Abr - 26 - 2018

NI CON ORTEGA NI CON LA COSEP

¿Hacia dónde va la rebelión popular en Nicaragua?

Por Víctor Artavia

Ya pasaron casi tres décadas desde la derrota de la revolución sandinista, tiempo durante el cual la lucha de clases en ese país retrocedió enormemente, producto del peso de una derrota histórica sobre los hombros de una generación que entregó cientos de miles de vidas. A esto se sumó el papel del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN), un aparato al servicio de los intereses de la burguesía sandinista (con Daniel Ortega y Rosario Murillo a la cabeza) que durante décadas controló burocráticamente a los sindicatos, las organizaciones estudiantiles y populares.

Pero de forma inesperada el “chaleco de fuerza” del FSLN no pudo contener la rabia acumulada por años contra el gobierno de Ortega, el cual en casi doce años de mandato no realizó ningún cambio radical en beneficio de las grandes mayorías, sino que, por el contrario, se encargó de buscar el beneficio propio y de los grandes empresarios, aliándose con los sectores religiosos más conservadores y ejerciendo el poder de forma bonapartista, es decir, concentrando grandes cuotas de poder en el Ejecutivo (específicamente en la dupla Ortega-Murillo) y apoyándose en las fuerzas represivas para derrotar las luchas populares o aplacar la disidencia política.  Agregamos, además, sin cuestionar ninguno de los elementos centrales del neoliberal del Consenso de Washington (por ejemplo el TLC) y aplicando al pie de la letra las recomendaciones del FMI (como la reforma al INSS).

Una rebelión popular en curso!

Pero en los últimos días la situación política en Nicaragua experimentó un giro radical tras el estallido de una rebelión popular con epicentro en la lucha de la juventud universitaria contra la reforma neoliberal al INSS, la cual se ganó la simpatía de toda la población luego de la represión policial y las provocaciones de las brigadas de choques de la Juventud Sandinista contra los estudiantes y las personas jubiladas. De la noche a la mañana, desde el 18 de abril Managua se llenó de barricadas, los estudiantes tomaron las principales universidades y por todo el país el pueblo trabajador se tiró a las calles. De eso se tratan las rebeliones… ¡un estallido espontáneo de lucha desde abajo contra los de arriba, en este caso con un enorme protagonismo de la juventud nicaragüense!

Por primera vez desde la revolución de 1979 el sandinismo perdió el control de la calles, lo cual replantea las perspectivas de las luchas sociales y la reconstrucción de la izquierda revolucionaria en el país. Ahí radica la enorme riqueza de este proceso en curso que, más allá del resultado que depare, desde ya marcó un antes y un después en la lucha de clases de Nicaragua: ¡un retorno abrupto de la política en la vida social del país luego del “cementerio” que dejó la derrota de la revolución!  

Pero también corresponde tener presente los límites del proceso, siendo muy importante la despolitización del movimiento, muy característico de las rebeliones populares con protagonismo de las nuevas generaciones, las cuales desarrollan sus primeras experiencias de lucha casi desde cero. En el caso nicaragüense se expresa en la ausencia de una dirección política que centralice la lucha. Llámese asamblea, comité, coordinadora, partido, sindicato, federación estudiantil o colectivo ciudadano, lo cierto es que no existe una instancia que aglutine a los sectores movilizados, los objetivos que se persiguen ni la hoja de ruta para desarrollar la lucha. Esto coloca al movimiento es una situación muy voluble, propenso a ser cooptado o instrumentalizado por sectores ajenos a la lucha, como las cámaras patronales, la Iglesia o las rectorías universitarias.

Tenemos claro que todo movimiento de lucha contiene elementos de espontaneidad y creatividad desde abajo, pero no se puede hacer fetichismo de esto, sobre todo cuando se enfrenta a un enemigo como Ortega y el FSLN, formados en la escuela de las maniobras guerrilleras y sin temor de recurrir a la represión para imponerse. ¡Para ganar hay que tener un plan y una dirección que lo garantice! En esto la experiencia histórica de las luchas de los explotados y oprimidos es contundente.

