Medio Oriente

 

Lo que dice realmente la Resolución 1701 de cese al fuego del Consejo de Seguridad de la ONU

Más agujeros pro-israelíes que un queso suizo

Por Virginia Tilley [1]
CounterPunch, 19/08/06
Rebelión, 22/08/06
Traducido por Germán Leyens [2]

¿Qué augura realmente la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, sobre las condiciones para el actual cese al fuego en Líbano? El hecho mismo de que fue firmada por todos podría ser alentador, pero nadie está seguro de cuál será su verdadero impacto y casi todos se muestran escépticos: ¿Para Israel, asegurará el resultado que sus dirigentes pretenden (desesperadamente) que lograron con esa horrenda guerra – es decir un desarme final de Hezbolá? ¿Para Líbano y Hezbolá, asegurará la retirada de Israel? ¿Sea como sea, durará?

Más importantes que sus provisiones precisas son los hechos en el terreno. Por una parte, Hezbolá es “victorioso” en su derrota de las ambiciones militares de Israel, pero gran parte del propio Líbano está en ruinas; la paz para una población traumatizada es algo urgente. Por otra parte, los militares israelíes fueron escarmentados e Israel judío está horrorizado; más pérdidas infructuosas de vidas de soldados se han convertido en anatema político. Estos factores podrían conducir a que los cañones mantengan silencio, algo que la resolución no podría lograr por su propio contenido.

Sin embargo, una lectura más cuidadosa de la Resolución 1701 sigue siendo importante porque nos dice bastante sobre la política del momento. En la práctica, cualquier resolución del Consejo de Seguridad (CS) es sólo tan efectiva en lograr sus objetivos como lo permitan la voluntad y capacidad políticas efectivas de sus miembros con derecho a veto. Algunas resoluciones reflejan más consenso que otras. Muchas enfrentan las limitaciones que tiene el CS para imponerlas. Inquietantes divisiones y embustes dentro del CS pueden introducir lagunas o contradicciones debilitantes.

Incluso resoluciones cortas e inofensivas (una fracción de la longitud de 1701) pueden ser manipuladas para crear una laguna crucial. Un ejemplo tristemente célebre es la Resolución 242 del CS, aprobada justo después de la guerra de 1967, cuando Israel había ocupado la Franja de Gaza, Cisjordania, las Alturas de Golán, y toda la península del Sinaí. Un enérgico cabildeo israelí se las arregló genialmente para eliminar el crucial artículo [los] de la traducción inglesa de una provisión que de otro modo era directa: “Retiro de las fuerzas armadas israelíes de [los] territorios ocupados en el reciente conflicto.” “Territorios” en inglés es un término general, y podría significar “algunos territorios”. “Los territorios” significaría “todos los territorios”. La maniobra israelí con el artículo determinado no fue por lo tanto sofista: permitió que Israel pretendiera, hasta hoy en día, que ha satisfecho sus obligaciones de cumplir con 242 al retirarse del Sinaí (en 1981), aunque retuvo el control de Cisjordania, la Franja de Gaza, y las Alturas del Golán. (En todos los demás idiomas oficiales de la ONU, la Resolución 242 sigue diciendo “los territorios”, pero al parecer Israel responde al derecho internacional sólo en inglés.)

Mirada bajo el microscopio, ¿qué dice exactamente la Resolución 1701? Un análisis línea por línea revela que está tan repleta de agujeros pro-israelíes como un queso suizo. También tiene dos lagunas pro-libanesas de importancia. Pero el peso general de la resolución indica que Israel tiene la carta crucial: si y cuando retirar sus fuerzas del territorio libanés. Un estudio riguroso de la resolución también explica por qué Israel se apresuró a enviar tropas a través de la frontera en los días inmediatamente anteriores a su aprobación. Conociendo el texto, habiendo consultado con USA sobre sus detalles, el gobierno israelí necesitaba que sus soldados estuvieran establecidos para que funcionaran. Las lagunas también sugieren que el actual cese al fuego, saludado hoy por dos lados agotados, puede durar sólo unas pocas semanas:

“El Consejo de Seguridad,

“Recordando todas sus resoluciones anteriores sobre el Líbano, en particular las resoluciones 425 (1978), 426 (1978), 520 (1982), 1559 (2004), 1655 (2006), 1680 (2006) y 1697 (2006), así como las declaraciones de su Presidencia sobre la situación en el Líbano, en particular las declaraciones de 18 de junio de 2000 (S/PRST/2000/21), de 19 de octubre de 2004 (S/PRST/2004/36), de 4 de mayo de 2005 (S/PRST/2005/17), de 23 de enero de 2006 (S/PRST/2006/3) y de 30 de julio de 2006 (S/PRST/2006/35),

Las resoluciones del Consejo de Seguridad siempre comienzan con una referencia a resoluciones previas relevantes, para establecer su contexto jurídico. Ésta ubica a la Resolución 1701 dentro de la historia legal de anteriores resoluciones sobre Líbano. No coloca, sin embargo, el conflicto en el contexto regional más amplio, que incluye la ocupación de los territorios palestinos por Israel. La violencia israelí en la imposición de esa ocupación está ciertamente relacionada con la ideología de Hezbolá, su legitimidad popular, y su actual militancia, así como la debilidad del gobierno libanés. En el penúltimo párrafo, la Resolución cita la necesidad de un proceso exhaustivo de paz en Oriente Próximo basado en las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad.

