Dic - 6 - 2018

“Este es uno de esos raros momentos de la historia en que nos encontramos frente a un punto de giro geopolítico; todo el mundo es consciente de eso, todo el tiempo’, dijo EvanMedeiros, ex asesor de Obama en cuestiones chinas y profesor de la Universidad de Georgetown. ‘Trump encuadró las relaciones con China exclusivamente en términos competitivos, con el comercio internacional al tipo de la agenda de temas’, añadió. ‘Si no encuentran la manera de avanzar en la cuestión comercial, las fuerzas del rencor y la entropía tomarán el control y la relación entrará en zona de riesgo” (Mark Landler y Jane Perlez, New York Times, en La Nación, 1/12/18)

Pasado el primer día del G-20, y ante la orfandad de análisis serios en los medios que no sean el cholulaje de los mandatarios del mundo capitalista en el país, la ropa de las “primeras damas”, el llanto de Macri en el Colón, trataremos de dar aquí algunas someras pinceladas del contexto en el cual se hace esta nueva reunión de este foro.

En todo caso, quizás uno de los aspectos más destacables y sustanciales del evento sea la multitudinaria marcha que se realizó ayer en repudio del G-20 en el cual un lugar de privilegio lo tuvo la izquierda –entre ellos, nuestro partido y su juventud-, una movilización impactante que logró romper la campaña de miedo montada por el gobierno y la Bullrich y que mostró la estruendosa ausencia del kirchnerismo, con Cristina Kirchner refugiada en Calafate.

Ya hemos tratado desde estas páginas el uso de Macri de la reunión del G20 para la agenda política interna, en varias cuestiones (ahora se despacho sobre “la necesidad urgente de una reforma laboral”), entre ellas la agenda represiva. Desde estas líneas queremos dejar sentados algunos de los elementos fundamentales de la coyuntura internacional que enmarca esta cumbre de los mandamases capitalistas.

1 El hecho ineludible que marcará la reunión y cruza las relaciones entre sus Estados participantes es que, pese a quien le pese, se profundiza la crisis y el desorden de los asuntos. En primer lugar, los pronósticos sobre la economía mundial son nuevamente pesimistas. Esta sombra se proyecta sobre el G-20 sin que nadie pueda negarlo. Se esperaba para los próximos dos años un crecimiento mediocre, pero crecimiento al fin. No obstante, las malas noticias de las últimas semanas y meses expresadas en las caídas de las bolsas, parecen confirmar que no se podría aspirar siquiera a un crecimiento mediocre. Las perspectivas para Europa –que sufre ya un crecimiento bajísimo-, se deterioran; muchos actores del mundo “emergente” viven una renovada crisis de la deuda externa por cuenta del aumento de las tasas de interés en EE.UU., tasas que se espera sigan subiendo; China parece estabilizar su crecimiento en un 6% -importante en comparación con otros países, pero lejos de sus récords en la historia reciente-;Estados Unidos viene logrando la una relativamente importante recuperación con una proyección de crecimiento del 3% que también podría ser puesta en duda. Las perspectivas son al deterioro y una posible recesión mundial de aquí a un año, más o menos.

2. Como “puente” entre los problemas económicos y los geopolíticos(que tienen que ver con las relaciones entre Estados), está la emergente “guerra comercial” abierta por Trump con China y que se verá en este G-20 si logra ser atenuada o se profundiza (en el día de hoy se realizará un nuevo encuentro entre Trump y Xi jin Ping y se verá qué sale de ella).

Esta guerra comercial está recién en sus inicios y hasta el momento no ha sido sencillo entender sus alcances. En el marco de este G-20 Estados Unidos, Canadá y México terminaron firmando un nuevo tratado comercial cuya característica principal ha sido aumentar los componentes regionales en la producción automotriz, entre otros puntos. Pero, en todo caso, los conflictos comerciales con China son más complejos si tenemos en cuenta que este mismo año, en plena “guerra de mercancías”, Estados Unidos sufrirá un déficit comercial con el gigante oriental por 350.000 millones de dólares.

