Líbano

 

Exhibición del poder de Hezbollah en la capital libanesa - Moviliza a casi un millón de personas

Manifestación gigante en Beirut contra el gobierno de Siniora

Los manifestantes bloquearon todos los accesos a la sede
del Ejecutivo

Por Joan Cañete Bayle
Corresponsal
El Periódico, 02/12/06

Había alertado el líder de Hezbollah, el jeque Hasán Nasralá, de que iba a tomar las calles de Beirut y, como es habitual en él, ayer cumplió su palabra. Unas 800.000 personas, según la policía --los organizadores hablaban de una mayor asistencia--, procedentes de todo el Líbano se manifestaron en Beirut para exigir la dimisión de Fuad Siniora como primer ministro, en un acto de fuerza de la oposición liderada por la milicia chií que se produce tras el reciente asesinato del ministro de Industria, el antisirio y líder cristiano Pierre Gemayel.

En un mar de banderas del Líbano, los manifestantes cantaron eslóganes contra Siniora y cortaron todos los accesos a la sede del Gobierno con la intención de permanecer allí hasta que el primer ministro, considerado un aliado de EEUU, dimita. Anoche, empezaron a levantar el bloqueo. El Ejército mantenía la sede gubernamental protegida con un dispositivo inédito en el país a pesar de que la manifestación fue en todo momento pacífica.

Bloquear la ciudad

"Exijo al primer ministro y sus ministros que dimitan. No son un Gobierno legítimo", dijo a la multitud Michel Aún, líder cristiano y aliado de Hezbollah. La intención de los manifestantes es bloquear la ciudad y crear una situación de inestabilidad que fuerce la dimisión de Siniora, que ha acusado a la oposición de organizar un golpe de Estado. Hezbollah y Aún argumentan que tras la dimisión de seis ministros chiís, el Gobierno es ilegítimo, ya que no cumple con la condición de ser de unidad nacional.

En el transfondo de la crisis está la constitución de un tribunal internacional que juzgue los asesinatos políticos en el Líbano --al que Siria y sus aliados se oponen-- y el eterno pulso entre partidarios y detractores de la influencia del régimen de Damasco en los asuntos internos libaneses.


Con tropas de la OTAN en casa

Comienzan grandes manifestaciones contra el gobierno por entregar la soberanía a EEUU e Israel

inSurGente, 26/11/06

La aprobación por el gobierno del prooccidental Siniora de la formación de un tribunal internacional para juzgar a los sospechosos del asesinato de Rafic Hariri, es considerada por la mayoría chiíta como una cesión de la soberanía libanesa a los EEUU e Israel. Sería la respuesta occidental al fracaso de la invasión del sur del Líbano por el ejército judío durante el pasado verano. La acción armada masiva de las fuerzas armadas de Israel fue resistida con éxito por Hizbolah que se convirtió en la verdadera garante de la independencia del Líbano ante la pasividad de la ONU, de la Unión Europea y, por supuesto de la comunidad internacional que define Washington. En estos momentos, fuerzas de la OTAN camufladas bajo bandera de la ONU, ocupan el país.

La confrontación entre el gobierno del primer ministro Fuad Siniora y algunos de sus integrantes se agudizó hoy tras anunciar organizaciones islámicas que convocarán manifestaciones contra una medida aprobada por el gabinete.

El equipo Siniora, que se califica de inclinado a Occidente, aprobó anoche en sesión de emergencia la formación de un tribunal internacional para juzgar a sospechosos del atentado que en febrero de 2005 costó la vida al ex primer ministro Rafic Hariri.

Ese atentado nunca ha sido esclarecido, pero los sectores políticos tradicionales libaneses responsabilizan a Siria, cuyo gobierno niega cualquier participación y ha cooperado con la comisión investigadora creada por la ONU.

Los cinco ministros musulmanes chiítas y uno cristiano ortodoxo dimitentes rehúsan la creación del tribunal y demandan la creación de un gobierno de unidad capaz de defender los intereses generales al margen de inclinaciones confesionales.

Para el Hezbollah (Partido de Dios) y el movimiento Amal (Esperanza), ambos musulmanes chiítas, los partidos tradicionales cristianos maronitas y musulmanes sunitas desean retornar al statu quo anterior a la guerra civil (1975–1990).

El acuerdo no escrito impuesto por Francia al término de su dominación colonial establece que la presidencia de la República y la jefatura del Gobierno tienen que ser desempeñadas por un cristiano maronita y un musulmán sunita, por ese orden.

Esa imposición discrimina a la mayoritaria comunidad islámica chiíta que ha ganado preeminencia en los últimos tiempos, en especial tras la invasión israelí de julio–agosto pasados.

Los combatientes del Partido de Dios y de Amal presentaron batalla a las tropas israelíes en el sur y le ocasionaron más de un centenar de bajas, además de sustanciales pérdidas materiales, se recordó.

El que el presidente maronita Emile Lajud sea de sensibilidad nacionalista y cuente con el apoyo de Hezbollah y Amal le ha permitido resistir las presiones del gobierno, dominado por la corriente Mustakbal (Futuro) creada por Hariri y heredada por su hijo Saad.

Medios políticos aquí consideran probable que alguna de las fuerzas en pugna cruce el Rubicón en el curso de la semana próxima, cuando se espera que el Presidente vete la creación de la corte judicial, calificada de violatoria de la soberanía libanesa.