“Expresando suma preocupación por la constante intensificación de las hostilidades en Líbano y en Israel desde el ataque lanzado por Hezbolá contra Israel el 12 de julio de 2006, que ya ha causado centenares de muertos y heridos en ambas partes, grandes daños en la infraestructura civil y centenares de millares de desplazados internos,”

Este párrafo ofrece la primera de las dos falsedades empíricas de la Resolución. El conflicto no ha “causado centenares de muertos y heridos en ambas partes.” Causó cientos de muertos y heridos y miles de heridos en un lado y docenas al otro. La inscripción de esta falsa ecuación en el texto podrá parecer un retorcimiento casual del lenguaje, pero es una huella que no augura nada bueno en la dirección dada a la resolución: al apoyar la narrativa ficticia de Israel de sufrimientos simétricos representa una mala señal para la agenda de las cláusulas posteriores. (Tampoco ayuda a los historiadores de las intervenciones de la ONU, que sin duda reproducirán sin pensarlo dos veces esta falsedad en los decenios a venir).

En una vena similar, el párrafo hace remontar la “causa” del conflicto a una acción de Hezbolá, descrita como un “ataque contra Israel”, en lugar de la decisión de Israel de responder a una ínfima escaramuza fronteriza con un ataque masivo, planificado previamente, contra toda la población y la infraestructura de Líbano [1]. Esta interpretación reproduce abiertamente los mitos revisionistas del eje Israel-Washington-Londres sobre cómo comenzó el conflicto. También sugiere que el gobierno libanés y Hezbolá estuvieron dispuestos a transigir en este lenguaje, probablemente porque la capitulación ante la versión de Israel de los eventos sería compensada con posteriores cláusulas sustantivas que le servirían de contrapeso. Pero, de nuevo, el que se permita que el Consejo de Seguridad inscriba falsedades empíricas y la versión de Israel de los eventos en el derecho internacional constituye un mal principio legal y mala planificación. (El segundo ejemplo de un error, en el Párrafo 8, es aún más inquietante.)

“Haciendo hincapié en la necesidad de que se ponga fin a la violencia, pero al mismo tiempo haciendo hincapié en la necesidad de abordar con urgencia las causas que han dado origen a la crisis actual, entre otras cosas mediante la liberación sin condiciones de los soldados israelíes secuestrados,

“Consciente de lo delicado de la cuestión de los prisioneros y alentando la labor destinada a solucionar urgentemente la cuestión de los prisioneros libaneses detenidos en Israel,”

Un intercambio de prisioneros fue la razón para la captura por Hezbolá de dos soldados israelíes, el evento citado por Israel como casus belli. El problema de los prisioneros, por lo tanto, difícilmente puede ser periférico en este conflicto. Pero la Resolución inscribe en este caso una posición fuertemente asimétrica a los prisioneros israelíes y libaneses. La captura por Hezbolá de prisioneros israelíes es inscrita como una de “las causas que han dado origen a la crisis actual”. El propio Consejo de Seguridad, por lo tanto, va a abordar con urgencia” la difícil situación de los dos soldados israelíes “secuestrados” (capturados), asegurando su “liberación sin condiciones”. Al contrario, los prisioneros libaneses detenidos en Israel, de anteriores incursiones israelíes en Líbano, no son admitidos como un factor causal. Su situación difícil es sólo una cuestión “delicada”, cuya solución urgente por otros actores (no identificados) será “alentada”. Esta fórmula convierte al propio Consejo de Seguridad en responsable de la liberación de los soldados israelíes, mientras deja la liberación de los prisioneros libaneses en manos de los actores actuales – es decir, Israel.

“Acogiendo con satisfacción los esfuerzos desplegados por el Primer Ministro del Líbano y el compromiso del Gobierno del Líbano, en su plan de siete puntos, de ampliar su autoridad sobre su territorio, a través de sus propias fuerzas armadas legítimas, de modo que no haya armas sin el consentimiento del Gobierno del Líbano ni otra autoridad que no sea la del Gobierno del Líbano, acogiendo con satisfacción también su compromiso con una fuerza de las Naciones Unidas aumentada y mejorada en términos de efectivos, equipo, mandato y alcance de sus operaciones, y teniendo presente la solicitud formulada en este plan de que las fuerzas israelíes se retiren de inmediato del Líbano meridional,”

Como Israel ha insistido en que el gobierno libanés asuma la autoridad plena sobre el territorio libanés, este pasaje podrá parecer amistoso a Israel, eliminando el papel militar y la autonomía de Hezbolá. Sin embargo, provee la primera laguna que favorece a Líbano, ya que Hezbolá forma ahora parte del gobierno libanés. “Ni otra autoridad que no sea la del Gobierno del Líbano” no constituirá un problema para Hezbolá ya que forma parte de ese gobierno. (Por cierto, el gobierno no podría haber firmado esta resolución sin consultar a Hezbolá y obtener su aprobación en general.) La frase “que no haya armas sin el consentimiento del Gobierno del Líbano”, tampoco será un problema para Hezbolá, porque el gobierno probablemente otorgará ese consentimiento. Además, como miembros de Hezbolá ya están bien diseminados en el ejército libanés, la cooperación amistosa entre Hezbolá y el ejército ya es evidente y puede ser coordinada bajo la autoridad del gobierno central libanés – que, de nuevo, incluye a Hezbolá.

