Sep - 21 - 2018

Mientras Trump y otros gobiernos continúan el negacionismo del cambio climático…

Tifones en el Pacífico y huracanes en el Atlántico… simultáneos y cada vez peores

Por Claudio Testa

Días atrás, un columnista del diario Asia Times de Hong Kong llamaba la atención sobre el comportamiento de gran parte de la prensa frente a dos desastres idénticos y simultáneos. [Ver: David Simmons, “Climate change driving true globalization”, Asia Times, September 17, 2018]

En efecto, dos regiones del Hemisferio Norte fueron arrasadas por dos catástrofes idénticas, simultáneas y de potencia insólita: el super-tifón Mangkhut que partió de Filipinas y alcanzó a China en Hong Kong, y el huracán Florence, algo menor, pero que barrió los Estados de Carolina del Norte y Carolina del Sur en EEUU.

Por supuesto, el curso de los acontecimientos y sus dimensiones y “anécdotas” fueron diferentes en cada caso. Pero, en esencia se trata de un mismo fenómeno que se presenta simultáneamente, en las mismas temporadas, en las regiones del norte de los dos principales océanos, el Pacífico y el Atlántico… y con tendencias a ser cada vez más graves y terribles.

Pero, aunque se trata, como decíamos, esencialmente de un mismo fenómeno global, cada prensa regional, principalmente la de EEUU, se ocupa ante todo de SU catástrofe, como si cada hecho no fuese parte de un mismo fenómeno mundial –el del cambio climático–.

Estados Unidos es el caso más escandaloso, dado que Donald Trump y su gobierno son negacionistas de los cambios en el clima que están detrás de estos desastres. En cambio China y otros gobiernos y países de Asia-Pacífico, y también de Europa tienen oficialmente posturas opuestas.

Sin embargo, eso no se traduce en acciones de fondo, como sería poner en cintura a Trump y su gobierno (que se jactan de envenenar impunemente la atmósfera donde se “cocinan” esos desastres), o en avanzar efectivamente con medidas globales y radicales, medidas de fondo y no meros en paliativos ante este peligro. Un peligro que no sólo es enorme sino también complejo, de dimensiones múltiples.

La gran mayoría de la población mundial y también la de los países afectados por estos recientes desastres, hoy comprende con mayor o menor profundidad este peligro, señala el periodista que comentamos. El negacionismo de Trump del cambio climático es minoría, incluso en los mismos Estados Unidos.

Pero, al mismo tiempo, no hay acciones conjuntas, globales, que hagan frente a estos fenómenos igualmente mundiales. Ni siquiera es “global” su difusión y tratamiento en los respectivos medios de prensa en cada país. Pareciera que la “orden” de arriba es la de ignorarse los unos a los otros.

En los medios de Asia se informa casi exclusivamente del super-tifón que barrió Filipinas y luego China… y en EEUU se hace lo mismo en relación al huracán en las dos Carolinas.

Mientras tanto las cosas vienen mundialmente cada vez más graves… veamos algunos datos…

El super-tifón Mangkhut

Comencemos por el super-tifón Mangkhut que tuvo como primer blanco a Filipinas. Es justificado que se le haya dado el nombre de “super-tifón”. Según el gobierno filipino alcanzó allí la velocidad general de 285 Km/hora con ráfagas más prolongadas de hasta 333 Km/hora.

Hasta ahora no hay cifras globales ni confiables de las víctimas, algo que va a seguir siendo dudoso, considerando el régimen dictatorial de Duterte, que reina en esas islas. En el gran tifón Haiyan de 2013, en Filipinas se habló oficialmente de un saldo de 7.000 muertos acompañado de destrucción masiva de viviendas.

Hay que considerar que la mayoría de la población de Filipinas vive en la pobreza, con viviendas precarias, fácilmente barridas por cualquier tormenta fuerte, para no hablar de un super-tifón.

La política del dictador Duterte, para salir del paso, fue la evacuación masiva de las zonas amenazadas. Así, “teóricamente”, el número de víctimas puede haber sido menor que el del tifón Haiyan de 2013. Pero los anuncios oficiales dan la dudosa cifra de sólo 25 muertos, un descenso difícil de creer. Aún más dudoso es que la destrucción de las precarias viviendas sea semejante.

Blanco en Hong Kong y alrededores

Como dijimos, el Mangkhut partió aproximadamente de Filipinas pero su blanco final sería luego la región Hong Kong–Macao–Guangdon, que es una de las principales zonas industriales, comerciales y portuarias de China… y del mundo.

Además de la amenaza que representaba para la población en general, serían puestos a prueba construcciones que nunca habían enfrentado un super-Tifón de esas dimensiones. Entre ellas, están los rascacielos de Hong-Kong y Shenzhen (uno de ellos, es el segundo más alto del mundo), algunas islas artificiales construidas por China y el mega puente Hong Kong-Macao sobre el Pacífico de 6,7 km de largo.

