Oct - 6 - 2016

Las elecciones municipales que tuvieron lugar el pasado domingo 2 de octubre no resultaron a rasgos generales una gran sorpresa. Sirvieron para probar electoralmente la ofensiva reaccionaria (que llevó a la destitución de Rousseff y que ahora se prepara para llevar a cabo profundas contrarreformas) en marcha desde 2015, el retroceso histórico electoral del PT y el lento pero estratégico fortalecimiento de la izquierda socialista que se da a través del PSOL entre sectores más amplios de las masas.

Las bases de apoyo de Temer se fortalecieron

En estas elecciones, el PMDB (Partido de Temer) mantuvo su implantación a nivel nacional como el partido de Brasil con mayor cantidad de intendencias (pasó de tener 1015 a 1028), pero sufrió importantes derrotas en Río de Janeiro, Sao Paulo y Minas Gerais. Este resultado particular del PMDB muestra que entre las poblaciones de las áreas metropolitanas y grandes ciudades su falta de popularidad es muy perjudicial para el gobierno en el escenario que se aproxima de confrontaciones políticas en torno a contrarreformas. Es decir, este resultado confirma que los trabajadores y la juventud no van a estar en silencio ante los ataques históricos que están siendo tramados.

Contradictoriamente, la base política de este gobierno reaccionario sale muy fortalecida al lograr una importante expansión de los grupos municipales que lo componen a nivel nacional. Partiendo de esta base, el PSDB se perfila como el gran ganador de las elecciones. En ésta primera instancia electoral fue elegido John Doria en Sao Paulo, Firmino Filho en Teresina y va a disputar ocho capitales (Porto Alegre, Belo Horizonte, Maceió, Campo Grande, Cuiabá, Manaus, Belém y Porto Velho) en la segunda ronda. Por otra parte, en las ciudades con más de 200.000 habitantes, tienen 14 intendentes ya electos y en las ciudades más pequeñas aumentaron de 685 a 791 la cantidad de intendentes electos. Está claro que la derecha reaccionaria, en particular el PSDB, aprendió a aprovechar el agotamiento del ciclo de Lula, el sentimiento anti-política, la onda anti-petista por derecha y el descontento generalizado con la política que se ha establecido con la crisis estructural que vivimos. Este escenario coloca en una mejor posición al PSDB y sus candidaturas para las elecciones nacionales de 2018, en particular al gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin. Sin embargo, a pesar de estos avances, la cuestión de la imposición de contrarreformas y la construcción de un sello político nacional para las elecciones de 2018 están lejos de tener una solución definitiva, ya que depende de manera incontrovertible de la evolución de la lucha de clases en el futuro.

El PT sufre una derrota histórica

El PT terminó las elecciones municipales del domingo como el gran perdedor. La tendencia a desinflarse ya se había presentado en el 2014, cuando Rousseff ganó la elección en la segunda vuelta, pero perdió en el cinturón industrial del ABC Paulista y otros centros industriales, se agravó de forma durísima porque se redujo significativamente el número total de municipios que administraban a nivel nacional, en las principales ciudades y capitales. Desde 2004 hasta 2012 se fue estableciendo un curso ascendente de municipios que fueron ganados por el PT. En 2004, a raíz de la primera elección a presidente de Lula en 2002 fueron 411 los intendentes electos, un número que en 2012, 8 años después, alcanzó 644. Y de este total, 9 intendentes fueron elegidos en las ciudades con más de 200.000 habitantes. Ya en las últimas elecciones del domingo el partido sufrió un retroceso histórico. Desde el punto de vista del número total de ciudades que administra retrocedió a 256 y en ciudades con más de 200.000 habitantes un solo intendente fue electo. Competirá en la segunda ronda en 7 ciudades, pero incluso si gana en todas las disputas caerá en un 59% en cantidad de ciudades conquistadas en relación con el 2012. Este escenario nacional de la derrota, y en las principales ciudades, muestra que esto no es sólo una quiebra del PT, sino también de su principal bastión político… Lula, de quién aún se espera que pueda competir en 2018 y hacer un movimiento de recuperación del partido, con la derrota fragrante en Sao Paulo del candidato que apoyó también demuestra un agotamiento y una descapitalización electoral importante que hace que hoy en día tenga su poder político limitado al círculo de militantes del PT.

