Feb - 20 - 2014

Tanto el gobierno como la oposición son demasiado débiles para imponerse. Los grandes imperios del entorno de Ucrania, la Unión Europea y Rusia, practican un juego egoísta e irresponsable en lugar de propiciar una mediación que evite el gran peligro de una implosión del país.

Los 26 muertos de la víspera en Kíev, nueve de ellos policías, no han tenido más consecuencia que un pequeño avance de posiciones en el centro de la ciudad. La policía ha retomado el control de dos calles y algunas sedes del gobierno que habían sido ocupadas por la protesta, pero miles de personas continúan en la plaza. El anunciado inicio de una vaga “operación antiterrorista” no parece haberles impresionado mucho. Si las cosas no cambian, el pulso no resuelto empuja hacia más violencia.

El presidente Viktor Yanukovich, que en un dramático llamamiento televisado a la nación ha pedido a los líderes de la oposición que, “se desmarquen de los radicales”, acaba de cambiar al jefe de las fuerzas armadas.

¿Cómo interpretarlo? El ejército que siempre había dicho que se mantenía al margen de la crisis, comienza aparentemente a implicarse en ella. Se ha anunciado por ejemplo la movilización de una brigada paracaidista, pero no parece que vaya a haber una intervención inmediata. Podría ser un faról.

Mañana Kíev recibe a los ministros de exteriores de Alemania, Francia y Polonia, quienes junto con la floja responsable europea de política exterior, Lady Ashton, vienen a presionar al Presidente, al que desde Bruselas, Berlín y París se amenaza con “sanciones”.

La película de los trágicos disturbios de ayer, con muertes por arma de fuego en ambos bandos, no deja en muy buen lugar a la oposición, que marchó con violencia contra la sede del parlamento poco después de que entrara en vigor una amnistía y de sucesivas concesiones del gobierno.

Tanto la presidenta de Lituania, Dalia Gribauskaite, como su homólogo polaco, Donald Tusk, reaccionaron a aquellos sucesos condenando a ambas partes por lo sucedido, y expresamente a la oposición que, “provocó agresivamente” en palabras de la lituana. Horas después, sin embargo, Tusk no solo se alineaba por completo con la posición del embajador de Estados Unidos aquí, considerando al presidente Yanukovich como único responsable de lo sucedido, sino que pedía sanciones contra el presidente en nombre de la Unión Europea.

Por su parte, el presidente ha dicho que la oposición, “ha cruzado la frontera al exhortar a los manifestantes a tomar las armas”. “Todavía no es tarde para escuchar, ya hemos pagado un precio demasiado alto por las ambiciones de los que quieren conquistar el poder, hay que sentarse a la mesa de negociaciones”.

La situación es sumamente peligrosa. El país, hay que recordarlo, está dividido en su identidad, su lengua y su religión, y una grieta política como la que se está creando podría ser fatal para su integridad y motivo de una gran violencia. En ese contexto, cuando hacen falta mediadores bienintencionados, la errática política de la UE -ese juego irresponsable del todo o nada dirigido desde Berlín con su subalterno polaco- no hace más que añadir leña al fuego. Apoyar descaradamente a uno de los dos bandos y amenazar con sanciones al otro, puede resultar sumamente contraproductivo. La visita de los ministros europeos, este jueves, es para presionar, no para mediar.

Por su parte, Moscú también presiona: evita aclarar cuando entregará los 2000 millones de ayuda prometida a Yanukovich. En el partido del presidente se están produciendo deserciones significativas. Rinat Ajmedov, el hombre más rico de Ucrania, apoya claramente la protesta, sugiriendo que tras ella, más allá de los deseos y aspiraciones populares en pro de una vida mejor y un sistema menos injusto.

Lo que hay sobre la mesa es una pelea entre oligarcas y magnates al servicio de uno u otro imperio. Hay que recordar que la actual oposición, ya estuvo aquí en el poder y que su gobierno no se diferenció en lo esencial del gobierno que ahora se denuncia: corrupción, corrupción y corrupción.