Una de las expectativas de la cumbre en Buenos Aires, entonces, es si se logrará al menos una “tregua” en este conflicto entre las dos principales potencias económicas del mundo. En lo inmediato, este es uno de los puntos más importante de las tensiones geopolíticas, más allá de los apretones de mano y, también, del “juego de desplantes” a los que se dedica Trump pero que no se sabe qué alcances tendrán; si logrará volver a colocar a su país “primero”; un país que vive un debilitamiento económico relativo desde hace varias décadas.

3. Un tercer punto clave y para el cual este G-20 es un nuevo bochorno, es el cambio climático: la catástrofe climática que amenaza a la humanidad producto de la lógica de la acumulación capitalista a costa del hombre y la naturaleza que caracteriza al sistema (también de su carácter competitivo, sin verdadera planificación económica).

En este aspecto la cumbre va rumbo a un verdadero bochorno: el tema ecológico estaría directamente fuera del magro documento de tres páginas que podría acordarse…

Las potencias capitalistas del mundo no han logrado dar un verdadero paso en este sentido. Tampoco los países capitalistas emergentes. De Trump a Bolsonaro, hay una nueva generación de gobernantes de extrema derecha y negacionistas del cambio climático; capitalistas ciegos e ignorantes que expresan las tendencias más retrógradas en boga. Simplemente niegan la ciencia en función de la defensa cerrada de los negocios capitalista y su lógica depredadora de la naturaleza (además del trabajo humano, claro está).

Acuerdos como el de París que defienden caraduras como Macron (lanzado a un aumento sideral de las naftas en su país con la excusa de las “energías limpias”) tampoco son ninguna solución porque, en realidad, no obligan a nada; pero así y todo Trump se retiró del mismo y Bolsonaro amenaza con lo propio: ¡son verdaderos genocidas climáticos! ¡Basta pensar que a partir del 1 de enero el monstruo de Bolsonaro tendrá a su cargo la depredación del Amazonas, principal pulmón del mundo, para ver cuán nefastos son!     

4. Los conflictos geopolíticos entre las principales potencias son peleas por cuotas de dominio, de hegemonía mundial fundamentalmente entre Estados Unidos y China pero con “terceros” que pelean por lo propio, entre ellos, en primer lugar, Rusia y también la Unión Europea (el eje Alemania / Francia), Japón, India, etcétera. De ello se desprenden varias tensiones diferentes por asuntos diversos en diversas partes del planeta. La cuestión todavía no resuelta de Corea del Norte, los conflictos por la dominación en el Sudeste asiático y el Mar de China, las relaciones problemáticas entre Japón y China, Medio Oriente, etcétera.

Si ponemos la mirada en Europa hay fundamentalmente ahora dos focos de conflicto graves. Primero, acaba de resurgir el conflicto entre Ucrania y Rusia; hay amenaza de una lucha real por el control del Mar de Azov.

En el oeste del viejo continente está el aún no resuelto Brexit (la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea). Si bien se estaría llegando a un endeble “acuerdo” entre el gobierno de May y la UE, lo único evidente en esto es que nadie está quedando conforme: ni los jefes europeos, ni los conservadores, ni los laboristas opositores. Quien menos conforme está es la misma burguesía británica, que siendo la clase dominante de un imperialismo de segundo orden, está preocupada de no seguir retrocediendo; no comprende de igual manera los intereses de Estado de Gran Bretaña en relación a lo que le conviene para sus negocios (a priori el grueso de la burguesía preferiría permanecer en la UE, una contradicción si las hay que permite comprender como las relaciones entre Estado y economía son más complejas que lo que habitualmente se piensa).

El Brexit es “apenas” un capítulo de la crisis del cada vez más cuestionado proyecto de la Unión Europea. En el sur de su territorio están ahora las tensiones con Italia. Siendo un miembro importante de la UE, sus jefes alemanes pretenden imponerle “austeridad fiscal”, un ajuste que ponga las cuentas “en orden”, más allá que su nuevo gobierno populista de derecha extrema se apoya, sin medias tintas, en un demagógico discurso antiinmigrantes.

5. Pero este es también otro de los bochornos del G-20 en un país latinoamericano: no se ha visto por ningún lado ninguna preocupación con el tema de la inmigración. Macri saluda fervorosamente a Trump, un presidente que ha hecho del ataque a la inmigración latina, de la denigración de los habitantes de Latinoamérica, uno de sus caballitos de batalla.

