Jul - 24 - 2015

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“Podríamos resumir así la situación de Medio Oriente: no hay nadie capaz de poner orden por sí mismo… Al mismo tiempo, EEUU ya no puede ni quiere involucrarse de manera directa en Medio Oriente. Tiene preocupaciones geopolíticas mucho mayores: el ascenso de China le impone a EEUU la necesidad de un ‘giro estratégico’ hacia el Asia-Pacífico… […] En este marco… sacarse el ‘problema nuclear’ de encima permite a EEUU retomar vínculos con Irán… Esto facilita, a su vez, incluir a Irán en un esquema de poder regional, que garantice que cada uno colabore a su manera con el mantenimiento del orden… EEUU avanzaría de esta manera en una ‘tercerización’ del poder de policía en la región, que le permita salirse de en medio y preocuparse por problemas mayores.”
(Ale Kur, “Obama intenta un ‘giro histórico’ en Medio Oriente”, Socialismo o Barbarie nº 326, 09/04/2015)

El 27 de septiembre de 2013, Obama descolgó el teléfono para hacer una llamada poco frecuente. Era para Hassan Rohani, nuevo presidente de Irán que estaba en Nueva York para una reunión de las Naciones Unidas. Así (re)comenzó un complicado proceso de negociaciones entre el gobierno de Irán y el “5+1” (EEUU, Francia, Inglaterra, China y Rusia + Alemania). Finalmente se llegó a un acuerdo que el lunes pasado tuvo además el respaldo unánime del Consejo de Seguridad de la ONU.

Las causas y el contexto geopolítico de este pacto, que introduce cambios importantes en el panorama de Medio Oriente, ya fueron analizados en el artículo de Ale Kur citado más arriba (puede leerse completo en http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=4598 ). Aquí sólo veremos algunos puntos en especial.

Ratificamos una posición política ante el acuerdo

En los últimos días, todo el mundo ha tomado una posición política ante el pacto. En general, se lo celebra como un “paso positivo” hacia “la paz”, un “entendimiento histórico”, etc., etc.… aunque recomiendan la precaución de controlar de cerca a esos orientales, enigmáticos y malignos por naturaleza.

Que en esos ámbitos las voces “opositoras” sean personajes como Netanyahu y sus amigos del Tea Party y la extrema derecha yanqui, fortalece por contraste el coro internacional de aplausos al acuerdo de Irán y el 5+1. Lo mismo se puede decir en relación a Arabia Saudita, que también lo rechaza aunque con menos ruido.

En el coro de alabanzas al pacto, se alinea también el “progresismo” latinoamericano, con los gobiernos de Cuba y Venezuela a la cabeza. Ellos le agregan, además, una pintura benigna del régimen de los ayatolas en Irán, presentándolo como “antiimperialista”.

Nuestra opinión diverge de todas esas posiciones, tanto de los que apoyan como de los que critican (por la derecha) a ese pacto.

En primer lugar, reiteramos una posición básica. Es una gran hipocresía festejar este acuerdo como el modo de evitar el peligro de una guerra nuclear. Eso no se garantiza desarmando a Irán… que no posee armas atómicas. En la zona, está Israel, un estado colonizador, racista y genocida, que organiza regularmente masacres de palestinos y que posee centenares de bombas atómicas… sin que ningún hipócrita de la ONU o del 5+1 haga objeciones, ni exija su desarme.

Además, en la región operan otras potencias nucleares, desde Francia y Rusia hasta EEUU… que es el único Estado que ya usó esas armas, exterminando en 1945 a la población indefensa de Hiroshima y Nagasaki.

La amenaza de un genocidio nuclear regional o mundial, sólo puede eliminarse realmente con el desarme atómico de todos los Estados, en primer lugar de las grandes potencias comenzando por EEUU. A escala de Medio Oriente, el gran peligro es Israel y no Irán. No sólo porque posee armas nucleares sino también porque el nivel de delirio racista de esos colonizadores va peligrosamente en aumento, algo que en la historia ha sido justificación y motor ideológico de los genocidios, al considerar al “otro” como un sub-humano, un animal dañino al que se puede y debe aniquilar.

La paz de los cementerios

Pero este acuerdo tampoco “trae la paz a Medio Oriente”, como dicen los falsimedios… salvo que se trate de la paz de los cementerios.

La “tercerización” del poder de policía en la región, que (en parte) se le concede a Irán, no será una novedad. De hecho, lo viene ejerciendo en Irak desde hace mucho tiempo… con la bendición tácita de EEUU. Ahora, esa situación  se “blanquea”.

De la misma manera, Arabia Saudita ejerce ese papel de gendarme en la región aledaña, la  península arábiga. Fueron sus acciones políticas y sobre todo militares, las que aplastaron la Primavera Árabe en esa zona.

Pero por sí mismas, esas “delegaciones” que hace EEUU no resuelven las cosas. Por el contrario, son más leña al fuego. Ahora, en Yemen, Arabia Saudita está masacrando a la población y destruyendo ciudades milenarias con aviones facilitados por EEUU, para hacerle la guerra a los hutis, secta religiosa derivada del chiismo… apoyados por Irán. (Ver “Yemen – Un nuevo escenario de la pelea por la hegemonía en Medio Oriente” en http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=4555 )

A su vez, en Irak, la lucha del gobierno de Bagdad contra el Estado Islámico está de hecho conducida por generales iraníes y llevada adelante principalmente por milicias sectarias chiítas. Las atrocidades que comenten contra los iraquíes sunnitas, no tienen nada que envidiar a las del Estado Islámico contra las poblaciones de otros credos.

Los falsimedios que aplauden este pacto EEUU-Irán, no informan que Irak también fue parte de la Primavera Árabe. Bagdad tuvo su Plaza Tahrir, y allí y en otras ciudades hubo grandes movilizaciones integradas por jóvenes laicos y de todos los credos, codo a codo. El gobierno afín a Irán y apoyado por EEUU las liquidó con una brutal represión y, simultáneamente, exacerbando al máximo el sectarismo religioso. Muy poco de eso trascendió en Occidente…

Esa política de aliento al sectarismo, ya había sido central en la ocupación de EEUU. Luego, el gobierno de Bagdad afín a Teherán la continuó y potenció al máximo.

Es a partir de allí que nace y se desarrolla el Estado Islámico. El resultado horrendo de esa política es que buena parte de los sunnitas –sector de fuertes tradiciones laicas y de izquierda– terminan prefiriendo al Estado Islámico como mal menor. Eso, además, explica en buena medida las sucesivas derrotas de las tropas de Bagdad cuando tratan de avanzar contra los bastiones del EI en territorios de mayoría sunnita.

Las derrotas del Estado Islámico a manos de las milicias kurdas –armadas con ideologías laicas y no sectarias– y, en contraste, el fracaso del régimen sectario chiíta de Bagdad respaldado por Teherán y Washington, es un test poco alentador para los dos principales firmantes del reciente pacto.

No va a ser fácil apagar las llamas de ese infierno que encendieron en Irak. Primero, con la agresión de 1990/91, lanzada por Bush (padre). Después, con la invasión y ocupación desde 2003, con Bush (hijo). Finalmente, con el régimen sectario montado en la “retirada” yanqui de 2011. En esa caldera  del infierno, engendraron finalmente al Estado Islámico.

El imperialismo yanqui (y sus socios europeos) tienen la responsabilidad principal. Pero el régimen de los ayatolas es también culpable. Alentó las divisiones sectarias en Irak, se opuso a la unidad de la resistencia antiyanqui por encima de las confesiones y sectas, y promovió la colaboración con los gobiernos títeres montados en Bagdad por EEUU. ¡Estos son los resultados!

Por Claudio Testa, Socialismo o Barbarie, 24/07/2015

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