Feb - 25 - 2015

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Manolis Glezos es una legendaria figura de la izquierda griega. En mayo de 1941, cuando Grecia estaba ocupada desde hacía un mes por las tropas de Alemania nazi, dos jóvenes, Manolis Glezos y Santas Apostolos, subieron a la Acrópolis y destruyeron la bandera con la cruz gamada que flameaba sobre Atenas. Su acción heroica es considerada el inicio de la resistencia contra la ocupación alemana. Esta fue creciendo en una masiva guerra de guerrillas que un año antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial había logrado expulsar a las tropas de Hitler de la mayor parte del territorio griego. Hoy, a los 92 años, Glezos es diputado por Syriza en el Parlamento Europeo en Bruselas. Esta es la carta abierta de denuncia, que difundió apenas firmadas las actas de capitulación ante la Troika por Tsipras y Varoufakis:

Antes de que sea demasiado tarde:

El renombrar a la Troika como “las instituciones”, al Memorándum como un “Acuerdo” y a los prestamistas como “socios” –de la misma manera que se puede llamar carne al pescado– no cambia la situación previa.

No se puede cambiar el voto del pueblo griego en las elecciones del 25 de enero.

[El pueblo griego] votó por lo que Syriza prometió: abolir el régimen de austeridad, que no es sólo la estrategia de la oligarquía alemana y los otros países prestamistas, sino también de la oligarquía griega. Votó anular el Memorándum y la Troika y todas las leyes de austeridad. Que al día siguiente, con una ley, deroguemos la Troika y sus consecuencias.

Ha pasado un mes y estas promesas no se han cumplido.

Es lamentable.

Por mi parte, PIDO DISCULPAS al pueblo griego por haber ayudado a crear esta ilusión.

Antes de ir más lejos en la dirección equivocada…

Antes de que sea demasiado tarde, debemos reaccionar!

Sobre todo, los miembros, amigos y simpatizantes de Syriza, en reuniones de emergencia, a todos los niveles de la organización, deben decidir si aceptan o no esta situación.

Algunos dicen que en un acuerdo se deben hacer algunas concesiones. Pero, primero y ante todo,  entre el oprimido y el opresor no puede haber acuerdo mutuo, como no puede haber acuerdo entre el esclavo y el tirano. La única solución es la  libertad.

Pero incluso si aceptamos este absurdo, los compromisos que ya han sido hechos por los anteriores gobiernos pro-Memorándum, –que trajeron el desempleo, la miseria y los suicidios–  están más allá de los límites de cualquier retroceso.

Manolis Glezos, Bruselas, 22/02/2015

Carta abierta de Manolis Glezos, 22/02/2015

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