Sabiendo todo esto, el propio gobierno central no enfrenta el desafío irrealizable de confrontar la mayor fuerza militar y política de Hezbolá. La logística de la integración, sin embargo, es claramente difícil. La fusión del ala militar de Hezbolá con el ejército libanés es especialmente delicada, ya que Hezbolá ha protegido celosamente sus secretos militares de las comunidades adyacentes a sus instalaciones. Por lo tanto podría ser necesario organizar esa fusión reconstituyendo el ala militar de Hezbolá como una rama o fuerza especial del ejército, para proteger sus cortafuegos de inteligencia.

Un simple “desarme” de Hezbolá, sin embargo, es totalmente imposible: ninguna autoridad libanesa tiene el poder para hacerlo. Pensando en esa realidad, el gobierno de Líbano ya ha redefinido a Hezbolá como un grupo de “resistencia”, no una “milicia”, eximiéndolo por lo tanto de las provisiones de la Resolución 1559 del Consejo de Seguridad (que exige que todas las “milicias” sean desarmadas). Esta maniobra permitiría al gobierno de unidad de Líbano cumplir con la Resolución 1559 al “consentir” que Hezbolá continúe cargando armas – o por lo menos, es lo que argumenta el gobierno.

Pero un sesgo, encastrado en la última frase, menoscaba el logro de Líbano en este párrafo. “Que las fuerzas israelíes se retiren de inmediato” es una formulación favorable a los deseos urgentes de Líbano. Está precedida, sin embargo, por la palabra debilitante “solicitud”. Considerando la violación israelí del derecho internacional y de la Carta de la ONU al invadir a un país vecino, el Consejo de Seguridad debería “exigir” o “instruir” a Israel para que se retire de inmediato, no “solicitar” que lo haga. En esta formulación, no se exige que Israel se retire y no se encarga al Consejo de Seguridad que imponga su retirada. Esta formulación deja por lo tanto a Israel a cargo de su propia retirada. Si Hezbolá retiene sus armas, Israel no se consideraría obligado a retirarse.

Decidido a tomar medidas para que esta retirada se produzca lo antes posible,”

Esta breve frase es vaga y extraña, ni siquiera gramáticamente completa. “Tomar medidas” es nebuloso, ya que connota un esfuerzo general. Igualmente en francés, tenemos construcciones no especificadas y pasivas: “Determinado a actuar de manera que esa retirada ocurra lo más pronto posible” (“Déterminé à agir de telle sorte que ce retrait intervienne le plus tôt possible"). Incluso en un prefacio, donde las formulaciones generales son norma, está cláusula carece de especificidad y especialmente del medio a utilizar: la retirada ocurrirá simplemente. La falta del medio a utilizar respecto a cualquier control o imposición de la retirada de Israel conforma el resto de la Resolución.

“Tomando debida nota de las propuestas formuladas en el plan de siete puntos con respecto a la zona de las granjas de Shebaa,”

“Tomando debida nota” ofrece un reconocimiento formal de que este plan existe. Pero no indica que el Consejo de Seguridad apoya el plan de siete puntos, ni aclara que el plan incluirá la base de cualquier discusión ulterior. (La referencia operativa de la Resolución a las granjas de Shebaa, en el Párrafo 10, no menciona este plan.)

“Acogiendo con agrado la decisión unánime adoptada por el Gobierno del Líbano el 7 de agosto de 2006 de desplegar una fuerza armada libanesa de 15.000 efectivos en el Líbano meridional a medida que el ejército israelí se repliega detrás de la Línea Azul y de pedir la asistencia de fuerzas adicionales de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL) según sea necesario, para facilitar la entrada de las fuerzas armadas libanesas en la región y de reiterar su intención de fortalecer las fuerzas armadas libanesas con el material que sea necesario para permitirle cumplir sus funciones,”

“A medida que el ejército israelí se repliega” implica un confuso proceso por el cual el ejército israelí se retirará mientras llega el ejército libanés. Pero la secuencia es turbia. ¿Llegará el ejército libanés mientras las tropas israelíes siguen en el lugar, para que no ocurra un vacío de poder? ¿Se hará cargo el ejército libanés de posiciones sólo cuando Israel se retire de ellas? ¿Basta la llegada del ejército para la retirada de Israel, o es también necesaria la desaparición de Hezbolá (imposible)? De nuevo, queda en manos de Israel que juzgue cuándo retirarse. Y es fácil imaginar que cualquier ataque de Hezbolá contra soldados israelíes, o incluso problemas no especificados para las fuerzas israelíes, darían a Israel un pretexto para retardar la retirada.

