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Ago - 16 - 2018

Estados Unidos

Crece la simpatía por el socialismo entre los que se oponen a Trump

Por Ale Kur

Estados Unidos es un país fuertemente polarizado. Por un lado, gobierna Donald Trump, un personaje reaccionario, derechista, machista y racista. Un presidente que avanzó en ataques contra los inmigrantes, contra las mujeres, contra la población trabajadora en general. Su gobierno cuenta con una importante base social de apoyo entre sectores de la población que poseen una visión del mundo igualmente conservadora, especialmente en el interior atrasado del país, lejos de las grandes metrópolis como Nueva York o de los estados mayormente progresistas como California.

Pero, por otro lado, existe también una muy amplia oposición popular a su gobierno –especialmente en las principales ciudades del país y sus regiones más avanzadas. Oposición que viene movilizándose masivamente en rechazo a sus ataques, con millones de personas en las calles a lo largo de estos dos años. Y que también busca articular las herramientas políticas necesarias para derrotar no solo a Trump, sino a todo el capitalismo neoliberal norteamericano.

Entre esos sectores opositores, existe una tendencia que adquiere cada vez más cobertura por parte de los medios periodísticos: el crecimiento de una simpatía genérica por el socialismo – más allá de cual sea la definición que se le da a este concepto. Este fenómeno se observa claramente entre las bases del Partido Demócrata, y entre la juventud norteamericana en general. Por ejemplo, estos son los datos que arroja una encuesta recientemente publicada por la agencia Gallup[1]:

1) El 51% de los jóvenes entre 18 y 29 años tienen una imagen positiva del socialismo, mientras que solo un 45% tiene una imagen positiva del capitalismo.

2) Entre los votantes o simpatizantes demócratas de todas las edades, la imagen positiva del socialismo es del 57%, mientras que la del capitalismo es solo 47%.

Según esta encuesta, en ambos casos, lo que se verifica es una fuerte tendencia a la caída de las expectativas en el capitalismo respecto a los últimos años: cada vez menos jóvenes (y personas progresistas en general) creen que este sistema pueda darle una respuesta a sus aspiraciones. Al mismo tiempo, la imagen positiva del socialismo se mantiene estable, por lo cual no se trata de un pesimismo indiscriminado sino de una conciencia bastante nítida de cuál es la fuente de los problemas en esta sociedad.

La gran “llamada de atención” al público sobre el auge del socialismo comenzó en 2016, con el importantísimo éxito obtenido por el senador Bernie Sanders en las primarias del Partido Demócrata –destinadas a nominar al candidato presidencial de la formación. Sanders desarrolló su campaña electoral proclamándose como un “socialista democrático”, con un perfil de independencia frente a las corporaciones y dirigiéndose a los trabajadores norteamericanos.

Su plataforma incluía demandas populares como la de un sistema de cobertura de salud universal, público y gratuito (conocido como Medicare for All); la gratuidad de la enseñanza universitaria y superior –así como el alivio de deudas de los estudiantes- basado en el establecimiento de impuestos a los especuladores de Wall Street; el salario mínimo de 15 dólares por hora de trabajo y el derecho universal a la sindicalización de los trabajadores; un plan federal de obras públicas para garantizar el pleno empleo, la ampliación de derechos de los inmigrantes y el cese de las deportaciones; la implementación de medidas de protección ambiental para pelear contra el cambio climático; la defensa del derecho al aborto y de los derechos de las personas LGTB, entre otras.

Esta campaña electoral cosechó un enorme apoyo entre la población. El senador obtuvo más de 13 millones de votos, quedando debajo de Hillary Clinton por muy poca diferencia. Más aún, cosechó un apoyo masivo entre los jóvenes: fue votado por 2 millones de personas menores de 30 años, más votos que los obtuvieron Trump y Clinton sumados en esa misma franja etaria[2].

Desde ese entonces, el concepto de “socialismo” en EEUU es asociado fuertemente con la figura de Bernie Sanders, y con el conjunto de demandas populares que su campaña impulsó. El “socialismo democrático” se entiende así como la pelea por conquistar un estado de bienestar, que provea a toda la población los servicios esenciales de manera pública y gratuita, poniendo en el centro las necesidades de la población trabajadora y no de los mercados.