Los imperios que rodean a esta gran nación europea a la deriva, no hacen más que complicar la crítica situación de Ucrania, un país que por sus características no puede ser “ganado” definitivamente por nadie, sino que está condenado a buscar su lugar practicando el equilibrio entre sus dos grandes vecinos. Ni Moscú, que quiere integrar a Ucrania en su consolidación regional, ni la UE que junto con Washington quiere impedirlo aunque sea a costa de la desestabilización del país y de toda la región, parecen tener un guión que tenga en cuenta los intereses y la supervivencia de Ucrania.

En Kíev, con el metro cerrado y los accesos sometidos a fuertes controles, el ambiente de calle es de total normalidad. Solo en el centro arden las hogueras y se mantiene una vigilia expectante.

La ausencia de una mediación internacional cuando los dos bandos enfrentados son sumamente débiles (el presidente no puede imponerse sin arriesgarse a una gran matanza y un desorden generalizado en el centro y oeste del país, mientras que la oposición no representa, ni de lejos, a todo el país, carece de programa y sus líderes son unos incapaces), es lo que convierte la situación ucraniana en sumamente peligrosa.

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La tregua de Ucrania se rompe y los enfrentamientos se reanudan con gran violencia

Yanukóvich se reúne con los ministros de Exteriores de Alemania y Francia mientras los fallecidos se elevan a 26

El Periódico, 20/02/2014

Kiev.- Poco ha durado la tregua alcanzada anoche entre el presidente Viktor Yanukóvich y la oposición en Ucrania. A primera hora de este jueves se han reanudado los enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas antidisturbios en el centro de Kiev con gran violencia. Al menos 25 personas muertas y decenas de heridos es el balance inicial de los choques.

El presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, se ha reunido finalmente con los ministros de Exteriores de Alemania, Francia y Polonia, ha anunciado Anna Guerman, asesora de la Presidencia. Durante unas horas, el encuentro quedó suspendido por motivos de seguridad.

La agencia AFP ha dado cuenta de la existencia de varios muertos delante del hotel Kozatski y en la entrada del hotel Ukraina.

Centenares de opositores radicales han cargado contra el cordón policíal que rodeaba la plaza de la Independencia y han recuperado el control de este emblemático espacio, también conocido como el Maidán. Este miércoles, los antidisturbios tenían bajo control la mitad de la plaza.

Los policías, que llevaban consigo a numerosos compañeros heridos, se han replegado corriendo hacia la calle Grushevski, que en enero pasado fue escenario de una batalla campal. Los manifestantes, pertrechados con cascos, escudos, palos y cocteles molotov, se han hecho también con el control de la plaza Europa, junto al comienzo de la Grushevski, donde se encuentra la sede del Gobierno.

Evacuación del Parlamento

La Rada Suprema (Parlamento), situada a unos centenares de metros de la plaza Europa, ha empezado a ser evacuada. «Nos han pedido evacuarnos con urgencia», ha explicado a los medios locales el diputado Vladímir Litvín al abandonar la sede del Legislativo.

El nuevo estallido de violencia se produjo poco después de que el Ministerio del Interior denunciara que un francotirador apostado en los altos de un edificio situado junto a la plaza de la Independencia (el Maidán) había herido a más de veinte médicos de las fuerzas de seguridad.

Francia, Alemania y Polonia son tres de los países de la UE partidarios de imponer sanciones a Ucrania por la violenta represión de las protestas. Este jueveslos ministros de Exteriores de la Unión celebran una reunión de urgencia en Bruselas para abordar las posibles sanciones.

Antes de que se rompiera la tregua, el Ministerio de Sanidad había elevado a 28 la cifra de muertos en los disturbios que estallaron hace dos días en la capital. Según las estadísticas oficiales, desde este martes hasta la mañana del miércoles recibieron atención médica de urgencia 445 personas, de la cuales 287 tuvieron que ser hospitalizadas.

Entre los heridos hospitalizados hay 88 efectivos de la policía, seis periodistas, un diputado, el opositor Vasili Pazeniak, cuatro menores de edad y dos extranjeros, precisó la oficina de prensa de Sanidad.

Por Rafael Poch, desde Kiev, La Vanguardia, 19/02/2014

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