Dic - 15 - 2016

En pocos días se cumplen 15 años de la rebelión popular que echó al gobierno de De la Rúa, la más importante acción independiente de masas que ocurrió en los últimos años y una de las más importantes en la historia de la Argentina y Latinoamérica.

Escribo estas líneas empujado por la necesidad de que las nuevas generaciones militantes que se suman a la lucha revolucionaria, se nutran de las experiencias reales en las que nuestra organización se forjó. Pero también escribo empujado por los recuerdos, es que buscando unos estudios en el placard me topé dentro de una vieja agenda (que usaba en esa época) con unos volantes fechados el 17/12/01, cuyo título en letras grandes decía: Rebelión y llamaba a confiscar a los capitalistas y a echar a De la Rúa (nada menos), el contenido del volante (redactado a dúo con Boby), sopesando la dinámica de los acontecimientos, trataba de pasar en limpio las tareas de la vanguardia luchadora proponiendo claramente la necesidad de echar al gobierno de De la Rúa para solucionar la crisis brutal que sufría  la mayoría de la población.

Para cualquier organización revolucionaria que se precie de tal, la primera lección (y obligación) es jugarse con todo  para ser parte cuando los trabajadores y los sectores populares rompen con su inercia cotidiana y se lanzan  a la lucha. La mejor escuela es la lucha de clases y es ahí donde se delinean y definen los resultados, nunca pero nunca hay que menospreciar cuando las masas se mueven, el resultado no está dado de antemano ni asegurado, pero hace a la más intima convicción revolucionaria  empujar la lucha para ganar; si hay acción se puede transformar el futuro.

Hoy parece una anécdota, pero en esos momentos no era joda, el partido aunque intervenía en diversos frentes en los que tenía responsabilidad, lejos estaba de poder influir objetivamente en los acontecimientos, pero eso no lo eximía de la obligación de formular una política sobre la base de leer la dinámica de los acontecimientos y jugarse en consecuencia para derrotar a nuestros enemigos de clase. No se puede decir “Gracias, no fumo”, hay que procurar intervenir para extender y profundizar la experiencia que desarrollan las masas, peleando a brazo partido  una orientación en la vanguardia que lucha.

No era fácil porque  direcciones importantes de los movimientos de desocupados como la CCC y la FTV y ni qué decir de las corrientes sindicales como el MTA de Moyano y la CTA, trabajaban día y noche para “encorsetar” la lucha buscando una salida negociada por arriba con el PJ. Pero también había que lidiar en la vanguardia con el autonomismo que bajo el leit motiv “Cómo cambiar el mundo, sin tomar el poder”, luchaban mucho  para conseguir las reivindicaciones inmediatas, pero al desligar completamente la pelea reivindicativa de la política, quedaban a medio camino desarmando a sus seguidores, ya que a esa altura de la crisis sólo la salida del gobierno podía traer una solución a los problemas planteados.

Al día de hoy hay muchos jóvenes que conocen poco o directamente desconocen que en ese fin de año caliente del 2001 se tiró abajo un gobierno y menos saben (porque no la vivieron) la terrible crisis social, económica política y social que hizo explotar a la gente.

Solamente a vuelo de pájaro, para ubicar de qué estamos hablando, hay que decir que después de los 10 años de menemismo, la crisis se profundizó de tal manera que los desocupados se contaban por millones, las familias privadas de un ingreso tenían problemas para alimentarse, vestirse, para enfrentar enfermedades, los que tenían trabajo ganaban miseria y sufrían la tortura de tener  la espada del despido sobre sus cabezas, peor la llevaban los estatales y jubilados que les comenzaron a descontar por decreto un 13% de sus salarios, y no sólo eso, para agosto comenzaron a cobrar los sueldos con “bonos” como los Lecop que eran nacionales, el Patacón en Prov. Bs. As. y así en  la mayoría de las provincias empezaron a circular estas “cuasi monedas”, que tenían menor valor cuando se iba a comprar por la falta de confianza en el “futuro económico” del gobierno.

Esta terrible catástrofe social tuvo su respuesta en las luchas que se fueron desarrollando y se incrementaron hasta que la situación rebalsó el vaso.  La vanguardia indiscutida fueron los movimientos de desocupados, los “piqueteros”  privados de su trabajo y para hacer visibles sus reclamos, se volcaron a lo largo y ancho del país a cortar rutas, avenidas y puentes, pedían trabajo, subsidios, “planes”, comida. Cada día que pasaba se sumaban  miles a los movimientos de lucha, que por primera vez escapaban del control burocrático que históricamente tuvieron a manos de los famosos “punteros del PJ”, rebalsados por un verdadero tsunami social que arrasaba los barrios populares.

