Ene - 11 - 2018

Propuesta para enfrentar la oleada reaccionaria y conservadora

miles de católicos y muchas otras personas, inmersos en un ambiente festivo, nos lanzamos a la calle con el firme propósito de evidenciar nuestro compromiso por promover, construir y fortalecer a la familia como institución y fundamento de la sociedad”.

Monseñor Rafael Quirós. Arzobispo de San José.

Por Víctor Artavia

Candidato a diputado por San José

Nuevo Partido Socialista

El 03 de diciembre se realizó una enorme marcha del odio en Costa Rica, organizada por la Iglesia Católica con el apoyo de las sectas fundamentalistas cristianas. Cientos de miles de personas[1] se congregaron por la “defensa de la familia tradicional según Dios”, contra los programas de educación sexual del MEP, el matrimonio civil igualitario y el derecho al aborto.

A la movilización se sumaron siete candidatos presidenciales, algunos de los cuales figuran en los primeros lugares de las encuestas y sus respectivos partidos obtendrán una cuota significativa de diputaciones, por lo cual los ejes de la marcha tendrán una importante representación política en la próxima Asamblea Legislativa y posiblemente en el Poder Ejecutivo.

Sin duda alguna, fue una actividad política por parte de la Iglesia Católica para golpear la mesa en el marco de las elecciones nacionales, presionando para que la votación se incline más hacia la derecha conservadora.

Por todo lo anterior, la marcha del odio generó asombro e indignación entre el activismo feminista, LGBTI y de izquierda en general, dado el carácter masivo y abiertamente conservador que presentó.

En la presente nota expondremos nuestra interpretación de esta movilización y las tareas que se plantean para hacerle frente a la oleada reaccionaria y conservadora en el país.

Un clima reaccionario a nivel internacional

Esta marcha se ubica dentro del giro a la derecha que impera en la situación política internacional, debido a lo cual se instaló un clima reaccionario y conservador. De ahí que sean cada vez más recurrentes y profundos los ataques contra los derechos de la clase trabajadora y los sectores oprimidos de la sociedad, en particular las mujeres y la población LGBTI.

Gobiernos como el de Donald Trump en los Estados Unidos (¡principal potencia imperialista!), Macri en Argentina o Temer en Brasil, son reflejo de lo anterior: todos son presidentes provocadores que encabezan un cuestionamiento por la derecha del orden de las cosas previo, mediante la implementación de planes de ajuste y contrarreformas en derechos democráticos. Pero también las Iglesias juegan un rol en esta ofensiva reaccionaria, tomando como reivindicación central la oposición contra la “ideología de género” (más adelante volveremos sobre esto).

Estos ataques reaccionarios dan como resultado una mayor polarización social y, por lo mismo, generan respuestas desde los sectores explotados y oprimidos. Recordemos que un día después de la asunción al poder de Donald Trump, tuvo lugar la “Marcha de las Mujeres” en Washington DC, la cual congregó a un millón de personas.

Actualmente a nivel regional experimentamos un caso similar en Honduras, pues el fraude electoral orquestado por el gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH) desencadenó una rebelión popular, la cual tiene en jaque al régimen golpista[2] y sus fuerzas armadas, proceso que de saldarse con un triunfo popular imprimiría un cambio hacia la izquierda en la situación política regional.

En síntesis: el clima reaccionario y conservador tiene un efecto rebote por abajo, incentivando las movilizaciones en defensa de derechos democráticos y contra los ataques de la derecha. Esto no hay que perderlo de vista, pues el activismo feminista, LGBTI y la militancia de izquierda debe apostar a profundizar esta perspectiva para enfrentar la oleada conservadora y reaccionaria.

La campaña de la Iglesia y evangélicos contra la “ideología de género”

Si para Marx y Lenin, la conquista del “paraíso comunista”, supondrá la desaparición de la dualidad de clases entre burgueses y proletarios, para la “ideología de género”, este paraíso se hará presente una vez se disuelva la dualidad de sexos masculino-femenino, disolución que engendrará la unidad e igualdad total de la humanidad.

José Gil Llorca. Obispo español contra la ideología de género

En Latinoamérica, la Iglesia Católica y cristianas impulsan una campaña conservadora contra las reivindicaciones del movimiento de mujeres y LGBTI en la región, especialmente contra la educación sexual laica y científica, el matrimonio igualitario y el aborto. Esta campaña tomó fuerza en los últimos años, muy a tono con el giro a la derecha en la situación política internacional.

