Venezuela

 

Debate en la izquierda venezolana

¿Qué hacer en las elecciones presidenciales?

Por Roberto Sáenz
Socialismo o Barbarie, periódico, 08/06/06

Como señalábamos en nuestro periódico Socialismo o Barbarie Nº 78, las elecciones presidenciales de diciembre en Venezuela han desatado un debate a nivel de la vanguardia de ese país. Si bien desde Buenos Aires sería  equivocado dar una definición taxativa respecto de la táctica electoral, se están esbozando grosso modo cuatro posiciones: los que apoyan fervorozamente a Chávez, como el M-13 de Roland Denis, cuyo movimiento es reivindicado contra el PRS por varias de las corrientes del trotskismo (MES, grupo Praxis, etc); un llamado de voto acrítico de los dirigentes obreros y  del PRS vinculados a la UIT- MST- El Socialista (sometido  a duras presiones por su pelea contra la burocracia chavista en el seno de la UNT ); el voto en blanco, levantado alegremente por grupos como el PTS, sin responsabilidad alguna en ese país; y el planteo táctico de voto crítico esbozado en su volante para el acto del 1º de Mayo por un sector de izquierda del propio PRS, como es el caso de los compañeros del Petare.

En lo que sigue, intentaremos fundamentar por qué la opción táctica del voto crítico puede ser  una alternativa valida y completamente principista en el marco de la lucha por la independencia de clase de los trabajadores en Venezuela en las actuales condiciones concretas.

El contexto político

A fin de año se realizan las elecciones en presidenciales en Venezuela. El chavismo ya ha lanzado su campaña por los “10 millones de votos” como forma de “plebiscitarse”. Las mismas se darán en un contexto donde Chávez está dando claros pasos en la reabsorción e institucionalización del proceso revolucionario. Como cortina de humo, refuerza la campaña alrededor de los supuestos peligros de “ataque imperialista” los que, en la actual coyuntura, no están a la orden del día. Al tiempo que hace acuerdos con distintos sectores patronales, el chavismo está saliendo al ataque de la mayor experiencia de organización que esboza un curso independiente de él. Se trata del caso de la riquísima experiencia de la UNT (ver artículo aparte). Es que el de Chávez, como gobierno nacionalista burgués que es, no puede admitir la existencia de una organización obrera independiente del gobierno y el Estado, razón por la cual está jugado a cooptar y/o dividir a la UNT, derrotando al sector obrero mayoritario, encabezado por los compañeros Orlando Chirino y Stalin Pérez Borges entre otros.

La complejidad de la situación se basa en el hecho de que a pesar de la existencia de una importante serie de luchas reivindicativas, la experiencia con Chávez –no así con sus funcionarios y los partidos del Movimiento V Republica– ha avanzado todavía poco entre las amplias masas trabajadoras. Por su parte, la oposición burguesa, parece estar inclinándose hacia la abstención como vía de deslegitimación y desestabilización del gobierno chavista, como lo hicieron con buenos resultados en las últimas elecciones legislativas de fines del año pasado. En estas condiciones, el PRS, que no tiene legalidad,  no puede presentar una candidatura obrera independiente, como sería necesario.

Critica del voto acrítico a Chávez

Es el ABC de la política revolucionaria que junto con nuestro programa y estrategia, existe la necesidad de levantar tácticas a través de las cuales éstas se expresan. Esto es así sobre todo cuando se dirige o se tiene responsabilidades sobre sectores reales de las masas o de una amplia vanguardia.

El problema político real que hay  en Venezuela para las próximas elecciones es que todavía la mayoría de los obreros son políticamente “chavistas”, incluso los más avanzados que se agrupan en la UNT. [1] Este problema no puede desconocerse –en el terreno táctico– para cualquier orientación que luche realmente por la independencia de clase. Es en esas condiciones reales y no en las “ideales”, las que nos gustarían a nosotros, y en el marco de que el PRS y la UNT dirigen (sin duda, mucho más sindical que políticamente) a un sector real de la base obrera, es que se debe llevar a cabo una política crítica y totalmente independiente del chavismo también en el proceso electoral. Las adecuaciones en la manera de llevar a cabo nuestra estrategia y política hacen justamente a las tácticas.

