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Asunción.- El 11 de mayo en el campus universitario de la Ciudad de San Lorenzo se realizó una sesión extraordinaria de la Asamblea Universitaria, según sus estatutos máxima autoridad de la Universidad Nacional de Asunción. La sesión convocada por el rector de la UNA, Pedro González tenía como único objetivo mantener la estructura obsoleta y autoritaria de las universidades públicas en el Paraguay y sentar las bases para su posterior privatización.

La Asamblea, además de tener como puntos del día tratar sobre la reelección indefinida del Rector así como de los Decanos, concretándose así de hecho un “vitaliciado” de estas autoridades, trataría principalmente sobre la suba de los aranceles y la desanexión de las escuelas e institutos de las distintas facultades para así pasar a depender directamente del Rectorado, con la consecuente degradación académica que esto supone.

La Asamblea, si bien se convocó en los plazos previstos dentro de los estatutos, no fue notificada debidamente entre los principales interesados: los estudiantes. A pesar de esta maniobra burocrática de las autoridades universitarias, los representantes estudiantiles y centros de estudiantes, principalmente los de Filosofía y Arquitectura, llevaron adelante una campaña para denunciar las maniobras del rector y las otras autoridades, representantes directos del gobierno de Nicanor D. Frutos.

A pesar de que el estamento estudiantil estaba seguro de que sus propuestas no prosperarían mucho dentro de la propia Asamblea, ya que toda la estructura administrativa responde a un modelo heredado de la época stronista, (por ejemplo la Asamblea esta compuesta por 62 miembros de los cuales solo 12 son estudiantes) los mismos presentaron una lista de reivindicaciones para ser tenidas en cuenta en el orden del día, algunas de ellas son entre otras, la no reelección del Rector y la presentación de un balance al termino de su gestión, el cogobierno paritario dentro de todas las instancias directivas de la UNA, la ciudadanía universitaria desde el primer año de estudios[1], y la contratación de docentes y funcionarios administrativos a través de concursos de meritos y aptitudes.

La Asamblea comienza a sesionar a puertas cerradas, dejando fuera a los estudiantes, y con los resultados de las votaciones que se esperaban 50 a favor y 12 en contra en todos los puntos, aprobando el aumento del 25% de los aranceles y el “vitaliciado”. Con el agravante de que ni siquiera fueron tratados dentro del orden del día los puntos solicitados por los estudiantes.

Ya que no los dejaron entrar, los estudiantes toman como determinación no dejar salir a los asambleístas, hasta que por lo menos consideren tratar los puntos solicitados. Como respuesta el Rector llama a la fiscalía y ordena el ingreso de “cascos azules” (policía antimotines) al predio del campus, quienes seguidamente reprimen brutalmente a los estudiantes.

Tamaña violación a la autonomía universitaria nunca fue vista ni en las mejores épocas de la dictadura stronista, cuando el régimen no se animaba a meter uniformados dentro de la universidad para reprimir, este tenía que recurrir a los “moderadores” de Ramón Aquino, cuyas hordas estaban compuestas por policías de civil y militantes de base del partido colorado.

Como en los días del marzo paraguayo, los estudiantes universitarios están encabezando las luchas de todos los trabajadores de la ciudad y del campo contra los nuevos intentos privatizadores.

A pesar de la brutal represión, que dejó como saldo muchos heridos, y las “ordenes de captura” emitidas por la fiscalía en contra de los compañeros representantes estudiantiles, nadie se amedrentó y la lucha dio un salto, en minutos miles de estudiantes cerraban con barricadas la ruta N° 1 frente al campus universitario. Con el paso de las horas numerosas delegaciones de distintas facultades fueron sumándose a la lucha y consecuentemente los compañeros se declaran en Asamblea permanente y paro.

En la Asamblea de los compañeros estudiantes, distinta por su carácter democrático y masivo, el pedido unánime es la destitución del rector y el cumplimiento total de todas reivindicaciones del estamento. Al día siguiente la facultades de Filosofía y Arquitectura son tomadas por los compañeros. En estos momentos, las tomas y las Asambleas se propagan de una facultad a otra, las consignas masivas sobre la necesidad de parar la privatización de la UNA, el no pago de la deuda externa para financiar becas y ampliar exoneraciones están a la orden del día.

Los estudiantes afirman contundentemente que esta lucha es la lucha contra los planes del gobierno de Nicanor que pretende privatizar la Universidad Nacional, y que bajo la tutela directa del Banco Mundial y el FMI quiere acabar con lo poco que le queda a esta de nacional y pública.

La represión y las declaraciones fascistoides del actual Rector, donde afirma que los “estudiantes están manejados por Patria Libre”[2] es una clara muestra de que la ola de criminalización de la lucha y los luchadores que se viene dando en la actual coyuntura en Paraguay, antecede y forma parte integral de las medidas hambreadoras y expoliadoras dictadas por el imperialismo.

Nadie desconoce las “recomendaciones” del Banco Mundial para la Universidad Nacional, consistentes en aumentar las matriculas con el fin de, según el BM, disminuir el gasto público, así como dejar de lado “carrreras no aptas para países emergentes” como las de índole social o las que generan investigación y desarrollo tecnológico, reemplazándolas por carreras cortas y técnicas tipo administración de empresas, marketing, etc.

Ante este intento del gobierno de destruir la universidad pública, y reemplazarla por otra aún más elitizada y represiva, los estudiantes ganaron las calles pidiendo Arancel Cero Ya! y el No pago de la deuda y La Democratización de la UNA, si esta lucha sigue ampliándose, probablemente sea el inicio de la gran contraofensiva del movimiento contra la oleada reaccionaria del Gobierno pro imperialista de Nicanor.

Notas:

[1] Recién a partir del segundo año, los estudiantes de la UNA pueden elegir y ser electos a los distintos cargos representativos.

[2] Patria Libre, organización guevarista que actualmente sufre una persecución política por parte del Gobierno de Nicanor.