Su argumentación es que grupos minoritarios quieren imponer la “ideología de género”, con el objetivo de destruir la concepción tradicional de familia (entiéndase cristiana y heteronormada) que predomina en la región. También rechazan las diversas expresiones de la diversidad sexual, sostienen que no existe el patriarcado y niegan que los roles de género sean una construcción social.

Esta campaña cuenta con dos elementos novedosos. Primero su capacidad de movilización. Además de nuestro país, ya realizaron grandes movilizaciones en Colombia, México y Panamá, y están llamando a conformar un “Frente latinoamericano contra la ideología de género”[3].  En todos los casos, la movilizaciones contaron con el respaldo explícito de figuras políticas de derecha (como Álvaro Uribe en Colombia), dejando en claro la relación entre la oleada conservadora con el giro a la derecha en la región. Esto demuestra que representan una franja de la población numerosa, aportada por gran parte de la feligresía de la Iglesia Católica y sus similares cristianas, que son base social de los sectores más a la derecha de la región.

En segundo lugar, la campaña cuenta con autores que, utilizando un lenguaje pseudocientífico, debaten contra los principales postulados del feminismo (y el marxismo, pues también son anti-comunistas). Esta apelación a la “ciencia” como legitimadora de su discurso es muy similar a la táctica que emplean los negacionistas del cambio climático (tipo Trump y compañía), que cuentan con un ejército de científicos a sueldo para legitimar sus argumentos en beneficio de las grandes corporaciones petroleras[4].

Esto coincide con la definición de un credo político ciencializado, donde se utilizan argumentaciones “científicas” para validar políticas discriminatorias. Este concepto lo desarrolló Matt  Ridley en su obra “Genoma…”, donde expuso cómo la eugenesia[5] fue empleada para aprobar leyes contra los inmigrantes o personas con algún trastorno mental en la Alemania Nazi, Inglaterra y los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX: “Norteamérica, bastión de la libertad individual, conforme a más de treinta leyes estatales y federales aprobadas entre 1910 y 1935, esterilizó a más de cien mil personas por ser enfermos mentales”[6].

En palabras de uno de esos autores conservadores y reaccionarios, la “‘ideología de género’ considera que la exclusividad de la relación entre hombre y mujer es un constructo social y cultural que es útil para mantener la hegemonía del dominio masculino, un dominio que constituye la superestructura de lo que denominan ‘sociedad patriarcal’”, con la meta de “(…) acabar con la división sexual del trabajo laboral en la que la mujer se maternaliza, lo que requiere desalojar en primer lugar los mecanismos de opresión que lo reproducen. La única forma de eliminar esa opresión es rechazar la maternidad como función femenina, pues las responsabilidades de la mujer en la familia son las enemigas de su realización”[7].

Así las cosas, para estos autores el patriarcado y las formas de violencia que genera son una “consideración” del discurso feminista para justificar su agenda política, la cual equiparan a una simple percepción subjetiva de la realidad que va en contra de las determinaciones binarias biológicas (hombre/mujer, macho/hembra).

De acuerdo a “Enfoque a la Familia” (un centro ultraconservador) “la ideología de género es una corriente de pensamiento, no una teoría científica; devalúa el factor biológico y sobre dimensiona lo socio-cultural en materia de sexo y género; no procura la igualdad ni la equidad entre hombres y mujeres sino la asexualización del ser humano”[8].

En una manifestación en Casa Presidencial contra los programas de educación sexual, realizada el pasado 08 de diciembre, un vocero de la agrupación “Despierta Costa Rica” apeló a este discurso pseudocientífico para justificar su reclamo: “Queremos una educación sexual con valores y que respete los datos de la ciencia y la biología.”

Aunado a esto, para los conservadores no existe la diversidad sexual y acusan a los movimientos feministas/LGBTI de querer replantear la “antropología humana”. Para esto se apoyan en estudios “científicos”, como el recientemente publicado por Lawrence S. Mayer y Paul R. McHugh, titulado “Sexualidad y género. Hallazgos de las ciencias biológicas, psicológicas y sociales”, donde los autores rechazan que la homosexualidad sea una condición natural en las especies y, además, aducen que no hay evidencias de que “el estrés social (por discriminación o estigmatización) sea la causa principal de que la población homosexual y transgénero tenga un mayor riesgo de problemas de salud mental e índices de suicidio”[9].