Los trabajadores ocupados no tuvieron una participación destacada, el terror a perder el trabajo y transformarse en un “desaparecido social” fue el factor fundamental para anular una respuesta organizada. El otro factor fue la acción conscientemente traidora de la burocracia sindical que fue cómplice directa de los planes de los gobiernos de Menem y de De la Rúa, aplacando y desmovilizando en todo momento a las bases obreras, tarea que continuó haciendo después del Argentinazo para evitar por todos los medios que se lograra la unidad con los desocupados, porque la entrada en la lucha de los ocupados era una condición necesaria para que hubiera una radicalización en el proceso. De ahí la consigna que levantamos con los compañeros del Frente de Trabajadores Combativos: “Ocupados y desocupados una misma clase una sola lucha. 6 hs para todos”.

Una excepción a la regla fue la heroica rebelión de  los docentes de la Prov. Bs. As., que realizaron una huelga autoconvocada por las bases y el activismo que duró varias semanas, entre agosto y septiembre, desarrollando multitudinarias marchas en todas las localidades del Gran Bs. As., que generalmente terminaban frente a los locales del SUTEBA con los burócratas saliendo por los techos o las medianeras, para escapar del odio de las maestras. Otro dato de importancia política, fue el voto “bronca” en las elecciones de Octubre, que junto al voto en blanco, las abstenciones y los votos a la izquierda, sumaron un número elevadísimo en relación a las elecciones normales, la Alianza del gobierno perdió,  pero el dato destacado era el rechazo a los partidos políticos, en particular los que habían gobernado.

Para  principios de diciembre el gobierno de De la Rúa y Cavallo echó nafta al fuego imponiendo a toda la población el “corralito”, medida desesperada que impedía el retiro de más de 250 pesos o dólares por semana para las cuentas sueldo, de ahorro, cuentas corrientes y plazos fijos, para evitar el retiro masivo de los depósitos; obvio, antes de tomar la medida fueron avisados importantes grupos económicos que se “salvaron milagrosamente” y pudieron fugar tranquilamente millones al exterior.

Eso produjo una reacción inmediata en las clases medias que ya venía  rompiendo con el gobierno, pero cuando le tocaron “los ahorros” se volcó masivamente a la oposición furiosa al gobierno,  yendo a protestar masivamente a la puerta de los bancos para reclamar que le “devuelvan la plata”. En muchos casos la actitud que toman las clases medias,  en combinación con la predisposición a la lucha de los otros sectores de la clase trabajadora, aceleran la maduración a una situación cualitativamente superior.

Todo este “combo infernal” tuvo como consecuencia más extrema el hambre de una parte de la población. Ese fue el motivo por el que, ya entrado diciembre, directamente comenzaron los saqueos de supermercados, distribuidores de alimento, comercios de barri; es que ya no se aguantaba más, en esos días ya se notaba, se percibía en el aire que “algo iba a pasar”. Es que ninguna sociedad se suicida, llega un momento en el que por imperio de las circunstancias, como es conseguir algo para comer,  es empujada a romper con lo “normal” y se lanza a realizar acciones “anormales”, como saquear mercados.

Para fines de octubre y luego de una pelea contra la rebaja salarial y aumento en los ritmos de producción en Ferrum,  donde trabajaba, también  fui víctima de la crisis y me echaron, traición de la burocracia mediante  junto a otros 150 trabajadores. Así que en el momento álgido de la crisis me encontraba  con mucho tiempo para la actividad,  viajaba dos o tres veces por semana  desde Avellaneda hasta William Morris para organizar un grupo de compañeros. Recuerdo que una  tarde recibo un llamado de Rubén contándome que en el barrio había “rumores” de saqueo, charlamos y quedamos en que participen, a la noche tarde vuelve a llamar exaltado, diciendo “reventamos un Equi, pero cuando quisimos ir al Super más grande que era de un comerciante (odiado) ligado al intendente, nos recibió la poli local que nos llevó a los tiros de goma y de verdad hasta las vías del ferrocarril, estuvimos un par de horas tirando piedras pero después se calmó”.

Esos fueron los datos que preanunciaban “acontecimientos cualitativos”,  se estaba gestando una verdadera “rebelión del hambre”. En todo el país fue igual, Rosario, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, Mendoza, Tucumán, en casi todas las provincias se desataron los saqueos,  en Capital ocurrió lo mismo, el propio 19 fuimos desde el local de la calle Chile hasta el COTO Constitución advertidos por Crónica TV de que se preparaba un saqueo. Por supuesto había un montón de canas, después de un par de corridas y forcejeos hubo un arreglo donde le entregaron a la gente un bolsón de mercadería a cambio de que no rompieran el local. Pero ya los saqueos comenzaron a ser reprimidos por la policía o por gente de seguridad y comenzaron a aparecer los primeros heridos y muertos. Que se entienda: ¡mujeres, hombres y jóvenes muertos por tener hambre o por pasar enfrente de un súper!