La COSEP comienza a jugar sus cartas…

Lo anterior con mucha más importancia si valoramos que Ortega no es el único enemigo a vencer. Con esto nos referimos al Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) que, como su nombre indica, representa los intereses de la burguesía nicaragüense.

Desde 2009 la COSEP sostiene una estrecha relación con Ortega, quien instituyó mesas de negociación para organizar sus negocios desde el gobierno. Los analistas se refieren a esta relación como un “sistema corporativista”, el gobierno como un esquema del “diálogo-consenso”, pero los empresarios prefieren llamarle “Modelo COSEP”, el cual básicamente consiste en “un sistema cerrado, excluyente, de intermediación directa, en el que la cúpula del sector privado comparece como único actor en representación del resto de la sociedad a negociar los asuntos económicos con el Gobierno, y los acuerdos se convierten posteriormente en leyes, endosadas por un parlamento que no tiene poder de deliberación porque está totalmente sujeto al Ejecutivo”[1].

Claramente la COSEP es socia de Ortega y no es una defensora de las libertades democráticas, pero en la actual coyuntura se distanció del mismo para presentarse en público como opositora de la “sociedad civil” y exigir un diálogo con el gobierno para buscar una salida a la crisis política. El temor de la burguesía es que la situación empeore si Ortega continúa reprimiendo y las movilizaciones creciendo, lo cual podría traducirse en un quiebre de la institucionalidad burguesa que lleve las cosas hacia la izquierda. Por eso, aprovechando la ausencia de una política propia desde el movimiento de lucha, la COSEP entró en escena el fin de semana con la exigencia al gobierno para la apertura del diálogo nacional, estableciendo una serie de condiciones: 1) el cese de toda represión y la liberación de los universitarios detenidos, 2) fin de la censura a los medios de comunicación opositores, como el canal 100% noticias y 3) darle representación a los estudiantes universitarios en la mesa de negociación.

Los empresarios ya tiraron la carnada: abrir un diálogo institucionalizado que incluya a representantes universitarios para darle legitimidad ante las masas en lucha, apostando a instrumentalizar al sector estudiantil para desmovilizar la lucha y aprovechar su “capital político” para imponer su agenda ante el gobierno de Ortega. Una maniobra repudiable desde todo punto de vista, porque la COSEP no ha puesto un solo muerto ni tenía intención de luchar contra el autoritarismo del gobierno de Ortega, con quien venían haciendo jugosos negocios.

Contradicciones de la gran marcha nacional del 23 de abril

El lunes 23 de abril la COSEP convocó a una movilización con la exigencia de apertura del diálogo bajo esas condiciones, la cual congregó a cientos de miles exigiendo justicia por las 28 personas asesinadas y desaparecidas, la liberación de los detenidos, el cese de la represión y la violación a la autonomía universitaria, manifestando el repudio a la institucionalidad corrupta del país y, muy importante, agitando masivamente la consigna de ¡Fuera Ortega y Murillo!

Según reportes que nos brindaron participantes de la movilización, la COSEP tenía previsto hacer una caminata corta por el centro de Managua, pero las masas presionaron para desplazarse hasta las afueras de la UPOLI (¡a 7 km de distancia!), símbolo de la lucha estudiantil en los últimos días debido a la fuerte represión del gobierno contra los estudiantes que tienen tomado el campus. Además era patente el repudio contra toda la institucionalidad corrupta del país. ¡Esto da cuentas de la rabia que hay contra el gobierno y de la solidaridad popular hacia los estudiantes en lucha!

Pero no se puede obviar que la marcha también tuvo un objetivo político por parte de la COSEP, que consistió en validarse como interlocutor del movimiento e imponer su hoja de ruta para solucionar la crisis…claro que a su conveniencia. Más allá de que sufrieran cierto desborde con respecto hacia dónde dirigir la movilización, todo parece indicar que están imponiendo su propuesta de diálogo (con ellos como actores políticos) como la exigencia del movimiento, algo factible por la despolitización general del movimiento estudiantil y los sectores en lucha. Además la Iglesia Católica y los rectores también se sumaron a este llamado de la COSEP, dejando en claro que hay un operativo sincronizado desde varias instituciones del Estado burgués por contener la radicalización de la rebelión popular.

