Medio Oriente

 

Ehud Olmert: no hay “partner” para negociar, maten a todos y ocupen lo que quede de Palestina

Por Ivan Vanney
Desde Palestina para Socialismo o Barbarie, 07/09/06

Desde que el actual Primer Ministro Ehud Olmert asumió su cargo provisoriamente, ante la internación de Ariel Sharon, la crisis que siempre azotó a la población palestina se ha agravado. Si bien con ella se hunde también mundialmente la imagen de Israel, el concepto “cuanto peor mejor” no está cerca de cumplirse. Incluso cuando la situación implica hechos sorprendentes como el uso de armas no convencionales o las nuevas expulsiones de palestinos, nadie parece intervenir en defensa de un pueblo que nuevamente esta siendo masacrado de la manera más injusta e inhumana y bajo pretextos cínicos e hipócritas ante la complicidad del mundo.

El laborismo y Kadima (“Avance”), luego de unas trágicas elecciones que contaron con la participación de menos del 60% de la población votante, se disputaron puestos claves en el Parlamento, dando origen a un gobierno sin una línea política definida y demasiado voluble, por lo tanto inestable... y de esto es también culpable la población apolítica e irresponsable.

El “laborista” Amir Peretz –quien a juicio de Uri Avneri era el candidato ideal para llegar a un acuerdo definitivo con Palestina y para atenuar la desigualdad socio–económica–, desde el comienzo de su gestión como Ministro de Defensa de Ehud Olmert, aprobó la proliferación de los asentamientos en Cisjordania, fiel a las enseñanzas legadas por Ariel Sharon pero contrariamente a sus propuestas antes de las elecciones, según las cuales se llegaría a un mutuo acuerdo con Palestina.

Sin embargo para juzgar el desempeño de este gobierno debemos considerar un factor clave, que es el triunfo de Hamas en las elecciones palestinas. Para la opinión votante israelí, la política o acciones de Palestina determinan la política de Israel.

Ante el arrasador triunfo de Hamas en las elecciones de Palestina, todos imaginamos una unánime victoria de la ultraderecha, de la mano dura contra el pueblo palestino. Es decir, una elección influenciada por el miedo de que Hamas lleve a cabo una política combativa acorde a su discurso. Pero, para nuestra sorpresa, la ultra derecha (Netanyau) sufrió las peores elecciones ubicándose en el Parlamento con sólo 14 bancas.

De esta forma muchos pensaron que Amir Peretz, en segundo lugar por detrás de Olmert, presionaría para lograr un acuerdo con el gobierno palestino. Se creía que Olmert, a pesar de ser heredero de Sharon, llevaría una política más “moderada”. Amir Peretz, a pesar de las objeciones y de insistir él mismo en que no estaba capacitado para el cargo, recibió el puesto de ministro de Defensa. Era su única oportunidad de integrar el laborismo al nuevo gobierno.

Pronto aprobó la expansión de los asentamientos. Para eso, se benefició de la complicidad de los medios de comunicación, que censuraron las informaciones sobre el nuevo emprendimiento de colonización. Por otro lado, sorprendentemente, el Ministerio de Justicia ordenó el desalojo de colonizadores en Maale Adumim.

Pese a que el gobierno de Hamas ofreció un cese de fuego por un período de nueve años, Ehud Olmert y Amir Peretz dijeron que las negociaciones con “grupos terroristas” no podrían “garantizar la paz”... y que el gobierno de Hamas debería ser derrocado.

Para lograr este objetivo, acordaron con Estados Unidos establecer un bloqueo económico y con la Unión Europea el cese de las subvenciones para cubrir los sueldos de los funcionarios palestinos. “Los palestinos solo podrán gozar de una buena calidad de vida, si aceptan nuestras demandas”, declararon funcionarios estadounidenses e israelíes al New York Times, luego de imponer el embargo económico que provocó la crisis humanitaria en Gaza que hasta el día de hoy todos pretenden ignorar.

Los “ataques selectivos” contra palestinos jamás cesaron, a pesar de que Hamas por más de nueve meses no perpetro ningún atentado ni acción militar, eligiendo el camino político para lograr la liberación de su pueblo.