Después de la actividad en COTO, pasamos por la Estación Constitución a “ver” el ambiente y repartir unos volantes para escuchar qué decía la gente. La sensación en el ambiente era “eléctrica”, no había mucho diálogo, pero las caras eran de un hartazgo total. Llegado a casa, escucho a De la Rúa por la tele anunciando el estado de sitio. Para parar el “caos”, el gobierno ultra desprestigiado y odiado no tuvo la mejor idea que decretar el  estado de sitio, medida de excepción que hacía recordar a la dictadura asesina, donde se limitan las libertades democráticas impidiendo el legítimo derecho a protestar y realizar movilizaciones, reuniones, etc.,  prohibía afectar la propiedad y daba vía libre a la represión de las fuerzas de seguridad.

La respuesta de los sectores populares fue fulminante: la gente comenzó a salir a las calles, haciendo ruido con las cacerolas y cortando el tránsito con fogatas, en un par de horas decenas de miles estaban en las calles, y la tele decía que la gente se movilizaba a Plaza de Mayo y Congreso. Con mi compañera pasamos a buscar a la Negra y nos fuimos para Congreso. Varias cuadras antes nos tuvimos que bajar y caminar. El espectáculo era imponente, una marea humana ocupaba todo, decenas de miles y seguían llegando, muchísimos jóvenes en grupo, parejas con chicos, gente de mediana edad , personas mayores,  trabajadores y también de “clase media”; cuando llegamos ya estaba impuesto el canto “Que se vayan todos” y “Que no quede ni uno solo”, una verdadera locura que demostraba que la crisis política se estaba transformando en una crisis de poder, el gobierno tenía las horas contadas. Las consignas demostraban la bronca con todos los partidos y políticos conocidos, pero al mismo tiempo no expresaban alguna salida por la positiva. Esa noche realmente fue un caos, casi fue imposible agrupar a los compañeros dentro de esa marea humana, después de un par de horas la Federal comenzó a lanzar gases en Plaza de Mayo, una parte de la gente se fue y otra caminó para Congreso, pero al rato también comenzaron los gases en la Plaza Congreso, hubo piedrazos contra la cana, que seguía con los gases y las balas de goma, ya era muy tarde y la gente de a poco se retiró a descansar. Ese día 20 que comenzó con la gente luchando, sería un día histórico, el día que una movilización popular echó a un gobierno “democrático”.

El país estaba en conmoción, la noticia de la movilización contra el estado de sitio estaba en todos los canales, las imágenes de los saqueos y las personas heridas y muertas sacudía las cabezas, ya había renunciado Cavallo; desde temprano la gente se fue acercando a la Plaza de Mayo a seguir repudiando el decreto del estado de sitio, exigiendo el cese de la represión y que se vaya el presidente. Se vieron a las Madres de Plaza de Mayo junto a cientos de personas reprimidas por la Montada y la Infantería de la Federal. Las imágenes en vivo y en directo, causaban indignación y así fue que a medida que pasaban las horas la cantidad de gente se transformó en miles de personas.

Para ese día había quedado pautada y acordada en una reunión realizada varias semanas atrás de esa fecha entre los principales movimientos de desocupados una marcha a Plaza de Mayo, fue pura casualidad. Así que esa mañana después de mirar las noticias, tomé el colectivo hasta la Estación Constitución del ferrocarril Roca donde se citaron los movimientos del sur del Gran Bs. As. La imagen era de película, en el lapso de una hora el hall de la estación estaba colmado de “piqueteros”, pero a diferencia de otras marchas, casi no había mamás con chicos y personas mayores, como que la gente venía “preparada”,  todas las salidas estaban custodiadas por decenas de “tortugas” que nos impedían salir para marchar, lo insólito fue que nos dejaron ir al subte y en varios trenes llegamos hasta la cita en Av. de Mayo y 9 de Julio.

Ahí nos desayunamos que la CCC y la FTV no venían a la marcha, con la excusa que estaban amenazados de muerte si salían de los barrios, argumento que se caía solo frente al hecho de cómo habían llegado los otros movimientos. Luego quedó más clara su posición: estaban en contra de movilizar y echar a De la Rúa con el verso de que “el PJ” había promovido los saqueos para que renuncie el presidente y que caiga el poder en manos del peronismo. La CTA estaba en la misma onda.