“Consciente de sus responsabilidades en lo que respecta a ayudar a establecer una cesación del fuego permanente y una solución a largo plazo del conflicto,

“Determinando que la situación en el Líbano constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacionales,

1. Pide una cesación total de las hostilidades basada, en particular, en la cesación inmediata por Hezbolá de todos los ataques y en la cesación inmediata por Israel de todas las operaciones militares ofensivas;

En la palabra clave “ofensivas,” el Párrafo 1 ofrece la fraseología letal que explica el apuro de Israel por ganar terreno en los días inmediatamente precedentes a la aprobación de esta resolución. Una vez que controle un territorio libanés substancial, Israel puede definir sus acciones militares no como “ofensivas” sino como defensivas, a la espera de su retirada. Pero las condiciones para su retirada deben ser satisfactorias para Israel; la Resolución no establece una autoridad externa para imponer la retirada de Israel o alguna sanción si no la realiza.

Es obvio que según criterios internacionales sobre la agresión territorial y la ocupación beligerante, no tiene sentido que Israel esté ocupando Líbano si no pretende que se encuentra en una posición de ofensiva militar. Pero ha sido un contrasentido idéntico que la potencia nuclear Israel describa su ataque contra Líbano, en nombre de la destrucción de un grupo guerrillero local, como una guerra por la propia supervivencia de Israel. En casi toda su actividad diplomática, Israel también ha negado consecuentemente que se encuentre en una condición de “ocupación beligerante” en Cisjordania y la Franja de Gaza. La capacidad de Israel de afirmar que toda acción es “defensiva” está bien establecida en los antecedentes diplomáticos.

2. Después de la cesación total de las hostilidades, exhorta al Gobierno del Líbano y a la FPNUL a que, conforme a lo autorizado en el párrafo 11, desplieguen en conjunto sus fuerzas en toda la región meridional y exhorta al Gobierno de Israel a que, una vez iniciado ese despliegue, retire todas sus fuerzas del Líbano meridional en forma paralela;”

“Una vez iniciado el despliegue” podría sugerir que se supone que Israel retire sus fuerzas de inmediato después de la entrada de las fuerzas libanesas y de la FPNUL [UNIFIL, por sus siglas en inglés] en la región. Pero, de nuevo, “en forma paralela” confunde: ¿en paralelo con qué? ¿La mera llegada de fuerzas del ejército libanés? ¿O el efectivo reemplazo (es decir desplazamiento) de las fuerzas de Hezbolá del sur de Líbano? Ya que no es imaginable que Hezbolá sea desplazado del sur de Líbano, “en forma paralela” podría permitir que las fuerzas israelíes se queden, según su propia evaluación de las condiciones “paralelas”, por semanas o meses. (Como señaláramos, la abrumadora presión interna israelí por una retirada de Líbano podría arruinar el plan sugerido en este sitio.)

3. Hace hincapié en la importancia de que se amplíe el control del Gobierno del Líbano a todo el territorio libanés, de conformidad con las disposiciones de las resoluciones 1559 (2004) y 1680 (2006) y con las disposiciones pertinentes de los Acuerdos de Taif, para que ejerza su plena soberanía, de manera que no haya armas sin el consentimiento del Gobierno del Líbano ni otra autoridad que la del Gobierno del Líbano;”

Es obvio que Israel quiere que Hezbolá pierda toda capacidad para lanzar ataques contra Israel. Pero ya que el gobierno libanés puede “consentir” a que Hezbolá siga armado, como parte de una nueva autoridad militar centralizada, esta formulación puede servir tanto al gobierno como a Hezbolá. El párrafo sugiere que Hezbolá ha aceptado que todo ataque contra Israel sea realizado sólo con el acuerdo del gobierno libanés y no sólo sobre su propia autoridad como partido o grupo de resistencia. (Sin embargo, Hezbolá ya ha declarado una excepción: se reserva el derecho de atacar a las tropas israelíes mientras sigan en Líbano. Sin duda Hezbolá percibe exactamente los riesgos de la Resolución y su fe en ella es probablemente limitada.)

La unificación de la autoridad del gobierno libanés respecto a la política exterior no es sólo necesaria para mantener unido a Líbano sino también es una importante evolución en la integración del Estado. Históricamente, el gobierno libanés ha carecido de la capacidad y del interés necesarios para desarmar a Hezbolá, una fuerza mucho más poderosa que las propias fuerzas armadas del Estado y que goza de considerable legitimidad en Líbano como el único disuasivo efectivo contra la agresión israelí. (Su legitimidad, que decayó en la era posterior a Hariri, ha sido ahora enormemente reforzada por la ruinosa invasión del país por Israel.) Líbano no es tan singular en esta debilidad. Muchos Estados débiles carecen de la capacidad de controlar a grupos armados que operan en sus territorios (varios Estados africanos, por ejemplo). Incluso pueden apoyar tácitamente la presencia de tales grupos, si esos grupos operan como instrumentos extra-legales (y plausiblemente desmentibles) de la política exterior del gobierno.

