Sep - 24 - 2015

Francisco en campaña

 

La gira-show del papa Francisco por Cuba y Estados Unidos compitió por la primera plana de los medios continentales… aunque en Europa y el resto del mundo tuvo menor trascendencia. Entre otras cosas, la oleada de refugiados en Europa y las redobladas atrocidades en Siria, Yemen y Turquía le restaron audiencia.

Sin embargo, eso no le quita importancia en varios sentidos, tanto políticos en general como en lo que respecta a la “interna” de la Iglesia Católica, que está en un complejo proceso de debates y hasta confrontaciones que pueden dar lugar a sorpresas. El próximo partido se disputará en Roma, en el Sínodo de Obispos convocado del 4 al 25 de octubre.

Sesionará bajo el título: “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”. Pero bajo este título, que suena “inofensivo”, hay bombas de tiempo que pueden producir estallidos. Si eso va a suceder y qué alcance tendrá, es algo que no podemos responder. Lo indiscutible es que esos puntos de discordia existen y hacen a la supervivencia del aparato burocrático-religioso más antiguo del planeta.

De Roma a Washington, pasando por La Habana

¿Qué tienen que ver esto con la gira del papa Francisco? Mucho.

Es que estas giras apuntan, por un lado, a reconquistar el (inmenso) terreno social perdido por la Iglesia –tanto en Europa como en EEUU y América Latina– bajo los dos últimos papas, el polaco Juan XXIII y el alemán Ratzinger.

Pero, por otro lado, esa reconquista de “popularidad” lograda por el actual papa –aún muy relativa por ser demasiado “mediática” y poco “orgánica”– va a ser puesta en la balanza para dirimir los debates internos de la Iglesia.

Así, en el ring del Sínodo de Obispos del mes próximo, estará, por un lado, la fracción de los que resisten un aggiornamiento. Por el otro, se alineará la fracción encabezada por Bergoglio, que estima esos cambios de vida o muerte para revertir la lenta pero la implacable pérdida de fieles (gente que va a misa y toma los sacramentos) y de vocaciones (gente que desea ser cura o monja).

Y por el tono, los adjetivos y las jugarretas que trascienden en publicaciones católicas, el debate pre-sínodo se va pareciendo cada vez más a una “interna” peronista combinada con intrigas de la Roma del Renacimiento. En la Curia del Vaticano ya circula un violento documento que “critica los supuestos atropellos cometidos por Bergoglio por simplificar los procesos de nulidad matrimonial… Un sector de la Santa Sede lo llama «la ley del divorcio católico» y lo califica de «muy preocupante»“.[1]

Este es el “telón de fondo” que está detrás de las giras del papa Bergoglio. En él, por supuesto, se entrecruzan muchos cables, sobre todo en este último viaje.

El primer tramo, su estancia en Cuba, fue importante pero nada novedoso. Ha sido sólo otro paso más, en sociedad con la burocracia cubana, para aceitar ideológicamente la transición de Cuba al capitalismo, que por abajo marcha ahora a toda velocidad. En esto, la Iglesia, ya desde mucho antes del papa Francisco, apostó a una transición “ordenada”, “evolutiva” y no a un derrumbe catastrófico como el de la ex Unión Soviética. Esto dejó descolocados a los “gusanos” de Miami y a los opositores de derecha en la Isla. Finalmente, el papel mediador de Francisco en los acuerdos con EEUU, fue el broche de oro de esa política.

Raúl Castro, arrodillado en primer fila en todas las misas de Francisco, y Fidel recordando con Bergoglio sus buenos tiempos de alumno de los jesuitas, expresaron esa asociación que no implica que el papa sea “comunista” ni “socialista”.

La problemática Iglesia Católica de los Estados Unidos

Al escribir este artículo, su gira por EEUU aún no ha concluido. Todavía no podemos hacer un balance acabado. Pero lo que es indiscutible es que el nudo de su gira son los Estados Unidos.

Ese nudo tiene varios hilos. En primer lugar, el catolicismo sigue siendo importante en EEUU… pero va en descenso. “Dos décadas atrás, uno de cada cuatro estadounidenses se identificaba como católico. Hoy, es sólo uno cada cinco. Esto es parte de una tendencia más amplia a la secularización.”[2]

Pero este es sólo un problema de una Iglesia que, según el New York Times, está “en conmoción”. Mientras muchas iglesias cierran y las parroquias se fusionan por falta de feligreses, especialmente en el Este y el MedioOeste, en la costa del Pacífico y el Sur las iglesias están llenas a reventar por los migrantes principalmente latinos. La Iglesia ha ido perdiendo sus fieles blancos tradicionales (de origen irlandés, polaco, etc.) mientras incorpora a inmigrantes del Sur. Esto genera tensiones en el país más racista del planeta.