Una situación que hace que el futuro PT sean aún más sombrío, sobre todo cuando el cerco en torno a Lula y otros líderes está siendo quebrado por la operación Lava Jato. Este fracaso electoral del PT se explica por varios factores: la profunda derrota sufrida por el PT en el Impeachment a Dilma, la detención de dirigentes nacionales debido a las tramas de corrupción en el estado, la ola conservadora (que PT ayudó a establecer desde 2013 reprimiendo al movimiento y tomando medidas regresivas desde entonces) con el apoyo de los medios de comunicación, el gran empresariado y los partidos burgueses que se establecieron en el país desde 2015 y, por supuesto, la dirección estratégica tomada por el PT para romper con los intereses históricos de los trabajadores y para gobernar para la clase dominante.

Nosotros no lloramos por el PT sino todo lo contrario. Pero no podemos ignorar que su quiebra también afecta inmediatamente a la totalidad de la izquierda y los identificados con la transformación social. La superación de petismo se hará más lentamente de lo que quisiéramos. Pero el fracaso del PT abre una oportunidad histórica para la izquierda socialista porque podremos ganar contingentes mayores en el mediano y largo plazo para las posiciones revolucionarias, sin embargo, para ello vamos a tener que dedicar algunos años de militancia para construir organizaciones políticas que estén a la altura de este desafío.

El PSOL se consolida como una alternativa estratégica de la izquierda

La izquierda socialista, a pesar de todas las adversidades y la fragmentación que experimenta, demuestra mediante el PSOL capacidad de resistir ante circunstancias difíciles y ampliar cuantitativamente su instalación nacional en intendencias y cámaras legislativas de los municipios. El PSOL tuvo dos candidatos a intendente electos en la primera ronda en el estado de Rio Grande do Norte y está en disputa con posibilidades de elección en la segunda vuelta en Río de Janeiro, Belém y Sorocaba. Además de estos resultados impresionantes y, a pesar de no ir a la segunda vuelta o haber sido elegido en otras ciudades, el PSOL expande a nivel nacional sus bancas legislativas y se encuentra entre los cinco primeros en varios pueblos y ciudades.

Es evidente que por tratarse de una ciudad nacional y, junto con San Pablo, la megalópolis brasileña, la llegada de Marcelo Freixo del PSOL a la segunda ronda con un 18,3% de los votos en Río de Janeiro es el fenómeno de mayor destaque político a nivel nacional y pondrá al partido en el centro de atención hasta noviembre. Disponiendo de apenas 9 segundos de televisación diaria, la candidatura de Freixo polarizó la campaña electoral, con 30 minutos diarios de televisión y la movilización militante su candidatura puede llegar a polarizar la coyuntura nacional. De ahí que su importancia no sea sólo local. En general, el PSOL en sus candidaturas mayoritarias presenta una campaña para la democratización dentro de la administración pública – no en el caso de los candidatos a legisladores donde hay varias campañas con perspectiva revolucionaria – no muestra directamente la necesidad de confrontar el orden establecido con medidas anticapitalistas y la movilización directa de los trabajadores y la juventud.

Esta orientación desarma las campañas para ayudar inmediatamente en la lucha de clases y los momentos de confrontación inevitables con el régimen que tendrá una gestión socialista. Por lo tanto, es necesario que la militancia de todo el partido presione al máximo para que en las ciudades donde va a disputar la segunda ronda – sobre todo en Río de Janeiro – las campañas se centren en la lucha contra las medidas reaccionarias del gobierno de Temer.