Esto explica el accionar del diario La Prensa de Nicaragua, que en su editorial del 23 de abril (el día de la marcha), reflejó cuál es la política que un sector de la burguesía nica tiene para la mesa de diálogo: “Ortega tiene que salir pacíficamente del poder o tendrá que irse como se fue Somoza (…) se tiene que acordar la salida de Ortega, las garantías de una transición ordenada y pacífica a la democracia y, primordialmente, la convocatoria a elecciones libres y transparentes”[2]. ¡El plan de la COSEP es cambiar algo para que no cambie nada! ¡Que se vaya Ortega para gobernar ellos y seguir explotando al pueblo trabajador!

Lo anterior no se puede perder de vista, pues en cualquier momento el proceso puede girar a la derecha. Al momento de escribir esta nota sostenemos la caracterización de que es un proceso progresivo que surgió como una lucha en repudio a una medida contra las personas jubiladas y la clase trabajadora, pero ante la despolitización y carencia de una dirección propia no se puede descartar que el movimiento termine cooptado por la derecha agrupaba en torno a la COSEP. Al respecto son llamativas las declaraciones que brindó “Águila”, uno de los dirigentes estudiantiles de la UPOLI ante la marcha, quien denunció la corrupción del régimen y su control autoritarios de las instituciones, pero “también pidió a ‘nuestro Ejército de Nicaragua (que) tome el control”[3], dejando en claro las enormes contradicciones que atraviesan la rebelión.

Por eso nuestra caracterización es abierta y está sujeta a los desarrollos de la lucha política; lo peor en estos casos es incurrir en enfoques románticos de la lucha, dejando de lado el análisis de clase concreto. Con mucha más razón cuando el movimiento se desarrolla contra un gobierno burgués como el sandinista, pero que históricamente se ha presentado como de “izquierda” y “socialista” ante la población, lo cual hace más difícil y contradictoria la experiencia de lucha, con un peligro de que se deslice hacia la derecha ante la ausencia de una alternativa real por la izquierda en Nicaragua.

¡Ni con el gobierno de Ortega ni con la COSEP!  

A partir de este fin de semana la rebelión popular en Nicaragua entró en una nueva fase, pasando de ser una lucha contra la reforma al INSS a convertirse en una disputa contra el gobierno de Ortega y el régimen bonapartista que instaló en el país. Al repudio a su gobierno burgués y aliado de los sectores fundamentalistas más conservadores, se sumó la indignación por las decenas de muertos, cientos de heridos y detenidos por la represión contra la lucha estudiantil y popular. En este marco es totalmente comprensible la exigencia popular que reclama su salida inmediata del gobierno, reivindicación que desde ya está siendo aprovechada por sectores burgueses para sacar a Ortega del poder. Aunque la COSEP realizó grandes negocios con el FSLN en el poder, también hay incomodidad con su estilo de mandato bonapartista donde Ortega se posiciona como un líder que “premia y castiga” a su antojo, sin ningún mecanismo institucional de contrapeso o reglas de juego estables.

La izquierda revolucionaria, en tanto apuesta a ser un referente político para la clase trabajadora y los sectores oprimidos, no puede limitarse a una política de adaptación a las exigencias populares (aunque son un punto de partida) y debe ir más allá, haciendo un planteamiento de reorganización de la sociedad sobre nuevas bases sociales.

Por eso desde el Nuevo Partido Socialista (NPS) y la corriente Socialismo o Barbarie (SoB) sostenemos que la rebelión popular nicaragüense debe asumir una independencia total de la burguesía sandinista y de la COSEP, exigiendo ¡QUE SE VAYAN TODOS!

