Palestina no
se rinde

 

Hay unas 2.000 órdenes de demolición pendientes para Jerusalén, y otras 2.000 para Cisjordania que amenazan a unas 6.000 familias palestinas

¿Y las casas palestinas?

Por Marwan Bishara (*)
La Vanguardia, Barcelona, 10/08/05
Traducción de Robert Falcó Miramontes

Hace unas semanas las excavadoras israelíes arrasaron nueve edificios en Jerusalén. El Ministerio del Interior israelí advirtió en el pasado de que "se han construido más de veinte mil casas ilegales en Jerusalén este". Como consecuencia, hay unas 2.000 órdenes de demolición pendientes para Jerusalén, y otras 2.000 para Cisjordania que amenazan a unas 6.000 familias. Hace un par de meses, el municipio judío de Jerusalén anunció unos planes para demoler todo el vecindario de Silwan – situado en Jerusalén este, cerca de la ciudad antigua–, un total de 88 edificios que albergan a más de mil personas.

Según las organizaciones de derechos humanos, las excavadoras israelíes han demolido más de doce mil casas palestinas en Cisjordania y Gaza, con lo que han dejado a varias decenas de miles de palestinos sin alojamiento. Casi mil de esas demoliciones ocurrieron durante el llamado proceso de paz.

El poder de una excavadora situada en el lugar y el momento adecuado es mayor que el de un tanque, escribió el analista sobre Oriente Próximo de The New York Post Uri Dan, un simpatizante israelí. Los tanques y los aviones permiten ganar guerras, pero las excavadoras traducen el triunfo militar en una dominación permanente ya que desarraigan a la gente, destruyen vidas y transforman paisajes. Así ocurrió durante muchos años de judeización israelí en Galilea y en más áreas de Israel. La estrategia de la excavadora fue la principal responsable de la destrucción de más de 400 ciudades y pueblos después de 1948.

La Excavadora es el apodo israelí de Ariel Sharon. Durante veinticinco años, Sharon utilizó las excavadoras para dejar su legado de construcción de asentamientos. Sharon es el arquitecto que había tras los planes de expansión de 1977 mediante la construcción de asentamientos en las tierras palestinas robadas. Sus planes de construir 240 asentamientos judíos en las tierras palestinas de Galilea y Cisjordania entre 1978 y 1991 fueron posibles gracias a sus excavadoras. La excusa favorita de Sharon para la demolición de casas es la seguridad o, para usar la expresión de moda: combatir el terrorismo. Pero tal y como demuestran las cifras y como ahora admiten los funcionarios de seguridad israelíes, la destrucción de casas a duras penas disuade a los palestinos o mejora la seguridad. A menudo, una casa destruida da cobijo a más terroristas suicidas que una que se mantiene en pie. Con la sensibilidad de una excavadora, Sharon cree que si la fuerza fracasa, el uso de una fuerza mayor conseguirá que los palestinos obedezcan.

Como primer ministro, Sharon cumplió con su reputación de excavadora. Una reveladora descripción de su política de demolición nos la proporcionó una entrevista concedida al periódico israelí Yideot Ahronot por un conductor de excavadora israelí de la ciudad norteña de Jenin, en mayo del 2002. "Durante tres días no hice más que arrasar y arrasar. Toda la zona. Derribé todas las casas desde las que hubiera tiros. Y al derruirlas, derribaba más casas",The New York Times describió las demoliciones llevadas a cabo por los israelíes de la siguiente manera: "La infraestructura de la vida en sí y de cualquier Estado palestino futuro – carreteras, escuelas, electricidad, torres de alta tensión, tuberías de agua, líneas telefónicas– ha quedado devastada". La infame excavadora israelí salió a la luz pública internacional hace dos años cuando mató a la valiente activista pacifista estadounidense Rachel Corey.

La destrucción de la franja de Gaza aumentó el número de familias palestinas sin techo a miles, según el Comité Israelí Contra las Demoliciones de Casas. Siempre números; ninguna cara, ningún drama, ningún nombre, bueno, sólo un nombre, ¡Caterpillar! En Palestina, las excavadoras tienen nombre propio: Caterpillar. El pasado mes de noviembre y tras una gran presión internacional, los accionistas de las Caterpillar estadounidenses exigieron en una resolución especial que la junta directiva investigara si el uso que Israel hacía de las excavadoras podía haber infringido la política de la compañía porque, entre otras: "Hay constancia de que desde 1967 el Gobierno israelí ha usado vehículos Caterpillar, en especial unas excavadoras D9 y D10 especialmente modificadas para destruir más de 7.000 edificios en Cisjordania y la franja de Gaza, lo que ha dejado sin hogar a más de AVALLONE 50.000 hombres, mujeres y niños". Se espera la publicación del informe final en octubre del 2005. Mientras tanto, el castigo colectivo de demolición de casas y la destrucción de propiedad privada de individuos que residen en territorios ocupados continúan sin parar, lo que es una violación directa de la Cuarta Convención de Ginebra. El Consejo de Seguridad de la ONU consideró que la convención era aplicable en los territorios de Cisjordania y Gaza ocupados y exigió que Israel la respetara. Desafortunadamente, en vano. Las excavadoras siguen siendo el medio con el que Israel desplaza a los palestinos y consigue la expansión territorial. Ayudan a Israel a pasar del control temporal del espacio a la transformación permanente del espacio y a lograr la dominación mediante la ocupación civil.

La política de destrucción, un crimen de guerra, continúa, con total impunidad y en presencia de enviados estadounidenses y europeos, para lograr un mayor control judío sobre Jerusalén y gran parte de Cisjordania.


(*) Marwan Bishara, profesor de la Universidad Norteamericana de París. Autor de 'Palestine/ Israel: peace or apartheid'

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