Venezuela

 

El debate sobre el socialismo y la profundización de la revolución

Por Miguel Ángel Hernández A.
Socialismo o Barbarie, periódico, 02/12/05

Damos continuidad al seguimiento de la actual situación en Venezuela y del verdadero contenido de los planteos de “Socialismo en el siglo XXI” por parte de Chávez. Se trata de un artículo aparecido en el periódico del Partido Revolución y Socialismo (PRS), progresiva organización que está en formación precisamente a la izquierda y de manera independiente del chavismo. De aquí, entonces, el valor del texto.

Lo más interesante de la discusión pública sobre la crítica al capitalismo y la propuesta del socialismo como alternativa es que ella es fruto de la situación contradictoria del proceso revolucionario que transita Venezuela.

Ciertamente lo que Chávez está planteando como “socialismo” tiene patas cortas. En realidad es una especie de capitalismo donde prevalecería la colaboración de clases; de lo que se trataría entonces es de lograr una supuesta e imposible “función social” del capital, simultáneamente con una hipotética distribución más democrática de la riqueza.

El socialismo que propone el presidente es una quimera irrealizable que, en ningún lugar del mundo se ha materializado jamás y, por el contrario, ha llevado a la derrota. El capital existe para reproducirse ilimitadamente, no tiene corazón ni patria y no busca satisfacer necesidades, sino garantizar una tasa creciente de ganancias. Por otra parte, los intereses de los patronos no pueden convivir con los intereses de los trabajadores, son absolutamente antagónicos.

Pero más allá de estas flagrantes limitaciones, la propuesta del presidente ha sido asumida con interés por la mayoría del pueblo y los trabajadores. Como ya ha sucedido previamente con otros planteamientos de Chávez, el pueblo se toma en serio sus propuestas, las interpreta al calor del proceso revolucionario y las amplifica en función de darle respuesta a sus necesidades inmediatas.

Quizás el presidente Chávez ni se imagina cómo llevará el pueblo a la práctica lo que él dice en determinadas ocasiones. Muy probablemente, el pueblo excederá, como en otras ocasiones, las intenciones originales de Chávez cuando comenzó a hablar de “socialismo”. Y ya esto lo estamos presenciando. Un término tabú como el socialismo y la herejía de hablar de marxismo, hasta hace poco tiempo sometida al peso muerto del pensamiento único neoliberal y la crítica abierta a la explotación capitalista, son el pan nuestro de cada día en las discusiones del pueblo y de los trabajadores.

La expectativa sobre el tema de la cogestión convive con la lucha cotidiana de los trabajadores por sus reivindicaciones económicas, por ganar algún referéndum contra la burocracia o por conformar un sindicato clasista. El interés por saber qué es socialismo y con qué se come coexiste con la contratoría social de las comunidades organizadas frente a los funcionarios corruptos e ineficientes, con la pelea diaria en los comités de salud, en las mesas de agua o en los comités de tierra.

Se ha despertado una novedosa avidez por estudiar, por participar en el debate teórico, por la urgencia de la formación política para continuar la lucha y profundizar el proceso revolucionario, acompañada por un nuevo paradigma en la comunicación popular, impulsado por la aparición de nuevas publicaciones y medios comunitarios y alternativos. Este proceso expresa, sin ninguna duda, la profundidad del proceso revolucionario y la disposición de lucha del pueblo, la cual aún se mantiene intacta y viva.

Este es un fenómeno profundamente revolucionario que debemos potenciar al máximo. Debemos desbrozar la comprensión del socialismo de todo artificio de colaboración de clases, y acompañar el debate que se suscita febrilmente en el seno del pueblo, simultáneamente con la lucha cotidiana por profundizar el proceso revolucionario.

Es así como el camino al socialismo se traza expropiando a la burguesía explotadora, apoyándose en la movilización y la tremenda disposición de lucha del pueblo y los trabajadores. Es pasando al control de los trabajadores todas las industrias abandonadas o cerradas por los patronos, y propiciando el control obrero, la apertura de los libros de contabilidad y eliminando el secreto comercial en todas las empresas.

Simultáneamente, llevar a cabo la expropiación de la banca usurera y creando un banco nacional donde se concentren todos los recursos provenientes de la exportación de petróleo para ponerlos al servicio de un Plan Nacional de Obras Públicas y Construcción de Viviendas, discutido con la UNT. Sólo así se podrá responder al grave problema del desempleo que padece el pueblo venezolano y superar el déficit habitacional, todo ello como parte de una profunda reforma urbana que resuelva los riesgos ambientales existentes en nuestras ciudades. Al socialismo se avanza nacionalizando la tierra y eliminando el latifundio, como única forma de comenzar a realizar una verdadera y democrática reforma agraria.

Un Partido del Pueblo y los Trabajadores para profundizar la Revolución

Es en este contexto nacional que surge la propuesta de construir un partido revolucionario que agrupe a los dirigentes y activistas populares, sindicales y juveniles.

Este es el corolario y la consecuencia lógica de la situación antes descrita. No es un acto de voluntarismo sino una necesidad histórica y presente del pueblo venezolano.

La tarea de los revolucionarios es aupar este proceso, contribuir a desarrollarlo y extenderlo a todo el país y a todos los sectores donde existe descontento popular y voluntad de profundizar la revolución hacia el socialismo, Que no venga ningún funcionario con el cuento de que la movilización y la lucha del pueblo “le hace el juego a la derecha y al imperialismo”, que profundizar la cogestión y el control obrero en las empresas básicas del Estado puede permitir la intimación de los golpistas ni otras perlas por el estilo, que lo que buscan es frenar la disposición de la lucha del pueblo, que les garantice a ellos mejor usufructuar los beneficios del poder.

Todo lo contrario; sólo la participación directa de los trabajadores en el control de la economía podrá impedir la penetración oligárquica e imperialista; sólo la movilización y la lucha, como hemos comprobado los trabajadores y el pueblo a lo largo de los últimos años, es garantía para obtener nuestras más imperiosas reivindicaciones.

Para continuar potenciando la energía popular y la tremenda disposición de lucha del pueblo, para continuar profundizando la revolución, para trascender el capitalismo y comenzar a construir el socialismo, sin compromisos con los empresarios explotadores, es fundamental construir un partido revolucionario de los trabajadores y el pueblo. Desde OIR y diversas organizaciones revolucionarias, hemos propuesto la conformación de dicha organización. A tal fin, realizamos el pasado sábado 9 del mes de julio, junto al colectivo estudiantil Activate y las organizaciones sindicales clasistas, Verdad Obrera, Opción Clasista de los Trabajadores, el Colectivo Revolucionario Rafael de Nogales Méndez y Todo el Poder a los Trabajadores, a un acto político para proponerle a todos los revolucionarios, dispuestos a luchar por el socialismo, la construcción de esa herramienta política del pueblo trabajador.

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