Pero la centralización de la autoridad sobre la política exterior, especialmente para ir a la guerra o lanzar ataques contra otros Estados, es un proyecto de construcción del Estado que incumbe a todos los Estados-nación. Hezbolá fue llevado al gobierno en la última elección, el próximo paso sería normalmente la fusión de su brazo armado con las fuerzas armadas del Estado. (Podríamos recordar que la precursora del sistema federal de USA, la Confederación de las trece colonias, tuvo problemas respecto a las guerras indias en el Siglo XVIII. Las guerras de Nueva York con los iroqueses y las guerras de Georgia con los cheroqui, lanzadas sobre su propia autoridad, agotaron los tesoros de los demás Estados. El problema contribuyó significativamente a la disposición de los trece Estados a adoptar la Constitución de 1789, que autorizó sólo al gobierno federal para dirigir las relaciones con las “tribus indias”.)

4. Reitera su firme apoyo al pleno respeto de la Línea Azul;

5. Reitera también su firme apoyo, como se recordó en todas sus resoluciones anteriores pertinentes, a la integridad territorial, la soberanía y la independencia política del Líbano dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente, según lo previsto en el Acuerdo General de Armisticio entre Israel y el Líbano de 23 de marzo de 1949;

Estas cláusulas son simpáticas pero vagas de manera preocupante. El término “pleno respeto de la Línea Azul” sugiere la terminación mutua de incursiones o acciones a través de la frontera. Pero no especifica cómo se ha de expresar el “pleno respeto” – por ejemplo, si requeriría que Israel terminara con sus vuelos a baja altura sobre Líbano, que han roto regularmente la barrera del sonido sobre las ciudades del sur de Líbano. Ni encara el problema de los prisioneros.

6. Exhorta a la comunidad internacional a que tome medidas inmediatas para prestar asistencia financiera y humanitaria al pueblo del Líbano, entre otras cosas, facilitando el regreso en condiciones de seguridad de las personas desplazadas y, bajo la autoridad del Gobierno del Líbano, reabriendo los aeropuertos y puertos de conformidad con los párrafos 14 y 15, y la exhorta también a que considere la posibilidad de prestar más asistencia en el futuro para contribuir a la reconstrucción y el desarrollo del Líbano;”

Este párrafo podrá parecer amistoso hacia Líbano, también, hasta que lo consideramos en su contexto. Primero, hace compromete económicamente a la responsabilidad internacional por la “reapertura de aeropuertos y puertos,” en lugar de Israel, que los destruyó. Israel no tiene responsabilidad alguna, en esta resolución, de suministrar ayuda financiera, logística o de cualquier tipo para reconstruir el resto de Líbano.

En segundo lugar, y de modo más sutil, el párrafo confirma realmente la autoridad de Israel para retardar toda reconstrucción semejante, o para impedirla selectivamente, ya que lagunas en el resto de la resolución permiten que Israel determine cuando “la autoridad del gobierno de Líbano” ha sido genuinamente impuesta. Al vincular la reconstrucción de Líbano a los párrafos 14 y 15 (vea a continuación), el Párrafo 6 confirma que la reconstrucción de Líbano no debe resultar en el reaprovisionamiento de Hezbolá o la reconstrucción de su capacidad militar en el sur. Si Israel considera que la reconstrucción sirve a la capacidad militar de Hezbolá (lo que indudablemente hará, ya que Hezbolá y el ejército colaborarán necesariamente para reconstruir las ciudades, aldeas y la infraestructura demolidas en el sur chií y en los suburbios de Beirut), los israelíes se auto-declararán autorizados para detener o incluso bombardear esos esfuerzos de reconstrucción. Ya que Israel ocupa el sur de Líbano precisamente para controlar este proceso, estará en condiciones de detener la reconstrucción a su discreción.

Aparte de las armas de Hezbolá, la frase “bajo la autoridad del Gobierno del Líbano” da a Israel otro punto para ejercer presión. Incluso si Hezbolá como partido político participa en la reconstrucción – lo que, de nuevo, al estar bien implantado en el sur chií, es inevitable – Israel puede declarar que la “autoridad del gobierno” no ha sido efectivamente impuesta. El gobierno libanés podrá protestar contra ese argumento sobre la base de que Hezbolá es un legítimo partido libanés. Pero Israel ha rechazado de modo similar la presencia de Hamas en el gobierno palestino, y, como en el caso de Hamas, ha declarado que Hezbolá es una “organización terrorista”. Israel sería consecuente al rechazar la insistencia del gobierno libanés en que Hezbolá debe ser considerado como un actor legítimo y al tratar toda participación o presencia de Hezbolá como falta de imposición de la plena autoridad estatal libanesa.