¿A dónde pretendemos ir con todo esto? Muy sencillo: a compañeros dirigentes obreros como Chirino o Stalin, en plena pelea contra las corrientes chavistas en el seno de la UNT, (sin posibilidad de presentar una candidatura obrera independiente como debería ser el caso), plantearles la discusión del voto en blanco nos parece totalmente fuera de lugar. Sería el camino para que pierdan la dirección de la mayoría de los obreros de la UNT, que, al mismo tiempo que defienden la independencia de la Central respecto del Estado y el propio gobierno, aún son chavistas.

Sin embargo, despejado esto, sí cabe con ellos una discusión central: el voto a Chávez, de no existir otra alternativa, debe ser levantado claramente de manera crítica, porque de otra manera termina siendo un injustificado e injustificable apoyo político a un gobierno burgués. Lamentablemente, no es así como lo plantean los compañeros, como se puede ver en reiteradas declaraciones de Chirino o en las resoluciones del reciente Congreso de la UNT, que tienen más el carácter de apoyo político a Chávez que otra cosa.

Los compañeros del MST-El Socialista (UIT) han escrito correctamente que el voto es algo táctico. [2] Pero justamente lo que no es táctico, sino políticamente de principios, es nuestra política. Y ésta no puede ser más que totalmente crítica e independiente de Chávez. Y la manera en que vienen levantando el voto a Chávez estos compañeros en el seno de la UNT, hasta ahora, no ha respondido a esta exigencia elemental.

Voto en blanco: cuando una táctica transformada en estrategia

Tomemos otro caso: el del PTS y la JIR. [3] Para los compañeros, la cosa es fácil. Buscan colocarse siempre a “izquierda”, no importa si para esto es necesario amalgamar las posiciones de todas las demás corrientes que le “compiten”, ni darle la menor importancia a las condiciones concretas en que se debe llevar a cabo la política revolucionaria. Un caso de deshonestidad intelectual que muestra rasgos de secta política. [4]

Nuestra corriente pretende caracterizarse por defender intransigentemente la centralidad de la clase obrera y su acción autodeterminada e independiente; una corriente que tiene entre sus bases fundacionales, el no reconocer siquiera “excepcionalmente” –como sí lo hace el PTS– que pueda haber revoluciones socialistas sin el rol central y dirigente de nuestra clase.

Pero al mismo tiempo, no pretendemos educar a nuestra militancia ni –menos que menos– a la vanguardia obrera en general, en los criterios de secta de basar toda nuestra estrategia de construcción en la pose de estar supuestamente “a la izquierda” de las demás tendencias políticas, sino en dar las respuestas que consideramos correctas según sean las exigencias y el terreno real de la lucha de clases. Es decir, a dar respuestas auténticamente revolucionarias.

Un criterio de elemental honestidad intelectual y revolucionaria obliga a reconocer que cuando una tendencia política tiene responsabilidades reales sobre amplios sectores de vanguardia (o incluso franjas de masas), hay que tener en cuenta esta cuestión a la hora de formular las tácticas. Como los compañeros del PTS no dirigen nada en Venezuela, como los compañeros no tienen en cuenta –como marco de referencia obligado– al propio PRS y la C-CURA (dos importantes conquistas, más allá de todos los límites que puedan tener), les resulta gratis el planteo del voto en blanco, [5] blandiendo la espada de que serían “los únicos revolucionarios”. Para este operativo, transforman un problema que siempre ha sido táctico en la tradición del marxismo revolucionario, en algo estratégico. [6]

El análisis concreto de la realidad concreta hoy en Venezuela indica que, hoy por hoy, el PRS no tiene legalidad y no puede presentar candidaturas propias. Ésta es la perspectiva por la que hay que trabajar y habría que balancear si esto no ha sido así incluso por el propio retraso que han tenido los compañeros en poner en pie el PRS. Efectivamente, esta realidad es una desgracia, y la debilidad del PRS mismo, el problema más grave del proceso revolucionario en Venezuela es la ausencia de un fuerte partido revolucionario en el país. [7]

Pero, al mismo tiempo, los revolucionarios tenemos que partir de la realidad tal cual es, no de cómo nos gustaría que fuera en nuestra imaginación. Esta es una exigencia del propio método leninista. [8]

En estas condiciones, no deja de ser una alternativa válida [9] [9] el planteo táctico de acompañar críticamente la experiencia de la base obrera con el chavismo, haciendo un voto crítico que tenga como centro un pliego de denuncias y exigencias al propio gobierno, que debería arrancar por defender la independencia más absoluta de la UNT del gobierno y el Estado y que, en sustancia, Chávez no puede cumplir. Como lo dicen los propios compañeros del PRS-Petare: “(...) se debe promover la independencia de clase frente al Estado capitalista, llamando a que todo apoyo electoral al gobierno se haga mediante un Pliego de Peticiones. Y preparando desde ahora las candidaturas obreras-campesinas-populares que disputen en el futuro todos los espacios políticos”.

