Irán

 

El programa nuclear divide a los islamistas iraníes

Por Nazanin Amirian (*)
Rebelión, 21/03/07

Indiferente ante las críticas de los políticos y de la prensa iraníes hacia su decisión de participar en la próxima reunión del Consejo de Seguridad (CS) de la ONU en la que está previsto que se aborde el contencioso nuclear de Teherán, Mahmud Ahmadineyad, insiste en que quiere defender personalmente la naturaleza del programa nuclear de su gobierno y el derecho del pueblo iraní a usar la tecnología atómica para fines pacíficos.

La cuestión nuclear no sólo es el caballo de batalla del Occidente contra el régimen de Irán, también es uno de los principales asuntos que divide a las autoridades del país. La poderosa facción de los clérigos ultraconservadores –preocupada por el aumento del control de los ex compañeros del presidente, los Guardianes Islámicos, sobre el poder político–económico–, se oponen a que el derecho a enriquecer el uranio peligre la mismísima existencia de su particular República Islámica. Su portavoz, el diario Jomhuri.e Eslami le lanza su opinión de esta manera: " Su forma de hablar de la cuestión nuclear tan exagerada hace que uno piensa que usted – dios no lo quiera– pretende correr una cortina de humo y desviar la atención de la opinión pública interna sobre los graves problemas económicos y políticos que consumen el país . Usted ha convertido el tema nuclear en la bandera y principal consigna de su gabinete y eso no es correcto" . Y luego le reprocha decir públicamente un día “que tenemos 3000 aparatos de enriquecimiento y otro día dice que tenemos 60.000. Parece que además de que no mide sus palabras, carece de información profesional sobre cuestiones que declara”.

Para otros, su presencian ante el CS es considerada una ofensa a los trabajos que siguen realizando tanto Manuchehr Mottaki, el ministro de Exteriores, como Ali Lariyani el máximo negociador en materia nuclear.

El presidente del comité de la Seguridad Nacional del Mayles, el parlamento, en una entrevista con el diario digital Baztab afirma “Su asistencia solo sería justificada si tiene una propuesta concreta que invalide la resolución aprobada. En caso contrario no debe participar puesto que produciría un efecto negativo.

El CS –añade– no es el Tribunal de la Haya que uno vaya a defenderse, sino un órgano de decisión y recuerda al presidente que “ las bazas de Irán para resistir las presiones de este índole se encuentran en el interior del país, en la solución de graves problemas económicos, atender a las necesidades de la población y acabar con la corrupción institucional, que son justamente factores que debilitan la seguridad nacional.”

Otros le advierten que su discurso en esta reunión no sólo no cambiará la decisión tomada por los miembros del Consejo sino que al ser él la máxima autoridad del ejecutivo iraní, no dejaría lugar para posteriores maniobras políticas y diplomáticas, y por consiguiente se endurecerían las sanciones. Además, añaden, que en este consejo acudirán los embajadores y emisarios de los miembros permanentes y no sus jefes de Estados, por lo que perjudicaría la imagen de Irán con una delegación de máximo nivel.

Si por un lado es cierto que la totalidad de los mandatarios de Irán creen que la agresión militar de EEUU es inevitable –ya que al igual que en el caso de Irak, si no es por el programa nuclear, será por su colaboración con el terrorismo internacional o liberar a los iraníes del totalitarismo teocrático–, el sector moderado propone la suspensión provisional del enriquecimiento de uranio para dejar sin efecto los pretextos de Washington en su plan de ataque a Irán y ganar así la opinión publica internacional.

La protesta de miles de docentes frente al parlamento ,que reivindicaban mejores en las condiciones laborales y salarios ,así como la detención de unas cuarenta activistas feministas en el día del 8 de marzo, han sido las ultimas protestas de un pueblo rebelde y cansado de esperar las reformas prometidas desde hace más de dos décadas y que nunca llegan.

La inflación, según el Banco Central, subió de 14.8 en 2004 a 25.5 en 2006, a la vez que el nivel de pobreza alcanza cifras sin precedentes. El ministro de Bienestar Social, Hosein Sharif Zadegan calcula que entre el 15 y el 25 por ciento de la población vive por debajo de la línea de la pobreza, ¡en la segunda reserva del petróleo y del gas del plantea!. Una cifra que según la prensa oficial, se ha duplicado desde la instalación de la República Islámica en el 1979; la tasa del desempleo, el 12.3%, de la población activa, afecta en particular al sector más joven de la población. Según sus datos, el 34% de los iraníes de entre 20–29 años no consiguen hacerse con un puesto de trabajo.

Todo este despropósito económico tiene pérfidas consecuencias indirectas, por ejemplo, que uno de cada cuatro iraníes con estudios superiores ha emigrado de su país. Cada año entre 150 a 180 mil personas con un título universitario buscan otro lugar en el mundo para ejercer su preparación profesional e intelectual, colocando a su país en la cabeza de lista de los países en vía de desarrollo con mayor huida de cerebros (de entre un total de 91 países). Este desalentador proceso no para de incrementarse al igual que el numero de ejecuciones –sin ninguna garantía jurídica–, la corrupción institucionalizada, la discriminación de las minorías étnicas, religiosas y de las mujeres.

Aun así, no es menos cierto que el primer misil que caiga sobre Irán, los ciudadanos de éste país e incluso los partidos de oposición perseguidos se unirán para defender su milenario país, mas allá de las discrepancias. Lo de Irak ha sido una gran lección. ¡Estúpida estrategia de aquellas potencias que pretenden de este modo acabar con la teocracia en las tierras persas!


(*) Nazanín Amirian es una escritora iraní actualmente radicada en Barcelona. Graduada en Ciencias Políticas, entre sus publicaciones en castellano podemos mencionar "Cuentos Persas" (1997), "El cuentacuentos persa" (2000), "Al gusto persa" (2003), "Los kurdos. Kurdistán, un país inexistente" (2005). Es también traductora de Omar Khayam y otros grandes poetas persas.