Ago - 23 - 2018

Boni Ribeiro, Socialismo o Barbarie Brasil*

Estamos enfrentando las dificultades y los desafíos de una coyuntura marcada por una truculenta ofensiva política, económica e ideológica contra la clase obrera y el pueblo en general. Pero, tanto en la lucha directa como en el proceso electoral, existen importantes expresiones de resistencia y de renovación de la izquierda, lo que permite decir que no estamos en una situación política cerrada para procesos de reversión de la actual correlación de fuerzas.

Superar a la burocracia para avanzar

Como señalamos arriba, los trabajadores, junto a movimientos combativos como el Movimiento de los Trabajadores sin Techo (MTST), por ejemplo, resisten ante la estrategia neoliberal de atacar sistemáticamente los derechos de los trabajadores, de las mujeres y de los jóvenes bajo el mando del gobierno ilegítimo de Michel Temer, apoyado por instituciones del Estado y sus aparatos de dominación ideológicos, políticos y represivos.

El ejemplo más cabal de esa ofensiva fue la PEC 55 que congela inversiones en gastos públicos por veinte años, lo que significa un gran retroceso en lo que se refiere a la salud y la educación. Además de la PEC 55, la reforma laboral pasó gracias al inmovilismo de las burocracias sindicales que tras la huelga general del 28 de abril de 2017 no dieron continuidad a la lucha, lo que permitió una contraofensiva de Temer y la aprobación de ese ataque.

Pero como los trabajadores no están derrotados y el gobierno tiene una impopularidad histórica debido a seguidas denuncias de corrupción, la burguesía no logró aprobar la contrarreforma previsional. De esta forma, Temer impulsó, para no quedarse sin política en un año electoral y dialogar con el sector del electorado que vota en Bolsonaro, la intervención militar en Río de Janeiro, lo que sólo hizo aumentar la violencia en el Estado.

Como parte de esta ofensiva tenemos el asesinato de Marielle y Anderson. Un asesinato político con el objetivo de callar la voz de una mujer negra – concejal más votada en Río de Janeiro por el PSOL – que luchaba intransigentemente contra el exterminio de la población joven y negra de las periferias y contra la intervención militar del gobierno.

Así, la lucha de clases en Brasil hoy está marcada por un ataque frontal de la burguesía, de sus ideólogos, de los grandes medios de comunicación de masas y del sabotaje de parte importante de las direcciones burocráticas de los trabajadores.

En el marco de la huelga general del año pasado, de la entrega de Lula a la justicia burguesa y del no apoyo a la huelga de los camioneros, la burocracia de la CUT, con Lula como mayor exponente, desperdicia sistemáticamente posibilidades de crear las condiciones para frenar una resistencia a la altura de la ofensiva patronal.

Enfrentar al protofascismo en las luchas y en las urnas

Estamos en contra de la prisión política de Lula y de la proscripción de su candidatura, pues se trata de una maniobra burguesa que pretende sacarlo de la disputa electoral para evitar cualquier posibilidad de elegir a un presidente que no esté totalmente comprometido con la continuidad de las contrarreformas iniciadas por Temer. Por eso, aun siendo nosotros opositores a su línea de conciliación de clases, entendemos que la prisión de Lula está al servicio de la ofensiva reaccionaria de la clase dominante. Aunque sabemos que Lula no es alternativa a ella, su política es la de la transacción, no el enfrentamiento a las contrarreformas.

Así, para disputar en las urnas y en las calles una salida para la actual crisis entra en escena la alianza entre PSOL, PCB, MTST y ABIP y otros movimientos sociales. Una alianza que se planta frontalmente contra Temer y la ofensiva reaccionaria, por un lado, pero, por otro, hace un balance crítico de los sucesivos gobiernos del PT, pues al apostar en la fallida estrategia de “gobernar para todos” acabó desperdiciando posibilidades de realizar profundas reformas estructurales, tales como la reforma agraria, la reforma urbana y la reforma tributaria.

Al frente de esa alianza como candidato a Presidente está el dirigente nacional del MTST, Guillermo Boulos, y la líder indígena, Sonia Guajajara como vicepresidente. Es una lista presidencial que representa una síntesis de las grandes demandas nacionales del pueblo trabajador y de lo que hay de más combativo en el movimiento social en la actualidad.

Esa es la alternativa de la izquierda en esa elección. La alternativa para combatir la ofensiva reaccionaria, los múltiples representantes de la clase dominante (los “50 tonos de Temer”, como dijo Boulos en el debate entre los candidatos en la Tv) y la derecha protofascita encarnada en la figura de Bolsonaro.

En una entrevista en el programa Roda Viva (TV Cultura), además de expresar ideas racistas, homofóbicos y machistas, ese gusano defendió la tortura, las ejecuciones y el fin de todos los derechos democráticos de los 20 años de dictadura militar. Además, en el mismo programa quiso desconocer que hubo en Brasil un proceso histórico de esclavización de hombres y mujeres africanos y la necesidad de reparación de esos pueblos. Es inadmisible que tengamos en los días de hoy candidatos contra la reparación social, la igualdad salarial entre hombres y mujeres y los derechos civiles para todos, independientemente del sexo, la etnia y la orientación sexual.

Un programa anticapitalista

En esta elección, Boulos, Guajajara, nuestras candidaturas y los partidos y movimientos que componen esa alianza deben presentar una alternativa radical a los “50 tonos de Temer”, combatir las contrarreformas, el protofascismo y presentar una salida socialista.

Es imposible reparar el mal sin que el pueblo decida lo que es mejor para sí, exigiendo la revocación de las contrarreformas y retiradas de derechos por el gobierno ilegítimo de Temer y su base aliada. Para la crisis que afecta a 14 millones de desempleados es necesario reducir la jornada de trabajo sin reducir salarios, invertir en obras públicas y contratar funcionarios públicos para dar cuenta de los inmensos desfases en la educación, la salud, el transporte y otros servicios públicos.

No podemos extendernos en ese punto, pero no podemos desconsiderar el peligro que representa a Bolsonaro para los trabajadores y para los derechos democráticos. Tenemos que en ese proceso electoral exigir justicia por Marielle y Anderson, pues ese asesinato político pretende imponer el miedo y evitar que el pueblo tome las calles para cambiar la situación de Río de Janeiro y del país.

De la misma forma que Marielle, el movimiento de mujeres en Brasil y en el mundo tiene inmensa vitalidad. Ante el crecimiento de la violencia contra las mujeres, principalmente las negras, necesitamos desarrollar una fuerte campaña contra los femicidios y en defensa de la legalización del aborto.

Sin duda, estamos en un cuadro desfavorable, pero, sin embargo, podemos construir una alternativa electoral y de lucha para renovar la esperanza y la confianza en un mundo sin explotación y opresión.

Este mensaje nada tiene que inviable, en realidad es sólo a través de la lucha que podemos transformar nuestras vidas, sólo con un programa de mediadas anticapitalistas y socialistas podemos resolver los grandes problemas que castigan al pueblo trabajador.

Creemos en la capacidad de alterar la correlación de fuerza y ​​superar el actual momento histórico y la candidatura de Boulos y Guajajara representa de manera política y práctica los intereses de la clase trabajadora, de las mujeres, de los negros y de la juventud en esas elecciones.

¡Sin miedo de cambiar Brasil! ¡Por una alternativa socialista en las urnas y en las calles! ¡Con Boulos Presidente y Guajajara Vice!

*Traducción del portugués Rosi Luxemburgo

Por Boni Ribeiro, Socialismo o Barbarie Brasil. 18/8/18.

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