Nov - 29 - 2013

“Abran bien la puerta los patrones, que ya vuelve ‘Maxi’ a Firestone. La burocracia K, Pedro y la patronal, todos se quieren matar, el ‘Mosqui’ vuelve a trabajar”

Finalmente la patronal de Bridgestone-Firestone tuvo que dar el brazo a torcer: a la misma hora que está saliendo este semanario, Maximiliano Cisneros, compañero luchador obrero de nuestro partido, estará reingresando a la planta. Ocurrirá tal cual él mismo lo anunció un año y medio atrás cuando llevábamos adelante uno de los tantos actos que realizamos en la puerta de la fábrica. Atrás quedaron dos años de una enorme campaña encabezada por nuestro partido contra el despido arbitrario y por la reinstalación en su puesto de trabajo del compañero; los fallos en primera y segunda instancia, el rechazo de la Corte Suprema de Justicia al recurso en queja presentado por la empresa, infinidad de actos, movilizaciones, cortes de calle, volanteadas en la empresa y el gremio, carteles, actividades en el movimiento estudiantil, reuniones de activistas, etcétera.

Una inmensa actividad, que tuvo por motor central a la joven militancia de nuestro partido, y que se ha saldado con un enorme triunfo para los trabajadores de Firestone, el clasismo en el gremio y, también, para nuestro partido; triunfo que ahora nos pone frente a nuevos desafíos. El primero, que “Maxi” sea reintegrado en su puesto de trabajo original, como ordena el fallo; el segundo, avanzar en recuperar la seccional Lavallol y el gremio en su conjunto para los trabajadores.

DERECHO Y LUCHA DE CLASES

Lo primero que hay que entender son las razones de este enorme triunfo. Algo habíamos escrito un año atrás, cuando el primer fallo favorable; aquí retomaremos algunos conceptos allí señalados. El primero reenvía a las condiciones más generales de la lucha social en nuestro país. Esas condiciones fueron creadas por la rebelión popular del 2001 y siguen presentes, expresándose en varios planos. Parte de esto mismo es el impacto de estas condiciones en la legislación laboral. Es que en los últimos años ha habido una serie de fallos de la Corte Suprema que han sentado jurisprudencia en materia de la libre organización sindical. Parte de esas jurisprudencia indica que existe la circunstancia de compañeros o compañeras trabajadores que hacen las veces de representar a sus compañeros de trabajo sin tener el cargo formal de delegado. En estas circunstancias, como ha sido habitual, la empresa –la más de las veces con la complicidad de la representación sindical tradicional- solía proceder al despido arbitrario de dicho compañero, buscando una excusa cualquiera pero atendiendo, en realidad, al rol cumplido por dicho trabajador como representante en los hechos de sus compañeros.
La realidad es que a partir de casos como el de la trabajadora de la salud Vera Parra, que llegaron a la Corte y sentaron jurisprudencia, se ha creado una suerte de “legislación” o antecedentes que indican que en el actual período, y con la actual composición de la Corte, los despidos arbitrarios de tipo “discriminatorio” se dificultan, pueden ser apelados y lograrse sentencias judiciales favorables.
Es este contexto legal el que permitió llevar adelante la batalla por la reincorporación de nuestro compañero, apoyándonos en la experiencia de nuestros compañeros abogados de ALI (Abogados Laboralistas de Izquierda), que fueron los que llevaron adelante el caso Parra Vera, así como fueron parte de la exitosa experiencia de reinstalaciones en FATE, donde se logró la reincorporación de más de una decena de compañeros despedidos de dicha planta en oportunidad del último gran conflicto del Neumático en 2008, entregado por Pedro Wasiejko.
Si la legislación o, más bien, la jurisprudencia vigente en este momento, está determinada por este clima más general de las relaciones de fuerzas entre las clases, se debe agregar el “detalle” nada menor de que dicha legislación no sería nada, no hubiera podido ser “aprovechada” por los trabajadores de Firestone, el activismo antiburocrático y nuestro partido para reincorporar a “Maxi”, si no hubiéramos llevado adelante la enorme campaña que realizamos, que se aprovechó revolucionariamente de esas circunstancias.