7. Afirma que todas las partes son responsables de velar por que no se adopte ninguna medida contraria al párrafo 1 que pueda afectar negativamente la búsqueda de una solución a largo plazo, el acceso humanitario a la población civil, incluido el tránsito sin peligro de los convoyes humanitarios, o el regreso voluntario y en condiciones de seguridad de las personas desplazadas, y exhorta a todas las partes a que cumplan con esa responsabilidad y cooperen con el Consejo de Seguridad;”

Este párrafo se concentra de modo limitado en las preocupaciones humanitarias urgentes, lo que es saludable y esencial. Pero no obliga a Israel ni a nadie más a buscar una “solución a largo plazo”. Sólo afirma que las partes son responsables por no actuar de alguna manera que “afectaría de modo adverso” la “Búsqueda” de una tal solución. (Esta formulación recuerda el lenguaje de “proceso de paz” que llama a Israel a no actuar de alguna manera que pueda “predisponer las conversaciones sobre el estatus final” respecto a la retirada de los territorios palestinos. Israel ha ignorado por completo esos llamados durante décadas.)

8. Insta a Israel y al Líbano a que apoyen una cesación del fuego permanente y una solución a largo plazo basada en los siguientes principios y elementos:

“- El pleno respeto de la Línea Azul por ambas partes;”

“Respeto” es tan vago que es inoperante: vea arriba.

“- Arreglos de seguridad para impedir la reanudación de las hostilidades, en particular el establecimiento entre la Línea Azul y el río Litani de una zona libre de todo personal armado, bienes y armas, excepto los del Gobierno del Líbano y de la FPNUL de acuerdo con lo autorizado en el párrafo 11, desplegados en esa zona;”

Está cláusula responsabiliza al gobierno libanés y a la FPNUL de asegurar que Hezbolá no sea rearmado.

“- La plena aplicación de las disposiciones pertinentes de los Acuerdos de Taif y de las resoluciones 1559 (2004) y 1680 (2006) en que se exige el desarme de todos los grupos armados del Líbano para que, de conformidad con la decisión del Gobierno del Líbano de fecha 27 de julio de 2006, no haya más armas ni autoridad en el Líbano que las del Estado libanés;”

Esta cláusula constituye la segunda deformación seria de la historia. El Acuerdo de Taif (1989, cláusula 2.1. A) y la Resolución 1559 (párrafo 3) no exigían el desarme de todos los “grupos armados” sino de todas las “milicias”. Es sorprendente que la comunidad internacional haya permitido esta alteración de los hechos (en este caso, la documentación diplomática). Pero su propósito es simple. La deliberada cita incorrecta de ambos acuerdos debilita la maniobra del gobierno libanés citada anteriormente para evitar obligaciones de desarmar a Hezbolá al redefinir a Hezbolá como una organización de “resistencia”.

“- Ninguna fuerza extranjera presente en el Líbano sin el consentimiento de su Gobierno;”

Esta subsección es amistosa hacia el gobierno libanés implicando que las fuerzas israelíes no pueden volver a invadir legalmente. Pero la cláusula no va realmente más allá que la Carta de la ONU y el derecho internacional que prohíben precisamente una tal conducta, que Israel ha violado repetidamente en Líbano argumentando autodefensa, así que no se manifiesta realmente en forma más fuerte en este caso. Además, Israel ha definido implícitamente en el pasado a Hezbolá como “fuerzas extranjeras” como si fuera un instrumento de Irán, así que es concebible que declare que la cláusula ha sido violada, y la violará.

“- Ninguna venta ni suministro de armas y material conexo al Líbano, salvo con la autorización de su Gobierno;”

Esta cláusula favorece a Israel, pero también servirá para fortalecer al gobierno central libanés en el sentido positivo mencionado anteriormente. El problema es la capacidad del gobierno libanés de imponerla, que es dudosa. ¿A qué nivel de incumplimiento declararía Israel que esta condición ha sido violada? ¿Un mayor rearme de las posiciones de Hezbolá en el sur? ¿O simplemente la intercepción de un solo camión con Katyushas?

“- La entrega a las Naciones Unidas de los mapas de minas terrestres en el Líbano que Israel todavía tenga en su poder;”

La cláusula parece favorecer a los libaneses, que necesitan urgentemente estos mapas. Sin embargo, es formulada no como una obligación inmediata de Israel sino como un “principio o elemento” asociado con una “solución a largo plazo”. Ya que Israel entiende una “solución a largo plazo” sólo como la desaparición total de Hezbolá, el suministro de los mapas de minas terrestres es condicionado a un resultado que es poco probable que emerja.

9. Invita al Secretario General a que apoye los esfuerzos para lograr lo antes posible acuerdos en principio del Gobierno del Líbano y del Gobierno de Israel sobre los principios y elementos para una solución a largo plazo descritos en el párrafo 8, y expresa su intención de participar activamente;”

Traducción: Se encarga al desventurado Secretario General de que controle y facilite este desastroso acuerdo.

“10. Pide al Secretario General que, en coordinación con los principales agentes internacionales y las partes interesadas, formule propuestas para aplicar las disposiciones pertinentes de los Acuerdos de Taif y de las resoluciones 1559 (2004) y 1680 (2006), incluido el desarme, y para el trazado de las fronteras internacionales del Líbano, especialmente en las zonas en las que la frontera es controvertida o incierta, ocupándose también de las granjas de Shebaa, y que le presente esas propuestas en un plazo de treinta días;”

Traducción: El Secretario General también está encargado de desarrollar más proposiciones. La disposición del área de las granjas de Shebaa es abandonada a negociaciones posteriores, sin mención del plan de siete puntos.