Pasado el mediodía empezamos a marchar por Hipólito Irigoyen, varios militantes del MAS íbamos con la columna del  Frente de Trabajadores Combativos recientemente constituido, la marcha ocupaba más de dos cuadras y mostraba gran combatividad. Al entrar a Plaza de Mayo advertimos que era el único sector organizado (y numeroso) presente, recuerdo que al toque de llegar a la Pirámide comenzaron a llovernos los gases encima, gases a full, no se podía ni respirar, así fuimos retrocediendo y se dispersó la columna por las inmediaciones, fue el comienzo del desalojo de la Plaza, y también fue el comienzo más formal de la “Batalla de Plaza de Mayo”.

Muchos “piqueteros”  y militantes se quedaron por las diagonales y por Av. de Mayo, otros nos fuimos hasta Congreso donde  los partidos habían acordado una cita común para marchar unificados hasta la Plaza de Mayo.  Nos juntamos un par de miles de compañeros y marchamos por Callao hasta Corrientes y de ahí al Obelisco; era medio surrealista porque hasta ahí más o menos todo era casi normal, los autos por las calles, la gente caminando y después empezaba la zona de “guerra”. Pero no era joda, había miles de manifestantes, la mayoría jóvenes, que estaban “combatiendo” con la Federal, teniendo  a los motoqueros como el sector más combativo.

El MAS siguió por la Diagonal Norte casi hasta la Plaza, para ese momento la Federal  después de reprimir duro por Av. de Mayo, comenzaba a avanzar por la Diagonal para romper “el cerco” que tenía alrededor de la Plaza. Primeros los gases, después avanzaron sobre las barricadas, luego los caballos. Los que fuimos más adelante contestábamos con piedras  o cualquier objeto similar, se alimentaban las fogatas para quemar los gases, de a ratos venían las oleadas de milicos y las columnas aguantaban, así estuvimos un par de horas, hasta tipo 16 hs comenzaron las noticias de los primeros muertos, ¡los HDY estaban disparando con balas de plomo! ¡¡Es que la gente no se iba, retrocedía un poco pero no se iba!! Por eso desde el gobierno dieron la orden de matar, había que despejar la zona, eso demuestra que De la Rúa, que lo muestran como medio “lento”, en realidad es un asesino consciente, pese a saber que su gobierno “estaba en la lona” igualmente mandó a matar gente, eso es odio a la clase trabajadores, al “populacho” a los “negros”.

En todo el país murieron 39 personas a manos de las fuerzas represivas, en la “Batalla de la Plaza de Mayo” la Federal mató 5 manifestantes. Va mi recuerdo a todos los caídos ese día: Diego Lamagna, Gustavo Benedetto, Alberto Márquez, Gastón Riva y Carlos Almirón, asesinados en la Plaza de Mayo, el Congreso y las inmediaciones del Obelisco.

Fueron varias horas aguantando la represión, nos empujaron hasta el Obelisco a fuerza de gases, balas de goma, carros hidrantes, caballos, tanquetas, motos con tiradores, un verdadero ejército contra manifestantes desarmados. La resistencia y el aguante fue increíble, una experiencia única recomendada para la nueva y joven militancia, que rindió sus frutos. Acorralado por las movilizaciones, repudiado por una inmensa mayoría de la población, sin el apoyo de los partidos, De la Rúa finalmente renunció más o menos a las 19,30 hs.

Estábamos sobre Corrientes cerca del Obelisco en un kiosco que tenía la tele prendida, cuando anuncian que el presidente renuncia y muestran al helicóptero  levantando  vuelo del techo de la Casa Rosada. Gritamos y saltamos de alegría, lloramos de la emoción, y nos miramos entre todos los que estábamos en la calle y era como decir con las expresiones de la cara: ¡Sí, es verdad, echamos al Presidente! ¡La lucha del pueblo puede cambiar su destino!

Volvimos al local a festejar, muchos compañeros recién llegaban de sus laburos en el conurbano, era el momento de tomar algo y contar mil anécdotas, fue una prueba de carácter para toda la militancia del partido, que se la bancó, en particular los jóvenes que nunca habían enfrentado semejante represión. Los más veteranos estábamos dominados por la emoción, que vuelve al escribir estas líneas, ¡tantos años de lucha y al fin tiramos abajo un gobierno con una rebelión popular!

Ese 20 de Diciembre quedó en la historia y en la memoria de toda una generación. Hoy, a 15 años de esa gesta histórica del pueblo trabajador y la juventud de nuestro país, desde el Nuevo MAS nos sentimos orgullosos de haber sido parte de esa pelea junto a nuestra clase y reafirmamos nuestro compromiso militante para que la próxima rebelión sea obrera y socialista y que abra el camino para cambiar esta sociedad por una libre de opresión y explotación.

Por Héctor “Chino” Heberling, SoB 409, 15/12/16

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