Por su sectarismo el PSTU termina como el gran perdedor de la izquierda

Por otro lado, el gran perdedor de la izquierda socialista en esta elección, debido a su sectarismo/economicismo crónico (ignora totalmente las necesidades de la lucha obrera y vive sólo para la disputa de los aparatos sindicales), es el PSTU. Esta organización se negó de nuevo a hacer de frentes de izquierda con el PSOL y otros partidos de ese campo popular. Una posición que se tradujo en una votación muy baja a nivel nacional, más baja que en 2012, y la no reelección de los legisladores de Belén (PA) y Natal (RN). Cleber Rabelo (PA) obtuvo como candidato a intendente un 0,25% de votos. Un resultado desastroso, sin duda, para quién había terminado un mandato como legislador. Y Amanda Gurgel (RN) – hoy milita con el MAIS pero utilizó el sello del PSTU – a pesar de hacer una importante elección con 8002 votos, debido a la política del PSTU de no hacer alianzas electorales, no consiguió el piso electoral requerido para ser reelegida, otra víctima del sectarismo.

Es el momento de apostar a la unidad de la izquierda

Nosotros, Socialismo o Barbarie – tendencia del PSOL, no tenemos candidatos propios de nuestra organización este año, pero estamos orgullosos de haber apoyado las candidaturas de Isa Penna en Sao Paulo, joven feminista que por tan solo 25 votos no fue electa legisladora y Paulo Neves en São Bernardo do Campo, sindicalista y maestro que, a pesar de tener un menor margen de votos, también llevó a cabo una campaña socialista y militante. Nuestra experiencia – creemos que es también la de las corrientes más revolucionarias en el interior – con estas elecciones demuestra que es posible construir una tendencia socialista fuerte dentro del PSOL, que conduzca cada vez más a este partido hacia el curso de posiciones socialistas revolucionarias, para que tenga como centro la construcción sistemática de la unidad en la lucha para enfrentar a la burguesía y hacer frentes políticos socialistas para luchar contra la burocracia.

A pesar de los límites políticos que aún le impone su dirección nacional (en su mayoría reformista), el PSOL es ahora el partido que permite a la izquierda socialista presentarse con visibilidad política nacional. Por lo tanto, es necesario que las fuerzas de la izquierda socialista que aún están fuera del PSOL – como es el caso del MAIS, que hoy juega un papel importante en la definición política partidaria para todo un sector de la vanguardia brasileña- tengan muy en cuenta la necesidad que se impone de construir el PSOL como alternativa política y electoral por la izquierda ante la caida de petismo.

Por último, es evidente que el crecimiento de la derecha en las elecciones municipales es un factor de gran preocupación. A pesar de que no hubo elecciones nacionales y que la victoria está lejos de legitimar completamente la ofensiva reaccionaria en marcha, esta ofensiva sale victoriosa y fortalecida de esta elección para avanzar en sus ataques decisivos, a partir de la PEC 241 (límite máximo del gasto público) y la reforma de las pensiones. Por otra parte, en general, no podemos decir que la izquierda en su conjunto ha salido fortalecía en estas elecciones, pues la identificación del PT con la izquierda todavía es eficaz y el espacio que se abre en su quiebra política está todavía lejos de ser ocupado por PSOL o cualquier otra fuerza de izquierda.

Sin embargo, las elecciones por más importantes que sean para medir el termómetro político de la sociedad no es el campo que define concretamente la lucha de clases, esto depende de la lucha directa en los lugares de trabajo, de estudio y en especial en las calles. En este sentido, las candidaturas del PSOL en la segunda ronda tienen la obligación de ser un punto de apoyo para la denuncia y la lucha contra las medidas reaccionarias que se aplicaran aceleradamente después de las elecciones. Las batallas decisivas están aún por venir.

Por Antonio Soler, SoB Brasil, 4/10/16

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