Estas conclusiones son falsas. Empecemos por indicar que existen muchas evidencias de relaciones homosexuales en cientos de especies animales. En 1999 el científico Bruce Bagemihl publicó su investigación «Biological Exuberance», un trabajo pionero que dio cuenta de las relaciones homosexuales en el reino animal, las cuales no habían sido incorporadas previamente debido a un “sesgo heterosexual” en el mundo científico[10]. A este trabajo pionero se sumaron muchísimas investigaciones más que abordan los casos de relaciones entre animales del mismo sexo, que cubre osos pandas, leones, macacos, caracoles, etc.

Finalmente, es necesario señalar que estos son científicos ultraconservadores y con buenas relaciones con el establisment de derecha y religioso. Por ejemplo,  Paul McHugh se define a sí mismo como un  religioso ortodoxo y culturalmente conservador, que defiende a la familia tradicional y a los Marines estadounidenses. Por estos méritos fue designado por el Vaticano en 2002 para conformar un panel de “laicos” de investigación sobre los casos de curas pedrastas, lo cual causó indignación entre las víctimas de abuso sexual, pues McHugh se hizo famoso por sus trabajos sobre la “memoria recuperada” en personas víctimas de violencia sexual en la infancia, alegando que en la mayoría de casos sus testimonios eran falsos e inducidos por los terapistas[11].

En síntesis, la particularidad de esta campaña de la Iglesia, las sectas cristianas y la derecha más conservadora en la región contra la “ideología de género” reside en dos aspectos: 1) está en sintonía con el giro a la derecha a nivel internacional, orientado contra toda reivindicación o reforma de corte progresista en materia de derechos de las mujeres y la población LGBTI, y 2)  adoptó el perfil de un credo político ciencializado, apelando a un discurso pseudocientífico para encubrir sus políticas discriminatorias.

¡Patriarcado y capital: alianza criminal!

Desde el Nuevo Partido Socialista (NPS) y Las Rojas rechazamos la existencia de la “ideología de género”. Por el contrario, sostenemos que las reivindicaciones de las mujeres y la población LGBTI son totalmente legítimas, pues responden a una situación de opresión y violencia institucionalizada dentro del capitalismo y el patriarcado, donde la explotación de clase se combina con la opresión de género para garantizar la dominación de la burguesía.

Al respecto, hay estadística que evidencian esta alianza criminal del capitalismo y el patriarcado, demostrando que la violencia hacia las mujeres y la población LGBTI no es una percepción o discurso subjetivo, sino que se reproduce en la cotidianeidad.

  • En los últimos diez años (2007-2017) se produjeron 312 femicidios en Costa Rica, o lo que es lo mismo, 2,6 asesinatos por mes.
  • Las mujeres destinan 37 horas semanales a los trabajos domésticos, muy distantes de las 6 horas que destinan los hombres.
  • El desempleo entre las mujeres alcanza el 12%, mientras que la tasa nacional es del 8,5%.
  • La brecha salarial en el sector privado tiene rostro mujer, pues éstas ganan un 27% menos que los hombres[12].
  • El promedio de vida de una persona trans en la región es de 35 años, menos de la mitad que el resto de la población.

En el caso de Costa Rica, la alianza del patriarcado y el capital tiene un punto de apoyo singular: el estado costarricense aún mantiene su carácter confesional, por lo cual la Iglesia Católica cuenta con enormes cuotas de poder político y beneficios económicos.

En la administración de Laura Chinchilla, la Iglesia recibió 2,3 mil millones de colones y durante la administración Solís los aportes totales son menores, pero no dejan de ser enormes: en 2016 el gobierno destinó ¢428 millones a las Temporalidades de la diócesis de Tilarán para pagar profesores en los colegios católicos privados y subvencionados por el Estado[13].

Por otra parte, la Conferencia Episcopal maneja gran cantidad de bienes en el país. De acuerdo al bufete Jurisis en 2012 la Iglesia no pagó impuestos sobre más de 1500 propiedades (Iglesias, colegios privados, terrenos, etc.).

Esto dota a la Iglesia Católica de mucha fuerza política en el país, que combina una base social muy amplia y una gran capacidad financiera que sostiene su estructura a nivel nacional, lo cual les facilita la convocatoria a movilizaciones con cientos de miles.

