Autor:
Oct - 12 - 2018

En el día de ayer, el papa Francisco dejó en claro nuevamente, por si llegaba a hacer falta, que para él las mujeres que abortan son asesinas. Esta vez lo hizo en la catequesis de la Plaza de San Pedro en el Vaticano mismo, con una comparación poco feliz: “Eliminar a un ser humano es como contratar a un sicario para resolver un problema”. Sí, Bergoglio, decir que “contratar un sicario” es lo mismo que “eliminar a un ser humano” es una verdad de Perogruyo. El problema radica en que abortar no es nada parecido a “eliminar a un ser humano”: el ejercer el derecho a una maternidad deseada.

El debate sobre si un embrión es lo mismo que una persona, con una experiencia de vida, relaciones interpersonales, historia propia, afectos, etcétera está más que saldado y no merece ni una gota de tinta a estas alturas. Podemos simplemente escuchar al doctor en biología, Alberto Kornblith, en las audiencias por el derecho al aborto en el Congreso y el Senado y pasar página.

El primer problema radica en la osadía del sumo pontífice de comparar, otra vez, a la mitad del género femenino con alguien que contrata a un asesino a sueldo, y a los médicos y médicas con los sicarios en cuestión. Eso sí es una novedad, ahora el papa no arremete solo contra las mujeres, sino también contra las y los profesionales de la salud. Ya nos había equiparado a las defensoras de este elemental derecho con los nazis, diciendo que pretendemos hacer lo mismo que los seguidores de Hitler pero con “guantes blancos”. Guantes blancos tuvo el fascismo gracias a la Iglesia Católica, que en España e Italia fue directamente un pilar de estos totalitarismos genocidas del siglo pasado.

La segunda cuestión es que habla de que abortar sería algo sencillo, patear un problema, no hacernos cargo de lo que nos toca. Para Bergoglio no estaríamos viviendo en un mundo donde abortar implica para la mayoría de las mujeres cantidades monstruosas de dinero y la condena social. Es la lógica eclesiástica de la aceptación del destino, de poner la otra mejilla, de vivir lo que nos toca en suerte sin importar la realización personal de las mujeres, ni si el niño o niña nacido es deseado y crece con afecto o no. Para la Iglesia las mujeres somos incubadoras de pobres que luego engrosarán las filas del proletariado – ocupado o desocupado-, o que pasarán a ser tutelados por los orfanatos que esta institución medieval dirige, muchas veces, con pederastas y abusadores a la cabeza.

La sociedad ya no está para tolerar estas bajezas. Por eso es criminal que en nuestro país, incluso sectores que dicen defender el derecho al aborto, pretendan ir detrás de armados electorales dirigidos por el supuesto “papa de los pobres”. A días del próximo Encuentro Nacional de Mujeres en Argentina, y tras el triunfo de un neo-fascista en la primera vuelta electoral de las presidenciales de Brasil, estas provocaciones del latinoamericano que ocupa el trono de San Pedro solo pueden ser tomadas con una bronca descomunal entre un movimiento de mujeres que está dispuesto a darlo todo por el derecho a decidir. (leer http://izquierdaweb.com/francisco-el-papa-de-la-crisis/)

Queda más claro que nunca que la cruzada de los reaccionarios no se detiene. Queda en nosotras seguir movilizadas peleando por la educación sexual laica, científica y feminista, por el aborto legal y la separación del Estado de esta institución arcaica que se llena los bolsillos con nuestros impuestos mientras las mujeres y los trabajadores pagamos la crisis.

Por Tofi Mazú, 10/10/18

Categoría: Movimiento de mujeres Etiquetas: , ,