Jun - 8 - 2017

La amenaza de ruptura del FIT por parte del Partido Obrero es el dato destacado de una nueva pelea en el seno de ese frente, cuyas direcciones se reunirán nuevamente en busca de un consenso mientras esta edición de Socialismo o Barbarie sale a la calle.

Hay motivos políticos para que el FIT tenga una crisis. En los últimos días, en los medios de comunicación de nuestro país se resalta que una fuerza del Frente de Izquierda reclamó en la Embajada Venezolana bajo la consigna “Fuera Maduro”, para exaltación de esas propias empresas periodísticas como Clarín y La Nación, la derecha golpista venezolana, el gobierno de Macri y la OEA, verdadero ministerio de colonias de Estados Unidos. Un desastre por donde se lo mire que es utilizado –cínicamente- para enchastrar no sólo al FIT sino a toda la izquierda independiente por los nacionalistas burgueses y estalinistas que defienden al indefendible Maduro.

La ubicación pública de Izquierda Socialista, hoy con un diputado nacional por el FIT, es no sólo un desastre internacional, lo cual no sería poco para un frente de independencia de clase, sino también nacional porque Venezuela y Brasil son parte del debate cotidiano en Argentina, donde la derecha se apoya en la crisis de los nacionalismos burgueses para tratar de afirmarse en sus proyectos reaccionarios, y frente a los cuales la salida tiene que ser independiente, de clase, no en frente único con los escuálidos.

Otro motivo para que el FIT esté en crisis es la manera escandalosa que el PO sigue barriendo debajo de la alfombra el balance del conflicto de AGR. En esta pelea estuvo embarcada además de los propios trabajadores gráficos de Clarín, el conjunto de la vanguardia, nuestro partido con un lugar destacado, que se jugó por el triunfo de la lucha. La decisión del PO desde su lugar de dirección de orientar a los trabajadores para entregar la planta sin siquiera atrincherarse y resistir, lo que no garantizaba el triunfo pero si un enorme costo político para la patronal y el gobierno, no tiene muchos antecedentes en la izquierda revolucionaria y siembra una terrible confusión ante los duros conflictos por venir. ¿La superioridad técnica de las fuerzas represivas es imposible de contrarrestar por la combatividad obrera y por el conocimiento práctico de la fábrica y de sus herramientas por parte de los obreros para resistir? Si se barre bajo la alfombra el balance de AGR el mensaje del PO es claro hacia el conjunto de la vanguardia de los trabajadores: no hay forma de traspasar el legalismo y el sindicalismo.

Venezuela o el conflicto obrero de mayor importancia de este año son motivos de crisis para el FIT pero no es eso lo que los tensa. La discusión es si el PTS pasa a hegemonizar el FIT después de las PASO del 2015 o lo sigue haciendo el PO. No hay forma de que acuerden sin que alguno de los dos salga herido y desmoralizado. La otra opción serían nuevamente las PASO, que por ahora el PO plantea que no acepta, y la última –menos probable- la ruptura del FIT.

Una pelea por la hegemonía que tiene una característica: no se resuelve en el terreno de la política –¡al PTS la política parece importarle cada vez menos!- sino de una lucha aparatista despolitizada que, además, insensiblemente, incorpora muchos elementos de adaptación el régimen (ver aquí como presenta alegremente este partido la opción de ir a las PASO, instancia proscriptiva de la ley electoral burguesa en la que solo con muchísimas reservas se podría participar).

El FIT en su estrecho laberinto

La lógica de secta autoproclamatoria es donde empiezan y terminan los debates en el FIT. Este cerró cualquier posibilidad de consolidar al FIT siquiera como una cooperativa electoral coherente, al ponerla al borde de una extinción que se expresa no solamente en el actual peligro de ruptura sino en el hecho que el FIT tiene existencia solo cinco meses al año: durante la campaña electoral.

En el camino quedo no solamente que no logro transformarse en un canal de organización que vaya más allá de lo electoral, sino que cerrado sobre sí mismo se transformó en una mera cooperativa para nutrirse de manera no principista de los votos del Nuevo MAS y del resto de la izquierda que por sí sola no puede pasar las PASO.

Se quejan de la Izquierda al Frente pero en realidad le cabe al propio FIT la responsabilidad por el hecho de que desde el nuevo frente debemos propinarle una derrota electoral pasando las “internas” proscriptivas para reabrir todo el debate sobre la unidad de la izquierda clasista.

El FIT vive de crisis en crisis y ahuyentó cualquier agrupamiento progresivo a su alrededor como fue en su momento la asamblea de intelectuales y ni hablar de la posibilidad de avanzar en marcos organizativos comunes más amplios como en algún momento se planteó, debate al que desde el Nuevo Mas tratamos de aportar aún habiendo sido excluidos desde un inicio del FIT.

El éxito del FIT no revirtió la convicción del PO ni del PTS de hacer valer sus intereses propios a costa de cualquier otra cosa, de ahí esa resultante paradójica que se llegue al actual grado de crisis, que aun si logra evitar la ruptura o mismo ir a una interna, de todos modos no podrá barrer bajo el piso el desafío concreto que le significará la Izquierda al Frente por el Socialismo y a que su pelea interna esté reducida al absurdo de no tener un solo fundamento político de entidad, que tenga que ver con las respuestas a la lucha de clases.

Es hora de la Izquierda al Frente por el Socialismo

Si el poroterismo del FIT era un camino equivocado para agrupar a la izquierda en tiempo de estabilidad k, se acentúa más la crisis de este tipo de frente cuando con Macri los trabajadores y la izquierda vemos día a día amenazados el salario, el trabajo, los convenios e incluso las libertades democráticas. Por eso desde el Nuevo MAS decimos que la posibilidad de un barajar y dar de nuevo en la izquierda, con un proyecto que tienda a unir a los trabajadores y sus luchas, y a la izquierda clasista, en base a acuerdos políticos, en donde la hegemonía y las diferencias se diriman en función de las necesidades de la lucha de clases, pasa por fortalecer a la Izquierda al Frente por el Socialismo.

El cambio de coordenadas políticas con el triunfo del macrismo permitió avanzar en un frente con el MST, en el que vamos avanzando paso a paso con un método distinto al del FIT, con declaraciones políticas ante hechos de importancia de la lucha de clases y columnas comunes. En La Rioja dimos un primer paso en lo específicamente electoral, en donde sacamos el 1,9 por ciento de los votos –no había Paso en esta elección- lo que permitió terminar por encima del FIT.

La Izquierda al Frente por el Socialismo viene a renovar las fuerzas de la izquierda. Es una necesidad que pasemos las PASO porque tenemos el derecho democrático de llevar nuestras ideas a la elección general de octubre pero también porque al acabar con el punto muerto al que nos ha llevado el FIT, de aprovecharse de los votos de los que no pasan las PASO para excluir cualquier debate de unidad más amplia, lo que objetivamente plantea un barajar y dar de nuevo.

El FIT ya tocó su techo y sólo promete, en el mejor de los casos, discusiones y tironeos no por los problemas de fondo sino por intereses mezquinos. La Izquierda al Frente por el Socialismo inicia un camino distinto, una alternativa frente al agotamiento del FIT.

Por Ariel Orbuch, SoB 428, 8/6/17

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