Además evidencia que las relaciones entre la Conferencia Episcopal y la burguesía son muy profundas, tanto por el rol de la Iglesia como institución de mediación y control social, así como por sostener negocios mutuos con los principales sectores burgueses del país.  De ahí que la lucha contra el patriarcado y los derechos democráticos de las mujeres y la población LGBTI en Costa Rica, apunte directamente contra la Iglesia Católica, institución central en el ordenamiento capitalista del país.

Las Iglesias cristianas también concentran un importante caudal político, sobre todo desde que optaron por constituir partidos para elegir diputados. De acuerdo al diario La Nación entre “1998 y el 2014, el voto para sus diputados se triplicó: pasó de un 2,7% a 8,2% a nivel nacional”[14]. Además, en los nueve directorios que impulsó el PLN desde 1998, siempre hubo presencia de al menos un representante de los partidos cristianos en el principal órgano de poder legislativo.

Esto se explica por el aumento significativo de su feligresía en esos años, pues en menos de una década sus miembros totales se duplicaron y hoy suman alrededor de medio millón de personas en todo el país. Esto dota a los pastores evangélicos de una base electoral que alcanza para obtener diputaciones en cada elección, haciendo uso de sus Iglesias para el proselitismo político y apelando a las creencias religiosas para votar, aunque sea algo prohibido por las leyes electorales del país. Gonzalo Ramírez, actual diputado y presidente legislativo, planteó en 2013 durante la campaña electoral que “Dios tiene el poder de llevarnos ahí para que nosotros como iglesia ejerzamos gobierno”.

Lo anterior explica que el gobierno del PAC, el ala más progresista de la burguesía costarricense, no hiciera nada por cumplir su promesa de convertir a Costa Rica en un Estado laico. Aunque avanzó con los planes de educación sexual (una medida progresiva pero insuficiente), no impulsó la reforma al artículo 75 de la Constitución Política donde se consagra el carácter confesional del Estado, pues esto representaba chocar con una institución pilar del capitalismo costarricense. Además terminó negociando con el bloque de diputados cristianos en varias ocasiones, incluso apoyando en 2014 el proyecto de Ley para la Libertad Religiosa y de Culto”, con el cual las Iglesias Evangélicas persiguen contar con un trato diferenciado ante el Estado costarricense[15].

La familia tradicional: eslabón central de la opresión patriarcal

“Mientras la mujer esté encadenada al trabajo doméstico, al cuidado de la familia, la cocina y la costura, todas sus posibilidades de participación en la vida política y social estarán extremadamente coartadas”

León Trotsky. “De la vieja a la nueva familia”

No queremos dejar pasar la oportunidad para abordar un aspecto central de este debate: el posicionamiento de la familia tradicional como epicentro de la sociedad.

Según la Iglesia Católica y las sectas fundamentalistas, la familia tradicional es un lugar de armonía y confort para sus miembros, algo así como el paraíso en la tierra. Pero una mirada a fondo sobre las relaciones familiares en la sociedad capitalista y patriarcal indica todo lo contrario, pues es el espacio donde se manifiestan las peores formas de violencia contras las mujeres.

Solamente entre 2009 y 2013 se registraron 551 denuncias por violación contra mujeres en Costa Rica. Esto implica un promedio anual de 110 casos, de los cuales 77 correspondieron a violación calificada, es decir, cuando el agresor es un miembro de la familia (cónyuge, padre, abuelo, hermanos o tíos)[16].

En materia de femicidios los datos son similares. Como apuntamos en el acápite anterior, en los últimos diez años se produjeron 312 femicidios, siendo que el 61% de los homicidas provenían del núcleo familiar tradicional: parejas o exparejas 50%, novios o exnovios 4%, padres 4%, hijos 2%, nietos 1%[17].

Pero también es la institución donde se reproduce cotidianamente la opresión hacia las mujeres atribuyéndoles como una “obligación natural” el trabajo doméstico, especialmente mediante el cuido de los niños como responsabilidad de la mujer y no de la sociedad en su conjunto.

Esto se refleja en la campaña de la Iglesia y las sectas cristianas contra la educación sexual laica y científica que tiene por slogan “A mis hijos los educo yo”, cuyo trasfondo es reproducir la crianza de los hijos (y el trabajo doméstico en general) como un asunto específico de cada familia, o lo que es lo mismo, responsabilidad de las mujeres.