Pero la exigencia de salida de Ortega del poder inmediatamente abre la discusión sobre ¿Quién debe gobernar? ¿Qué tipo de gobierno debe asumir? ¿Cómo debe reorganizarse el país? No darle respuesta a esto y limitarse a exigir la salida de Ortega es hacerle el juego a la derecha de la COSEP y el imperialismo. De ahí que desde el NPS y SoB planteamos la necesidad de luchar por una Constituyente para refundar Nicaragua desde los explotados y oprimidos, para barrer todas las instituciones corruptas del Estado burgués nicaragüense.

Llamamos a coformar comités de lucha en las universidades, barrios y centros de trabajo donde se discuta y vote un plan de lucha unificado para derrotar a Ortega, denunciar la maniobra de la COSEP (con apoyo de la Iglesia y las rectorías universitarias) y sentar las bases para refundar Nicaragua desde los explotados y oprimidos.

¡Fuera Ortega! ¡Los empresarios de la COSEP no son alternativa! ¡Por una Constituyente para refundar Nicaragua desde los explotados y oprimidos!

Frente Amplio y el PT: dos partidos de izquierda, dos políticas de derecha

La rebelión popular en Nicaragua también permite analizar los posicionamientos de los partidos y corrientes de izquierda.

En el caso del Frente Amplio (FA), como buen exponente del reformismo y aliado de los gobiernos “progresistas” burgueses como el de Nicaragua, guardó silencio durante los primeros días de la represión del gobierno sandinista. Ante la presión por su posición sobre el conflicto emitió un primer comunicado verdaderamente escandaloso, donde equiparó la violencia del gobierno con las acciones de defensa del movimiento estudiantil, el cual generó un repudio masivo por parte del activismo y militancia de izquierda en el país, inclusive de miembros de base del FA. De hecho Patricia Mora, diputada y dirigente del FA, se dejó decir que tenía informaciones que justificaban la reforma neoliberal del INSS como necesaria.

No fue sino hasta el fin de semana que la misma Patricia Mora tuvo que rectificar sus declaraciones, donde repudió la represión del gobierno de Ortega y defendió el derecho a la protesta, para inmediatamente sostener que la salida era el diálogo entre las partes e insinuar que el pueblo nicaragüense en lucha podía estar desinformado: “Creo que habría que dejar fluir mejor la comunicación para evitar confusión dentro de esa misma población, que puede estar  desinformada. He leído análisis que de alguna manera justifican las medidas de carácter económico que se tomaron para intentar evitar la quiebra del sistema de pensiones en Nicaragua, pero, reitero, no cuenta con mi aprobación ninguna clase de represión ni de violencia”[4].

De esta forma, en ningún momento el FA hace un análisis de clase del gobierno de Ortega, ni cuestiona su vínculo con los principales empresarios del país. Por el contrario, insisten en caracterizarlo como “progresista” por el pasado guerrillero de Ortega y sus relaciones cercanas con Venezuela, por lo cual cualquier crítica que se le realice es calificada inmediatamente como hacerle el juego a la derecha y el imperialismo.

También hay que analizar la posición del Partido de los Trabajadores (PT), sección costarricense de la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT). En su caso sí realiza una crítica al gobierno de Ortega por su carácter de clase burgués y denuncia la represión a las manifestaciones, pero en ninguno de sus comunicados oficiales hace una sola crítica a la derecha de la COSEP ni alerta sobre los peligros que representa su intento por cooptar la lucha. Su política pasó de la a condena a la represión del gobierno nicaragüense y llamar a la solidaridad con la lucha, a levantar el ¡Fuera Ortega! sin ningún tipo de análisis para justificar el cambio[5].

Junto con eso, de un momento a otro comenzó a caracterizar al gobierno de Ortega como una “dictadura”, lo cual nos parece un uso poco serio del término, comprensible para un periodista del grupo Nación pero no para una organización que se reivindica marxista. Incluso en los comunicados oficiales recientes del PT o los partidos centroamericanos de la LIT nunca se refieren a Ortega como dictador, sino que lo denominan como “gobierno de Nicaragua”. Nos dimos la tarea de mapear varios artículos anteriores del PT sobre Nicaragua y los gobiernos progresistas, y en ninguno encontramos ninguna definición de Ortega como un dictador, a lo sumo como un gobierno con una forma de gobierno autoritario y con mucha concentración de poder[6]. Si al calor de los acontecimientos recientes cambiaron su caracterización, cuando menos deberían explicar las razones del caso.