Esta batalla por el voto crítico creemos que puede ser una de las alternativas válidas a pelear en el seno del PRS y no la abstracción fuera de todo tiempo y lugar del voto en blanco, que el único efecto práctico que puede tener no es lograr muchos obreros “votoblanquistas”, sino entregar empaquetada la UNT al chavismo.

No a la campaña de los “10 millones”

Lo que venimos señalando no quiere decir que haya que sumarse a la antidemocrática y plebiscitaria campaña de los “10 millones de votos para Chávez”. Todo lo contrario. La eventualidad de un voto crítico debe ir de la mano del categórico rechazo a esta campaña, a la cual le capitulan prácticamente todas las corrientes de la izquierda. Se trata de una necesidad política elemental, que lamentablemente –hasta ahora– los compañeros del PRS no han encarado correctamente.

Por el contrario, los compañeros del PRS y de la UNT no deberían perder un minuto en el tema del voto a Chávez, ni menos que menos “organizar actos electorales” (como figura en las resoluciones del Congreso de la UNT). El eje de su política y actividad revolucionaria no debe ser y no puede ser el llamado a votar a Chávez, sino la crítica y la exigencia al chavismo y el avanzar en la organización política y sindical independiente. Es sobre esto que creemos debe basarse una política revolucionaria frente a la coyuntura electoral en Venezuela, y es en estos términos que creemos que se debe poner hoy la discusión en el seno del PRS.


[1].- Por otra parte, ha comenzado un proceso de experiencia política con Chávez, aun indirecto, pero claramente reflejado en el ultimo congreso de la UNT en el rechazo a Marcela Máspero, al FBT y otros sectores chavistas, que quedaron en minoría.

[2].- Ver sus textos presentados para el debate de la autoconvocatoria en www.corrientepraxis.org.ar

[3].- Juventud de Izquierda Revolucionaria, un pequeño grupo que en Venezuela es parte de la Fracción Trotskista, al igual que el PTS argentino.

[4].- La total arbitrariedad en las polémicas no hace parte de la tradición auténtica del marxismo revolucionario, sino de las practicas burocráticas del “trotskismo de Yalta”, tan cuestionado por los compañeros.

[5].- Quizá dentro de unos meses no sea tan barato si los “escuálidos” y el imperialismo también se juegan por la abstención y el voto en blanco. En ese caso, los compañeros del PTS-JIR estarían en serios problemas para discutir su táctica con los trabajadores. Pero igualmente para la definición definitiva de una u otra táctica hay que terminar de ver cómo queda el escenario electoral.

[6].- El voto no es un problema de “principios”, siempre ha sido un problema táctico. Es decir un medio, una “forma” subordinada al contenido de la política revolucionaria. Lo que es de principios es precisamente la política, que siempre debe ser independiente y critica respecto de las candidaturas y/o gobiernos burgueses, incluyendo frentes políticos y/o electorales de colaboración con sectores de la burguesía, o aunque más no sea con su “sombra”.

[7].- Por no hablar del desastre oportunista de los que plantean que “ha sido un error constituirlo” [el PRS], que “es más de lo mismo”, que levanta “un Muro de Berlín entre los obreros y los revolucionarios” y que “lo mejor sería disolverlo”, como es el lamentable caso del valioso grupo de compañeros jóvenes que integran Praxis en la Argentina.

[8].- Como enseña Lenin, la eventualidad del voto crítico es como un “compromiso” que debemos llevar adelante los revolucionarios con nuestra propia clase en la pelea de ganarla para la independencia de clase y revolucionaria.

[9].- Insistimos en que no queremos dar una definición taxativa, desde Buenos Aires, de una cuestión táctica. Sólo esbozamos el debate acerca de las posibilidades que hay dentro del terreno de nuestros principios.