación. Hoy la tendencia mundial predominante es otra: los “desobedientes” se multiplican. Pasan montones de cosas que están fuera de su control y emergen centros de poder que contrarían el predominio estadounidense. Después de este fracaso, lo más probable es que esta tendencia se fortalezca.

Estas fuerzas independientes a veces actúan abiertamente en contra, como por ejemplo aquí, en el caso de Venezuela. Más ampliamente, América Latina se ha convertido, aunque muy desigualmente, en otro “espacio de desobediencia” hacia EEUU, cuando hasta hace poco imperaban las “relaciones carnales” estilo Menem.

En otros casos, no hay un enfrentamiento “directo”, pero sí “movidas” en que EEUU simplemente es dejado de lado. Un ejemplo son los “reacomodamientos” que tienen lugar en Asia con la ASEAN y la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), encabezada por China y Rusia, que ha abierto sus puertas a Irán, ignorando los clamores de Bush.

Posiblemente una consecuencia de este complejo ajedrez geopolítico ha sido que, en la guerra del Líbano, un arma decisiva en la derrota de EEUU-Israel fue la bazuka rusa RPG-29, que acabó con una de sus siete divisiones blindadas y con el mito del “invulnerable” tanque Markaba.[1] ¿Estas armas llegaron masivamente a Líbano sin algún visto bueno del Kremlin?

Sin embargo, lo más importante no es el juego entre estados sino los posibles reflejos en las masas trabajadoras y populares, especialmente del Tercer Mundo. Está siendo sepultado el mito de la “omnipotencia” de Estados Unidos (y de sus perros de presa, como Israel). Sobre todo en los años 90, esta fábula de la “superpotencia” imposible de desafiar fue el gran argumento para convencer a todo el mundo de que no quedaba otra que “agachar el lomo”. Esto se está acabando, al ritmo de los fracasos de Bush.

Las consecuencias en Medio Oriente

Pero las secuelas seguramente van a ser más graves y directas en Medio Oriente, que fue precisamente el centro de las aventuras imperialistas norteamericanas bajo la administración Bush.

Un ex embajador de la Liga Árabe en Londres, Ghayth Armanazi, hace un análisis muy exacto del cambio que implica esta guerra y sus efectos:

“Los árabes de las anteriores generaciones –dice–, vivieron bajo una sombra de efectos acumulativos: durante años y años se les dijo que nada se podía hacer contra la fuerza de Israel. Ahora todos los árabes están despertando a nueva realidad. Algunos miles de combatientes irregulares, la mayoría ligeramente armados, pero con voluntad de lucha, pudieron enfrentar al monstruo que tanto temían. Con tanta fuerza que posee, pudieron pararlo, y lograron matar al dragón de sus pesadillas.

“Esta es la idea que crecerá con fuerza inevitable, no sólo en la lucha de cada día, sino también en las memorias, las leyendas y los mitos. [...]

“El efecto de la resistencia firme de los combatientes de Hezbollah al ejército omniconquistador de Israel, será de enorme alcance, sin importar los detalles del arreglo inmediato del conflicto libanés, que será tan inestable como los arreglos anteriores. Cada fuerza extranjera que ha venido al Líbano a «guardar la paz» se ha ido con su cola entre sus piernas, y no hay razón para creer que va a ser distinto con la nueva «fuerza multinacional»... [...]

“Más allá de Líbano, esa sensación está corriendo como el fuego en un campo seco a través de todo el mundo árabe y musulmán. Es la sensación de poderío creada por la leyenda de Bint Jbeil y otros campos de batalla, que se han incorporado ya al folklore popular.

“Es una sensación de poderío que podría eventualmente sellar la suerte no sólo de Israel, sino también de esos gobiernos árabes, que son vistos por su gente como los «vendedores» de la falsa idea de la impotencia árabe para ocultar su propia impotencia y corrupción...” [2]

El autor termina coincidiendo con Condoleeza Rice: efectivamente, lo del Líbano han sido las contracciones del nacimiento de un “nuevo Medio Oriente”... pero completamente distinto al de “la agenda de fantasía del País de las Maravillas que soñaban en Washington”.

Las consecuencias al interior de EEUU

Tampoco al interior de EEUU este fracaso va a dejar de tener secuelas. Sin embargo, es difícil hacer pronósticos más concretos.