Claro que el problema de la inmigración es un fenómeno mundial. Un fenómeno que atañe a capas crecientes de la humanidad que conforme se desarrolla la crisis económica y se desplazan los puntos más dinámicos de la acumulación capitalista, tratan de buscar un futuro en otras geografías.

Pero ocurre que en la actualidad estamos en uno de esos momentos donde más hipócrita es la política capitalista imperialista: a los inmigrantes siempre se los dejo en condiciones irregular para súper explotarlos; para generar una subclase debajo de la clase obrera promedio, más explotada y oprimida.

Pero en el actual contexto de crisis económica, de sálvese quien pueda y demagogia antiinmigrantes xenófoba, el problema se multiplica: el G-20 es de los explotadores y opresores del mundo; de aquellos que administran los asuntos para que millones de inmigrantes de todas las latitudes sufran las condiciones más miserables, más tremendas, para que mueran de a miles buscando un territorio donde rehacer sus vidas, con el rostro antihumanitario del capitalismo en su forma más descarnada.

6. Una marea de fondo de la situación mundial, que amenaza con llegar a la superficie de forma estrepitosa, es el creciente descontento de los pueblos: el repudio a las redobladas políticas de ajuste del imperialismo (la nueva tanda de reformas antilaborales y antijubilatorias y de ajuste fiscal que recorre el mundo), el rechazo del movimiento de mujeres a los gobiernos misóginos, el repudio a gobiernos reaccionarios, xenófobos, como los de Trump, Bolsonaro, a la represión más abierta y las medidas antidemocráticas, de excepción, redobladas, al ascenso de la extrema derecha y las capitulaciones, complicidad y entregadas de los supuestos “progresistas” (desde Syriza, pasando por el PT y llegando a los K en la Argentina), etc.

La bronca generalizada se expresa en dos olas enfrentadas y contrapuestas; en elementos de desborde de la propia democracia patronal. La primera –predominante hoy- es el giro a la derecha de las clases medias, que arrastra a amplios sectores de masas, base social de los “populismos de derecha”, con elementos de oscurantismo en las relaciones humanos, con un cuestionamiento autoritario a toda democracia, con la búsqueda de gestiones bonapartistas de los asuntos.

La segunda son los fenómenos de resistencia y lucha como el movimiento de mujeres y la juventud, de los trabajadores, de los más diversos sectores que comienzan a ponerse en pie contra los zarpazos reaccionarios y que pueden abrir un nuevo tiempo histórico: el recomienzo de la experiencia de los explotados y oprimidos que se observa por doquier salvo en las mentes conservadoras de los intelectuales desilusionados que pueblan las universidades y los medios.

Estos fenómenos de radicalización creciente se están viviendo incluso en lugares insospechados como los propios Estados Unidos y el mundo anglosajón; fenómenos que son la contracara de Trump y que se expresan en una juventud que considera mejor el socialismo al capitalismo.

La gran movilización que protagonizamos ayer en Buenos Aires es expresión de esta nueva generación que se pone de pie y le “escupe en la cara” a los amos del mundo capitalista. Esta enorme “contra-ola” de los de abajo, de los trabajadores, las mujeres y la juventud y que en cualquier momento conforme se vayan dando los desarrollos puede desbordarse y transformarse en una “avalancha”: ¡una enorme contraofensiva de los explotados y oprimidos que vaya más allá de los márgenes del sistema capitalista y abra otra historia: el relanzamiento de la lucha por el socialismo en este siglo veintiuno!

A esa perspectiva aportamos desde nuestra corriente internacional en todo el mundo.

¡Defensa de los derechos de los trabajadores, las mujeres y la juventud!

¡Defensa de la naturaleza frente a la depredación de este sistema cuya lógica es solamente la sed de ganancias!

¡Abajo los zarpazos reaccionarios! ¡Por la defensa de todas las libertades democráticas frente a los gobiernos de extrema derecha!

¡Unidad de acción con todos los que estén dispuestos a luchar en las calles contra los amos del sistema!

¡Abajo el capitalismo!

¡Fuera el G20!

¡Socialismo o Barbarie!

Por Luís Bermúdez. IzquierdaWeb, 1/12/18.

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