Desde el marxismo no defendemos a la familia tradicional, la cual entendemos como una institución burguesa y patriarcal, donde se esclaviza socialmente a las mujeres y limita sus posibilidades de intervenir en la vida política y social. Esto es funcional a los capitalistas, pues garantizan que la reproducción cotidiana de la clase trabajadora sea un asunto individual y no asumido por la sociedad. Por eso las mujeres, además del tiempo empleado en el trabajo asalariado, destinan 37 horas semanales a los trabajos domésticos, el equivalente a un 77% de una jornada laboral de tiempo completo. Estos números demuestran como en las mujeres se sintetiza la explotación de clase con la opresión de género.

De ahí que sostengamos una lucha política y teórica contra la familia burguesa y patriarcal (o tradicional y nuclear para la Iglesia y cristianos), pues no hay forma de avanzar en la emancipación de las mujeres hasta romper con su esclavización en el trabajo doméstico.  Por eso encontramos errado que desde ciertos sectores feministas y LGBTI se pretenda enfrentar los ataques de la Iglesia y sectas cristianas con el “familismo”, limitándose a plantear que hay familias homoparentales y no solo heterosexuales (lo cual es cierto y apoyamos), pero no cuestionando el carácter opresivo de la familia nuclear y patriarcal donde el trabajo doméstico y cuido de los niños sigue siendo un asunto privado.

Las y los socialistas abogamos por un nuevo modelo de familia, que incorpore la diversidad sexual (familias homoparentales) y donde  las tareas domésticas (alimentación, lavado, planchado) y cuido de los niños deben ser asumidas por el Estado como tareas sociales y no individuales. La creación de guarderías, comedores y lavanderías públicas, son pasos indispensables para sentar las bases de esa nueva familia, donde las mujeres no sean esclavizadas con el trabajo doméstico en función de los hombres.

Experiencias de este tipo fueron desarrolladas en los primeros años de la URSS, pero el estalinismo bloqueó su desarrollo para reinstaurar los elementos opresivos de la familia burguesa y patriarcal. A pesar de esto tenemos reflexiones como las que hiciera Trotsky entorno a los cambios en la estructura familiar producto de la revolución rusa, los cuales nos sirve de referente para repensar la familia: “La ropa debe lavarla una lavandería pública, la comida prepararla un restaurante y la ropa coserla un taller. Los niños deben ser educados por maestros que tengan verdadera vocación para hacerlo. Entonces, la unión entre hombre y mujer se liberaría de todo lo accidental y externo y el uno dejaría de absorber la vida del otro. Se establecería una igualdad genuina. El lazo dependerá del apego mutuo”[18].

La lucha por el Estado Laico y la refundación social del país

“Así anunciamos el Evangelio del matrimonio y de la familia, es decir una buena noticia que da el sustento más valioso a nuestra sociedad, más que la organización política y social, más que las leyes y la misma Constitución.”

Monseñor Rafael Quirós. Arzobispo de San José[19].

Esta cita corresponde al mensaje del Arzobispo de San José para la marcha del odio. Su contenido es claro: el Evangelio está por encima de las leyes y la Constitución. Bajo esta consigna es que funcionan las Iglesias y por eso insisten en imponer sus dogmas como normas para regular las relaciones sociales. Es decir: ¡plantean un ordenamiento social y una forma de Estado en beneficio de los burgueses y los conservadores!

Para avanzar en su agenda, la Iglesia y conservadores cuentan con enormes ventajas dentro el Estado: el carácter confesional del mismo, apoyo de los principales partidos políticos burgueses y sus bancadas legislativas, etc. Así pueden apostar a implementar sus ataques y contrarreformas desde arriba, paso a paso, con cambios parciales y apoyándose en la inercia de los valores capitalistas y patriarcales predominantes.

Con el triunfo del gobierno del PAC muchos activistas feministas y LGBTI apostaron al lobby parlamentario y a visitar el despacho de la vicepresidenta Ana H. Chacón con la aspiración de materializar sus reivindicaciones. Cuatro años después quedó claro que ese método no logró avances significativos, por el contrario, se retrocedió en la exigencia del Estado Laico (que tuvo un ascenso luego de la marcha de Invisibles en 2012) y terminó derrotada la campaña por el matrimonio igualitario (¡ni siquiera se aprobó la moderada versión de uniones civiles!).