CUANDO SE VUELVE DEL OTRO LADO DEL ALAMBRADO

Un segundo aspecto a destacar en este editorial y a modo de balance, es el enorme valor educativo que tiene la vuelta de “Maxi” en Firestone y en el gremio como un todo. Es que lo común para todos los compañeros es que cuando un trabajador es despedido, queda del otro lado del alambrado, nunca vuelve. Aquí actúan varios elementos. Primero, la autoridad de la empresa, que pretende no ser nunca menoscabada: es la dueña de la empresa, tiene el derecho a la libra contratación y cuando dispone que quiere echar a un trabajador, lo echa y punto, eventualmente pagándole la indemnización fijada por ley, o pactando un monto con él. Final del asunto.
A esta misma conciencia de que “no se podrían” revertir los despidos contribuye, evidentemente, la burocracia sindical, para la cual, además, toda persona tendría “su precio”. Cuando un luchador, un activista obrero, se quiere poner de pie contra el despido; cuando niega que le importe el dinero, que lo que le preocupa es defender su dignidad de trabajador, cuando rechaza que lo despidan como un “perro”, los dirigentes sindicales están allí para sembrar la desconfianza, la cizaña, la desmoralización, garantizando que el compañero nunca vuelva. Su particular “interpretación” de la resistencia del compañero a ser despedido (y las presiones que ejercen sobre él), invariablemente es interpretada de la siguiente manera: “no quiere volver; sólo quiere más guita”… Y lo mismo dijeron dentro de la planta cuando “Maxi” se plantó contra su despido arbitrario: “es todo teatro, sólo quiere plata”. De ahí el impacto de que un compañero sí vuelva derrotando el poder de la empresa y la mugre sembrada por el sindicato oficial.
Pero junto con esto, hay otra enseñanza revolucionaria. Se está haciendo bastante común que los trabajadores identifiquen el que un compañero quiera volver, con la izquierda. En una fábrica en Zona Norte del gran Buenos Aires, los trabajadores comentaban que un compañero despedido estaba plantado en la puerta de la empresa reclamando su reincorporación y decían: “seguro que es zurdo, o tiene apoyo de los zurdos”. Esto como señalando una circunstancia que es real, y que cuando se trata de la izquierda clasista, se hace –o deba hacer- todo lo que esté al alcance (como hicimos desde el Nuevo MAS en el caso de “Maxi”, o en FATE, o una década atrás con Walter Espinoza en Ecocarnes) para lograr la reincorporación del compañero. A veces esto se logra, otras no. En todo caso, esto depende de las condiciones más generales de la lucha de clases y, sobre todo, de los alcances de la campaña y la lucha que se lleven adelante para que el compañero retorne.

EL AVANCE DEL TROTSKISMO EN EL MOVIMIENTO OBRERO

Está claro que con la vuelta de “Maxi” se ganó una batalla pero no la guerra. Es que la pelea de fondo es para lograr hacer retroceder a la empresa en las condiciones dramáticas de explotación a las que somete a los trabajadores de la planta (la llaman “la picadora de carne”), y, para esto, hay que derrotar a la burocracia Violeta en la propia Firestone, y en el Neumático como un todo. La vuelta de “Maxi” recoloca la pelea por la seccional Lavallol y por el gremio como un todo para las fuerzas del clasismo en el Neumático; la que de todas maneras no será nada fácil: sólo ha sido colocada en un plano superior. 
Pero también remite a algo más general. Se trata del proceso de recomposición de la amplia vanguardia obrera que está en curso en nuestro país. Muchos medios de comunicación están tomando nota con preocupación acerca de cómo “el trotskismo está avanzando a nivel de las fábricas”. El reciente triunfo electoral de la izquierda volvió a colocar estas prevenciones entre la burocracia sindical, que en algunos casos estaría llevando adelante tratativas de unificación en prevención, entre otras cosas, de este problema creciente.
Claro que conviene no exagerar las cosas. Es verdad que por abajo madura un proceso de recomposición obrera, de emergencia de un nuevo clasismo como lo llamamos desde nuestro partido, y que triunfos como la reincorporación de “Maxi” fortalecen sin duda esta perspectiva.
Pero también es verdad que la orientación que se tenga desde la izquierda revolucionaria para este proceso no será un problema menor. Si el curso es uno puramente electoralista, “epidérmico”, por arriba, cuya estrategia no sea hacer de la izquierda una fuerza orgánica, sin perder de vista que todavía no dirigimos ningún sindicato nacional, y que un objetivo central debe estar colocado en arraigarnos más en las luchas cotidianas, vicisitudes y problemas del proletariado industrial, columna vertebral de la clase obrera argentina, flaco favor se le hará al proceso de recomposición obrero mismo.
Que la izquierda haya logrado una gran votación en las PASO y nuevamente en octubre, es síntoma enormemente importante de que algo revolucionario está comenzando a ocurrir en el seno de una importante franja de trabajadores. Pero esto nos debe llamar a redoblar nuestros esfuerzos por insertarnos y “hacer pie” entre los principales bastiones de la clase obrera argentina. Esto para aprovechar el aspecto más revolucionario del proceso que se está poniendo en marcha, en vez de ir por un curso facilista que pierda de vista que esta dedicación tiene leyes propias que no se resuelven con la mera “influencia electoral” (ver en esta misma edición la columna dedicada al trabajo de los revolucionarios entre los trabajadores).

QUEREMOS A “MAXI” EN SU PUESTO DE TRABAJO

“Maxi” acaba de ser reincorporado en Firestone. Sin embargo, todavía es muy prematuro para que sepamos si será reinstalado en su puesto de trabajo original, tal como ordena la sentencia. Si se logra esto, habrá un problema menos; sino, esta será una primera pelea -en las nuevas condiciones- a ser llevada adelante.
Además, no hay que descartar que la empresa siga tomando “represalias” sobre otros compañeros, o, incluso, las redoble: obligada a reincorporar a Cisneros, encarnizarse con otros compañeros de trabajo, producir despidos y demás arbitrariedades. Frente a esto, la conducción de la seccional no parece estar haciendo nada, y será una segunda tarea a ser encarada por el activismo de la planta.
Más en general, queda planteada nuevamente la pelea por el gremio. La Violeta está muy desprestigiada, pero tiene su oficio y sus mañas también. En la perspectiva de esa pelea, se trata de unificar -en un esfuerzo común- a los distintos sectores antiburocráticos del Neumático, que se ven fortalecidos ahora con el reingreso de “Maxi”.

Socialismo o Barbarie, 29/11/13

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