11. Decide, con el fin de aumentar y mejorar la fuerza en términos de efectivos, equipo, mandato y alcance de las operaciones, autorizar el aumento de los efectivos de la FPNUL a un máximo de 15.000 soldados, y que la fuerza, además de llevar a cabo su mandato de conformidad con sus resoluciones 425 (1978) y 426 (1978):

“a) Vigile la cesación de las hostilidades;

“b) Acompañe y apoye a las fuerzas armadas libanesas a medida que se despliegan en todo el sur, incluso a lo largo de la Línea Azul, mientras Israel retira a sus fuerzas armadas del Líbano de acuerdo con lo dispuesto en el párrafo 2;

“c) Coordine sus actividades relacionadas con el apartado b) del párrafo 11 con el Gobierno del Líbano y el Gobierno de Israel;

“d) Amplíe su asistencia para ayudar a asegurar el acceso humanitario a la población civil y el regreso voluntario y en condiciones de seguridad de las personas desplazadas;

“e) Preste asistencia a las fuerzas armadas libanesas en la adopción de medidas para el establecimiento de la zona a que se hace referencia en el párrafo 8;

“f) Preste asistencia al Gobierno del Líbano, a solicitud de éste, en la aplicación del párrafo 14;”

Según estas provisiones, la FPNUL tendrá un papel expandido en el control del desarme de Hezbolá, la toma de posesión del ejército libanés, y la reconstrucción del país. La medida parece ofrecer a Israel un garante de la marginalización de Hezbolá, y al gobierno libanés una fuerza internacional amistosa que puede controlar e incluso oponerse a cualquier intervención israelí. Pero las confusiones y contradicciones citadas en los pasajes anteriores indican una debilidad crucial de la FPNUL respecto a estas tareas. Considérese el dilema: la FPNUL está encargada de apoyar el despliegue del ejército libanés en el sur, aunque el despliegue no depende claramente de la retirada de Israel. La FPNUL también debe impedir todo rearme de Hezbolá, el principal poder militar en el sur de Líbano, aunque no tiene capacidad militar o de inteligencia para hacerlo. Ayudará a asegurar “acceso humanitario a las poblaciones civiles” y el retorno de los refugiados, pero no tiene autoridad para enfrentar a las fuerzas israelíes si Israel impide esos esfuerzos. Es difícil imaginar una posición menos envidiable.

12. Actuando en apoyo de una solicitud del Gobierno del Líbano de que se despliegue una fuerza internacional para ayudarlo a ejercer su autoridad en todo el territorio, autoriza a la FPNUL a que tome todas las medidas necesarias y que estime que están dentro de sus capacidades en las zonas de despliegue de sus fuerzas, para asegurarse de que su zona de operaciones no será utilizada para llevar a cabo actividades hostiles de ningún tipo, a que resista los intentos de impedirle por medios coercitivos cumplir las funciones que le incumben de conformidad con el mandato del Consejo de Seguridad, y a que proteja al personal, los servicios, las instalaciones y el equipo de las Naciones Unidas, vele por la seguridad y la libertad de circulación del personal de las Naciones Unidas y los trabajadores humanitarios y que, sin perjuicio de la responsabilidad del Gobierno del Líbano, proteja a los civiles que se encuentren bajo amenaza inminente de sufrir violencia física;”

Reconociendo el dilema de la FPNUL, la Resolución ahora parece reforzar el papel de la FPNUL: Pero si se lee con más cuidado, sólo encarga a la FPNUL más deberes imposibles de cumplir. Ya que la FPNUL está basada totalmente en el sur de Líbano, su responsabilidad primordial: “asegurarse de que su zona de operaciones no será utilizada para llevar a cabo actividades hostiles de ningún tipo,” tiene que ver sólo con la contención de Hezbolá. Respecto a Israel, su encargo de proteger “a los civiles que se encuentren bajo amenaza inminente de sufrir violencia física,” parece darle autoridad para repeler ataques israelíes contra civiles libaneses, pero este papel es debilitado por dos factores: (a) la afirmación permanente de Israel de que ataca a civiles sólo por accidente durante choques militares necesarios con Hezbolá, por lo que rechazaría el papel de la FPNUL al repeler acciones orientadas ostensiblemente contra objetivos militares “que utilizan a civiles como protección”; y (b) la obvia incapacidad logística de la FPNUL de hacer algo ante una agresión israelí de cualquier tipo. Ya que el resto de la resolución asegura múltiples lagunas para la agresión israelí (por ejemplo al redefinirla como “defensa”), esta cláusula prepara a la FPNUL para su fracaso en la protección de civiles.

Lo más impactante es que la resolución no menciona la relación de Israel con la FPNUL o su responsabilidad de respetar la autoridad de la FPNUL en el cumplimiento de su misión. En otras palabras, la FPNUL es el mismo instrumento débil que ha sido durante decenios.