La primera medida preventiva fue la evacuación en masa de unos 3,5 millones de habitantes principalmente de Hong Kong, donde haría centralmente blanco el super-tifón.

La evacuación masiva y bien organizada y el hecho de que el super-tifón disminuyó algo su velocidad al llegar a las costas de China, redujeron víctimas y daños. Esta menor velocidad quizás fue decisiva para evitar catástrofes mayores… aunque igual dañó increíblemente a numerosos edificios.

Los temores previos se alimentaban, además, por haberse descubierto recientemente fraudes en la calidad del hormigón de grandes compañías constructoras privadas en la región.

En todo esto, el evento más infartante no se produjo sin embargo en Hong Kong, sino en la cercana ciudad de Shenzhen. Allí se encuentra la torre del “Ping An Finance Center”, de 600 metros de altura, cuarto rascacielos del mundo. Alcanzado de lleno por el tifón, el Ping An, que ya había sido evacuado, comenzó a oscilar cada vez con más amplitud. En la cúspide, las oscilaciones llegaron a los 2 metros… el máximo calculado antes de un derrumbe… Pero el super-tifón ya venía debilitado… a partir de allí comenzaron a bajar las ráfagas. Finalmente el Ping An no se desplomó.

De todos modos, los billonarios de China “comunista” que manejan desde allí sus fortunas, habían huido antes del arribo del super-tifón.

Mucho peor la pasaron en la cercana Hong Kong gran parte de los edificios más modestos y la población que no huyó a tiempo. Fotos impresionantes muestran techos enormes arrancados de cuajo. O edificios de oficinas vidriadas de diez o más pisos, que de un solo soplido expulsan todos sus contenidos: las ventanas, sus vidrios, los escritorios, los sillones, los muebles y archivos… y quizás también algún ser humano que no huyó a tiempo.

Pero en la calle el peligro no era menor. En varias partes de Hong Kong el nivel del mar subió bruscamente tres metros por encima de adoquines y aceras. Al retirarse el agua, esas calles quedaron sembradas de peces. La prensa china no informa cuántos restos de seres humanos les hacían compañía.

Huracán Florence en EEUU: “El miedo ahora es volver y que no esté nuestra casa”

Lamentablemente, esta es la realidad con que se enfrentan en la otra punta del planeta gran parte de las víctimas del huracán Florence: la de haber perdido todo: casa, muebles, ropa… y también instrumentos de trabajo, desde autos y pick ups a maquinaria rural.

Es que, simultáneamente, mientras en el Pacífico el super-tifón Mangkhut arrasaba Filipinas y luego parte de la costa china con centro en Hong Kong, la costa Este de EEUU sufría bajo el azote de un fenómeno climático similar. Allí castigaba el huracán Florence.

Huracanes del Atlántico y tifones del Pacífico tienen nombres y apellidos distintos, pero esencialmente son hermanos gemelos. El problema es que los desastres ecológicos que se vienen perpetrando en nombre de las sagradas ganancias del capitalismo, da a estos peligrosos eventos músculos cada vez más potentes para golpear.

Así, la inundación de gran parte de las dos Carolinas es insólita. Si no fuese un fenómeno excepcional por su magnitud y alcance, el territorio hoy inundado no tendría casi población. Los daños serían mínimos. Pero las aguas colmaron zonas muy pobladas.

Es verdad que las dimensiones del huracán Florence eran más modestas que las del super-tifón Mangkhut. Pero fueron suficientes para inundar inesperadamente gran parte de dos Estados (Carolina del Norte y Carolina del Sur) con la consecuencia de que gran número de familias han perdido todo.

Por supuesto, sería muy difícil encontrar entre ellos a billonarios como Donald Trump, a quien la pérdida de un modesto pero confortable hogar de madera, de sus muebles, de herramientas de trabajo o de una camioneta usada no significa nada. El huracán golpea a los más vulnerables… como también sucede en Filipinas o China.

Necesidad de una batalla global

Tomar conciencia de por qué están sucediendo estos y otros fenómenos en todas las latitudes… y sobre todo encarar la lucha para hacer frente a este grave peligro, son también necesidades globales. Los negacionistas del cambio climático, como Trump, son nefastos. Pero también lo son los políticos que firman acuerdos ecológicos internacionales, dan muchos discursos… pero que no toman medidas de fondo, o sólo ven el tema de la ecología como una nueva oportunidad de hacer negocios, como el de los autos eléctricos…

En síntesis: este grave problema que afecta a humanidad, no se va a resolver sólo por arriba y en los marcos políticos del sistema. Hay que tomarlo internacionalmente, como un punto fundamental.

Por Claudio Testa, SoB 487, 20/9/18

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