Todos los fondos recibidos de la bolsa de caridad de los países islámicos fueron invertidos en el desarrollo de las ciudades y en el bienestar de sus ciudadanos. Sin embargo, a pesar de esto y de las advertencias de Ismael Hanyeh (solicitando un cese de fuego de parte de Israel para ganar autoridad para retener a las guerrillas), Israel decidió incrementar progresivamente la violencia en Gaza y Cisjordania.

Hamas desde el comienzo pensó que su programa de destruir al Estado de Israel no sería realizable desde el Parlamento palestino. Frente a los cambios políticos, sus líderes intentaron integrar en el nuevo Parlamento a Abu Mazen (Fatah) y a representantes del Partido Comunista (Frente Popular de Liberación Palestina), para que asuman el rol de negociadores.

Ninguno de esos partidos aceptó la coalición en aquel entonces, por lo que Hamas sin renunciar a su programa original (es decir, sin reconocer a Israel) se limitó a proponer un periodo de paz para ambos estados.

Pero la expansión de Israel en Cisjordania continuaba y los ataques contra la población civil se incrementaban. De esa manera, Israel intentó por todos los medios provocar una reacción violenta por parte de Hamas o mostrarlo frente a su población como un partido que impotente e incapaz de defender los derechos humanos básicos de los palestinos.

Sin embargo el día llegó y la Resistencia Islámica se presentó tajante ante la masacre que tuvo lugar en junio en una playa de Gaza, en la que siete civiles fueron asesinados por un buque israelí. A las dos semanas, un comando de ocho guerrilleros atacó un puesto de control en Gaza, provocando bajas israelíes y tomando prisionero a Gilad Shalit. Este operativo no contó con el consentimiento del Parlamento palestino. Sin embargo fue adjudicado por la fracción armada de Hamas con su liderazgo en Damasco.

Tiempo antes del inesperado y victorioso operativo, la ministro de Relaciones Internacionales israelí, Tzipi Livni, había declarado ante la prensa que “es necesario saber diferenciar entre los terroristas que atacan civiles y los que atacan soldados respetando el código de la guerra”. Sin embargo, Israel, sumido en la humillación, respondió cobardemente, bombardeando a discreción a la población palestina. Más de doscientos civiles fueron asesinados en nueve semanas, según la Organización Mundial de Salud.

La masacre que Israel perpetró en Gaza durante ese período, y que actualmente continúa –con el visto bueno de todas las “democracias” del mundo (con excepción de Venezuela)– provocó la indignación del mundo musulmán y ofreció a los militantes de Hezbollah una motivación admirable para abrir otro frente de resistencia en el norte. Siguiendo el ejemplo militar de las guerrillas de Hamas, detuvieron a dos soldados y vencieron política y militarmente de una forma sorprendente en la posterior guerra desatada por Israel.

La segunda guerra contra Líbano, la segunda derrota sufrida por Israel, no fue organizada desde Washington, como afirman aquí muchas teorías conspirativas. Fue el producto de la incapacidad del gobierno israelí para manejar la situación, confiado por su “éxito militar” en las represalias contra la población civil de Gaza y por la demanda popular que exigía la guerra.

Hoy, ya terminada esa guerra que dejó un saldo de más de mil civiles muertos, miles de heridos, y a Líbano destruido completamente, los soldados siguen prisioneros y la ultraderecha acusa al gobierno de Olmert de querer negociar con Hezbollah y Hamas para lograr su liberación. Pero todos sabemos que tal negociación no se concretará pronto, teniendo en cuenta el anuncio de Olmert de querer “postergar” la retirada de Judea y Samaria y tras la publicación del nuevo proyecto del Ministerio de Habilitación para construir 690 viviendas para colonos en Maale Adumim, al Este de Jerusalén, y en Beitar Illit, al sur, cerca de Betlehem, extendiendo la colonización, rechazando abiertamente la paz y sobre todo desmintiendo el “teatro” que realizó para la prensa internacional a comienzos de su mandato, con el violento desalojo de algunos colonos de Maale Adumim, intentando imitar a Sharon.

Así, la muerte continuará extendiéndose por Palestina, especialmente en Gaza, donde dos tercios de la población son niños... Niños muy peligrosos, según declaró Ariel Sharon al Haaretz, para la demografía de Israel.