Mar - 7 - 2014

(Publicado en LeftEast, 02/03/2014) Los nuevos gobernantes en Kiev, con lazos con la derecha, nunca abordarán las causas de la corrupción en Ucrania: la pobreza y la desigualdad.

Los eventos en Ucrania están siendo descriptos a través de dos populares etiquetas: que fue una revolución democrática –o incluso una revolución social- o que fue un golpe de estado de la derecha –o de los neonazis-. En los hechos, ambas caracterizaciones están mal.

Lo que hemos visto es una rebelión masiva, aplastantemente apoyada en Ucrania occidental y central, sin ningún apoyo mayoritario en las regiones del Este y el Sur, orientada a un recambio de la elite política. Lo que no hay son perspectivas para un cambio radical y democrático, al menos bajo este nuevo gobierno.

Las diferencias etnolingüísticas son aprovechadas por Occidente y Moscú para desgarrar Ucrania

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¿Por qué no fue ni una revolución social, ni una revolución democrática? Algunas demandas del movimiento Euromaidan han sido implementadas. Por ejemplo, el notorio régimen Berkut –la policía antidisturbios que mató a la mayoría de los manifestantes fallecidos- fue desmantelada y el más odiado de sus oficiales, Yanukovych, fue despedido.

De todas maneras esto no significa que sea el comienzo de una sistemática democratización, o que el gobierno de alguna forma vaya a abordar las raíces de la permanente corrupción en Ucrania: la pobreza y la desigualdad. Más aún, sólo agravará estos problemas, cargando los costos de la crisis económica sobre los hombros de los sectores más empobrecidos, y no sobre la millonaria oligarquía ucraniana.

Las demandas socioeconómicas de Euromaidan han sido reemplazadas por la agenda neoliberal del nuevo gobierno. El gabinete, aprobado el jueves, está conformado principalmente de neoliberales y nacionalistas. Su programa de acción oficial, presentado al parlamento, declara la necesidad de tomar “medidas antipopulares” sobre precios y tarifas con premura, para cumplir con las condiciones que requiere el Fondo Monetario Internacional.

Los requerimientos del FMI de congelar los salarios y subir los precios del gas fue una de las razones por las que el gobierno anterior había suspendido las negociaciones con la Unión Europea para llegar a un acuerdo sobre el ingreso de Ucrania. Mucha gente ya está llamando a la nueva administración el “gobierno de los suicidas”. No es muy difícil imaginarse la masiva decepción que implicarán estas medidas antisociales, y el colapso de la moneda, llevando a un mayor empobrecimiento que el ordinario en Ucrania.

La extrema derecha también ha alcanzado una ruptura en el gobierno. Algunos comentaristas han advertido que el nivel de representación en el nuevo gobierno no tiene parelismos en Europa. El xenófobo partido Svoboda cuenta con el cargo de vice Primer Ministro, así como las carteras de Defensa, Ecología, Agricultura y la Procuración General.

Andriv Parubiv, uno de los fundadores del Partido Nacional-Socialista de Ucrania y antiguo líder de su organización juvenil paramilitar, que luego emigró al partido moderado Batkivshchyna, Y que ahora comandó eficientemente las fuerzas de autodefensa del Euromaidan, está ahora al mando de la seguridad nacional y del Consejo de Defensa.

Al mismo tiempo, la protesta tampoco encaja en la etiqueta de “un golpe de estado”, una ocupación armada y planeada del poder. El movimiento Euromaidan, y particularmente su brazo paramilitar, fue apenas controlado por los partidos parlamentarios de oposición. De hecho, esos partidos se trataron de apaciguar al movimiento, buscando un compromiso con Yanukovych, aunque sin mucho éxito.

Lo más preocupante es que el nuevo gobierno no es capaz de controlar al infame Pravy Sector (Sector de Derecha). Sus miembros son ahora “héroes populares”, la vanguardia de una “revolución” victoriosa. Tienen tomadas armas de los departamentos de policía de las regiones occidentales y ahora, después de despedido Yanukovych, están exigiendo la “continuidad de a revolución”, contra la “democracia corrupta” y el liberalismo. Los liberales que celebraban su rol crucial en Euromaidan, ahora descubren las ideas reaccionarias de la derecha. Recientemente, el secretario de prensa del Pravy Sector dio una entrevista donde dijo, “necesitamos mostrarle a Europa el correcto camino a seguir” y salvarla de la “terrible situación” de “liberalismo total”, donde ”la gente no va a la iglesia y es tolerante con lesbianas, gays, bisexuales y transexuales”.

Es muy pronto para decir si este sector de derecha atacará al gobierno –eso carece de apoyo. Pero el grupo podría liderar una nueva insurrección en caso de una profunda y cercana crisis económica. En ausencia de fuerte fuerzas de la izquierda en Ucrania, los males sociales pueden ser capitalizados por los populistas de derecha.

Al mismo tiempo, el papel dirigente de los nacionalistas radicales ucranianos en un potencial nuevo «Maidan social » excluiría cualquier movimiento nacional contra la clase dominante, con participación de las masas del Este y el Sur de una Ucrania culturalmente dividida. Más aún, amplificaría las actitudes separatistas y las tentativas de provocaciones pro-rusas como hemos visto en Crimea. La escalada hacia la guerra civil, aunque no inevitable, es una verdadera amenaza ahora.

* Volodymyr Ishchenko es un sociólogo que se dedica a estudiar la protesta social en Ucrania. Es Director del Centro de Investigación Social (Kiev), editor de “Los Comunes: Diario para la Crítica Social” y conferencista del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional de Kiev-Mohyta.

La guerra civil, aunque no inevitable, es ahora una amenaza real, por Volodymyr Ishchenko, Socialismo o Barbarie, semanario, 06/03/2014

Categoría: Europa Etiquetas: