Ago - 20 - 2015

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El nuevo paquete de ajuste, conocido como “Agenda Brasil”, acordado entre la cúpula del gobierno y el presidente del Senado, Renan Calheiros, significa una nueva ola de ataques a los derechos y conquistas de los trabajadores, en medio de la profundización de la crisis del capitalismo.

Las medidas sugeridas incluyen: la ampliación de la edad de jubilación; el pago de los servicios del SUS (Sistema Único de Salud) y la prohibición de demandas judiciales contra las empresas de salud por falta de atención; cambios legales para favorecer las privatizaciones; desregulación de las subcontrataciones que exime a las empresas de responsabilidad con el trabajador tercerizado; reducción o cese de las restricciones ambientales para obras y emprendimientos; apertura de las tierras indígenas para la explotación; etcétera

Este paquete se anunció después de que la Federación de Industrias de São Paulo y Rio de Janeiro (FIESP y FIRJAN) lanzaran su declaración conjunta “Por el bien de la gobernabilidad del país” (06/08/2015). La Rede Globo y Luiz Trabuco (presidente de Bradesco) se sumaron poco después a la línea de la unidad nacional y de apoyo al gobierno Dilma, diciendo que las disputas partidistas deberían dejarse de lado para enfrentar juntos a la crisis.

Este coro ganó impulso con el apoyo de la publicación imperialista Financial Times, que en un editorial del 17/8 concluye que: “La presidenta debería permanecer en el cargo pese a los llamados de juicio político”, porque si ella deja su puesto “probablemente sería sustituido por otro político mediocre”.

Estas declaraciones desmantelan el discurso de la “amenaza golpista”, promocionado por el gobierno y el PT. De hecho, el “golpe de Estado” es como un espantapájaros que sirve para desviar el foco hacia los ataques a los trabajadores y sus luchas que están en marcha, promovidos por el gobierno con el apoyo del PT, como la aprobación de la “ley antiterrorista”, que abre las puertas para igualar los movimientos sociales con organizaciones terroristas, ampliando su criminalización.

El mensaje de apoyo a Dilma dado por importantes sectores de la burguesía, así como la voluntad del gobierno de arrodillarse todavía más ante los capitalistas, vació políticamente los actos de la derecha el 16 de agosto. Así, hubo una clara reducción del número de participantes, manteniendo un notorio perfil de clase. Como lo demuestra la investigación de Datafolha: hubo mayoría absoluta de votantes de Aecio Neves, con más de 36 años, con estudios superiores y que ganan más de 4.000 reales mensuales.

Estos manifestantes de la burguesía levantan una vacía bandera de “¡Fuera Dilma!, pero no tienen una propuesta política diferente a la que está aplicando el actual gobierno: el ajuste fiscal.

Por su parte, la dirección de la CUT, que debería liderar la lucha independiente contra los ataques y los despidos, se une el gobierno y los empresarios para presentar el “Programa de Protección del Empleo” (PPE), que significa concretamente reducir la jornada de trabajo con reducción de salarios, para asegurar las ganancias de los empresarios.

La CUT firmó la convocatoria a los actos del jueves 20 junto con los movimientos sociales. En esta convocatoria, se habla de “reducción de jornada sin reducción de salario” y de “ningún derecho menos”. Pero, por otro lado, impulsa acuerdos y propuestas que reducen tanto los derechos como los salarios. ¡La CUT debe romper con la política del “tripartismo”[1] que sólo lleva a derrotas!

El Comité Ejecutivo del PT lanzó una resolución apoyando los actos del día 20/8. Así intenta darles un carácter de apoyo al gobierno. Pero esa línea no está presente en la convocatoria de los movimientos sociales y no es lo que guía nuestra participación en los actos. Apoyar al gobierno o la derecha significa apoyar la intensificación del plan de austeridad. El gobierno y los patrones están juntos en el mismo proyecto. Las disputas entre ellos son sólo de quién es más rápido en la aplicación de esas medidas.

Lo cierto es que, más que nunca, la salida es por la izquierda, levantando las banderas inmediatas e históricas de la clase trabajadora.

Es necesario en estos momentos que todas las fuerzas de izquierda y los movimientos populares se unan por la construcción de una agenda de los trabajadores, sobre la base de la independencia de clase.

La amplitud de los ataques exige que las organizaciones comprometidas con la clase estemos presentes, unificadas, marcando en todo momento la posición de independencia de los trabajadores.

¡La lucha es por la estabilidad del empleo, la anulación de la deuda interna y externa, la nacionalización del sistema financiero, la re-estatización de todas las empresas privatizadas! Estos son los pasos para combatir al capitalismo decadente y abrir el camino a la lucha por la construcción del socialismo.

Hacemos un llamado a todos los trabajadores y la juventud, organizaciones, partidos, sindicatos, colectivos, etc., que así se posición a seguirnos al combate conjunto en la lucha de clases. Invitamos a todos para que conozcan una primera propuesta de un manifiesto por un frente de izquierda; a discutir con nosotros la salida de la crisis actual.

* ¡Abajo la Agenda Brasil! ¡Todos juntos contra la austeridad!
* ¡Abajo la ley antiterrorista! ¡Contra la criminalización de los movimientos sociales!
* ¡No a los despidos y PPE (Programa de Protección al Empleo)! ¡Seguridad en el empleo! ¡Todo el apoyo a los trabajadores en huelga en GM!
* ¡Apoyo a las huelgas de los empleados públicos federales!
* ¡Por el no pago de la deuda externa e interna!
* ¡Por un Frente Unido de Izquierda, por la independencia de clase, por el socialismo!

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[1].- Tripartismo: Teoría y política que pretende que los conflictos sociales siempre pueden y deben resolverse sin luchas, mediante negociaciones entre las partes con intervención del Estado. La dirección de la CUT ha adoptado esta concepción y la viene aplicando, con los resultados a la vista. (Nota del Traductor).

Categoría: América Latina, Brasil