Al mismo tiempo, una parte importante de los obispos sigue a contramano del “giro” papal. Mientras desde Roma se impulsa un moderado y formal giro “progre”, para recuperar a los millones de fieles perdidos por la ridícula excomunión de los divorciados, de las parejas que viven “en pecado”, de los que usan un condón para no embarazarse y/o contagiarse, de las mujeres que abortan, de las personas LGTB, etc., la Iglesia en EEUU impulsa campañas opuestas. ¡A la hoguera con todos ellos!

Pero esta Iglesia, es también la que más aporta financieramente al Vaticano. En los sermones, el dinero puede ser “el excremento del diablo”… pero sin los dólares de la Iglesia yanqui no se pueden pagar las cuentas en Roma. ¡No es posible perder su apoyo!

Por último, la frutilla del postre: la Iglesia de EEUU ha sido una de las más comprometidas en los escándalos de pedofilia… y eso sigue flotando en la atmósfera… y en la opinión pública norteamericana.

Para el papa Francisco y su fracción, “hacer campaña” hacia las masas en EEUU… y al mismo tiempo poner en cintura a los sectores díscolos de la Iglesia yanqui tiene importancia estratégica.

Notas:

1.- Ver: “Aguas revueltas ante el Sínodo de la Familia” y “Tensión ante el Sínodo de la Familia: rebelión contra el Papa”, en Vida Nueva ( http://www.vidanueva.es ), 18/09/2015.

2.- “Pope Francis to Find a Church in Upheaval”, New York Times, Sept. 21, 2015.

 

Obispos USA contra el papa

El truco teológico del papa Francisco para recuperar a las masas de pecadores (divorciados, gays, mujeres que abortan, personas LGTB, etc.) que además han abandonado la Iglesia, es la misericordia. Doctrinariamente, no modifica la nomenclatura de pecados ni tampoco establece el divorcio. Pero, como la misericordia de Dios es infinita, están perdonandos.

Asimismo, para paliar el disparatado rechazo del divorcio –que produce una de las principales sangrías de fieles– establece un mecanismo acelerado y gratuito de “anulación” del matrimonio. Esto ya existía, pero demoraba largos años… y costaba una fortuna.

Pero, esta “flexibilización” de los pecados, y las prestidigitaciones necesarias para conservar la doctrina sin cambiar nada de fondo, ha despertado las iras de un sector de la Iglesia que en EEUU, que tendría cierto eco.

Uno de sus mentores es el arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone. A contramano de la línea que baja desde el papado, Cordileone, en su diócesis, se ha destacado por las campañas anti-gays, y otras iniciativas por el estilo. Un artículo reciente de la revista Newsweek[1] se hacía la pregunta de quién era católico, el papa o el arzobispo, ya que decían cosas muy diferentes.

Otras críticas públicas vienen de un arzobispo estadounidense que, además, ocupó altos cargos en el Vaticano, el cardenal Raymond Burke, arzobispo de Wisconsin. “Hay que estar muy atentos con respecto al poder del Papa. Ese poder no es absoluto. El Papa no tiene el poder de cambiar la enseñanza o la doctrina.”

Otro crítico que se atreve a hablar, es el obispo Thomas Tobin de Providence, Rhode Island. En una carta abierta denuncia que “al tratar de satisfacer las necesidades de la época, como Francisco sugiere, la Iglesia corre el riesgo de peligro de perder su valiente voz, contracultural, profética, que el mundo necesita oír”.[2]

Estos y otros opositores en EEUU se hacen eco de una “carta anónima” en circulación desde Roma: “Tenemos un problema grave en este momento, una situación muy alarmante, donde sacerdotes y obispos católicos están diciendo y haciendo cosas que están en contra de lo que enseña la Iglesia, hablando de uniones del mismo sexo, acerca de la comunión para aquellos que están viviendo en adulterio. […] Y sin embargo, el Papa no hace nada para silenciarlos. Así que la conclusión es que esto es lo que quiere el Papa.”(cit.)

Al terminar este artículo, el papa acababa de llegar a EEUU. No sabemos qué resultará de su gira. Lo más probable es que acalle las voces críticas, apoyándose tanto en su autoridad como en sus condiciones de showman y el sostén de gran parte de los medios. Sin embargo, eso no despeja el signo de interrogación: ¿hasta dónde se mantendrá la unidad de la Iglesia católica?

Notas:

1.- Alexander Nazaryan, “Is The Pope Catholic?”, Newsweek, Sept. 10, 2015.

2.- “Inside the Vatican, sings of a brewing conservative backlash”, Washington Post, Sept. 08, 2015.

 

Por Claudio Testa, Socialismo o Barbarie, 24/9/15

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