Además, el retroceso del movimiento LGBTI y feminista fortaleció a los sectores más conservadores, quienes avanzaron a tomar las calles con marchas de derecha y conservadoras. ¡Nuevamente se demuestra que en la lucha política no hay vacíos!

Por todo lo anterior, es necesario retomar la lucha por un Estado Laico sin concordato en Costa Rica, articulada con el conjunto de reivindicaciones del movimiento de mujeres y LGBTI.  Para eso hay que comenzar a retomar las calles, respondiendo a cada provocación desde la Iglesia y los conservadores.

Desde el Nuevo Partido Socialista (NPS) y Las Rojas planteamos los siguientes puntos para reorganizar políticamente al movimiento feminista y LGBTI en Costa Rica:

  1. Reformar el artículo 75 de la Constitución política para que el Costa Rica se convierta en un Estado Laico sin concordato. ¡Ni un centavo más para esa pandilla de machistas y homofóbicos que es la Conferencia Episcopal!
  1. Exigencia al gobierno para que realice una Declaratoria de emergencia nacional para prevenir los femicidios. Hay que girar recursos de inmediato para garantizar trabajo, alojamiento y seguridad a las mujeres víctimas de violencia patriarcal.
  1. Impulsar el matrimonio civil igualitario.
  1. Exigir la instauración de un cupo laboral trans y la ley de identidad.
  1. Despenalización del aborto.

La reivindicación por un Estado Laico sin concordato es una reivindicación democrática fundamental en Costa Rica, pues coloca en tela de duda la forma en que se organiza la sociedad costarricense y su Estado en beneficio de los capitalistas y los sectores conservadores. Instala un debate que conduce directamente hacia el planteamiento de una Asamblea Nacional Constituyente para refundar el país desde la clase trabajadora, las mujeres y la juventud, hacia una forma de sociedad sin explotados ni oprimidos.

[1] De acuerdo a los organizadores, entre 800 mil y 1 millón de personas concurrieron a la caminata. Aunque es dato es muy inflado, da cuentas de la magnitud real de la concentración.

[2] Recordemos que en Honduras tuvo lugar un golpe de Estado en junio de 2009, contra el entonces presidente Mel Zelaya. El régimen golpista se mantiene desde ese entonces, aplicando una agenda neoliberal y entreguista de la soberanía nacional.

[3] “Proponen “frente latinoamericano” contra la ideología de género”. En www.semana.com.

[4] Una táctica de fachada más moderna y racional que la utilizada por los creacionistas contra la enseñanza de la teoría de la evolución.

[5] La aplicación de leyes biológicas de la herencia genética para el perfeccionamiento de una especie.

[6] Ridley, Matt.  “Genoma. La autobiografía de una especia en 23 capítulos”. Editorial Taurus. México D.F.: 2001.

[7] “¿Qué es la ideología de género?”. En www.josegilllorca.wordpress.com

[8] “Acerca de la ideología de género”. En www.enfoquealafamilia.com.

[9] “Acerca de la ideología de género”. En www.enfoquealafamilia.com

[10] “¿Hay animales gays?”. En www.elpais.com

[11] Psychiatrist Says He Was Surprised by Furor Over His Role on Abuse Panel. En http://www.nytimes.com. En este artículo otros destacados científicos acusa a Paul McHugh de ser poco exaustivo en sus investigaciones, pues suele dejar de lado la bibliografía que contradice sus posiciones. Es un claro ejemplo de un investigador al servicio de un credo político ciencializado.

[12] “Tomaría 70 años eliminar brecha salarial entre géneros”. En www.crhoy.com. Julio 12, 2016

[13] “Cancillería deja en cero aportes para la Iglesia”. En www.nacion.com.

[14] “Voto por diputados evangélicos se triplicó en cinco elecciones”. En www.nacion.com

[15] Ley de libertad religiosa abriría portillo para dar beneficios a otras iglesias, afirma analista. en www.ameliarueda.com

[16] “Costa Rica y sus delitos sexuales”. En www.ameliarueda.com.

[17] “Femicidios en Costa Rica. Las silenciadas”. Especial de La Nación. Ver www.nacion.com

[18] Trotsky, León. “De la vieja a la nueva familia” en La mujer y la familia. Perspectiva editores. Sin pie de imprenta: 1989.

[19] “Costarricenses exigen cambio de rumbo en el país”. www.ecocatolico.org.

Por Víctor Artavia, Nuevo Partido Socialista, 15/12/17

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