Jul - 24 - 2015

Por Claudio Testa, Socialismo o Barbarie, 23/07/2015

“El dinero de EEUU está detrás de la influencia marxista en las universidades de Irán.
Dividir a los estudiantes universitarios es una gran bendición para ellos
y una de esas divisiones es hacer que el marxismo esté vivo de nuevo.”

(Ayatollah Ali Khamenei, “líder supremo”, Al Monitor, Teherán, July 13, 2015)

Durante el largo tiempo en que Irán estuvo amenazado de ataques armados de EEUU (o de su cría, Israel), nuestra posición fue la defensa incondicional de Irán, a pesar de su repugnante régimen de dictadura teocrática. Ahora, Teherán ha pactado con EEUU y en Irak operan juntos en el terreno militar con el gobierno de Bagdad.

Al mismo tiempo, Irán sufre una “invasión desde Occidente”… pero no precisamente armada. A  la vanguardia está Alemania. El martes pasado, un cable de la Agencia EFE informaba sobre las hordas de capitalistas que aterrizan en Teherán:

“Alemania arrancó ayer sin disimulo y con toda su artillería pesada el asalto a la economía persa… Cuando aún no está seca la tinta del acuerdo de Viena… la visita alemana constituye la vanguardia de una auténtica invasión de ministros y representantes empresarios europeos… El vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, desembarcó en Teherán con 60 empresarios, entre ellos responsables de empresas como Siemens, Volkswagen, Daimler, BASF o la energética Linde…” (EFE, 21/07/2015). Tras los alemanes, en los próximos días, llegarán misiones parecidas de Francia, Suecia, Austria, etc.

El giro político y económico del acuerdo con el 5+1 va a llenar los bolsillos de los grandes burgueses iraníes y de los administradores de esta dictadura teocrática. Pero, al mismo tiempo, le va a quitar legitimidad a este régimen retrógrado. Las protestas contra la salvaje represión de las huelgas obreras y los movimientos estudiantiles, contra la barbarie de la opresión de la mujer y demás bestialidades del régimen, se las desestimaba con el argumento de que debilitaban el enfrentamiento a los imperialismos de Occidente, en primer lugar, EEUU… Los imperialismos con los que ahora han pactado y se han aliado.

Al mismo tiempo, la sociedad iraní se va modernizando cada vez más, en especial en las grandes ciudades como Teherán. Para amplios sectores (entre ellos, el estudiantado y el activismo sindical), son tan ridículas como intolerables las normas retrógradas de la barbarie religiosa. Esto salió a la luz en el estallido político de 2009/10. El fraude electoral fue la chispa de una rebelión que cuestionó al régimen en su conjunto.

Ahora, la excusa del enfrentamiento a EEUU bajó objetivamente de la cartelera. Las tendencias hacia la modernización, y el fin de la barbarie religiosa y su régimen opresor, van a ser mayores.

Sin embargo, el “líder supremo” de la teocracia, Ali Khamenei, sigue predicando la misma razón de existir. Por eso, hace una amalgama entre el crecimiento del marxismo en las universidades y el “dinero de EEUU”. Pero después del pacto con el “5+1”, ¿quién se la va a creer?

En lo inmediato, parece haber un amplio apoyo popular al acuerdo. Las objeciones –que no pasan hasta ahora de algunos gruñidos para salvar las formas– vienen de sectores importantes pero minoritarios, como la «Guardia Revolucionaria», una burocracia armada que ha vivido de explotar los roces con el imperialismo yanqui, pero no en un sentido progresivo sino como pretexto para conservar los rasgos más retrógrados y represivos de la dictadura teocrática… que es sinónimo de conservar sus privilegios. Lo mismo puede decirse en relación al “líder supremo”, el ayatollah Ali Khamenei, que continua usando el pretexto «antiimperialista» para que sus tribunales de la inquisición sigan quemando herejes marxistas en las universidades.

El apoyo popular combina varias esperanzas: de que el fin del bloqueo económico va a terminar con la crisis económica y la caída del nivel de vida, que se modere la brutalidad represiva del régimen, que avancen las tendencias a la modernización, etc.

 Aunque se trata de puntos y niveles diferentes, lo más probable es que, de conjunto, a la larga, haya un profunda desilusión. Por lo pronto, el principal efecto inmediato va a ser, como decíamos, el de llenar los bolsillos de la gran burguesía iraní y del corrupto aparato del estado. La horda empresarial que desembarca en el aeropuerto de Teherán sabe que los grandes negocios requieren socios nativos en la burguesía local y los altos funcionarios.

Pero para los trabajadores, las mujeres, los estudiantes y la intelectualidad no van a variar ni la explotación, ni la represión feroz de las huelgas y de la sindicalización independiente, ni la barbara opresión de la mujer, ni la negación de la libertad de pensamiento y de creación intelectual y artística.

La desilusión puede llevar finalmente a nuevos y más grandes estallidos político-sociales, que superen al del 2009. Y si, eso sucede, los ayatollas no van tener el justificativo de que están luchando contra EEUU y los imperialismos de Occidente, que ahora pasan a ser sus grandes socios.

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