13. Pide al Secretario General que establezca con urgencia medidas para asegurar que la FPNUL pueda llevar a cabo las funciones previstas en la presente resolución, insta a los Estados Miembros a que consideren la posibilidad de hacer contribuciones apropiadas a la FPNUL y a que respondan positivamente a las solicitudes de asistencia de la Fuerza, y expresa su profundo reconocimiento a aquellos que han contribuido a la FPNUL en el pasado;”

Traducción: La comunidad internacional financiará y ayudará a la FPNUL.

“14. Exhorta al Gobierno del Líbano a que asegure sus fronteras y otros puntos de ingreso para impedir la entrada en el Líbano de armas o material conexo sin su consentimiento y pide a la FPNUL que, de acuerdo con lo autorizado en el párrafo 11, preste asistencia al Gobierno del Líbano cuando éste la solicite;

“15. Decide además que todos los Estados adopten las medidas necesarias para impedir que sus nacionales o desde sus territorios o usando buques o aviones que enarbolen su pabellón:

“a) Se vendan o suministren a cualquier entidad o persona del Líbano armas y material conexo de todo tipo, incluso armas y municiones, vehículos y equipo militares, equipo paramilitar, y piezas de repuesto para éstos, sea que tengan o no su origen en sus territorios; y

“b) Se suministre a cualquier entidad o persona del Líbano asistencia o capacitación técnica relacionada con el suministro, la fabricación, el mantenimiento o el uso de los artículos enumerados en el apartado a) anterior; pero esas prohibiciones no serán aplicables a las armas y el material conexo, la capacitación o la asistencia autorizadas por el Gobierno del Líbano o por la FPNUL según lo previsto en el párrafo 11;”

Estos puntos apuntan a las preocupaciones esenciales de Israel. Requieren el pleno desarme de Hezbolá así como la terminación del apoyo relacionado con Hezbolá por parte de sus aliados. Al estar ligadas al Párrafo 6, sin embargo, estas provisiones también hacen que la reapertura de “aeropuertos y puertos” [de Líbano] dependan de ambas. Ya que un apoyo externo clandestino a Hezbolá es virtualmente seguro, a Israel le será fácil, en consecuencia, afirmar que éste existe, tenga o no evidencia directa. Esta construcción le da a Israel un mecanismo legal permanente para bloquear la reconstrucción de Líbano por cualesquiera razones que pueda tener.

16. Decide prorrogar el mandato de la FPNUL hasta el 31 de agosto de 2007, y expresa su intención de considerar en una resolución posterior nuevas mejoras del mandato y otras medidas para contribuir a la aplicación de una cesación del fuego permanente y una solución a largo plazo;

17. Pide al Secretario General que informe al Consejo en el plazo de una semana sobre la aplicación de esta resolución y posteriormente en forma periódica;

18. Recalca la importancia y la necesidad de lograr una paz amplia, justa y duradera en el Oriente Medio, basada en todas sus resoluciones pertinentes, entre ellas sus resoluciones 242 (1967), de 22 de noviembre de 1967, 338 (1973), de 22 de octubre de 1973, y 1515 (2003), de 19 de noviembre de 2003;

19. Decide seguir ocupándose activamente de la cuestión.”

Traducción: el Consejo de Seguridad se propone mantener en funcionamiento este destartalado proceso.

En resumen, la Resolución 1701 refleja un golpe maestro legal de Israel y USA. A primera vista, parece ecuánime, al asegurar una retirada israelí, la pacificación de Hezbolá, la restauración de la soberanía libanesa, y condiciones que permitan la reconstrucción de Líbano. En realidad, entrega a Israel el poder en última instancia sobre su propia retirada, dependiente del desarme de Hezbolá.

Lo que es más grave, respecto a la propia ONU, la Resolución no condena a Israel por violar el derecho internacional en su ataque contra Líbano. Tampoco establece una base para un proceso de paz serio. Representa un documento sesgado, truculento, que encarna las maniobras de USA al servicio de la alianza neoconservadora con Israel para “rehacer” el Oriente Próximo. Sus provisiones para el desarme de Hezbolá son irrealizables políticamente y están más allá de la capacidad del Consejo de Seguridad, Sus provisiones para la retirada de Israel dependen de ese desarme.

Respecto a su relevancia para una paz real en Líbano, dentro de días o de semanas después de este trabajo, la Resolución 1701 se podrá haber convertido en un desacreditado artefacto de la historia. Pero su objetivo sigue siendo significativo: la incapacidad del CS de actuar sobre la base de principios para imponer el orden internacional. Desde ese punto de vista, nos dice mucho más sobre la debilidad interna de la ONU que sobre cualquier futuro del conflicto israelí-libanés.


[1].- Virginia Tilley es profesora de Ciencias Políticas, usamericana que trabaja en Sudáfrica, y autora de “The One-State Solution: A Breakthrough for Peace in the Israeli-Palestinian Deadlock” (University of Michigan Press y Manchester University Press, 2005).

[2].- Germán Leyens es miembro de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción es copyleft.