Jul - 17 - 2019

Por Sthefanny Zúñiga

El lunes en la Asamblea Legislativa se decidió no dar financiamiento para la remodelación del Teatro Nacional, el préstamo fue negado por congresistas del PUSC, dos del PLN, Restauración Nacional y el bloque independiente de Nueva República. Cabe resaltar que entre las posiciones opuestas hay una maraña de argumentos e intenciones politiqueras, varias de los cuales corresponden, simplemente, a aparentar ser oposición del gobierno. Y si bien es cierto se repetirá la votación en segundo debate, un posible vuelco de votos para su aprobación no está claro.

Con este préstamo y según lo proyectado por el Teatro se pretendía ejecutar: un sistema contra incendios, cambios de las instalaciones eléctricas, restauración de obra artística, actualización del escenario: en el área de telones, sustituir una tramoya, una nueva concha y aislamiento acústico e iluminación; también se iba a construir una nuevo edificio anexo que contendría, entre otras cosas: bodegas para materiales artísticos, taller de conservación y restauración, la sala de seguridad, etcétera[1].

Entre los principales argumentos esgrimidos por las diputaciones se encuentra un supuesto fraude con dicho préstamo y también sale a relucir el tema del déficit fiscal combinado con las prioridades que debería tener el gobierno. Sobre esto cabe resaltar que si bien el discurso de la corrupción puede sonar muy bien de primera entrada sólo lo utilizan cuando les viene a bien, por ejemplo no tenemos a ningún congresista quejándose o alzando la voz contra la construcción del nuevo bunker Legislativo, sobre el cual se han encontrado pagos indebidos y anteriores casos de corrupción por parte del arquitecto encargado, tampoco les vemos alzar la voz en muchos de los otros tantos casos de corrupción que aquejan al país.

Pasando al tema de austeridad que el mismo PAC alimentó con el pasado Plan Fiscal, recortes a educación, entre otras muchas, se debería ya estar en el entendido de que es un discurso que atenta contra los derechos democráticos de las personas, en este caso el derecho que tiene cualquier persona a disfrutar de espacios culturales para distraerse. Así la austeridad fiscal vuelve a descargar contra un sector que no causó la crisis, en este caso vuelve a tomarla contra el sector artístico –en especial contra quienes están en el área de las artes dramáticas- que tendrán que seguir sufriendo de la precarización de su espacio de trabajo por la intransigencia de una Asamblea, alimentada por el discurso de un gobierno inoperante. 

Este desprecio por las artes es un problema estructural del país, si nos remitimos a los inicios de la administración Alvarado uno de los primeros ataques desde la austeridad fue contra la Universidad Nacional, por la construcción de todo un complejo artístico para que sus estudiantes pudieran desarrollarse en óptimas condiciones, pero que fue suspendida por los ataques provenientes de la Asamblea.

Mientras tanto en otros lugares quienes se dedican al arte tienen que hacerlo en condiciones híper-precarizadas, como pasa en la Universidad de Costa Rica donde el edificio de Artes Plásticas tiene, desde el 2015, una orden sanitaria del Ministerio de Salud, estudiantes de dramáticas tienen un edificio lleno de ratas, goteras, problemas con la seguridad (ya que el edificio está fuera del campus) y ambas áreas tienen problemas de hacinamiento[2]. O bien la Casa del Artista y las casas culturales que presentan problemas con infraestructura y los espacios, como el edificio de la Casa de la Cultura de Puntarenas que se cae a pedazos.

El problema no es sólo que la edificación pueda terminar como lo hizo el Museo de Brasil, o la Catedral en Francia, el problema central es el abandono estructural del sector, replicado por el gobierno central, la Asamblea, y hasta las universidades, el gran problema es que a quienes estudian y trabajan en cultura se les tienen totalmente precarizadas y precarizados atentando contra su salud y sus vidas, haciéndoles trabajar en un edificio que corre gran riesgo de sufrir un incendio. El problema es el discurso de austeridad del gobierno  (el cual hipócritamente sale a lamentar el recorte). Y el problema es la voracidad del mercado el cual cuando se encuentra con algo que no genera las ganancias suficientes y además es capaz de cuestionar su lógica desde muchas aristas lo primero que busca es deshacerse de eso, por ello mismo nada del sector cultura resulta importante o rentable ¿Qué más peligroso para la lógica capitalista-patriarcal que personas cuestionándole por medio de obras que le gustan y calan en la sociedad? Por eso las élites burguesas no tienen mayor interés por el arte.

Y ante este problema estructural es necesario replantearnos la labor artística, trabajar para que la misma sea cada vez más accesible a todas las personas y que ello vaya acompañado de una mejora considerable en las condiciones laborales de las y los artistas.


[1] https://www.facebook.com/notes/teatro-nacional-costa-rica/teatro-nacional-contin%C3%BAa-en-riesgo/2526434954074002/

[2] https://semanariouniversidad.com/universitarias/inundaciones-plagas-y-hacinamiento-acompanan-a-las-artes-en-la-ucr/

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