Coincidimos en que Ortega es la pieza central de un régimen cada vez más autoritario, con mucha concentración de poder en su persona y con un adelgazamiento de las instituciones democrático-burguesas. Además en el marco de esta lucha desató una escalada represiva con 28 muertos y decenas de presos. Pero igualar esto a una dictadura es un exabrupto y no guarda ninguna correspondencia con un método de análisis marxista, por el contrario, es una pose discursiva para adaptarse a la campaña de los medios de prensa y sectores de la colonia nicaragüense en Costa Rica.

Pero lo más escandaloso es que el PT, al momento de que escribimos este artículo, no plantea ninguna consigna más allá del ¡Fuera Ortega! Invitamos a observar las intervenciones de Jhon Vega en los mitines de la colonia nicaragüense en Costa Rica[7], donde el guión del discurso es básicamente el mismo: solidarizarse con la lucha, exigir la caída de la dictadura de Ortega y luego invitar a las actividades del PT. Para el PT y la LIT no existe el día después de la caída de Ortega, su enfoque de la lucha se limita a luchar contra una supuesta dictadura y después de eso no plantea ninguna propuesta de poder desde la clase trabajadora y los explotados y oprimidos. Entonces, ¿cuál es la diferencia de fondo entre el “Fuera Ortega” del PT y Jhon Vega, con la política trazada por el editorial de La Prensa de Nicaragua?

Este tipo de posiciones de la LIT no son novedosas, pues su objetivismo les hace incurrir en terribles errores políticos dado que todo proceso de lucha es objetivamente progresivo, sin dar cuenta nunca del carácter político y contradictorio de los mismos. Así han quedado a la derecha en muchos otros casos, como sucedió recientemente en Brasil cuando el PSTU-LIT apoyó el impeachment a Dilma, sin tomarse la molestia de analizar que esa maniobra parlamentario abrió el paso para el gobierno ultrareaccionario de Temer y sus políticas represivas, por lo cual había que oponerse a su destitución sin dejar de denuncia el carácter burgués del gobierno del PT.

Por esto el FA y el PT, aunque con posturas diferentes, terminan en el mismo lugar: siendo furgón de cola de un sector burgués.

[1] Carlos F. Chamorro. ¿“Modelo Cosep”, o el régimen de Ortega?. En https://confidencial.com.ni/modelo-cosep-regimen-ortega/ (consultado el 24 de abril de 2018).

[2] Editorial. Ortega tiene que irse del poder. En www.laprensa.com.ni (consultado el 24 de abril de 2018).

[3] Artículo 66. Nicaragua marcha con el sector privado contra el régimen de Daniel Ortega. En https://www.articulo66.com/2018/04/24/nicaragua-marcha-con-el-sector-privado-contra-el-regimen-de-daniel-ortega/ (consultado el 24 de abril de 2018).

[4] “Patricia Mora: No hay justificación para que se ejerza violencia contra manifestaciones populares”. En https://www.elmundo.cr/patricia-mora-no-hay-justificacion-para-que-se-ejerza-violencia-contra-manifestaciones-populares/ (consultada el 24 de abril de 2018).

[5] Esto se aprecia al revisar las notas oficiales del PT sobre el proceso: “Alto a la represión del gobierno de Ortega” (19/04/18) y “Ha iniciado la rebelión popular en Nicaragua” (20/04/18), accesibles en el sitio www.litci.org.

[6] Ver el texto “Enfrentemos el autoritarismo de Daniel Ortega” (15/10/16), disponsible en www.litci.org.

[7] Intervención de Jhon Vega el 22 de abril. https://www.facebook.com/ptcostarica/videos/1545287592259824/?t=155

Intervención de Jhon Vega el 21 de abril. https://www.facebook.com/ptcostarica/videos/1544401822348401/?t=8

Por Víctor Artavia, NPS Costa Rica, 24/4/18

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