Pero el auge del “socialismo democrático” no terminó con las elecciones primarias de 2016, sino que continúa en la actualidad. En junio del año corriente este fenómeno político se volvió a replicar con el triunfo electoral en Nueva York de Alexandria Ocasio Cortez[3], joven latina de 28 años que le ganó las primarias demócratas de su distrito al candidato del “establishment” partidario. Lo más probable que Ocasio se imponga en las elecciones generales de noviembre y de esta manera sea electa a la Cámara de los Representantes de EEUU (cámara baja del Congreso nacional).

Este fenómeno se repite también en otros distritos de todo el país. Varios candidatos que comparten el programa y perfil de Sanders lograron también obtener triunfos en las primarias demócratas de sus distritos. Es el caso, por ejemplo, de Rashida Tlaib, mujer e hija de inmigrantes palestinos, quien será candidata a la Cámara de los Representantes (es decir, el mismo cargo al que se presenta Ocasio-Cortez) por su distrito en Michigan.  O de Ben Jealous, activista por los derechos civiles que ganó las primarias demócratas para gobernador del estado de Maryland.

Todavía no puede decirse que la tendencia de estos candidatos a ganar las primarias sea mayoritaria, pero sí que se repite cada vez en más elecciones. Inclusive allí donde no lograron imponerse, estos candidatos progresistas y/o socialistas consiguieron muy buenos resultados: por ejemplo, Abdul El-Sayed obtuvo un 30% de los votos en las primarias para la gobernación del estado de Michigan, y la mujer afroamericana Cori Bush obtuvo un 37% por su distrito congresional en Missouri. Los medios periodísticos norteamericanos no dejan de señalar que “el socialismo está en ascenso en el Partido Demócrata”. El establishment partidario (neoliberal y al servicio de las grandes corporaciones imperialistas) muestra también preocupación por este avance.

Este fenómeno debe tomarse esencialmente como un síntoma de que algo está evolucionando en la conciencia política de amplios sectores de la población norteamericana, especialmente entre la juventud y el progresismo. El apoyo a candidatos que sostienen programas muy a la izquierda de lo que es habitual en el Partido Demócrata, indica que existe un hartazgo con los candidatos del régimen, con los políticos neoliberales comprados por las corporaciones.

Un proceso que, por otro lado, no es puramente electoral, sino que se combina con grandes movilizaciones en las calles contra las políticas de Trump, y con un despliegue de activismo en campañas políticas varias. Es el caso, por ejemplo, de las campañas contra las deportaciones de inmigrantes (que facilitaron el salto a la fama de Ocasio-Cortez, por ejemplo), por un sistema de cobertura de salud público y universal o por el salario mínimo de 15 dólares por hora de trabajo.

En el plano organizativo, este fenómeno se traduce también en el enorme crecimiento que viene experimentando la organización Socialistas Democráticos de América (DSA por sus siglas en inglés), incorporando más de 35 mil nuevos miembros cotizantes en los últimos tres años, y prácticamente quintuplicando el tamaño de la organización.

Se trata sin duda alguna de un fenómeno enormemente progresivo, que más allá de sus límites e ingenuidades, señala la existencia -en la primera potencia mundial- de una perspectiva muy prometedora: la del posible desarrollo de un movimiento socialista de masas, independiente de las corporaciones y de lucha. ¡Bastante bien para el país donde se decretó el supuesto “fin de la historia”!

[1] Newport, Frank (13/8/18). Democrats More Positive About Socialism Than Capitalism. Gallup. Recuperado de https://news.gallup.com/poll/240725/democrats-positive-socialism-capitalism.aspx

[2] Blake, Aaron (20/6/2016). More young people voted for Bernie Sanders than Trump and Clinton combined — by a lot. The Washington Post. Recuperado de https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/06/20/more-young-people-voted-for-bernie-sanders-than-trump-and-clinton-combined-by-a-lot/?utm_term=.e1590bf085fe

[3] Ver al respecto el artículo “Terremoto político en Nueva York: se impuso una candidata socialista en las primarias del Partido Demócrata”. Por Ale Kur, SoB 476, 5/7/18. http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=11428

Por Ale Kur. SoB 482. 16/8/18.

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