La caída en picada del apoyo a Bush (especialmente en relación con el desastre de Iraq), los problemas internos como el de los inmigrantes (que ahora vuelve a reanimarse con la convocatoria de una marcha de un millón de personas a Washington), junto con otros elementos de crisis y descontento, no terminan sin embargo de cuajar en movimientos de masas que tengan continuidad, ni programas que vayan más allá de las demandas inmediatas.

Podríamos decir que en EEUU los elementos de crisis y la impopularidad de Bush todavía van mucho más adelante que la respuestas de las masas.

Otra crisis política que asoma en el horizonte son las elecciones legislativas de noviembre próximo. Es muy probable que sean una catástrofe para el Partido Republicano y Bush pierda su control del Congreso. Pero, al mismo tiempo, los demócratas no presentan una alternativa política creíble ni muy distinta (incluso en términos burgueses) a la de los neoconservadores en crisis.

De todos modos, comienza a plantearse el interrogante de si Bush podrá aguantar en la presidencia dos años más. Ha nacido un movimiento por su destitución, que aún es minoritario. Sin embargo, en la burguesía norteamericana muchos deben estar pensando cuántos otros desastres va a perpetrar en los casi dos años y medio que le faltan para terminar su mandato.

Un riesgo: EEUU-Israel pueden tratar de “huir hacia delante”

Dijimos inicialmente que “se ha abierto una situación política mundial de «crisis de dominación» de EEUU, pero no todavía una debacle «estructural» de este imperialismo”.

Esto hay que tenerlo muy en cuenta, porque el imperialismo yanqui no ha quedado reducido a la impotencia ni se va quedar de brazos cruzados. Lo más grave es que algunos sectores del imperialismo, especialmente en el campo afín al Estado de Israel, siguen insistiendo en la línea de “huir hacia delante”.

La reciente guerra fue una ilustración de esta política: “ante la catástrofe de Iraq (que se perfila también en Afganistán), huyamos hacia la guerra con Irán, pasando primero por el Líbano”.

Después de este fracaso, estos mismos sectores comienzan proponer algo peor: un ataque con armas nucleares. Así, en el Jerusalem Post del 7-8-06, una solicitada de un “New Right Movement” inicia la campaña por un bombardeo atómico a Irán.

Si esto fuese un hecho aislado, podría pasar como una chifladura. Pero es sólo otra expresión de una campaña más generalizada. Así, el 20 de julio pasado, el CRIF (consejo de instituciones sionistas de Francia) y su par europeo publicaron solicitadas en los principales diarios franceses, alemanes y holandeses llamando a la acción militar contra Irán, incluyendo armas atómicas.[3] Es para inquietarse, considerando además la facilidad con que Israel vende en Washington sus proyectos de “guerras baratas con con muchos beneficios”.

Por otra parte, en Estados Unidos estas propuestas que vienen de Israel tienen un terreno abonado. Ya en la primera presidencia de Bush comenzó la propaganda acerca de una “nueva generación de armas nucleares”, maravillas de la técnica que tendrían la bondad de no causar mayores daños a al población civil. Es un hecho que, bajo Bush y el criminal de guerra Rumsfeld que dirige el Pentágono, fue dejada de lado la antigua doctrina que pone aparte a las armas atómicas como “armas estratégicas”. Ahora ya se empieza a considerar su uso “táctico”, como un arma más. Asimismo, la eventualidad de un bombardeo nuclear a Irán está desde hace un año en estudio en el gabinete del vicepresidente Dick Cheney, gestor clave del ataque al Líbano.[4]

No decimos, por supuesto, que esto sea lo más probable. Señalamos estos hechos para subrayar la necesidad de redoblar la lucha contra un imperialismo que, en su progresiva decadencia, está siendo en estos momentos peligrosamente dirigido por una pandilla tan imbécil como criminal.


Notas:

1. Viktor Litovkine, “Israël accuse les lance-roquettes russes de ses revers au Liban”, agencia rusa Novosti, 11-8-06.

2. Ghayth Armanazi , “Israel has already lost this war”, The Independent, 11-8-06.

3. “Des organisations sionistes appellent au bombardement atomique de l’Iran”, Red Voltaire, 7-8-06.

4. The American Conservative, 1-8-05, citado por Red Voltaire, 3-8-05.